La caótica situación por la que atraviesa todo el aparato de la Justicia Española -incluida lógicamente la de la más Alta Instancia- no permite muchas esperanzas y alegrías, pese a los contundentes y sólidos hasta ahora pronunciamientos desestimatorios de las pretensiones ejercitadas, ya que lo que en definitiva está en juego, en esta batalla judicial, es si han de persistir las pretensiones del derecho al honor, el derecho al olvido, que hasta la fecha han sido desestimadas o por el contrario, en un juicio ponderado y sereno, los derechos de los investigadores e historiadores a cumplir con su misión y cometidos tradicionales de investigar libremente y sin trabas ni censuras de ningún tipo.
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