Entendimiento y razón
Diccionario filosófico marxista · 1946:93-94
Entendimiento y razón
El entendimiento y la razón son dos formas del conocimiento en la
filosofía de Kant y de Hegel. De acuerdo con la teoría de Kant, “todo
nuestro conocimiento comienza merced a los sentidos, pasa luego al
entendimiento y culmina después en la razón”. El entendimiento
introduce el orden, unifica los datos de los sentidos con arreglo a
las leyes que le son inherentes. Esta ordenación del material de los
sentidos de acuerdo con las leyes del entendimiento, constituye
precisamente el conocimiento humano. El conocimiento es subjetivo y
no refleja para nada, ni puede reflejar, el mundo material de las
“cosas en sí”. Pero nuestro conocimiento tiende a superar los
estrechos marcos que la Naturaleza le impone, trata de concebir las
cosas tal como son en sí mismas. Este es el terreno de la razón. Al
hacer esto, la razón cae en contradicciones inevitables: llega a
conclusiones que se contradicen, que en igual medida pueden ser
fundamentadas y excluirse mutuamente (por ejemplo, el mundo tiene y no
tiene un principio en el tiempo y en el espacio; la materia puede y no
puede ser infinitamente divisible, etc.). Kant señaló, de esta
manera, la presencia de contradicciones en la razón, pero las
consideraba puramente subjetivas, carentes de toda relación con el
mundo de las “cosas en sí”. Afirmaba que el paso hacia el
conocimiento racional significa alejarse al máximo de la experiencia,
de los objetos del mundo exterior. El propio hecho de que la razón
cayera en contradicciones era, para Kant, una prueba de la debilidad
de la razón, de lo ilegítimo de su intento de concebir el mundo de las
“cosas en sí”. “Elevándose desde el entendimiento hacia la razón,
Kant rebaja el valor del raciocinio, negándole la capacidad ‘de
alcanzar la plena verdad’” (Lenin). Hegel sometió a una severa
crítica el punto de vista de Kant. La diferencia entre el
entendimiento y la razón aparece en Hegel como la diferencia entre los
modos inferior y superior del raciocinio y del conocimiento. El
raciocinio inferior (del entendimiento), es un “raciocinio finito”,
característico de la lógica formal, de la metafísica. El
entendimiento engendra sólo determinaciones finitas, metafísicas,
llegando a asertos inmóviles que se oponen mutuamente. Así, para el
entendimiento, la vida y la muerte son dos fenómenos contrapuestos y
no relacionados mutuamente. “Según este modo de concebir, existen dos
propiedades autónomas del hombre: la propiedad de ser vivo y, además
de eso, la propiedad de ser muerto. Pero la verdadera comprensión
radica en que la vida, como tal, lleva en sí los gérmenes de la muerte
y que, en general, lo finito se contradice, dentro de sí mismo y a
consecuencia de ello se anula”. El raciocinio superior (de la razón),
según Hegel, es un raciocinio dialéctico, que señala la contradicción
interna de la realidad y de todas las determinaciones engendradas por
el raciocinio, e investigando profundamente la naturaleza del propio
raciocinio y de los conceptos por él creados, muestra la interna
conexión mutua de los asertos contrapuestos y su paso recíproco del
uno al otro. Lenin cita el ejemplo de la distinción que hace Hegel
entre los conceptos de entendimiento y razón: “Si examinamos el
concepto de libertad como una antítesis abstracta de la necesidad,
este concepto sólo será un concepto del entendimiento (finito) de la
libertad; en cambio el verdadero y racional concepto de la libertad
contiene dentro de sí la necesidad como anulada”. Pero tanto el
entendimiento como la razón, para el idealista Hegel sólo son
definiciones del “espíritu” que es “superior a ambos”. Engels señala
que “la distinción hegeliana, según la cual, sólo el raciocinio
dialéctico es racional, tiene cierto sentido”. Todas las formas de la
actividad del entendimiento, conocidas como las de la lógica
corriente: inducción, deducción, análisis, etc., son comunes al
hombre, a la vez que a los animales. Son “totalmente iguales en el
hombre y en los animales superiores” y sólo se distinguen “por el
grado (del desarrollo del correspondiente método)” (Engels). Por el
contrario, el raciocinio dialéctico, es propio sólo del hombre, y eso
en la fase relativamente superior de desarrollo: habiendo surgido
entre los griegos, sólo alcanza su pleno desarrollo durante el siglo
XIX. El raciocinio racional, comprendido como un raciocinio
dialéctico, eleva al hombre por encima del mundo animal.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:159-160
Entendimiento y razón
Dos modos de conocimiento en la filosofía de Kant (ver) y de Hegel
(ver). De acuerdo con la doctrina de Kant, “todo conocimiento
comienza por los sentidos, pasa en seguida al entendimiento y se
corona en la razón”. El entendimiento introduce el orden en los datos
suministrados por los sentidos y los reúne según las leyes que le son
inherentes. El conocimiento es esta ordenación del material
suministrado por los sentidos conforme a las leyes “a priori” del
entendimiento. Por ser subjetivo, el conocimiento no refleja en
absoluto ni puede reflejar el mundo objetivo de las “cosas en sí” (ver
“Cosa en sí” y “cosa para nosotros”). Pero nuestro conocimiento trata
de desbordar los límites estrechos que la naturaleza le ha asignado,
aspira a concebir las cosas tal como son. Y ese es el dominio de la
razón. Pero ésta tropieza con contradicciones inevitables: desemboca
en conclusiones que se contradicen recíprocamente, que pueden
justificarse en igual medida y que, al mismo tiempo, se excluyen
mutuamente. Por ejemplo, el mundo tiene un comienzo en el tiempo y en
el espacio, y no lo tiene; la materia es divisible al infinito, y no
lo es, etc. Kant afirmaba que pasar al conocimiento racional
significaba alejarse al máximo de la experiencia, de los objetos del
mundo exterior. El hecho de que la razón se empantane en
contradicciones es para Kant, una prueba de su debilidad, de lo
ilegítimo de sus tentativas de penetrar en el mundo de las “cosas en
sí”. Kant sentía la necesidad de rebajar el papel de la razón para
justificar la religión.
En Hegel, el entendimiento y la razón son, respectivamente, los modos
inferior y superior de pensar y de conocer. El entendimiento es un
“raciocinio finito” que caracteriza a la lógica formal, a la
metafísica. El entendimiento no suministra más que definiciones
limitadas, metafísicas, y llega a conclusiones fijas que se oponen una
a otra. Así, para el entendimiento la vida y la muerte son fenómenos
contrarios que no tienen nada de común. La razón, según Hegel, es un
modo de pensar dialéctico. Al analizar la naturaleza del pensamiento
y de las nociones que engendra, Hegel muestra el vínculo interno de
las afirmaciones contrarias y de sus transformaciones mutuas. Pero
para el idealista Hegel, el entendimiento, como la razón, no son más
que determinaciones del “espíritu, superior a los dos”. Hegel deforma
los conceptos de “entendimiento” y de “razón” cuando afirma que el
entendimiento es materialista y la razón, idealista, especulativa.
En Dialéctica de la naturaleza, Engels subraya que la distinción
hegeliana entre el entendimiento y la razón tiene un núcleo racional:
todos los modos de actividad del entendimiento –inducción, deducción,
análisis, síntesis– son comunes al hombre y a los animales, mientras
que la razón, vale decir, la actividad del pensamiento que opera con
ayuda de conceptos, es lo característico del hombre.
Diccionario filosófico · 1965:142
Entendimiento y razón
Grados o procedimientos del pensar distinguidos en algunos sistemas de
la filosofía premarxista. Por entendimiento se suele entender la
facultad de razonar con acierto, de argumentar, de exponer
sistemáticamente los propios pensamientos. Por razón suele entenderse
la facultad de encontrar las causas y la esencia de los fenómenos, la
facultad de examinarlos en todos sentidos, de descubrir la unidad de
los contrarios. Los gérmenes de semejante división se encuentran ya
en Platón, Aristóteles y Nicolás de Cusa. Ocupan un lugar especial en
la filosofía de Kant y de Hegel. Según Kant, las sensaciones, que
surgen gracias a la acción de la “cosa en sí”, incognoscible, sobre
los órganos de los sentidos, se ordenan con ayuda de las formas
apriorísticas de la sensibilidad (el espacio y el tiempo) y del
entendimiento (las categorías de unidad, multiplicidad, causalidad,
posibilidad, necesidad y otras). El entendimiento da forma al
contenido sensorial y por esto entra en conocimiento de las cosas no
como son, sino como aparecen. El ulterior movimiento del conocer es
posible gracias a la razón, formas de cuya síntesis son las ideas de
alma, de mundo y de Dios. La mente del hombre, al intentar conocer
los objetos de dichas ideas, se encuentra con contradicciones
insolubles (antinomias). El camino hacia el mundo de las “cosas en
sí” también está cerrado para la razón teórica. No queda más remedio
que recurrir a la “razón práctica” y ampliar la concepción del mundo a
expensas de la fe. Según Hegel, el entendimiento no va más allá de la
determinación inmóvil, de la identidad y de la universalidad
abstractas, de los contrarios estancados, separados entre sí (esencia
y fenómeno, necesidad y casualidad, vida y muerte, etc.). El
pensamiento intelectivo, sin embargo, no basta; constituye sólo un
grado necesario que permite elevarse más alto, hacia las formas
racionales del conocimiento. El aspecto dialéctico negativo racional
del pensamiento consiste en que las determinaciones unilaterales y
limitadas se superan a sí mismas, y en el tránsito a su contrario. El
aspecto especulativo positivo-racional del pensamiento contiene en sí,
superados, aquellos contrarios más allá de los cuales no va el
entendimiento, y precisamente con esto se revela como lo concreto y la
totalidad. El marxismo, a la vez que rechaza el idealismo de Hegel,
valora en mucho su crítica de la metafísica, y la dialéctica contenida
en la doctrina hegeliana del entendimiento y la razón.
No figura en el Diccionario de filosofía · 1984