Una noche en Casablanca
La historia se desarrolla en la ciudad de Casablanca durante la Segunda Guerra Mundial.
Una noche en Casablanca es una película del año 1946, dirigida por Archie Mayo y en la que intervienen los tres hermanos Marx: Groucho, Chico y Harpo. El guión, plagado de golpes de humor, es de Joseph Fields y Roland Kibbee. La historia se desarrolla en la ciudad de Casablanca durante la Segunda Guerra Mundial. El gerente del Gran Hotel Casablanca muere de forma extraña y para ocupar su puesto contratan a Ronald Kornblow (Goucho Marx), quien entra en contacto con Corbaccio (Chico Marx), un personaje que estafa a los turistas a través de su compañía de Camellos Amarillos. Un importante tesoro – botín de guerra- parece haber sido escondido en el hotel y los nazis se afanan en encontrarlo, eliminando a sus tres últimos gerentes. Dispone de un final francamente divertido: la persecución de un avión por una furgoneta y las alocadas disputas de los diferentes personajes en su interior nos recuerda a esa otra película de Los hermanos Marx en el Oeste (1940) dirigida por Edward Buzell.
La todopoderosa compañía americana Warner Brothers intervino ante la productora de esta película alegando que no podía utilizar el nombre de Casablanca, cuyo nombre lo estimaba como propiedad intelectual, al ser la productora de la mítica cinta Casablanca de 1942, que había sido dirigida por Michael Curtiz. Finalmente, el guión de Una noche en Casablanca respondió a un relato diferente a la película de la Warner Brothers, desechando la inicial voluntad de construir una parodia de aquella, si bien mantuvo el nombre de la ciudad marroquí y ciertos aspectos del film de Curtiz y de la no menos famosa película Tener y no tener (1944) de Howard Hawks, con Humphrey Bogart y Lauren Bacall.
El conflicto fue objeto de atención mediática. Groucho Marx respondió a la demanda de la mercantil WB con una carta que publicitó en el rotativo The Saturday Evening Post y en la que decía: « Queridos Warner Brothers: Al parecer hay más de una forma de conquistar una ciudad y de mantenerla bajo el dominio propio… no tenía la menor idea de que la ciudad de Casablanca perteneciera exclusivamente a los Warner Brothers. Parece ser que en 1471, Ferdinand Balboa Warner, su tatarabuelo, al buscar un atajo hasta la ciudad de Burbank, se tropezó con las costas de África y, levantando su bastón (que más tarde cambió por un centenar de acciones en la bolsa), las denominó Casablanca.
Sencillamente, no comprendo su actitud. Aun cuando pensaran en la reposición de su película, estoy seguro de que el aficionado medio al cine aprendería oportunamente a distinguir entre Ingrid Bergman y Harpo. No sé si yo podría, pero desde luego me gustaría intentarlo.
Ustedes reivindican su Casablanca y pretenden que nadie más pueda utilizar ese nombre sin permiso. ¿Qué me dicen de Warner Brothers? ¿Es de su propiedad también? Probablemente tengan ustedes el derecho de utilizar el nombre de Warner, pero, ¿y el de Brothers? Profesionalmente, nosotros éramos Brothers (hermanos) mucho antes que ustedes… Y no quiero entrar en discusiones duras, porque muchos de mis mejores amigos son Hermanos Warner. Intuyo que todo es un error del horrible y triste departamento legal de la empresa, controlado por alguno de esos tipos con problemas escolares, un trepa necesitado de fama y admiración, y demasiado ambicioso para respetar las leyes naturales de la promoción.
En fin, sea quien sea, no lo conseguirá. ¡Lucharemos hasta el final!, ¡hasta la Corte Suprema!
Ninguna estupidez de este tipo va a ser causa de pelea entre los Warner y los Marx, y la sangre no llegará al río. Porque todos somos hermanos bajo nuestra piel y seguiremos siendo amigos después de que pase por la bobina el último rollo de “Una noche en Casablanca”. Sinceramente, Groucho Marx.»
Warner Brothers es hoy la propietaria de los derechos de la película.
Destaca en la banda sonora números musicales de Chico Marx al piano y de Harpo con el arpa. El primero interpreta, por ejemplo, la conocida canción del Barrilito de cerveza del compositor checo Jaromír Vejvoda, (31m) y el segundo, la Hungarian Rhapsody nº 2 de Liszt, (47m. 50s.), junto a pasajes del famoso vals del Danubio Azul, (53m.).
El film contiene destacas escenas de humor: la del equipaje y el ropero (1h. 5m.); la del comedor y la colocación de las mesas (27 m. 30s.) y sobre todo, la escena final de la persecución del avión (1h. 14m.). E igualmente frases muy ingeniosas:
Groucho, tras tirar un plato de sopa encima del conde: No se preocupe, si se tira por encima otro plato de sopa, no se notará.
Chico Marx: Oiga, ¿qué es esto? La botella está vacía. Groucho: Sí, es que es champán seco.
Kornblow: A partir de ahora, la esencia de este hotel será la velocidad. Si un cliente te pide un huevo de tres minutos, dáselo en dos minutos. Si te pide un huevo de dos minutos, dáselo en un minuto. Si te pide un huevo de un minuto, dale el pollo y deja que lo haga por sí mismo.
Por 50 francos semanales puedo conservarle la vida. Responde Groucho: no vale tanto.
Un noche en Casablanca es una película entretenida. No está a la altura de Una noche en la ópera, Los Hermanos Marx en el Oeste o Sopa de ganso pero cumple el objetivo de amenizar una velada en torno al cine que logrará en los espectadores más de una sonrisa.