En una nueva guerra todos perderíamos. Perderían los ricos, que verían volatilizarse sus bienes; perderían los pobres, cuyos trabajos desaparecerían; perdería toda la humanidad, los jóvenes, obligados a inmolarse sin saber por qué; la población civil, que ya estamos viendo como sufre en las guerras sólo se beneficiarían los mercaderes de armas, los políticos corruptos, y tal vez quienes, como el imperialismo, están empujando continuadamente hacia el conflicto para beneficiar sus intereses estratégicos y económicos.
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