4-Contraste entre la ciudad y el campo

Contraste entre la ciudad y el campo

Diccionario filosófico marxista · 1946:53-54

Contraste entre la ciudad y el campo

Con el aumento de la división social del trabajo se produjo también el
alejamiento entre la ciudad y el campo, formándose históricamente
entre ellos un agudo contraste: en el aspecto económico, político y
cultural, extremo atraso del campo en relación a la ciudad; contraste
que se acrecienta particularmente bajo el capitalismo. “…la
contraposición entre la ciudad y el campo es una de las causas más
profundas del atraso económico y cultural del campo… El Partido
Comunista (bolchevique) ve en su liquidación, uno de los objetivos
fundamentales de la construcción comunista” (Programa del P. C. (b) de
la U.R.S.S.). Marx y Engels fueron los primeros en probar
científicamente que este objetivo sólo puede ser cumplido bajo el
comunismo. La victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre en
la U.R.S.S. ha creado todas las condiciones necesarias para solucionar
con éxito esta ardua tarea. En la Rusia zarista, el 65% de las
haciendas rurales eran pobres; el instrumento fundamental de la
producción era el arado. El campo vegetaba en la miseria, en el atraso
y en la ignorancia. La industrialización del país y la colectivización
de la economía rural han permitido modificar radicalmente la situación
del campo en la Unión Soviética. “En lugar del océano de las pequeñas
economías agrarias individuales, con su débil técnica atrasada y con
el predominio del kulak, tenemos ahora la producción mecanizada más
grande del mundo y dotada de la nueva técnica, en forma de un sistema
general de koljoses y sovjoses” (Stalin). La propiedad socialista ha
llegado a ser la que impera en absoluto en la economía rural. Las
faenas fundamentales del campo se realizan con máquinas
complicadas. La labor agraria llegó a convertirse en una variedad del
trabajo industrial. En el campo hay cientos de miles de tractoristas
calificados, de jefes de combinados y maquinistas. Miles de sovjoses y
de estaciones de máquinas y tractores han llevado al campo una elevada
cultura socialista. Se han construido miles de kilómetros de nuevas
carreteras. La electricidad se ha asentado sólidamente en el campo; el
teléfono, el telégrafo y la radio relacionan el campo con el resto del
mundo. Se ha construido una red de clubs, casas de lectura,
salas-laboratorios, cines, teatros y bibliotecas. En la Unión
Soviética, el anterior contraste entre la ciudad y el campo está
socavado en su raíz. Las diferencias que persisten entre ellos serán
definitivamente liquidadas con la construcción del comunismo.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:390-391

Oposición entre la ciudad y el campo

Cuando la división social del trabajo se acentuó y la sociedad se
dividió en clases, la ciudad se separó del campo. Poco a poco resultó
una profunda oposición entre ellas, un inmenso retraso económico,
político y cultural del campo con respecto a la ciudad. Esta
oposición histórica, que existe en el marco de la propiedad privada,
ha alcanzado su punto culminante bajo el régimen capitalista: la
tierra es explotada en forma desconsiderada, la renta territorial
crece conjuntamente con el endeudamiento y la ruina de los pequeños
propietarios campesinos. El campo se retrasa cada vez más en relación
a la ciudad.

La oposición entre la ciudad y el campo significa oposición de
intereses, y tiene por base económica la explotación del campo por la
ciudad y la ruina del campesinado laborioso a medida que se desarrolla
el capitalismo.

La ciudad, representada por las clases explotadoras, oprime al campo,
es decir, a los campesinos trabajadores. “Bajo el capitalismo la
ciudad daba al campo aquello que le degradaba política, económica,
moral y físicamente, &c.” (Lenin, Obras escogidas, t. II, p. 1044,
Ed. esp., Moscú, 1948). El imperialismo no hace sino agravar la
oposición entre la ciudad y el campo, la que se manifiesta en el
antagonismo entre metrópolis y colonias, países industriales y
agrarios. A fin de asegurarse beneficios máximos, el capitalismo
monopolista actual intensifica la explotación del campesinado por
diversos medios (establecimiento de precios elevados de los productos
manufacturados y bajos precios de los productos agrícolas, precios
elevados de la tierra, formas de servidumbre en los arrendamientos
agrícolas, &c.).

Marx y Engels fueron los primeros en probar científicamente que la
oposición entre la ciudad y el campo no podría ser liquidada sino bajo
el socialismo. La supresión de la oposición entre la ciudad y el
campo, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, es una de las
principales condiciones de la abolición de todas las distinciones de
clase en la sociedad socialista. Lenin decía que “…para suprimir
por completo las clases, no basta con derribar a los explotadores,
terratenientes y capitalistas, y suprimir su propiedad, sino que es
también imprescindible suprimir toda propiedad privada sobre los
medios de producción; es necesario suprimir la diferencia existente
entre la ciudad y el campo, así como entre los hombres dedicados a un
trabajo manual y los dedicados a un trabajo intelectual” (Ibid., p.
613).

La victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre ha creado las
condiciones necesarias para la solución de ese problema. Se trataba
ante todo, de liquidar las clases explotadoras y el sistema de
explotación. En la Rusia Zarista, el 65% de las familias campesinas
pertenecían al campesinado pobre; su principal instrumento de
producción era el arado de madera. El campo estaba atrasado y
vegetaba en la miseria y la ignorancia. La industrialización del país
y la colectivización de la agricultura han cambiado totalmente el
campo soviético. Ha sido creada la agricultura más grande del mundo,
basada en la propiedad socialista y provista de la técnica agrícola
moderna. La propiedad socialista domina completamente en la
agricultura. La ciudad es amiga del campo y le proporciona una ayuda
inmensa para permitirle liquidar su retraso secular, económico y
cultural. El Estado Soviético ha entregado a los koljoses la tierra
en usufructo perpetuo. La campiña soviética ha dado un enorme salto
adelante. La agricultura cuenta hoy con centenares de millares de
conductores de tractores y de máquinas combinadas que utilizan la
poderosa técnica socialista. Los sovjoses y las estaciones de
máquinas y tractores han introducido en el campo métodos socialistas
avanzados. Se han construido millares de kilómetros de rutas nuevas;
la electricidad, el teléfono, el telégrafo y la radio se generalizan,
y se ha edificado una enorme red de clubs, bibliotecas, cines,
laboratorios. La ciencia agronómica ha pertrechado a los koljosianos
con conocimientos que les permiten aumentar el rendimiento de las
cosechas. Todo esto significa que en la U.R.S.S., la oposición entre
la ciudad y el campo ha sido suprimida. Actualmente, el Partido
Comunista y el Estado Soviético realizan el programa de un nuevo y
poderoso desarrollo de la agricultura, cuyo cumplimiento permitirá
satisfacer las necesidades crecientes de la población en artículos de
amplio consumo, y asegurará las materias primas a la industria liviana
y alimenticia.

La supresión de la oposición entre la ciudad y el campo realizada
gracias a la victoria del socialismo en la U.R.S.S., no significa en
modo alguno, la desaparición de toda diferencia entre ellas. La
diferencia esencial entre la ciudad y el campo subsiste todavía, y
sólo será eliminada en el curso del pasaje gradual del socialismo al
comunismo.

Diccionario filosófico · 1965:85

Contradicción entre la ciudad y el campo

Relaciones históricamente establecidas que expresan el gran atraso del
campo respecto a la ciudad en el sentido económico y en el cultural;
contradicción entre los intereses radicales de las masas trabajadoras
del campo y los de las clases explotadoras dominantes. La
contradicción enre la ciudad y el campo se ha producido como
consecuencia de la división social del trabajo (división del trabajo)
y alcanza sus caracteres extremos en la sociedad capitalista. La base
económica de dicha contradicción estriba en la explotación de los
campesinos, a quienes ésta conduce a la ruina. “La ciudad ha dado al
campo, bajo el capitalismo, aquello que lo ha corrompido política,
económica moral, físicamente, &c.”. (Lenin, t. XXXIII, pág. 426).
En la sociedad socialista, como resultado de haberse puesto fin a toda
clase de explotación y de haberse transformado la agricultura
organizándola sobre principios socialistas, desaparece también la
contradicción entre la ciudad y el campo. La ciudad, representada por
la clase obrera, obra como amiga, aliada y dirigente de los
trabajadores del campo, les ayuda a superar su atraso de siglos. Se
modifica el carácter del trabajo agrícola, cada vez más parecido al
trabajo industrial. Aumenta la cultura en el campo, de modo
incomparable respecto al pasado. No obstante, la existencia de dos
formas de propiedad socialista (la de todo el pueblo y la
cooperativo-koljosiana) hace que se conaerve una diferencia esencial
entre la ciudad y el campo. Superarla y eliminar los límites entre
clase obrera y campesinado koljosiano –hecho estrechamente vinculado
al primero– son aspectos necesarios de la construcción del comunismo.
En el programa del P.C.U.S. se, señala el camino concreto que permite
superar tales diferencias. Lo fundamental consiste en crear la base
material la técnica del comunismo, lo que contribuirá a elevar la
propiedad cooperativa koljosiana al nivel de propiedad de todo el
pueblo, a convertir el trabajo agrícola en una variedad del trabajo
industrial, a mejorar las condiciones económico-sociales y el género
de vida del campo hasta el nivel de la ciudad. Con todo, incluso bajo
el comunismo persistirán ciertas diferencias, no esenciales, entre el
trabajo industrial y el trabajo agrícola, debido a las peculiaridades
específicas de cada clase de trabajo.

Diccionario de filosofía · 1984:66-67

Ciudad y campo

Formas relativamente aisladas de asentamiento social de la población,
que surgieron en el período de transición de la sociedad preclasista a
la clasista y que en las formaciones divididas en clases antagónicas
adquirieron el carácter de contradicciones. La base objetiva de la
separación de la ciudad respecto del campo, son las necesidades del
desarrollo de la producción material, que en determinada etapa origina
obligatoriamente la división del trabajo en la sociedad: la separación
de la industria de la agricultura al comienzo interviene como
separación de la artesanía con relación a la agricultura y la
separación del trabajo intelectual respecto del manual. El carácter
concreto de las relaciones entre la ciudad y el campo es distinto en
las diferentes formaciones socioeconómicas. En las comunidades de
tipo asiático, que no segregaron aún la producción artesana, las
ciudades aparecidas eran principalmente centros burocrático-militares,
administrativos y religiosos, organizadores de los trabajos sociales y
explotadores supracomunitarios del campo. En la formación esclavista,
la ciudad, como concentración de la clase de los esclavistas, se
forma, al mismo tiempo, no sólo como centro administrativo, militar y
cultural, sino, también, como centro de producción artesana, que
domina sobre el campo. Al surgir el feudalismo, el centro de la vida
económica se traslada al campo. Una parte considerable de la clase
dominante se concentra en las haciendas y bienes patrimoniales del
campo. Ahora bien, esto no suprime el papel de la ciudad como eslabón
que los enlaza. A medida que se desarrolla el feudalismo, va
aumentando cada vez más el papel de la ciudad no sólo como centro
administrativo, sino, también, artesano, comercial y cultural. Al
mismo tiempo, crece numéricamente la población de las ciudades. Se
intensifica la explotación del campo por la ciudad mediante el
establecimiento de los precios de monopolio de los artículos de la
producción artesana gremial, el sistema de impuestos, el engaño
directo por parte de mercaderes y la usura. En la formación
capitalista, la contradicción entre la ciudad y el campo se convierte
en base de sus interrelaciones, y en la fase imperialista adquiere un
carácter particularmente agudo. El devenir y desarrollo del
capitalismo estaban enlazados en todas partes con el arruinamiento del
productor directo, la expropiación del campesinado. Los trabajadores
del campo experimentan una doble opresión: por parte de la burguesía
tanto rural como urbana, que tiene en sus manos los resortes
económicos y políticos de la explotación del campo. Cuando en la
época del imperialismo todo el mundo se incorpora a un sistema
económico único, los países capitalistas industrializados obligan a
las colonias y los países dependientes a convertirse en sus apéndices
agrícola y suministrador de materias primas. El desmoronamiento del
sistema colonial en la época contemporánea no ha conducido aún a que
la mayoría de dichos países conquistase su plena independencia
económica. Únicamente los países de orientación socialista, con la
ayuda de los países del socialismo, adquieren las posibilidades para
lograr su independencia económica respecto a los Estados
imperialistas. En el contexto del socialismo, primera fase de la
formación comunista, se suprime ya la contradicción entre la ciudad y
el campo. La liquidación de la propiedad privada y de las clases
explotadoras, y más tarde, la cooperativización socialista del
campesinado, permiten a la ciudad socialista organizar el ascenso
económico, cultural y doméstico del campo. Pero al eliminar la
contradicción entre la ciudad y el campo, el socialismo no suprime aún
las diferencias sustanciales entre ellas, que se manifiestan en el
nivel desigual de desarrollo de la base técnico-material y de la
cultura, en la existencia de dos formas de propiedad (la estatal y la
cooperativo-koljosiana, que prevalece en el campo), en el carácter de
la organización del trabajo, la vida doméstica, el descanso, &c. El
papel rector de la ciudad socialista en el proceso de edificación de
la sociedad comunista se mantiene y se manifiesta en el desarrollo de
las fuerzas productivas del campo, en el ascenso de la propiedad
koljosiana al nivel de la de todo el pueblo, en la transformación del
trabajo agrícola en una variedad del trabajo industrial y en la
elevación del bienestar material y el nivel espiritual de la población
rural. Únicamente el comunismo puede resolver los problemas
–engendrados por el capitalismo y reforzados por la revolución
científico-técnica– de la urbanización desenfrenada y la conversión de
las ciudades en megapolis, que tienen la longitud de centenares de km,
carecen de aire fresco, vegetación y sol y ejercen una influencia
destructora sobre todo su medio ambiente. La experiencia de la Unión
Soviética muestra ya hoy que existe la posibilidad real de resolver
armónicamente los problemas modernos de la urbanización, así como
superar las antiguas contradicciones entre la ciudad y el campo.

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