5-Conocimiento

Conocimiento

Diccionario filosófico marxista · 1946:51

Conocimiento

Ver: Gnoseología, Teoría del reflejo.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:86-87

Conocimiento

La filosofía marxista ha sido la primera, en la historia del
pensamiento humano, en dar una explicación científica de la naturaleza
del conocimiento y del proceso cognoscitivo. La gnoseología marxista
toma por base la realidad objetiva del mundo exterior que existe
independientemente de la conciencia de los hombres, y considera su
conocimiento como el reflejo de ese mundo objetivo. El marxismo parte
luego de este principio: el mundo exterior es perfectamente
cognoscible. Estas premisas se oponen irreductiblemente al idealismo
para el cual, el objeto del conocimiento es o bien una “idea absoluta”
mística, el espíritu, Dios, &c. (ver Idealismo “objetivo”), o bien,
estados subjetivos, sensaciones, percepciones del hombre (ver
Idealismo subjetivo). El marxismo venció a las diferentes teorías que
niegan la posibilidad de conocer el mundo. La tesis del materialismo
dialéctico sobre la posibilidad de conocer el mundo constituye una
gran conquista de la filosofía científica. Ella estimula a la razón
humana en su voluntad de conocer la esencia de los fenómenos, de
descubrir las leyes objetivas de la naturaleza y de la sociedad, y de
ponerlas al servicio del hombre.

Pero la filosofía marxista no se ha limitado a dilucidar la naturaleza
del conocimiento como reflejo de la realidad objetiva y a demostrar la
posibilidad de conocer el mundo. Su gran mérito consiste igualmente
en haber sido la primera en explicar el proceso del conocimiento. En
la filosofía premarxista reinaban ideas erróneas sobre este problema
importante. Los partidarios del empirismo (ver) ponían el acento en
el papel preponderante de las sensaciones, de la observación
inmediata, y negaban el papel del pensamiento teórico, de la
generalización y de la abstracción. Los adeptos al racionalismo (ver)
hacían valer la importancia de la razón a la que consideraban como
único modo de conocimiento, y negaban el papel del conocimiento
sensible, de la experiencia, de la observación. Al combatir a los
idealistas, los materialistas anteriores a Marx subrayaban con razón
que el conocimiento refleja los objetos y los fenómenos objetivos de
la naturaleza. Pero eran metafísicos, y perdían de vista toda la
complejidad de ese proceso menospreciando el papel activo del
pensamiento. En oposición al materialismo metafísico, los idealistas
destacaban el principio de la actividad del pensamiento hasta la
negación del mundo objetivo, haciendo a aquél, creador de la
naturaleza. Y lo más grave era que todos esos filósofos no
comprendían el papel primordial de la práctica en el conocimiento,
desligaban el conocimiento de la práctica.

Sólo la filosofía marxista ha resuelto esos problemas. Ha superado la
estrechez del empirismo, del racionalismo y del materialismo
metafísico, y ha colocado la práctica en el corazón del problema del
conocimiento. El marxismo ha establecido que el conocimiento no es un
reflejo inerte, “fotográfico” de la realidad, sino un proceso
dialéctico complejo. Al aplicar la dialéctica materialista al
conocimiento, el marxismo muestra que éste se desarrolla por etapas,
etapas ligadas entre sí y que se suceden la una a la otra. Lenin
expresó admirablemente la esencia de este proceso, y mostró cómo la
realidad se refleja en cada grado del conocimiento de la verdad
objetiva: “De la contemplación viva al pensamiento abstracto, y de
éste a la práctica –tal es la vía dialéctica del conocimiento de la
verdad, del conocimiento de la realidad objetiva” (Cuadernos
filosóficos, Ed. rusa).

Las sensaciones, las percepciones, las representaciones, en una
palabra, la observación viva de la realidad, constituyen los canales
por los cuales el mundo exterior actúa sobre la conciencia humana.
Pero en esta primera etapa, el conocimiento ofrece sobre todo imágenes
de objetos aislados, no descubre más que el aspecto exterior de las
cosas. Las sensaciones, las percepciones, las representaciones son
incapaces de reflejar por sí solas el vínculo íntimo de los fenómenos,
de descubrir las leyes del mundo objetivo. Ahora bien, el objeto del
conocimiento es el de descubrir las leyes objetivas de la naturaleza.
El conocimiento no lo logra sino en su segunda etapa, con la ayuda del
pensamiento abstracto. Al generalizar los datos de las sensaciones y
de las percepciones, el pensamiento abstracto deja de lado todo lo que
es fortuito, no esencial en los objetos y los fenómenos para penetrar
en su esencia. Los resultados de esta operación se resumen en los
conceptos, las categorías, las leyes científicas. Tales son, por
ejemplo, las nociones de materia, movimiento, clase, modo de
producción, &c.; tales son la ley del valor, las leyes de la lucha de
clases, la ley económica fundamental del socialismo, &c. Estos dos
grados del proceso del conocimiento –la contemplación viva y el
pensamiento abstracto– se hallan vinculados entre sí, se convierten el
uno en el otro y señalan los jalones de un solo proceso dialéctico del
reflejo de la realidad.

La práctica se halla en la base de este proceso y de cada una de sus
etapas, y constituye el criterio supremo de la verdad de los
conocimientos adquiridos. El hombre aprende a conocer el mundo
exterior en el transcurso de su actividad práctica, al ejercer su
acción sobre la naturaleza. La verificación práctica señala la etapa
superior del conocimiento, del reflejo de las leyes del mundo objetivo
en el cerebro humano. Sólo la actividad práctica permite verificar
cada progreso del conocimiento, cada verdad, descubierta por el
pensamiento. “Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar
la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su
pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un
pensamiento aislado de la práctica, es un problema puramente
escolástico” (Marx, “Tesis sobre Feuerbach”, en Marx/Engels, Obras
escogidas, t. II, p. 376, Ed. esp., Moscú, 1952).

Excluir la práctica del dominio del conocimiento, afirmar que el
proceso del conocimiento se corona con el pensamiento abstracto, bajo
pretexto de que la práctica es una actividad material, es cometer un
grave error y adoptar, en suma, una posición idealista. En su
Materialismo y empiriocriticismo (ver) Lenin muestra que tal punto de
vista se confunde con el “machismo” (ver Empiriocriticismo; Mach).
“Si incluimos el criterio de la práctica en la base de la teoría del
conocimiento, esto nos lleva inevitablemente al materialismo –dicen
los marxistas. La práctica puede ser materialista, pero la teoría es
capítulo aparte –dice Mach” (Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo,
p. 148, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). Sólo el
conocimiento verificado por la práctica ofrece una verdad auténtica.
Lejos de detenerse en la etapa del pensamiento abstracto, el proceso
del conocimiento se eleva a una etapa superior, la de la verificación
práctica de la verdad.

El materialismo dialéctico provee a la ciencia del conocimiento de las
leyes que permiten conocer el mundo objetivo cada vez más
profundamente. (ver igualmente Concepto; Gnoseología; Teoría y
práctica; Verdad absoluta y verdad relativa; Verdad objetiva).

Diccionario filosófico · 1965:80-81

Conocimiento

Proceso en virtud del cual la realidad se refleja y reproduce en el
pensamiento humano; dicho proceso está condicionado por las leyes del
devenir social y se halla indisolublemente unido a la actividad
práctica. El fin del conocimiento estriba en alcanzar la verdad
objetiva. En el proceso del conocimiento, el hombre adquiere saber,
se asimila conceptos acerca de los fenómenos reales, va comprendiendo
el mundo circundante. Dicho saber se utiliza en la actividad práctica
para transformar el mundo, para subordinar la naturaleza a las
necesidades del ser humano. El conocimiento y la transformación
práctica de la naturaleza y de la sociedad son dos facetas de un mismo
proceso histórico, que se condicionan y se penetran recíprocamente.
El conocer mismo constituye un momento necesario de la actividad
práctica de la sociedad, pues dicha actividad es propia de los hombres
y éstos la realizan basándose en el conocimiento de las propiedades y
de las funciones de cosas y objetos. Por otra parte, la actividad
productiva social, la práctica de la sociedad, aparece como momento
necesario del proceso mismo del conocer. Sólo la inclusión de la
práctica en la teoría del conocimiento ha convertido a esta última en
una ciencia real, que descubre las leyes objetivas del origen y
formación del saber relativo al mundo material. En las fuentes del
conocimiento, se encuentra la acción práctica, activa, sobre la
naturaleza, la reelaboración práctica de su sustancia, el
aprovechamiento de determinadas propiedades de las cosas con vistas a
la producción. Lo que en la práctica se asimila y con ello pasa a
enriquecer el saber humano, su acervo de conceptos y teorías, no es la
apariencia del objeto, sino sus funciones –descubiertas gracias al
hacer práctico– y, con ellas, la esencia objetiva de la cosa dada. El
conocimiento constituye un complejo proceso dialéctico que se efectúa
en distintas formas, posee sus estadios y grados, y en él participan
distintas fuerzas y aptitudes del hombre. El conocimiento –que se
apoya en la experiencia, en la práctica– se inicia con las
percepciones sensoriales de las cosas que rodean al ser humano. De
ahí que en el proceso de la cognición desempeñe un gran papel la
“contemplación viva” la conexión sensorial directa del hombre con el
mundo objetivo. Fuera de las sensaciones, el hombre no puede saber
nada acerca de la realidad. La “contemplación viva” se realiza en
formas como la sensación, la percepción, la representación, el estudio
de los hechos, la observación de los fenómenos, &c. Las sensaciones
proporcionan al hombre un conocimiento de las cualidades externas de
las cosas. Diferenciando lo caliente, lo frío, los colores, los
olores, la dureza, la blandura, &c., el hombre se orienta con acierto
en el mundo de las cosas, distingue unas de las otras, adquiere
diversa información respecto a los cambios que se producen en el medio
que le rodea. La percepción de las imágenes de los objetos y el hecho
de conservarlas en la representación permiten operar libremente con
los objetos, captar el nexo entre el aspecto externo del objeto y sus
funciones. Mas, por importante que sea la forma sensorial del
conocimiento, ésta, de por sí, no hace posible penetrar en la ciencia
de las cosas, descubrir las leyes de la realidad. Ahora bien, es
precisamente en esto en lo que estriba el objetivo principal del
conocer. Los datos de la “contemplación viva”, de la experiencia, son
elaborados y generalizados por la facultad cognoscitiva superior del
hombre, por el pensamiento verbal, abstracto y lógico, que se realiza
en forma de conceptos, juicios y razonamientos. Los conceptos también
aparecen en el hombre como producto de su actividad productiva social.
Las propiedades, las funciones de las cosas, su valor objetivo para la
práctica, fijándose en la actividad señalizadora verbal de las
personas, se convierten en significado y sentido de palabras con ayuda
de las cuales el pensamiento humano crea determinados conceptos sobre
las cosas, sus propiedades y manifestaciones. La actividad lógica del
pensar se realiza en distintas formas: inducción y deducción, análisis
y síntesis, formulación de hipótesis y teorías, &c. Desempeñan
asimismo un gran papel en el conocimiento, la imaginación, la fantasía
creadora y la intuición, que permiten componer amplias
representaciones generalizadoras sobre la naturaleza de las cosas
partiendo de algunos datos de la experiencia. Sin embargo, el
pensamiento sólo crea ideas subjetivas; queda abierto el problema de
si dichas ideas corresponden a la realidad misma. Este problema no se
resuelve solamente con meros razonamientos y demostraciones teóricos,
sino, ante todo, en la práctica históricosocial. Una idea subjetiva
se convierte en verdad objetiva, –con la cual culmina un cielo
determinado del pensamiento– tan sólo en el caso de que las acciones
prácticas de la sociedad, apoyadas directa o indirectamente en dicha
idea, permitan al hombre dominar fuerzas de la naturaleza o sociales.
(Criterio de la verdad). Y sólo cuando la práctica social de la
producción confirma la coincidencia de ideas, conocimientos y teorías
con la realidad, sólo entonces, es posible hablar de la veracidad de
dichas ideas, conocimientos y teorías. Lenin escribió: “De la
contemplación viva al pensamiento abstracto y de éste a la práctica
–tal es la vía dialéctica del conocimiento de la verdad, del
conocimiento de la realidad objetiva” (t. XXXVIII, pág. 161). Las
verdades de la ciencia no se comprueban prácticamente de manera
definitiva mediante un experimento aislado, efectuado adrede. Toda la
actividad material de la producción, la existencia de la sociedad en
el transcurso de su historia toda, precisan, ahondan y comprueban el
saber. La verdad es un proceso. La práctica suficientemente
determinada para diferenciar del error la verdad objetiva, para
confirmar la veracidad de nuestros conocimientos, es al mismo tiempo
un proceso en desarrollo, limitado en cada una de sus etapas por las
posibilidades de la producción, su nivel técnico, &c. Esto significa
que también la práctica es relativa, en virtud de lo cual su
desarrollo no permite a la verdad convertirse en un dogma en algo
absoluto e invariable (Verdad absoluta y verdad relativa). La
transformación revolucionaria de la sociedad y el establecimiento
práctico del comunismo únicamente son posibles si se tiene un
conocimiento verdadero de las leyes objetivas sociales y naturales.

Diccionario marxista de filosofía · 1971:55-57

Conocimiento

Proceso histórico-social de la actividad humana orientado a reflejar
la realidad objetiva en la conciencia del hombre, “acercamiento
eterno, infinito, del pensamiento al objeto” (Lenin). El problema
relativo a la esencia del conocimiento se halla indiscutiblemente
ligado a la solución del problema fundamental de la filosofía. El
idealismo absolutiza algunos momentos del proceso cognitivo, los
separa del objeto, convierte el desarrollo del conocimiento en algo
independiente; por su parte, ciertos idealistas ven en el conocimiento
la causa y la fuente del desarrollo del objeto. El materialismo
considera el conocimiento como un proceso aproximadamente exacto del
reflejo de la realidad en la conciencia humana. Sin embargo, el
materialismo premarxista no veía el carácter complejo del
conocimiento, consideraba que éste no es un proceso, que no es
actividad, sino reflexión muerta, como de un espejo, contemplación
pasiva (Contemplatividad). El materialismo metafísico no comprendió
el carácter dialéctico del conocimiento, la complejidad de la
interrelación existente entre sus diferentes formas. El conocimiento
es un proceso complejo y contradictorio de captación cada vez más
exacta de la esencia de los objetos. “Es necesario comprender el
reflejo de la naturaleza en el pensamiento humano no como algo muerto,
‘abstracto’, sin movimiento, sin contradicciones, sino no en el
proceso eterno del movimiento, del surgimiento de contradicciones y de
su solución” (Lenin). El conocimiento va del análisis del fenómeno al
análisis de la esencia, de la esencia de primer grado a la esencia de
segundo grado, del estudio del objeto a la investigación del sistema
de interrelaciones existente entre los objetos. Al descubrir las
leyes de la realidad el conocimiento capta en forma ideal los objetos
de la naturaleza y la multilateralidad de su riqueza y diversidad.
Ello es posible sólo en virtud de que la actividad cognoscitiva del
hombre se basa en su actividad concreto-sensorial, en su actividad
práctico-material. Los objetos del mundo exterior se convierten en
objetos de conocimiento en virtud de que son encuadrados en la órbita
de la actividad humana, de que son sometidos a influencia activa por
parte del hombre. Sólo en virtud de esto es que pueden ser
descubiertas, reveladas sus propiedades. Las exigencias de la
actividad práctica determinan la dirección del desarrollo del
conocimiento, plantean ante él los problemas que deben ser resueltos,
condicionan los ritmos del avance de unas u otras ciencias. La
producción material proporciona instrumentos técnicos, aparatos
científicos para resolver los problemas del conocimiento. A su vez,
la actividad cognoscitiva se convierte, al encarnarse en la técnica,
en una fuerza productiva directa. El conocimiento pasa en su
desarrollo por una serie de escalones que se diferencian unos de los
otros por el grado en que reflejan el mundo objetivo, por las formas y
métodos del conocer. La actividad cognoscitiva representa la unidad
indisoluble entre lo empírico y lo teórico. El conocimiento empírico
constituye el reflejo de los objetos en el proceso de interrelación
directa (o con ayuda de instrumentos) del hombre con esos objetos.
Métodos específicos de este conocimiento son la observación, la
descripción, &c. En este peldaño del proceso cognitivo tiene lugar la
recopilación de datos que fijan las manifestaciones externas, las
propiedades de los objetos. El conocimiento teórico representa la
profundización del pensamiento en la esencia de los fenómenos de la
realidad. El conocimiento científico utiliza métodos tales como la
modelación, la elaboración de hipótesis y teorías, &c. El hombre
refleja la realidad con ayuda de las distintas formas de la actividad
cognoscitiva. No puede saber nada acerca de los objetos y fenómenos
del mundo exterior si no dispone del material que le proporcionan los
órganos de los sentidos en forma de contemplación sensorial
(sensaciones, percepciones, representaciones). Estas reproducen en
forma sensorialmente clara los objetos y sus diferentes propiedades.
Los nexos esenciales existentes entre los objetos y las leyes de su
desarrollo son reflejadas en las distintas formas del pensamiento
abstracto: conceptos, juicios, inferencias. El hombre utiliza
asimismo en el proceso del conocer distintos métodos lógicos (análisis
y síntesis, deducción, inducción), los cuales le permiten comprender
el objeto examinado. Gran papel en el conocimiento desempeñan el
lenguaje y los distintos sistemas de señales (Signo), los cuales fijan
los resultados de la actividad cognoscitiva. El lenguaje y los signos
posibilitan la comunicación entre los hombres, la transmisión de los
conocimientos a las generaciones venideras. Si considerarnos el
proceso de cognición desde el punto de vista de los resultados, es
decir, de si obtenemos un conocimiento objetivamente verdadero (verdad
objetiva), el conocimiento actuará entonces como movimiento desde la
verdad relativa hasta la verdad absoluta. El movimiento del
conocimiento se halla condicionado por los cambios que experimenta el
objeto investigado, por las condiciones en que se realiza el propio
conocimiento y por la evolución que sigue la actividad práctica. Al
modificarse, nuestros conocimientos se hacen más y más concretos, más
y más objetivos. El criterio de la verdad de nuestros conocimientos
lo constituye la práctica. Las ideas y teorías, al encarnarse con
ayuda de la actividad práctica en la realidad material, revelan cuán
acertadamente han sido reflejados en ellas la esencia de las cosas y
sus nexos y relaciones sujetos a leyes.

Diccionario de filosofía · 1984:82-83

Conocimiento

Proceso socio-histórico de la actividad creadora de los hombres, que
forma su saber, sobre la base del cual surgen los fines y motivos de
las acciones humanas. En la historia de las formaciones clasistas,
donde existe la contraposición entre el trabajo intelectual y el
manual y donde la actividad creativa, que descubre y crea lo nuevo, se
opone socialmente a la actividad ejecutiva rutinaria, el conocimiento
por lo común constituye una función específica de quienes se ocupaban
profesionalmente de una u otra variedad de la producción espiritual
(actividad científica, estética, ética, religioso-moral y de otra
índole). Por eso la teoría del conocimiento se ha elaborado como
teoría de una actividad especial, propiamente espiritual, que se
separó de la práctica (Teoría y práctica), lo cual engendró el
agnosticismo y el idealismo en la intelección del conocimiento. La
teoría materialista dialéctica del conocimiento considera la actividad
práctica como fundamento del conocimiento y criterio de la veracidad
del saber. En los pilares del conocimiento se encuentran la
influencia activa de los individuos sobre la naturaleza, la
reelaboración de la substancia de la naturaleza y la utilización de
las propiedades de las cosas en la producción. Uno u otro modo de
actividad práctica es, al mismo tiempo, modo de comunicación entre los
individuos. En los procesos laborales del tratamiento de la piedra,
de los metales, &c. se reflejaban y se consolidaban las propiedades
esenciales de estos objetos. Por eso la piedra o el metal aparecían
ante el hombre no simplemente en forma de combinación de las
cualidades externas, perceptibles por los órganos de los sentidos. Al
contemplar un objeto, el hombre, diríase, “imprime” al mismo las
habilidades históricamente formadas de su transformación y
aprovechamiento, por lo cual este objeto aparece ante el hombre
también como objetivo de su acción. Así pues, la contemplación viva
de los objetos es un elemento de la actividad práctica sensorial. Se
realiza en formas tales como la sensación, percepción, representación,
&c. Las propiedades y funciones de las cosas, su significación
objetiva, consolidándose en la actividad signalizadora y lingüística
de los hombres, se convierte en significado de las palabras, con cuya
ayuda el hombre crea, por medio de la actividad abstractiva del
pensamiento, sus representaciones sobre las cosas, sus propiedades y
manifestaciones. La actividad lógica del pensamiento se efectúa en
formas tales como concepto, juicio, ilación, inducción y deducción,
análisis y síntesis, &c., en la formulación de ideas e hipótesis.
Ahora bien, únicamente cuando la práctica socio-productiva confirma la
coincidencia de las ideas o hipótesis con la realidad, podemos hablar
de su veracidad. Lenin decía: “De la percepción viva al pensamiento
abstracto, y de éste a la práctica; tal es el camino dialéctico del
conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva”
(t. 29, pp. 152-153). Las verdades del conocimiento se verifican
prácticamente no sólo en un experimento aislado especialmente
organizado. Toda la actividad material socio-productiva y todo el ser
de la sociedad en el curso de toda su historia concretan, ahondan y
verifican los conocimientos. Siendo lo suficientemente definida como
para distinguir entre la verdad objetiva y el error y confirmar la
autenticidad de nuestros conocimientos la práctica constituye a la vez
un proceso en desarrollo, limitado en cada una de sus etapas por las
posibilidades de la producción, su nivel técnico, &c. Esto significa
que la práctica también es relativa, en virtud de lo cual su
desarrollo no permite a la verdad convertirse en dogma, en algo
absoluto, inmutable (Verdad absoluta y relativa). Únicamente el
conocimiento auténtico de las leyes sociales y naturales objetivas
posibilita la transformación revolucionaria de la vieja sociedad y la
edificación práctica de la nueva.

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