Diccionario filosófico marxista · 1946:9
Accidental
Lo accidental significa: lo casual, lo transitorio, lo no esencial en
los fenómenos. Empleado por primera vez por Aristóteles, el término
“accidental” obtuvo posteiormente amplia difusión en la escolástica
medioeval, que oponía lo accidental –principio mutable– a la sustancia
–esencia inmutable– de las cosas. En la filosofía marxista no se
emplea el término “accidental”.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:9
Accidental
(del lat. accidens.) Propiedad momentánea, pasajera, no esencial de
una cosa. Este término se usa frecuentemente en la escolástica de la
Edad Media y también en la filosofía de los siglos XVII y XVIII. Lo
accidental –estado pasajero– como opuesto a la esencia (o substancia)
de la cosa que se consideraba inmutable.
Diccionario filosófico · 1965:3-4
Accidente
(del latín «accidens»: casualidad.) Propiedad transitoria, pasajera,
no esencial de una cosa, a diferencia de lo esencial, substancial
(Substancia). El término se encuentra por primera vez en Aristóteles;
se difundió en la escolástica y en la filosofía de los siglos
XVII-XVIII. En la filosofía marxista, no se aplica.
Diccionario marxista de filosofía · 1971:11
Accidente
(del latín accidens, hecho, casualidad.) Término utilizado por los
filósofos (empezando por Aristóteles) que buscaban la esencia
inmutable y eterna del ser para designar todo lo mutable y transitorio
en las cosas. Estos filósofos contraponían accidente a substancia,
como lo substancial, lo que permanece en el torrente de fenómenos.
Esta contraposición es ajena al materialismo dialéctico. Pese a no
tener el mismo valor (unas son más estables y esenciales, otras son
más móviles y casuales), las propiedades de las cosas se hallan
estrechamente vinculadas entre sí. Todas ellas se hallan sujetas a
cambio, no existe ninguna base inmutable de los fenómenos. Tal es la
razón de que el término de accidente no sea utilizado en la filosofía
marxista.
Diccionario de filosofía · 1984:7
Accidencia
(lat. accidens.) Propiedad temporal, pasajera, no esencial de la cosa,
a diferencia de lo esencial, substancial (Substancia). El término lo
empleó por primera vez en Aristóteles y se difundió en la escolástica
y la filosofía de los siglos XVII-XVIII (Spinoza y otros).