5-Existencia social y conciencia social

Existencia social y conciencia social

Diccionario filosófico marxista · 1946:109

Existencia social y conciencia social

Desde el punto de vista del materialismo dialéctico, la existencia es
lo primario, y la conciencia, lo secundario, el reflejo de la materia,
de la Naturaleza, en el cerebro humano, que es producto superior del
desarrollo de esta misma Naturaleza. De igual modo, el materialismo
histórico resuelve el problema de la relación entre la existencia
social y la conciencia social. La existencia social –el modo de
producción de los bienes materiales: los alimentos, el vestido, la
vivienda, etc.– es lo primario, lo que determina la conciencia social,
la vida espiritual de la sociedad. Lenin, refiriéndose a este
problema, dice lo siguiente: “Así como el conocimiento del hombre
refleja la Naturaleza que existe independientemente de él, es decir,
de la materia en desarrollo, así también el conocimiento social del
hombre (o sea, las diversas concepciones y doctrinas filosóficas,
religiosas, políticas, etc.), refleja el régimen económico de la
sociedad”. Antes de Marx imperaba la concepción idealista de la
historia (ver). Los idealistas veían en la conciencia social (en las
ideas, teorías, convicciones de los hombres) o en la “idea absoluta”,
en dios, etc., la base, la fuerza impulsora del desarrollo social.
Marx extendió el materialismo dialéctico al terreno de los fenómenos
sociales, descubriendo que la existencia social, el modo de producción
de los bienes materiales determina la conciencia social. Fue éste el
descubrimiento más grande, el que transformó la Sociología en una
auténtica ciencia. Al mismo tiempo, el marxismo demostró que las
ideas sociales avanzadas desempeñan un grandioso papel transformador y
organizador en el desarrollo de la Sociedad.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:32-33

Existencia social y conciencia social

Del punto de vista del materialismo dialéctico, la existencia es lo
primario, mientras que la conciencia es lo secundario, un reflejo de
la materia, de la naturaleza, en el cerebro del hombre, que aparece
como el producto superior del desarrollo de la naturaleza misma. El
materialismo histórico resuelve, de igual modo, el problema de la
relación entre la existencia social y la conciencia social. La
existencia social –modo de producción de los bienes materiales:
alimentos, vestidos, vivienda, etc.–, viene a ser lo primario,
determinando la conciencia social y la vida espiritual de la sociedad.
Sobre esto, Lenin dice lo siguiente: “Del mismo modo que el
conocimiento del hombre, refleja, independientemente de sí mismo, la
naturaleza existente, es decir, la materia que se desarrolla, así
también, el conocimiento social del hombre (es decir, los diversos
conceptos y doctrinas filosóficas, religiosas, políticas y otras),
refleja el régimen económico de la sociedad”.

Hasta Marx, dominaba la concepción idealista de la historia. Los
idealistas veían en la conciencia social (ideas, teorías, convicciones
de los hombres), o en la “idea absoluta”, en Dios, etc., la causa, la
fuerza impulsora del desarrollo social. Marx extendió el materialismo
al dominio de los fenómenos sociales, descubriendo que la existencia
social y el modo de producción de los bienes materiales determinan la
conciencia social. Esto fue un gran descubrimiento, que convirtió la
ciencia social en una verdadera ciencia. A la vez, el marxismo mostró
el gran papel de transformación, movilización y organización que
desempeñan las ideas sociales avanzadas, en el desarrollo de la
sociedad.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:179-180

Existencia social y conciencia social

El marxismo entiende por existencia social, las condiciones de la vida
material de la sociedad (ver), ante todo, el modo de producción, así
como el régimen económico de la sociedad. La conciencia social, está
constituida por las concepciones filosóficas, políticas, artísticas,
científicas, morales, religiosas. La relación de la existencia social
con la conciencia social es la cuestión filosófica fundamental en lo
que se refiere a los fenómenos sociales. El materialismo dialéctico
considera la existencia como dato primario y la conciencia, como dato
secundario; la conciencia es el reflejo de la materia en el cerebro
humano, producto supremo de la evolución de la naturaleza. De análoga
manera, el materialismo histórico, zanja el problema de la relación de
la existencia social con la conciencia social (ideas, teorías,
opiniones, etc.). La existencia social es el dato primario, y ella
determina la conciencia social, la vida espiritual de la sociedad. A
determinada existencia social o condiciones de vida, corresponden
determinadas ideas y concepciones políticas o instituciones políticas.
El período premarxista estaba dominado por la concepción idealista de
la historia según la cual, el motor del desarrollo social residiría en
la conciencia social, o bien, en la “idea absoluta”, Dios, etc.
Habiendo aplicado el materialismo dialéctico a los fenómenos
históricos, Marx estableció que la existencia social determina a la
conciencia social. Este gran descubrimiento señala el nacimiento de
una ciencia social verdadera. Al mismo tiempo, el marxismo muestra la
importancia considerable de las ideas de vanguardia en la vida
material de la sociedad. Una vez engendradas, las ideas se convierten
en poderosa fuerza activa, y ayudan al nuevo régimen a abolir la base
económica antigua y las clases caducas. (Ver igualmente Base y
Superestructura).

Diccionario filosófico · 1965:418-419

Ser social y conciencia social

Son dos aspectos, material y espiritual, de la vida de la sociedad que
se hallan en determinada conexión e interacción recíprocas. Por ser
social, el marxismo entiende la vida material de la sociedad, la
producción de bienes materiales y las relaciones que los hombres
establecen en el proceso de dicha producción (relaciones de clase en
la sociedad clasista). La conciencia social está formada por las
concepciones, las representaciones, las ideas, las teorías políticas,
jurídicas, estéticas, éticas, etc., la filosofía, la moral, la
religión y demás formas de la conciencia. El problema de la relación
entre el ser social y la conciencia social constituye una forma
concreta de la cuestión fundamental de la filosofía aplicada a la
sociedad. Antes del marxismo, la concepción predominante en filosofía
era la de que en la vida de la sociedad el papel determinante
correspondía a la conciencia. La verdad es, sin embargo, que la
conciencia no es sino el reflejo del ser social de los hombres en su
vida espiritual. La primen formulación de esta tesis, que proporciona
una firme base científica a la disciplina que estudia la sociedad, la
dieron Marx y Engels en La ideología alemana: “…los hombres, al
desarrollar su producción y su intercambio material (es decir, las
relaciones de producción, Red.), modifican también, junto con esta
realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la
conciencia lo que determina la vida, sino la vida la que determina la
conciencia” (C. Marx y F. Engels, t. III, pág. 25). El marxismo
no sólo explicó este hecho, decisivo para comprender la vida del
hombre. También ha puesto en claro que las correlaciones entre el ser
social y la conciencia social no son simples, sino complejas, móviles
y se desarrollan a la par que avanza y se hace más compleja la vida
social. Mientras que en los primeros peldaños de la historia la
conciencia social se forma como fruto inmediato de las relaciones
materiales existentes entre los hombres, posteriormente, al dividirse
la sociedad en clases, al surgir la política, el derecho, la lucha
política, el ser social actúa de manera determinante sobre la
conciencia de los individuos a través de un gran número de eslabones
intermedios, como son el Estado y el régimen estatal, las relaciones
jurídicas y políticas, etc., las cuales ejercen, asimismo, una
influencia inmensa sobre la conciencia social. En estas condiciones,
inferir la conciencia social directamente de las relaciones materiales
lleva a la vulgarización y a la simplificación. El marxismo, por otra
parte, requiere que se vea y se tenga en cuenta el gran papel de la
conciencia social y su incidencia sobre el desarrollo del propio ser
social. La contraposición absoluta de estos dos aspectos de la vida
de los hombres es válida tan sólo en el marco de la cuestión
fundamental acerca de qué es lo primario y qué lo secundario. Más
allá de este problema, tal contraposición absoluta pierde sentido; en
ciertos períodos el papel de la conciencia social puede llegar a ser,
y llega a ser, hasta decisivo, pese a que también en estos casos está
determinado y condicionado, en última instancia, por el ser social. A
la conciencia social y a sus múltiples formas, pese a su dependencia
del ser social, les es inherente una relativa independencia. Ello se
refleja en el hecho de que los cambios en la vida material de la
sociedad no dan nunca origen a productos totalmente nuevos de
conciencia social, pues las representaciones espirituales –ideas
científicas, filosóficas, artísticas y demás– dependen del acervo
acumulado con anterioridad y están subordinadas, también, a una
determinada lógica interna de su desarrollo. Por otra parte, los
cambios en las relaciones materiales no pueden provocar un cambio
instantáneo, automático de la conciencia social, ya que las
representaciones espirituales del ser humano poseen una considerable
fuerza de inercia, y sólo la lucha entre las representaciones nuevas y
las viejas lleva, conforme a leyes, a la victoria de las originadas
por las exigencias fundamentales de la modificada vida material del
nuevo ser. La teoría marxista acerca del ser social y de la
conciencia social, tiene un enorme valor metodológico, ayuda a
plantear científicamente los problemas de la vida social y a
resolverlos en la práctica.

Diccionario de filosofía · 1984:389-390

Ser social y conciencia social

Dos aspectos –material y espiritual– de la vida de la sociedad, que se
encuentran en determinada interconexión e interacción mutuas. El
marxismo entiende por ser social la relación material de los hombres
con la naturaleza en el proceso de producción de bienes materiales y
las relaciones (en la sociedad dividida en clases, las relaciones
clasistas) que los hombres contraen en el curso del mismo. La
conciencia social son las opiniones, representaciones, ideas, teorías
políticas, jurídicas, estéticas, éticas y otras, filosofía, moral,
religión, etc. El problema de la interrelación del ser social y la
conciencia social es la concreción del problema fundamental de la
filosofía aplicado a la sociedad. Antes del marxismo, en la filosofía
dominaba la idea del papel determinante de la conciencia en la vida de
la sociedad. Pero en realidad, la conciencia no es sino el reflejo
del ser social de los hombres en su vida espiritual. En La Ideología
Alemana, Marx y Engels formularon por primera vez esta tesis, la cual
sirvió de firme fundamento científico para la ciencia sobre la
sociedad: “…los hombres que desarrollan su producción material y su
intercambio material (o sea, las relaciones de producción, –Nota de la
Redacción) cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y
los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina
la vida, sino la vida la que determina la conciencia” (t. 3, p. 25).
El marxismo no sólo explicó este hecho, decisivo para comprender la
vida de los hombres, sino que mostró también que las relaciones entre
el ser social y la conciencia social no son simples, sino complejas y
movibles y se desarrollan a tono con la evolución y la complejización
de la vida social. En las primeras etapas de la historia, la
conciencia social se forma como un producto directo de las relaciones
materiales de los hombres, mientras que posteriormente, al dividirse
la sociedad en clases y al surgir la política, el Derecho y la lucha
política, el ser social influye de modo determinante sobre la
conciencia de los hombres a través de numerosos eslabones intermedios:
el Estado y el régimen estatal, las relaciones jurídicas y políticas,
etc., las cuales ejercen también una enorme influencia sobre la
conciencia social. En tales circunstancias, el deducir la conciencia
social directamente de las relaciones materiales conduce a la
vulgarización y la simplificación. La conciencia social y sus
múltiples formas, no obstante toda su dependencia del ser social,
poseen relativa autonomía. Esta última se expresa en que los cambios
en la vida material de la sociedad nunca crean de nuevo los productos
de la conciencia social, ya que las representaciones espirituales
–ideas científicas, filosóficas, artísticas y de otra índole– dependen
del acervo acumulado antes y obedecen a una determinada lógica interna
de su desarrollo. Además, los cambios en las relaciones materiales no
pueden producir un cambio momentáneo y automático de la conciencia
social, puesto que a las representaciones espirituales de los hombres
les es propia una considerable fuerza de inercia, y únicamente la
lucha entre las representaciones nuevas y las viejas lleva lógicamente
a la victoria de las representaciones que deben su origen a las
necesidades decisivas de la vida material cambiada. Al mismo tiempo,
se debe advertir y tomar en consideración el gran papel que desempeña
la conciencia social, así como su influencia sobre el desarrollo del
ser social. La contraposición absoluta de estos dos aspectos de la
vida de los hombres sólo es válida en el marco de la cuestión
fundamental de qué es lo primario y qué es lo secundario. Al margen
de esta cuestión, tal contraposición absoluta pierde sentido. En unos
u otros períodos, la conciencia social puede pasar a desempeñar y
desempeña el papel decisivo, aunque también en este caso la determina
y condiciona en última instancia el ser social. La solución
histórico-materialista de la cuestión del ser social y la conciencia
social y su naturaleza tiene una importancia metodológica inmensa y
ayuda a plantear científicamente y resolver en la práctica los
problemas de la vida social.

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