Alberto Cubero encabezará una candidatura alternativa en el XXI Congreso del PCE

Cubero plantea la necesidad de avanzar en la movilización social y en la unidad de todos los sectores y organizaciones a la izquierda del PSOE, bajo un programa de ruptura democrática y de transformación social desde la base.

En una entrevista con el diario Público del 30 de abril de 2022, Alberto Cubero se postula para encabezar una candidatura alternativa a la que pudiera dirigir Enrique Santiago y su grupo en el contexto del XXI Congreso del PCE los días 8, 9 y 10 del próximo mes de julio. Una decisión que la militancia valora de manera muy positiva y que sienta fundadas expectativas en la tarea de recuperar de manera plena al PCE.

En sus declaraciones, Alberto Cubero indica que «no ha sido posible alcanzar una unidad y eso se ha materializado en dos documentos: un documento mayoritario y otro documento alternativo, que presentamos nueve secretarios políticos de nueve territorios, en Galicia, Asturias, Castilla y León, Madrid, Aragón, València, Murcia, Extremadura y Exterior, en el que planteamos toda una serie de propuestas alternativas».

Para el candidato Cubero hay dos ejes centrales en sus propuestas: «en primer lugar, consideramos que nuestras posiciones políticas solo pueden avanzar en la sociedad si hay movimientos y organizaciones sociales fuertes que las impulsen desde la movilización, desde el conflicto, desde la generación de poder popular. Es complicado pensar que se pueden conquistar derechos laborales si no existen sindicatos fuertes… por ello nuestra primera propuesta… es apostar por reforzar el trabajo, la implicación, los debates, los recursos del partido, la construcción de movilización y la construcción de poder popular». En segundo lugar: «consideramos que el capitalismo o la crisis social, económica y de cuidados que existe no es posible solucionarla desde la vía de la socialdemocracia, que consideramos que es una vía muerta, que ya no hay margen y que por lo tanto es necesario tener una estrategia clara, definida, de ruptura y que solo desde esa ruptura del régimen del 78 se puede conquistar la alternativa social, feminista y ecologista que planteamos desde el Partido Comunista de España.» 

En otro momento de la entrevista, Alberto Cubero insistió «cuando nosotros hablábamos de la necesidad de marcar una estrategia de ruptura política con el régimen del 78, eso también es tener esa actitud pedagógica para explicar que el poder en muchas ocasiones reside en otra parte y que es necesaria la superación del régimen del 78, no simplemente ser la izquierda del régimen del 78.»

Respecto al comportamiento del Gobierno PSOE-UP sobre el conflicto del Sáhara Occidental, Alberto Cubero puso de manifiesto que «no debemos olvidar que España sigue siendo parte de la Unión Europea, de la OTAN y seguimos insertos en un mundo capitalista. Esto era así ya en el 2019 y sigue siendo así a día de hoy. La posición del Gobierno de España, desde luego, ha sido absolutamente lamentable en el tema del Sáhara, se ha dejado vendido al pueblo saharaui y nos hemos posicionado del lado de la fuerza ocupante de Marruecos. Además, rompiendo unos consensos que existían en la propia sociedad española, que en ocasiones atravesaban a las propias fuerzas políticas.»

Añade Alberto Cubero que «es incomprensible la decisión del Gobierno, del Partido Socialista, del presidente, que no ha contado con el socio de Gobierno para esta decisión y ni siquiera con la voluntad de la soberanía popular, que es el Congreso de los Diputados que el otro día dio muestras de cómo en este tema existe ese consenso social con el pueblo saharaui. Creo que España debe de recuperar su soberanía y debe de volver a lo que son los mandatos de las resoluciones de la ONU, el apoyo al pueblo saharaui y la solución del referéndum de autodeterminación. La decisión debe recaer sobre el pueblo saharaui. Esa es la posición que debería de tener el Gobierno de España. Esa es la posición que tenemos, desde luego, en el Partido Comunista de España. El Partido Socialista ha vendido una vez más la soberanía nacional de este país. No sabemos muy bien a cambio de qué, ni por qué.»

Por último, en lo que se refiere a la guerra de Ucrania, Cubero sostiene que España «es un país que forma parte de la OTAN y de una estructura política que es la Unión Europea. España debe recuperar su soberanía nacional y debe de replantearse su permanencia en la OTAN. Debemos salir de la OTAN y debemos de tener unas relaciones internacionales basadas en la solidaridad y la cooperación entre los pueblos. Lo que ha ocurrido en Ucrania es, una vez más, el sometimiento de España a la estrategia imperialista de la OTAN. El hecho de haber participado tan directamente en esta guerra a través del envío de armas, armas ofensivas, además de la colaboración con las sanciones económicas, sitúa a España no solo en la participación en una guerra, sino también siendo parte de la prolongación de conflictos militares como vemos en Ucrania y en otras partes del mundo. No nos olvidemos de Yemen, Siria…»

Ilustración: Fernando Francisco Serrano

Y continuó: «debe ser condenable, desde luego, la participación de España y también las consecuencias que está teniendo esta guerra. Las consecuencias del cierre de medios de comunicación, la detención de periodistas como Pablo González, la rusofobia que hay instalada en España y en las sociedades occidentales. Como digo, el papel que está teniendo España es un papel absolutamente lamentable. Hasta cierto punto, cuando se llega al Gobierno de España, se sabía que España era un país de la OTAN, que vivíamos en un mundo capitalista que cíclicamente provoca guerras. Y, así como la pandemia podemos calificarlo como algo imprevisible, que se produjera una guerra es algo previsible y que España, formando parte de la OTAN, directa o indirectamente, se vería implicada. Creo que hubo una cierta debilidad en el acuerdo de gobierno en las cuestiones que tienen que ver con la política internacional, la parte más floja y más débil del acuerdo de gobierno

Junto a este contenido programático, cuyos aspectos más relevantes hemos reseñado con anterioridad, Alberto Cubero expone en sus declaraciones al diario Público su voluntad política de lograr un proceso de unidad interna en el PCE. A este respecto, añade que las diferencias políticas con el grupo reformista de Enrique Santiago no impiden «que pueda haber un proceso de unidad en lo que queda hasta el Congreso y que no se vaya a trabajar en la unidad después del Congresonada descarta la posibilidad de poder alcanzar acuerdos dentro de lo que es el debate del marco congresual. Por supuesto que si hay voluntad por todas las partes se podrá alcanzar un acuerdo. A día de hoy, no ha sido posible, esa es la realidad que afrontamos. El congreso cuenta con dos documentos alternativos y tendremos que trabajar a partir de ahora para que haya una unidad, aunque no pueda ser ahora, después del congreso.»

Es de suponer que Cubero se está refiriendo a la obligada unidad de acción del conjunto de la militancia que impone la legalidad partidaria en el artículo 18 de los Estatutos, que no excluye, en modo alguno, la libertad de expresión desde la amplia participación en el debate colectivo, la crítica y la autocrítica, que se deriva del centralismo democrático.

Ahora bien, echamos de menos en las declaraciones de Alberto Cubero, como ya ocurriera en la sesión del pleno del Comité Central del pasado día 9 de abril, un posicionamiento claro sobre la indiscutible contradicción que supone la presencia en el ejecutivo belicista de miembros del PCE que vienen participando de manera activa en la toma de decisiones gubernamentales claramente contrarias al programa y a los estatutos del PCE, contribuyendo a legitimar posiciones políticas que también son contrarias a esas otras que defiende Alberto Cubero en sus declaraciones.

Para llevar a cabo estos planteamientos (contra la OTAN, movilización social y política frente al neoliberalismo, apoyo a la ruptura democrática, inviabilidad de la socialdemocracia, rechazo a la entrega de armas a Ucrania) que justifican la candidatura alternativa, así como con una clara mejora de la enmienda a la totalidad en otros aspectos, es preciso apostar y defenderlos con firmeza durante todo el debate del proceso congresual en curso y hasta su finalización, sin candidatura de “falsa unidad”,  y con posterioridad llevar a la práctica todo lo acordado por el máximo órgano de dirección del PCE en el marco de un escrupuloso respeto de la legalidad partidaria.

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