La urgencia de un Congreso Extraordinario del PCE

Tras el fallido XXI Congreso, desde Hojas de Debate señalábamos que no han de ser los Tribunales de Justicia los que den respuesta a una cuestión esencialmente política, sino la propia militancia del Partido, a través de sus delegadas y delegados, constituida en Congreso Extraordinario.

El fracasado XXI Congreso constituyó un episodio de vulneración tanto de la legalidad como de la legitimidad partidarias. Las cuestiones relativas a la legalidad partidaria se resuelven en primera instancia en el interior de la organización y más tarde, si procede, en sede judicial. En este caso, la solución en sede partidaria desde la perspectiva de la legalidad no es posible, dado que quienes disponen de hecho de las competencias para restablecerla son quienes controlan el aparato del Partido, los mismos precisamente que la han transgredido. Nunca dispararían a sus propios pies. Acudir a esa tenebrosa vía de los juzgados, como decía Miguel Hernández, es extremadamente lento, inseguro y costoso y en modo alguno se corresponde con los tiempos políticos que transcurren con inusitada rapidez. Es un cauce que puede utilizarse, no obstante, cuando no existe posibilidad real de combatir en términos políticos una ilegalidad partidaria, como suele ocurrir con los expedientes disciplinarios que se abren de manera injusta e individual a los militantes de la organización.

El XXI Congreso fallido, por el contrario, es un asunto partidario de suma gravedad que debe y tiene que resolverse desde la perspectiva de la legitimidad congresual. Debemos volver a insistir que en este caso no deben de ser los Tribunales de Justicia los que den respuesta a una cuestión esencialmente política. Es la propia militancia del Partido, a través de sus delegadas y delegados, constituida en Congreso Extraordinario, quien debe rescatar la legitimidad (y la legalidad) congresual.

Para alcanzar este objetivo resulta indispensable que la Candidatura Alternativa que encabeza Alberto Cubero se dirija al conjunto de la militancia y explique con detalle qué PCE es el que propone para la recuperación de una organización comunista que languidece desde hace décadas, agravada ahora aún más por el irresponsable comportamiento de Enrique Santiago y su grupo.

En estos momentos, cuando no se ha logrado una resolución judicial favorable a la solicitud de la candidatura alternativa de medida cautelar de suspensión en el registro de los Estatutos fraudulentos del XXI Congreso, aunque la demanda sigue viva en sede judicial, procede desarrollar sin demora una legítima confrontación política, franca y abierta a la participación de toda la militancia, dirigida a derrotar las posiciones oportunistas enquistadas en el aparato de dirección del PCE y consolidarla en un futuro congreso extraordinario. Es así como podremos ganar la confianza de la militancia y pasar de este modo a ser mayoría en el seno de la organización. La continuidad en el ejercicio de acciones judiciales no puede ni debe impedir, por tanto, el imprescindible debate político en el seno de la organización.

Cabe resaltar que el propio secretariado del PCE reconoce en una nota interna enviada a la militancia, «la crisis abierta tras el XXI Congreso», así como «la necesidad de retomar el cauce de la política y ajustarse a los cauces democráticos internos» para la resolución de esta. Es, desde luego, lo único razonable que contiene esta misiva repleta de infundios.

Ilustración: Fernando Francisco Serrano.

No hay pues más salida que la contienda política por la recuperación del PCE. Ese es el camino. La candidatura alternativa debe trabajar para que la propuesta de un Congreso Extraordinario ganador madure en el conjunto de la militancia, mediante la presentación y defensa de un proyecto político consecuentemente comunista, defendido con firmeza y ante toda la militancia, sin ambages, que una a los/as militantes en el transcendental objetivo de la recuperación del PCE sobre la base de los principios programáticos aprobados en el XX Congreso, último evento congresual legal y legítimo. La minoría del 46% tiene ahora el derecho democrático y estatutario de defender sus posiciones políticas y lograr en un futuro próximo ser mayoría en el seno de la organización comunista. No solo es un derecho, es también un deber inexcusable.

Un proyecto cuyas señas de identidad deben pasar por la necesidad de una ruptura democrática con el régimen del 78, apelando al carácter revolucionario y de clase de nuestra organización comunista, que luche por la apertura de un proceso constituyente republicano, por el desarrollo e intensificación de la lucha de clases (lucha económica más lucha política) frente al reformismo sindical, por la salida de España de la Europa del capital, es decir de la UE y del euro. También por apartarnos de la OTAN, por la supresión de las bases militares extranjeras en nuestro territorio, por impugnar los presupuestos de guerra, por el rechazo a la fabricación y el envío de armamento al régimen neonazi ucraniano y a otros regímenes dictatoriales, por la PAZ hoy más necesaria que nunca. Es decir, todo un conjunto de referencias para un proceso de debate y confrontación entre los posicionamientos políticos reformistas y los propiamente comunistas que ya se viene desarrollando desde antes incluso del fallido XXI Congreso.

Precisamente, el Comité Central de la Juventud Comunista acordó el pasado 28 de enero, el calendario y método a desarrollar a lo largo del año en curso para “acelerar la rearticulación del proyecto comunista, respondiendo a la urgencia política del reto en estos días”. Todo un ejemplo, el que da la Juventud Comunista al conjunto de la militancia del Partido para afrontar las tareas del Congreso Extraordinario del PCE.

La recuperación del PCE pasa, en todo caso, por el laborioso camino de la unidad de las y los comunistas en su diversidad y en particular gracias a las acciones por la paz y contra el imperialismo.

Comparte este artículo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *