Analogía
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No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946
Diccionario filosófico abreviado · 1959:15-16
Semejanza parcial o similitud entre diferentes objetos o fenómenos.
Dentro de ciertos límites, la analogía puede servir de medio para
conocer los caracteres y las propiedades todavía no reveladas de tales
o cuales objetos. En lógica, la analogía constituye una modalidad del
razonamiento: la similitud de ciertos caracteres de dos objetos
permite concluir, por analogía, la similitud de otros caracteres. Sin
embargo, la analogía no proporciona un medio seguro y eficaz de
conocimiento: al servirse únicamente de ella, se corre el riesgo de
borrar las diferencias cualitativas entre los fenómenos y procesos en
apariencia similares. Así, los mencheviques identificaban la
revolución democrático-burguesa rusa de 1905 y la revolución burguesa
francesa de 1789; y de esta analogía errónea sacaban conclusiones
políticas reaccionarias. Sin negar la posibilidad de utilizar la
analogía en el conocimiento, el marxismo exige el estudio de las
condiciones concretas en las cuales se desarrolla tal o cual proceso
histórico.
Diccionario filosófico · 1965:12-13
(Del griego αναλογία: proporción, correspondencia.) Semejanza de
ciertas facetas, cualidades y relaciones entre objetos no idénticos;
son razonamientos por analogía las deducciones que se hacen sobre la
base de dicha semejanza. Esquema corriente del razonamiento por
analogía: el objeto B posee las notas a, b, c, d, e; el objeto C posee
las notas b, c, d, e; por tanto el objeto C tiene probablemente, la
nota a. La analogía es de gran valor para la investigación. En las
etapas iniciales del desarrollo de la sociedad, la analogía sustituye
a la observación sistemática y al experimento, sus conclusiones se
fundamentan en el parecido de caracteres externos y secundarios. Así
surgen la mayor parte de las concepciones de la filosofía de la
naturaleza en la Antigüedad. Más adelante, la analogía pierde su
significado como medio de explicación, pero conserva el papel de
brújula que señala los problemas. Así, Huygens, después de descubrir
la analogía entre el comportamiento de la luz y el del sonido, llegó a
la idea de la naturaleza ondulatoria de la luz: Maxwell hizo extensiva
esta conclusión a la naturaleza del campo electromagnético.
Considerada aisladamente, la analogía carece de fuerza probatoria
concluyente, pues la deducción por ella inferida posee sólo un
carácter de probabilidad. De ahí que sea necesario aplicarla junto
con otras formas de cognición. Con el fin de elevar el grado de
probabilidad de la deducción por analogía, se recaba el cumplimiento
de los requisitos siguientes: 1. La analogía ha de basarse en notas
esenciales y en un gran número –en la medida de lo posible– de
propiedades comunes a los objetos que se comparan. 2. El nexo entre
el carácter respecto al que se infiere la deducción y los caracteres
comunes descubiertos en los objetos, ha de ser lo más estrecho
posible. 3. La analogía se propone establecer una correspondencia
entre objetos sólo en un determinado nexo, pero no en todas las
relaciones. 4. Como quiera que la analogía tiene como fin inmediato
establecer la semejanza de los objetos, no hace más que señalar sus
diferencias y ha de completarse con la investigación de los mismos.
En la ciencia moderna, constituye una amplia esfera para la aplicación
de la analogía, la denominada teoría de la semejanza, utilizada en la
modelización.
Diccionario marxista de filosofía · 1971:16-17
(del griego, analogía, afinidad, semejanza.) En el sentido común y
corriente es la afinidad existente entre los objetos en cualquier
relación. Con este término se identifica también cierto método de
investigación de los objetos, determinado recurso para ampliar nuestro
conocimiento. Al reconocer la similitud entre los objetos por
cualquiera de sus rasgos podremos asimismo concluir su semejanza por
otros rasgos suyos. Esta conclusión se llama inferencia por analogía,
la cual nos permite transferir el conocimiento adquirido acerca de un
objeto, a otro. Sin embargo, hay que considerar en gran parte sólo
con cierto grado de exactitud esta transferencia del conocimiento, ya
que puede resultar no completa la semejanza entre los objetos. No por
el hecho de que éstos tengan ciertas propiedades generales podemos
afirmar siempre con absoluta certidumbre que disponen de propiedades
comunes y otras. Newton, por ejemplo, al notar que los cuerpos que
brillan se distinguen por su gran capacidad para refractar la luz,
dedujo que el diamante es la substancia más brillante en virtud de que
refracta intensamente la luz. Esta deducción es correcta. Sin
embargo, pudo no serlo, pues existen algunos minerales que no brillan
y que son altamente refractarios a la luz. La conclusión por analogía
será más exacta si la semejanza entre los objetos se establece tomando
en cuenta sus rasgos esenciales y no los externos. El que los
fenómenos sean afines por su esencia (naturaleza) permite aplicar los
métodos empleados en el estudio de unos fenómenos, a otros. Ello dará
a la analogía mayor consistencia. Ejemplo de esto es la analogía
establecida ya en el siglo XVIII por Huygens entre los fenómenos del
sonido y la luz. Pese a que en esta analogía no se descubrió del todo
la naturaleza de la luz, se logró dilucidar, con ayuda de los métodos
de estudio de los procesos ondulatorios, muchos fenómenos luminosos
(interferencia, difracción, polarización de la luz). Es común en la
ciencia tratar de solucionar ciertas tareas complejas con ayuda de
otras más simples, estudiar los procesos que se operan en algunos
fenómenos, en otros, si es que no hay posibilidad de investigar
directamente los primeros. No es raro en estos casos el que se tenga
que recurrir a la analogía. De ahí que ésta tenga una estrecha
vinculación con la modelación, de amplia utilización en la ciencia
moderna. La teoría de la semejanza en que se funda este método,
estudia los procedimientos para hacer más exactas las conclusiones por
analogía, esclarece las condiciones bajo las cuales estas conclusiones
serán más fidedignas. Debido a que el juicio por analogía no siempre
nos da una conclusión justa, se afirma con frecuencia que la analogía
no tiene gran fuerza demostrativa, que la comparación no es
demostración. Cierto, la analogía no es criterio único para demostrar
la justeza o falsedad de una u otra tesis; sus conclusiones deberán
ser fundamentadas por las subsiguientes investigaciones. Sin embargo,
no pocas veces la analogía da la pauta para que se arribe a valiosas
conjeturas y proposiciones científicas, para adelantar hipótesis, sin
las cuales la ciencia no tiene posibilidad de avanzar. Más de una vez
las conclusiones por analogía han conducido a importantes
descubrimientos científicos. En cuanto parte integrante del sistema
de formas y procedimientos del pensamiento científico, la analogía es
instrumento insustituible en la elaboración de teorías y recursos para
fijar los límites de su aplicabilidad.
Diccionario de filosofía · 1984:15
(griego analogia: correspondencia.) Coincidencia de objetos no
idénticos en algunos aspectos, cualidades y relaciones. El
razonamiento por analogía es una conclusión acerca de la presencia de
determinados rasgos sobre la base de la fijación de la coincidencia
existente entre algunos de los otros rasgos. El esquema corriente de
la deducción por analogía es el siguiente: el objeto B posée las
rasgos a, b, c, d, e; el objeto C posee los rasgos b, c, d, e; por
consiguiente, el objeto C posee probablemente el rasgo a. En las
primeras etapas del desarrollo de la ciencia, la analogía sustituyó a
menudo la observación y la experimentación sistemáticas, y las
conclusiones por analogía se basaban, por lo común, en la coincidencia
de las características exteriores y secundarias. Hasta el Medioevo
tardío, la analogía constituyó la base de la mayoría de las
concepciones natural-filosóficas; mediante la analogía se fundamentaba
la semejanza del Estado con el organismo humano, y en la época del
mecanicismo, del organismo con el mecanismo del reloj, &c. En el
curso del desarrollo sucesivo de la ciencia, la analogía pierde el
significado de medio de explicación, pero sigue desempeñando un
importante papel en la formulación de hipótesis, como medio de
comprender el problema y la orientación de su solución. Así,
apoyándose en la analogía de las propiedades de la luz y el sonido,
Ch. Huygens llegó a la conclusión acerca de la naturaleza ondulatoria
de la luz; J. C. Maxwell extendió esta conclusión a la
caracterización del campo electromagnético. Tomada aisladamente, la
analogía no posee gran fuerza demostrativa, no sólo porque su
conclusión sea sólo probable, sino, también, porque el grado de esta
probabilidad puede ser no muy grande debido a la coincidencia casual o
la fijación de indicadores no esenciales de los objetos comparados.
En la ciencia moderna, una esfera desarrollada del empleo sistemático
de la analogía es la denominada teoría de la semejanza, que se utiliza
ampliamente en el modelado. En las investigaciones científicas y en
la práctica de dirección se difunden ampliamente los dispositivos de
modelado por analogía, capaces de crear modelos eléctricos análogos a
los procesos investigados, así como el modelado matemático de los
procesos.