Encéfalo
Diccionario filosófico marxista · 1946:88-89
Encéfalo
El encéfalo es órgano del pensamiento, de la conciencia; sección
superior del sistema nervioso de los animales que alcanza su
desarrollo y perfección máximos en el hombre. El encéfalo tiene una
estructura extraordinariamente compleja, en la que se distinguen
varias partes que regulan los diversos aspectos de la actividad de los
animales y del hombre. Estas son el bulbo, en el que están
concentrados los centros vitales más importantes como, por ejemplo, el
centro de respiración, de la circulación de la sangre, del intercambio
de materias y otros; el cerebelo, cuya función fundamental consiste en
mantener el equilibrio y la coordinación de las movimientos; el
mesocéfalo y el intermedio, que regulan los movimientos automáticos,
la actividad instintiva de los animales y que constituyen también el
centro de la sensibilidad y, finalmente, los hemisferios cerebrales.
La corteza de los hemisferios se compone de más de 15 mil millones de
células nerviosas que regulan los movimientos espontáneos de los
animales, que perciben las excitaciones que llegan del mundo exterior
a través de los órganos de los sentidos, y desempeñan asimismo las
funciones más importantes en la reelaboración de estas excitaciones,
su generalización y la reacción correspondiente, todo lo cual compone
la base fisiológica de los procesos del pensamiento y de la
conciencia. Las investigaciones clásicas de la actividad nerviosa
superior de los animales, realizadas por el académico I. P. Pavlov
(ver) y su escuela, han establecido que la psiquis, o sea, las
sensaciones, las representaciones, el pensamiento y la conciencia, son
el producto de la actividad del cerebro que refleja la acción que
sobre él ejerce el mundo objetivo. La actual fisiología de la
actividad nerviosa superior pulverizó definitivamente las ideas
idealistas sobre la independencia del espíritu, del pensamiento, y de
la conciencia respecto a la materia, y demostró cabalmente que “el
pensamiento, por más sobrenatural que parezca, es el producto de un
órgano material, corpóreo: el cerebro” (Engels). La conciencia, el
pensamiento, no son más que el reflejo de la Naturaleza, de la
existencia social, en el cerebro del hombre, “…no se puede, por eso,
separar el pensamiento de la materia, si no se quiere cometer un craso
error” (Stalin). El pensamiento, la conciencia humana, siendo
propiedad de la materia altamente organizada: el cerebro, y
constituyendo el producto de su actividad, se ha desarrollado sobre la
base de la práctica histórico-social de la humanidad, sobre la base de
su actividad productiva. “El fundamento primero y más esencial del
pensamiento humano, lo constituye precisamente el cambio de la
Naturaleza por el hombre, y no la sola Naturaleza como tal; sino que
la inteligencia del hombre se ha desarrollado también en la medida en
que iba aprendiendo a modificar la Naturaleza” (Engels).
No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959
No figura en el Diccionario filosófico · 1965
No figura en el Diccionario de filosofía · 1984