Filosofía antigua
Diccionario filosófico marxista · 1946:116-117
Filosofía antigua se denomina la filosofía de la época de las antiguas
Grecia y Roma; comienza su desarrollo en el siglo VI antes de nuestra
era, y termina en el siglo V. La importancia de la filosofía antigua
en la historia del pensamiento humano es extraordinaria: en sus
múltiples y variadas formas “se hallan ya en embrión, en nacimiento,
casi todos los tipos posteriores de la concepción filosófica”
(Engels). Ya se había manifestado nítidamente la lucha entre el
idealismo (Platón) y el materialismo (Demócrito). Los antiguos
filósofos griegos eran “dialécticos innatos, por naturaleza” (Engels),
la Naturaleza era para ellos un torrente de cambios, de nacimiento y
de destrucción. Los elementos de la dialéctica en relación con la
concepción materialista ingenua del mundo están expresados con
particular fuerza en Heráclito, al enseñar que el mundo no ha sido
creado por ningún dios ni por ningún hombre, sino que es “eternamente
un fuego vivo que se enciende y se apaga con arreglo a leyes”, que en
el mundo “todo fluye y todo cambia constantemente”. Sin embargo, la
concepción dialéctica de la Naturaleza de los filósofos antiguos,
justa en su conjunto, no era suficiente para explicar las
particularidades, los múltiples fenómenos del mundo, para un estudio
más profundo de los diversos objetos por separado. Los filósofos
antiguos no habían llegado aún al análisis de la Naturaleza, es decir,
a la investigación de sus partes separadamente, desde que un auténtico
conocimiento científico del mundo en su conjunto sólo es posible
cuando se conocen sus diversos aspectos integrantes. En el desarrollo
de la filosofía antigua pueden establecerse tres períodos: 1) la
filosofía del período de la formación de la sociedad esclavista (siglo
VI antes de nuestra era). A esto período pertenecen los miletanos (o
la Escuela de Mileto (ver) –materialistas espontáneos que buscan el
principio de todas las cosas en el agua (Tales), en lo “indefinido”
(Anaximandro), en el aire (Anaxímenes); luego, los pitagóricos, que
reconocen el número como la esencia del mundo; Heráclito (ver); los
eleáticos (Jenófanes, Parménides y Meliso), que afirman que el
“auténtico ser” es único e inmóvil; y otros. 2) la filosofía del
período del florecimiento y de la crisis da las Ciudades-Estados
griegas (siglo V y las primeras tres cuartas partes del siglo IV antes
de nuestra era). Entonces Empédocles, enseña que sobre las cuatro
“raíces de todo lo existente” (“ elementos”, la tierra, el agua, el
aire y el fuego) gobiernan dos fuerzas: el amor y el odio; Anaxágoras,
habla de la “inteligencia” como una “materia más sutil y más fina” que
pone en movimiento la “mezcla” de las partículas más pequeñas de la
materia; los sofistas trasladan el centro de las indagaciones
filosóficas de la Naturaleza al hombre; Protágoras afirma que “el
hombre es la medida de todas las cosas”, y Gorgias, supone que nada
existe, que nada es posible conocer y sobre nada se puedo opinar. Los
filósofos más destacados de aquel entonces fueron: Sócrates, maestro
de dialéctica en el sentido antiguo de esta palabra, como el arte de
“descubrir la verdad poniendo de manifiesto las contradicciones
implícitas en la argumentación del adversario y superando estas
contradicciones” (Stalin): Demócrito (ver), gran sabio materialista,
creador de la teoría atomista de tanta significación ulterior; el
idealista objetivo Platón (ver), el filósofo de la aristocracia,
creador de la doctrina sobre las ideas como sustancias auténticas y
eternas de las cosas; Aristóteles (ver), “el pensador más grande de la
antigüedad” (Marx), que oscila entre el materialismo y el idealismo.
3) la filosofía de la época del helenismo, cuando se promueve al
primer piano el problema de la ética. En este período aparecen:
Epicuro (ver), “el educador griego más grande” (Marx), que modifica de
una manera original la filosofía de la naturaleza de Demócrito,
introduciendo la noción del desvío “casual” de los átomos; los
estoicos (Zenón, Crisipo, Cleanto) que ven en el mundo la revelación
de una sola sustancia: el fuego (para ellos el fuego es también la
razón y dios). En contraposición al principio epicúreo del placer
(identificado con la ausencia de sufrimientos) enuncian la virtud como
principio rector de la ética; los escépticos (Pirrón, Carneades, Sexto
Empírico) niegan la posibilidad de un conocimiento fidedigno de las
cosas y proponen “abstenerse de todo juicio” (ver: Escepticismo); por
último, los neoplatónicos (Plotino, Proclo) –místicos que llamaron a
“abismarse” en la divinidad y construyeron una escala fantástica de
seres que, según ellos, se elevan por encima del mundo sensible. Bajo
la influencia del pensamiento griego, aproximadamente hacia mediados
del siglo II antes de nuestra era, aparece también la filosofía romana
(Lucrecio (ver), Cicerón, Séneca, Marco Aurelio). La desaparición de
la filosofía antigua está relacionada con la desaparición de la
sociedad esclavista. La filosofía antigua ejerció una enorme
influencia sobre el desarrollo posterior de la ciencia y de la
filosofía.
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:36-37
Filosofía de la época antigua, Grecia y Roma. Principio de su
desarrollo: siglo VI antes de n.e.; su fin: siglo V. de n.e. “La
filosofía antigua tiene enorme significación en la historia de la
filosofía, por cuanto en sus múltiples formas se tienen en embrión y
origen, casi todos los tipos posteriores de concepción del mundo”
(Engels). Así, ya se había manifestado en ella la lucha entre el
idealismo (Platón) y el materialismo (Demócrito y otros). Los
antiguos filósofos griegos fueron “dialécticos espontáneos innatos”
(Engels); para ellos, la naturaleza es un torrente de cambio,
nacimiento y destrucción. Los elementos de dialéctica, relacionados
con una concepción materialista simple del mundo, son expresados, con
especial claridad, por Heráclito, quien enseñaba que el mundo, no
creado por ningún dios ni ningún hombre, es “un eterno fuego vivo”;
que en el mundo “todo fluye, todo perpetuamente cambia”. Empero, la
visión dialéctica de los filósofos antiguos sobre la naturaleza, justa
en su todo, era insuficiente para la explicación de las
particularidades y fenómenos aislados del mundo, y para un estudio
profundo de los objetos, por separado. Los filósofos antiguos no
habían llegado aún al análisis de la naturaleza en sus partes, siendo
que el conocimiento verdaderamente científico de la naturaleza en su
todo sólo es posible cuando conócense sus partes separadamente.
Se pueden establecer tres períodos en el desarrollo de la filosofía
antigua: 1) Filosofía del período de formación de la sociedad
esclavista (siglo IV antes de n.e.); a este período corresponden la
Escuela de Mileto, Pitágoras, Heráclito, los eleáticos. 2) Filosofía
del período de florecimiento y crisis (siglo V, las primeras tres
cuartas partes del siglo IV antes de n.e.); los más destacados
filósofos de este período fueron Demócrito, Sócrates, Platón,
Aristóteles. 3) Filosofía de la época del helenismo; en este período
sobresalieron Epicuro, los neoplatónicos (Plotino), los escépticos y
los estoicos. Bajo la influencia del pensamiento griego, sobre todo
desde mediados del siglo II antes de n.e., aparece también, la
filosofía romana (Lucrecio, Séneca, Cicerón, Marco Aurelio). La
desaparición de la filosofía antigua está relacionada con la
desaparición de la sociedad esclavista. La filosofía antigua ejerció
enorme influencia sobre el desarrollo subsiguiente de la ciencia y la
filosofía.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:194-196
(Siglos VI antes de nuestra era a V de nuestra era). El nacimiento y
el desarrollo de la filosofía en Grecia y en Roma están
indisolublemente ligados al régimen de esclavitud que sucedió a la
comuna primitiva. El trabajo del esclavo era la base de toda la vida
del mundo antiguo. “Sin esclavitud no podía concebirse el Estado
griego, ni podría concebirse el arte ni la ciencia de Grecia…”
(Engels, Anti-Dühring, p. 214, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo,
1948). Paralelamente a la desintegración de la gens en la Grecia
antigua, surgían las ciudades, progresaban los oficios y el comercio.
El auge de la producción, la separación de la agricultura y de los
oficios, posibles gracias a la esclavitud, la colonización y la
extensión de las relaciones comerciales con los demás pueblos, todo
ello determinó el florecimiento de la cultura griega. El desarrollo
de la producción, del comercio, de la navegación y de la vida política
y social, favoreció el estudio de la naturaleza. La antigua
concepción del mundo, religiosa y mitológica, cedió, cada vez más,
ante el deseo de penetrar la realidad objetiva y las leyes de su
devenir. Sobre este terreno nació la filosofía de la Grecia antigua.
Esta filosofía era una ciencia universal, la “ciencia de las ciencias”
que, debido al hecho de que los conocimientos científicos estaban
todavía poco desarrollados, englobaba todas las ramas del saber. La
historia de la filosofía griega, es la historia de la lucha de un
materialismo primitivo, ingenuo, contra las diferentes teorías
idealistas; la historia de la línea materialista de Demócrito contra
la línea idealista de Platón. Esta lucha enfrentaba la ideología de
la democracia a la de la aristocracia reaccionaria.
Se distinguen tres períodos. El primero (siglo VI a.n.e.) es de
formación de la sociedad esclavista. El materialismo primitivo,
ingenuo, espontáneamente dialéctico, está representado por la Escuela
de Mileto (ver) y Heráclito (ver). Tales (ver), Anaxímenes,
Anaximandro, concebían un elemento original de naturaleza material
perpetuamente en movimiento: el agua (Tales), el aire (Anaxímenes), el
“apeirón”, materia infinita e indeterminada (Anaximandro). Heráclito
estima que todo lo que existe tiene por origen el fuego que, por la
lucha de los contrarios, engendra todas las formas de la realidad.
Heráclito hablaba del flujo universal de las cosas, y reducía la
esencia del desarrollo universal a las transformaciones necesarias de
la materia eterna. La dialéctica de Heráclito representa una de las
cimas de la filosofía griega antigua. Las escuelas materialistas de
Mileto y de Efeso se alzaban contra las concepciones idealistas y
antidialécticas de las escuelas de Pitágoras y de Elea. Los
discípulos de Pitágoras (ver Pitagóricos) profesaban la doctrina
mística del “número” considerado como el principio de todas las cosas,
así como la teoría de la “armonía” en la naturaleza. Por su tesis
metafísica del ser inmutable, que excluye la variedad de los fenómenos
y los cambios de la naturaleza, los eleatas abrían una puerta al
idealismo.
El segundo período (siglo V a.n.e.) corresponde al florecimiento de la
democracia esclavista de la Grecia antigua. El objeto de la filosofía
se amplía y se profundiza. Las cuestiones de la estructura de la
materia, la teoría del conocimiento, los problemas de la vida social
son colocados en primer plano. La estructura de la materia provoca la
atención profunda de tres escuelas materialistas del siglo V a.n.e.,
vinculadas a los nombres de Anaxágoras (ver), Empédocles (ver) y
Demócrito. Para Anaxágoras, el ser está constituido por partículas
materiales, los “gérmenes de las cosas” (“homeomerías”) que, al
combinarse, forman cuerpos cuyas cualidades se les asemejan. El
movimiento se explica por una fuerza exterior, el “nous” (la
inteligencia universal) la materia más fina y sutil. Empédocles
enseña que los cuatro “elementos” que componen el mundo (el fuego, el
aire, el agua y la tierra) son puestos en movimiento por dos potencias
materiales: la “amistad” y el “odio”. En la teoría atomista de
Demócrito el materialismo antiguo alcanza su desarrollo más elevado.
Demócrito fue “el primer cerebro enciclopédico entre los griegos”
(Marx/Engels, Obras, Ed. alem.), el representante más eminente de la
ciencia única, no diferenciada, de la antigüedad. Según Demócrito,
dos principios constituyen el fundamento del ser: los átomos y el
vacío. Los átomos, vale decir, las partes indivisibles de la materia,
son eternas e inmutables. La aparición y la extinción de los mundos
infinitos y de todas las cosas de la naturaleza, son el resultado de
la combinación de los átomos que se mueven en el vacío. La teoría
atomista de Demócrito es mecanicista. Entre los sofistas (ver),
primeros maestros de “sabiduría” y de elocuencia, el hombre y su
comportamiento están en lo profundo de las investigaciones
filosóficas. La mayor parte de ellos se sitúan junto a la democracia
esclavista y al campo materialista. Las concepciones reaccionarias
antidemocráticas son características de otro grupo de sofistas. El
sofista más notorio es el materialista Protágoras para quien el hombre
es la “medida de todas las cosas” y las sensaciones, la única fuente
de los conocimientos. La filosofía de Platón (ver), jefe del campo
idealista, portavoz de la reacción aristocrática, se alza frente al
materialismo de Demócrito. Platón continúa la enseñanza de la
filosofía idealista, religiosa y ética de Sócrates (ver). Opone un
mundo imaginario de ideas eternas e inmutables a un mundo de cosas
cambiante e imperfecto que no es, según él, más que la sombra del
primero. Adversario de la ciencia antigua, Platón sostiene que el
mundo fue creado por un dios, y reduce el saber a la reminiscencia de
las ideas que el alma, inmortal y migratoria, contemplaba antes de
habitar el cuerpo. Al igual que su filosofía, sus concepciones
sociales y políticas eran reaccionarias. La lucha entre la filosofía
materialista de Demócrito y la filosofía idealista de Platón es el
punto fundamental de toda la historia de la filosofía griega antigua.
Esta oposición refleja ya, y en forma neta, el alcance progresivo del
materialismo, y el papel reaccionario del idealismo en la historia de
la ciencia. Es la expresión del antagonismo político entre la
democracia y la aristocracia en la sociedad esclavista. El “saber
enciclopédico de Aristóteles” (Ibid.) constituía el resultado de la
filosofía y de la ciencia antiguas. Aristóteles (ver) refutó la
teoría platónica de las ideas. En lo que concierne a la cuestión
fundamental de la filosofía (ver), vacilaba entre el materialismo y el
idealismo. Consideraba la materia como una substancia inerte y
estancada, y la forma inmaterial era para él el principio creador y
dinámico. Aristóteles desempeñó un papel importante en el progreso de
la dialéctica y de la lógica. Fue el primero en analizar las formas
del pensamiento.
El tercer período, llamado helenístico, corresponde al período de
crisis y decadencia de la sociedad esclavista. Las diversas ciencias
positivas que elaboran los métodos de estudio de la naturaleza,
comenzaron a separarse de la filosofía universal. Epicuro (ver) y su
escuela, continuaron la orientación materialista de la filosofía
antigua. Materialista y ateo, Epicuro retoma la doctrina atomista de
Demócrito y la defiende contra el misticismo y la religión. Introduce
en ella algunos cambios, de los cuales el principal es el de la
“desviación” espontánea (debida a causas intrínsecas) de los átomos
con relación a la línea recta, gracias a lo cual pueden encontrarse de
nuevo. Enseña que la filosofía tiene por finalidad la felicidad de
los hombres; para ser feliz es preciso librarse de las supersticiones
religiosas y dominar las leyes de la naturaleza. Lucrecio (ver)
(siglo I a.n.e.) fue el discípulo y vulgarizador de la doctrina de
Epicuro en la Roma antigua. A partir de los siglos III y II a.n.e.,
la crisis general y la decadencia del régimen esclavista arrastran
tras sí la decadencia de la filosofía. Las diferentes escuelas de la
época helenística (académicos, estoicos, escépticos y otros) expresan
la degradación evidente del pensamiento filosófico que se desliza
hacia el idealismo y el misticismo.
En su lucha contra el materialismo y la ciencia, los ideólogos
reaccionarios de nuestro tiempo falsifican la filosofía antigua.
Declaran que Demócrito, Epicuro y los demás materialistas de la
antigüedad son inmorales e indignos del nombre de filósofos. Intentan
resucitar la doctrina reaccionaria de las ideas y el Estado “ideal”
platónico, de acomodarlo para servir la causa del misticismo religioso
y justificar así la política de las clases explotadoras.
Los clásicos del marxismo-leninismo han apreciado profundamente a los
representantes del materialismo y la dialéctica en la Grecia antigua.
Engels dice que los filósofos griegos de la antigüedad eran
“dialécticos natos” que consideraban la naturaleza sin anteojeras
idealistas. Lenin, en sus notas sobre las Lecciones de historia de la
filosofía de Hegel, fustiga las tentativas del idealista Hegel de
disminuir el alcance de las ideas materialistas de Demócrito y de
Epicuro. En su Materialismo y Empiriocriticismo (ver), Lenin opone la
línea materialista de Demócrito al idealismo de Platón.
Diccionario filosófico · 1965:177-178
Nombre dado al conjunto de doctrinas filosóficas desarrolladas en la
antigua sociedad griega esclavista desde fines del siglo VII a.n.e. y
en la antigua sociedad esclavista romana a partir del siglo II a.n.e.
hasta principios del siglo VI d.n.e. La filosofía antigua constituye
un fenómeno peculiar, pero no aislado en el desarrollo de la
conciencia filosófica de la humanidad. Se formó sobre la base de los
rudimentos de astronomía, matemática, física, &c., que llegaron a las
ciudades griegas desde el Oriente; como resultado de la elaboración de
la mitología antigua en arte y poesía, y también a consecuencia de la
liberación del pensamiento filosófico en lo que respecta a las
representaciones mitológicas sobre el mundo y el hombre,
representaciones que habían mantenido prisionero a dicho pensamiento.
Ya en el siglo V a.n.e. surgieron sistemas filosóficos y cosmológicos
en los cuales el mito se presenta no tanto como idea fundamental
cuanto como recurso expresivo para formular el pensamiento. En el
siglo VI a.n.e., e incluso en el V, la filosofía y el conocimiento de
la naturaleza aún no había delimitado sus esferas. Como faltaban
recursos de comprobación experimental: el número de hipótesis ideadas
era grande. Para la filosofía, tal multiplicidad de hipótesis
significaba diversidad de tipos de explicación filosófica del mundo.
Esta diversidad y el nivel de la elaboración, convirtieron la
filosofía antigua en escuela del pensamiento filosófico para los
tiempos posteriores. «…En las múltiples formas de la filosofía
griega –escribió Engels– se contienen ya en germen, en génesis, casi
todas las concepciones posteriores» (t. XX, pág. 369 –
«Anti-Dühring» E.P.U., 1961, pág. 405). El punto de partida de la
filosofía antigua fue el materialismo filosófico. Tales, Anaximandro,
Anaxímenes, Heráclito, pese a todas las diferencias existentes entre
ellos, suponían que todas las cosas proceden de un principio único y,
además material. No obstante, sobre esta base ingenuamente
materialista, se perfilaron pronto ciertas concepciones que condujeron
más tarde al nacimiento del idealismo. Los brotes de escisión entre
las corrientes materialistas y las idealistas se dieron ya en los
pensadores griegos más antiguos. En la segunda mitad del siglo V y en
la primera del IV a.n.e., se convirtieron en la oposición entre
materialismo e idealismo. Con no menor claridad se presenta en la
filosofía antigua la oposición entre el método dialéctico y el método
metafísico del pensar. En esencia, muchos de los primeros filósofos
griegos eran dialécticos, concebían la naturaleza como un todo y, por
consiguiente, la veían en la interacción y concatenación de sus
fenómenos. Durante el desarrollo de la filosofía antigua, que pasó de
los mil años, el materialismo y el idealismo, la dialéctica y la
metafísica constituidos en la antigua filosofía griega, experimentaron
una compleja evolución que reflejaba, en última instancia, la
dialéctica del desarrollo de la sociedad antigua. Fueron
materialistas, en la filosofía antigua, Empédocles, Anaxágoras,
Leucipo, y Demócrito. En las enseñanzas de Sócrates y, sobre todo, de
Platón se formó la doctrina del idealismo filosófico, que se
contrapuso en primer lugar al materialismo de los atomistas. Desde
entonces, en la filosofía antigua se dibujan netamente dos líneas
principales de desarrollo, en pugna: el materialismo y el idealismo (o
bien, por decirlo con palabras de Lenin, la «línea de Demócrito» y la
«línea de Platón»). Oscilando entre el materialismo y el idealismo,
Aristóteles expuso también sus ideas en polémica con las doctrinas
anteriores y contemporáneas a su tiempo. Resulta singularmente
enérgica e ingeniosa la crítica aristotélica de la teoría de las
«ideas» capital en el idealismo de Platón. En la época del helenismo,
como reflejo de la crisis inicial de la polis en el sistema de
esclavitud, la lucha de escuelas de la filosofía antigua vuelve a
acentuarse. En aquel entonces se hizo particularmente intensa la
pugna entre la escuela materialista epicúrea y la escuela estoica, en
cuyas doctrinas, materialistas en el fondo, habían penetrado
ampliamente elementos de idealismo. Se sitúan en primer lugar, entre
los problemas filosóficos, los que conciernen a la ética, aunque
basados en la concepción de la naturaleza y en la doctrina
concerniente al saber y al pensar. Las escuelas filosóficas se
convierten en comunidades cerradas de personas unidas por su
indiferencia respecto a los acontecimientos exteriores y por un
acentuado interés por las cuestiones éticas y la educación. Al mismo
tiempo, cambia la relación entre la filosofía y las ciencias
especiales, aparece un nuevo tipo de hombre culto y un nuevo tipo de
literatura docta, especializada, al alcance sólo de los iniciados. En
la época del Imperio Romano, período en que se agudiza la crisis de la
sociedad esclavista, cobra mayores vuelos la búsqueda religiosa de la
abnegación y de la resignación. De este a oeste penetra y se difunde
una ola de cultos, doctrinas y misterios religiosos. La propia
filosofía se vuelve religiosa y, en algunas escuelas, incluso mística.
Tal ocurre con el neoplatonismo y el neopitagorismo. El primero
influyó sobre el desarrollo de las doctrinas filosóficas del
cristianismo. En el año 529, el emperador Justiniano decretó el
cierre de las escuelas filosóficas de Atenas. Pero antes ya de este
decreto e independientemente de él, el ciclo fundamental de las ideas
de la filosofía antigua había llegado ya al término de su desarrollo.
Diccionario de filosofía · 1984:170-171
Conjunto de doctrinas filosóficas que se desarrollaron en las
sociedades esclavistas de la Grecia Antigua (desde fines del siglo 7
a.n.e.) y de la Roma Antigua (a partir del siglo 2 a.n.e. hasta
comienzos del siglo 6 d.n.e.). La filosofía antigua es un fenómeno
único y peculiar, pero no aislado, en el desarrollo de la conciencia
filosófica de la humanidad. Se formó sobre la base de los gérmenes de
los conocimientos astronómicos, matemáticos, &c., llegados desde el
Oriente a las ciudades griegas, así como gracias a la liberación del
pensamiento filosófico de la dominación de las ideas mitológicas sobre
el mundo y el hombre. En el siglo 5 a.n.e. surgieron ya los sistemas
filosóficos y cosmológicos, en los que el mito desempeña no tanto el
papel de concepción fundamental como el de medio figurado de expresión
del pensamiento. En el siglo 6 y hasta en el siglo 5 a.n.e., la
filosofía y el conocimiento sobre la naturaleza aún no estaban
separados entre sí. Al faltar los métodos de verificación
experimental, aparecían numerosas hipótesis. Para la filosofía, la
multiplicidad de hipótesis significaba diversidad de tipos de
explicación filosófica del mundo. Esta diversidad y el nivel de
elaboración convirtieron la filosofía antigua en una escuela del
pensamiento filosófico para los tiempos posteriores. “En las
múltiples formas de la filosofía griega –decía Engels– se contienen ya
en gérmen, en génesis, casi todas las concepciones posteriores” (t.
20, p. 369). El punto de partida del desarrollo de la filosofía
antigua fue el materialismo filosófico. Tales, Anaximandro,
Anaxímenes, Heráclito, no obstante todas las diferencias entre sus
doctrinas, suponían que todas las cosas procedían de un solo principio
que, además, era material. Sin embargo, dentro de esta base
materialista ingenua se esbozaron tempranamente algunas concepciones
que más tarde condujeron al surgimiento del idealismo. No es menos
evidente en esta filosofía la contraposición de los métodos dialéctico
y metafísico de pensamiento. En el fondo, muchos de los primeros
filósofos griegos eran dialécticos y enfocaban la naturaleza como una
integridad y, por tanto, en la interacción y concatenación de sus
fenómenos. En más de mil años del desarrollo de la filosofía antigua,
el materialismo y el idealismo, la dialéctica y la metafísica,
formados en la filosofía antigua griega, experimentaron una compleja
evolución que, en definitiva, reflejaba la dialéctica del desarrollo
de la sociedad de aquel entonces. Desarrollaron el materialismo en la
filosofía antigua Empédocles, Anaxágoras, Leucipo y Demócrito.
Sócrates y particularmente Platón formularon la doctrina del idealismo
filosófico que se opuso ante todo al materialismo de los atomistas.
Desde aquel período, en la filosofía antigua se manifiestan
evidentemente dos líneas fundamentales de desarrollo en pugna: el
materialismo y el idealismo (o, al decir de Lenin, la “línea de
Demócrito” y la “línea de Platón”). Aristóteles, que oscilaba entre
el materialismo y el idealismo, también exponía sus ideas en polémica
con las doctrinas anteriores y contemporáneas a él. Es
particularmente enérgica y aguda su crítica de la teoría de las
“ideas”, que es central en el idealismo platónico. En la época del
helenismo, que reflejaba el comienzo de la crisis del sistema
esclavista de las polis, la lucha entre las escuelas de la filosofía
antigua vuelve a enconarse. La más intensa era a la sazón la lucha
entre la escuela del epicureísmo y la del estoicismo (Estoicos), en
las doctrinas de las cuales, materialistas en su base, penetraron
ampliamente elementos del idealismo. Entre las cuestiones de la
filosofía se promueven al primer plano los problemas de la ética, que
se apoya, empero, en la doctrina de la naturaleza y en la del saber y
el pensamiento. Las escuelas filosóficas se convierten en comunidades
cerradas de hombres, unidos por la indiferencia hacia los
acontecimientos exteriores y un interés elevado por los problemas de
la ética y la educación. En la época del Imperio Romano y de la
agravación de la crisis de la sociedad esclavista aumenta la
aspiración al olvido de sí mismo y la consolación religiosa. Desde el
Oriente penetra en el Occidente y se extiende allí una ola de cultos y
doctrinas religiosos. La filosofía misma se vuelve religiosa, y en
algunas doctrinas, incluso mística. Tales son las doctrinas del
neoplatonismo y del neopitagoreísmo. La primera de ellas ejerció
influencia sobre el desarrollo de las doctrinas filosóficas del
cristianismo. En 529, el emperador Justiniano promulgó el decreto
sobre la clausura de las escuelas filosóficas en Atenas. Pero ya
antes de dicho decreto e independientemente del mismo, la principal
gama de ideas de la filosofía de la Grecia Antigua y de la Roma
Antigua había culminado su desarrollo.