«To be, or not to be». He ahí la Fusión

Ya han comenzado a moverse las fichas de las fusiones bancarias. No han hecho oídos sordos a lo que desde el Banco Central Europeo se recomendó a las instituciones financieras.

De un tiempo a esta parte, el Banco Central Europeo recomendaba a las entidades financieras de este país que deberían mejorar su rentabilidad y que una medida para mejorar los ratios de rentabilidad sería la de unirse. Que sí, que era mejor fusionarse, …. porque, unidas, podemos.¡ups!

Y han sido dos de las entidades más importantes de este país las que han decidido bailar juntas: Caixabank, y Bankia. La historia de estas dos entidades está plagada de altibajos. Aunque sin duda, la que se lleva la palma es Bankia. Para encontrar los orígenes de Bankia hay que remontarse hasta la antigua Caja Madrid, Bancaja y otras sucursales menores. Que sí, que os deben sonar seguro. Hace años hicieron muchísima publicidad por los medios de comunicación vendiendo a los pequeños ahorradores que se hicieran “bankeros”. Y aquellos desdichados o desdichadas que les hicieron caso perdieron todos sus ahorros. 

Hagamos un ejercicio nostálgico y volvamos a la década de los años 90. Cuando el PP, con José María Aznar a la cabeza, comenzaba a gobernar en España, allá por 1996. Y como buen amigo de sus amigos, Aznar quería que un amigacho de esos de toda la vida dirigiese Caja Madrid. -“Que oye, que si me hace falta me prestas, ¿no?” – “Claro, hombre, eres mi amigo. Pues eso, que te presto, y me invitas a la boda de tu hija.” Algo así tuvo que ser la elección del presidente de la entidad.

Y comenzó una gestión que debe estudiarse en las universidades, para saber lo que no se debe hacer.

Se comenzó con unas participaciones preferentes. La entidad, para capitalizarse, comenzó a vender este tipo de participaciones, que eran vendidas a los ahorradores minoritarios como productos sin apenas riesgos, y con una alta rentabilidad. – “Si me lo ha recomendado Paco, mi amigo director del banco, el de toda la vida, no debe ser malo.” 

Pero, ay, es que el banco nunca es tu amigo. Basándose en el desconocimiento de este tipo de productos, comerciales y directores de banco vendieron preferentes a pensionistas, y pequeños ahorradores. Posteriormente, el valor de estas participaciones llegó a ser prácticamente nulo y la ruina para sus poseedores.

Pero si esto fue un atraco de guante blanco, lo peor estaba por venir. Y es que quisieron sacar a bolsa Bankia, el resultado de la fusión de diferentes cajas de ahorro (Caja Madrid y Bancaja eran las más grandes de ellas), donde reinaban a sus anchas los amigos incuestionados de Aznar, Blesa dejó paso a Rato, quien fue ministro con José María Aznar. Y allá estaba nuestro sonriente Rodrigo Rato dando el pistoletazo de salida de Bankia en bolsa.

Y como pasó con las preferentes, comenzaron las llamadas de los comerciales del banco, para hacerse “Bankeros”. Porque esas acciones iban a ser la repanocha, que iban a hacer ricos a quien las comprase, que estaban baratísimas, que se las quitaban de las manos. 

Y así que en 2011 sale a bolsa Bankia. Y mientras unos pocos vendían sus acciones, porque entre pillos anda el juego, otros muchos ahorradores vieron como el precio de las acciones comenzaron a desplomarse hasta valer céntimos. Así que quien compró acciones de Bankia, se encontró con que sus acciones apenas valían nada. Hoy en día, aquellos pequeños inversores que participaron de la salida a bolsa de Bankia han perdido casi todos sus ahorros. 

Bankia fue un atraco. Sí, dejémonos de lo políticamente correcto. No era esa entidad sólida que afirmaban desde los estamentos políticos ni económicos. Lo que querían era utilizar a los pequeños ahorradores para colocarles un banco quebrado. Y así tapar los agujeros con los ahorros de los pensionistas y trabajadores. ¿Por qué no lo dejaron caer como se hizo en otros países, como hizo Islandia con los bancos quebrados? Pues habría que preguntarle al Gobierno de aquel año 2012, y a los responsables del Banco de España, que algo de cuentas deben de entender para saber que eso era un timo para desplumar a los pequeños ahorradores. 

Y tras esto, y mientras muchos miraban para otro lado, van pasando los años, y el agujero de Bankia se comienza a hacer tan grande que ya no se puede contener más, y el FMI sugiere a Bankia en 2012 que mejore su balance.

Así en 2012 llegó el rescate de Bankia con 22.424 millones con dinero público. De los que sólo se han recuperado unos 3,000 millones (Fuente: merca2.es) .Y sí, se han salvado a los bancos. Ya está uno harto de leer en muchas publicaciones que no se salvaron, que fueron las cajas de ahorros las que se rescataron. Bancaja, Caja Madrid, y otras muchas, se convirtieron en Bankia, y fue Bankia quien fue rescatada. El Banco de Valencia (Un banco, sí) se vendió a Caixabank por 1 euro, después de sanearlo. La CAM, a Sabadell, después de sanearla, y venderse por 1 euro “simbólico”. O el Banco Gallego, también siendo vendido simbólicamente por 1 euro al Sabadell. O sea, tú me compras un piso, me los reformas, le compras los muebles, y después me lo vendes por 1 euro. Y mi patrimonio aumenta en lo que vale ese piso a mercado, pero lo que yo he tenido que pagar es….lo que vale un café. Pero, vamos, que yo no he sido rescatado, ¿eh?. Es un favor que te hago. ¡Bueno, pues yo estoy aquí para que me hagan ese tipo de favores!

Y mientras Bankia estaba siendo rescatada con dinero público, nuestro amigo Miguel Blesa y sus amigos del alma, utilizaban unas tarjetas que fueron denominadas “Black”, y con las que compraban lo que les apetecía. Total, pagabas tú.

Con estos antecedentes, -¡madre mía, qué antecedentes!- nos situamos en el día de hoy. Donde se informan de negociaciones muy avanzadas para fusionar Bankia y Caixabank.

Esta fusión va a crear un gigante bancario en España. Y va a ayudar a las dos entidades a mejorar sus balances y sus procesos de reestructuración. La Bankia de hoy está mucho más saneada que la de hace años. Eso sí, sigue sin devolver la mayor parte del dinero público que se le inyectó. Encima, Caixabank no quiere tener al Estado como accionista prioritario en la entidad resultante. El Estado, de poseer el 60% de Bankia, se quedaría con apenas el 15-16% de la entidad que surgiría de esa fusión. Mientras que sería la Fundación La Caixa (primer accionista de Caixabank) quien se convirtiese en el primer accionista de la entidad resultante. O lo que es lo mismo, es vender por una cantidad irrisoria la parte de Bankia que posee el Estado a la Fundación La Caixa. Venga, a perder más dinero. Sí, para quien lo haya pensado, efectivamente, no deja de ser una privatización encubierta. Además, con la depreciación del valor de las acciones de Bankia, el porcentaje del Estado no ha hecho más que perder valor día a día. Ya confirmaron los sucesivos gobiernos que querían vender su participación, y volverla a privatizar. Pero si se vendían esas acciones a esos precios tan ridículos, lo único que se conseguiría sería materializar unas pérdidas gigantescas. Si ya había pocas esperanzas de recuperar el dinero inyectado con el rescate, no digamos ahora.  

¿Más repercusiones? Esta fusión va a conllevar el cierre masivo de muchas sucursales y el paro para muchos de sus trabajadores y trabajadoras. Algunos, con edades tan avanzadas que difícilmente tendrán la posibilidad de poder encontrar un empleo en otro sector de la economía. Prevalecerá el ahorro de costes antes que el mantenimiento de los puestos de trabajo de los trabajadores y trabajadoras implicados en esta fusión. 

 Cada vez hay menos entidades financieras, el oligopolio financiero es ya muy acusado en España. Y cuando son pocos los actores, son muchas las reglas que pueden imponer, porque no se puede ir a otro sitio. Indirectamente, ¿a qué conduce este aumento de la concentración bancaria? Pues a más comisiones, menor número de préstamos con mayores requisitos y con intereses mucho más altos. O sea, piénsese mucho el pedirles una hipoteca. La banca siempre gana, recuerden.

Una vez dijo Goirigolzarri, expresidente de Bankia, que no se rescató a los banqueros, sino a los depositantes, a las personas. (Fuente: laopinioncoruna.es) Cuando un banco se convierte en demasiado grande, las sumas de capital que manejan son desorbitadas, y los ahorros de millones de personas que utilizan sus servicios sirven de elemento arrojadizo contra el Estado. No deja de ser una herramienta de extorsión contra el Estado: “O me rescatas o quienes depositaron sus ahorros en mi banco no van a ver un euro”. Sí, suena duro, pero es así. Y si una entidad tan gigantesca como la que va a salir de esta unión necesitara de capital público, por una mala gestión, como ya vimos antes, va a requerir mucho, pero que mucho, capital público. Y por cierto, a fondo perdido. Porque ya vemos las dificultades que existen para rescatar el dinero que se inyectó en Bankia.

¿Entonces, quiénes ganan con esta unión? Los accionistas mayoritarios, los fondos, la Fundación La Caixa, que tendría una participación importantísima de la entidad resultante. Y que son los que recibirían jugosos dividendos, procedentes de los beneficios de la entidad. 

Los bancos han ido provisionando mucho dinero. Han obtenido beneficios recurrentes, incluso en esta crisis, y sin embargo, muchos, han reportado pérdidas contables en este semestre, que no reales, porque gran parte del beneficio obtenido ha ido a sanearse, a aumentar las provisiones. Pero el dinero sigue estando en los bancos, a la espera. Paradito. Y digo que ya podrían devolver algo de lo que deben. Y devolverlo a sus legítimos dueños. No a los fondos de inversión. No a aquellos que han utilizado al Estado y a los contribuyentes españoles para sanearse, como un chantaje. 

Cuando se ha hablado de bancos, me he referido a la banca privada, mayoritaria en España. Este es el problema de España, donde gran parte de la banca está en manos privadas. La banca privada tiene como objetivo el interés de sus accionistas o de los banqueros que los dirigen, maximizar los beneficios, y entregarlos en forma de dividendos, o a través del precio de las acciones. 

En Europa existe banca pública, y lo hace muy bien. NRW Bank en Alemania, es uno de los bancos más solventes a nivel europeo. O Swedbank, en Suecia, colocado en los primeros puestos de solvencia, muy por delante de la banca española. Y son públicos. Pero hay más y no son casos aislados.

Este tipo de entidades tienen una función social, se alejan de la búsqueda de beneficios, del cobro constante de comisiones y la venta constante de productos financieros para quedarse con el ahorro de los trabajadores; ya que su objetivo es otro. Apoyan y facilitan el acceso al crédito de los ciudadanos y empresas, con tasas de intereses asumibles y facilidades de acceso a financiación para adquirir una vivienda, por ejemplo. Habría que preguntarse qué habría pasado con la industrialización alemana si los bancos públicos no hubiesen apoyado el tejido productivo y a las familias, facilitando el acceso a recursos que de otro modo habrían sido inaccesibles.

Cuando se deja en manos privadas la financiación de bienes como la vivienda, surgen los riesgos y la especulación. ¿Quién no recuerda aquellos años de burbuja en que la banca concedía préstamos estratosféricos sin hacer demasiadas preguntas? A costa de actividades especulativas, comprando y vendiendo productos como hipotecas subprime, o especulando con la compra-venta de viviendas se acabó por encarecer un bien como la vivienda hasta hacerlo inasumible para muchos bolsillos. La banca privada maximizaba sus beneficios a costa de endeudar a los ahorradores hasta niveles insostenibles, con el cobro de comisiones, en algunos casos incluso abusivas; y con intereses crediticios, que como pasa con los créditos o tarjetas revolving, rozando la usura. 

Es por eso que es necesaria una banca pública, que la hay, y teniendo mucho éxito. Así que no se rasguen las vestiduras los que defienden que la banca pública no puede existir porque no es rentable, y tiene riesgo. Porque más riesgo que ha tenido y tiene la banca privada en España, es muy difícil con su constante actividad de productos financieros incomprensibles que arruinan a los ahorradores (volved a leer el principio de este artículo, las preferentes de bankia, o su salida a bolsa, o las cuotas participativas de la CAM). Y recordando que la banca pública tiene un fin social, de apoyo a la economía productiva, y a las familias. España necesita una banca pública de una vez por todas. Esto significa que no se debe privatizar Bankia de esta manera. Ni dejarse llevar por aquellos defensores a sueldo del sistema financiero privado español que atacan a aquellos que ponen sobre la mesa la necesidad de una banca pública. Pero claro, una institución financiera pública haría bastante daño a los beneficios de la banca privada, que no está dispuesta a soltar ninguna parte del pastel que les han cocinado expresamente desde el ámbito político y económico.

Fuentes:

  • Bolsa de Madrid
  • Diario Sur
  • El País
  • 2018 EU-Wide Stress Test Results
  • La Opinión de La Coruña
  • merca2.es

José López Cobos

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