2-Evolución emergente

Evolución emergente

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:162

Evolución emergente

(del latín “emergere”: aparecer, salir al exterior). Teoría idealista
del desarrollo. Se ha difundido en la filosofía burguesa
angloamericana, sobre todo entre los representantes del neorrealismo.
Las figuras más destacadas que mantienen dicha teoría son Samuel
Alexander, Conwy Lloyd Morgan y Charlie Dunbar Broad. La teoría de la
evolución emergente surgió en la década de 1920 en contraposición a la
dialéctica materialista. Su objetivo era “explicar” el hecho de que
el desarrollo se produjera en forma de cambios bruscos, la aparición
de lo nuevo, etc. Los teóricos de la evolución emergente interpretan
los procesos de transformación como actos irracionales,
incomprensibles desde un punto de vista lógico, y en última instancia
llegan al reconocimiento de la divinidad. Esa teoría conduce a la
negación de la sujeción natural e histórica a ley. Para Lloyd Morgan,
toda la naturaleza tiene espíritu: no existe lo físico sin lo
psíquico. Alexander declara que el “espacio-tiempo” inmaterial
constituye la base primitiva de la naturaleza y que la materia es
derivada respecto a dicha base. Para él, sirven como elementos
primeros de la naturaleza “impulsos-elementos” inmateriales. Broad
defiende sin rodeos el vitalismo y la transmigración de las almas.

Diccionario de filosofía · 1984:157

Evolución emergente

(lat. emergeré.) Teoría idealista del desarrollo. Se ha propagado en
la filosofía burguesa anglo-norteamericana moderna, sobre todo, entre
los representantes del neorrealismo. Figuras principales: Alexander,
C. Lloyd Morgan, C.D. Broad. La teoría de la evolución emergente
surgió en los años 20 del siglo 20 en oposición a la dialéctica
materialista. Persigue el fin de interpretar en el sentido idealista
el desarrollo a saltos y la aparición de lo nuevo. Los teóricos de la
evolución emergente consideran los procesos de cambio como actos
irracionales, lógicamente inconcebibles, y en fin de cuentas llegan al
reconocimiento de la divinidad. Esta teoría lleva a la negación de la
regularidad natural e histórica y del papel de la fase cuantitativa
del cambio en el proceso de desarrollo. Broad, por ejemplo, defiende
abiertamente el vitalismo y la transmigración de las almas.

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