3-Imperialismo

Imperialismo

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

Diccionario filosófico abreviado · 1959:253-254

Imperialismo

Etapa superior y última del capitalismo, que comenzó a fines del siglo
XIX y comienzos del XX, etapa de su descomposición y muerte, etapa de
las revoluciones socialistas victoriosas. La teoría del imperialismo
fue creada por Lenin, que señaló los siguientes cinco rasgos
principales del imperialismo: 1) la concentración de la producción y
del capital, que condujo a la formación de los monopolios, que
desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del
capital bancario con el industrial y la formación sobre esta base del
“capital financiero” y de la oligarquía financiera; 3) la exportación
del capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere un
significado particularmente importante; 4) la formación de las uniones
monopolistas internacionales de los capitalistas, que se reparten el
mundo; 5) la culminación de la división territorial del mundo entre
las mayores potencias capitalistas. La esencia económica y el rasgo
principal del imperialismo es la sustitución de la libre concurrencia
por el dominio de los monopolios. Los monopolios establecieron su
dominio absoluto sobre la economía y la política de los más grandes
países capitalistas. Así, en los EE.UU., ciudadela del imperialismo,
están monopolizadas en la actualidad todas las ramas principales de la
producción entre el 60% y el 100%.

El dominio de los monopolios capitalistas en la vida económica es
completado por su poder omnímodo en la política. Los monopolios
someten a su arbitrio el aparato del Estado y lo utilizan en beneficio
de su enriquecimiento. El imperialismo es el capitalismo parasitario,
putrefacto y moribundo. Lleva hasta los últimos límites la
contradicción entre el trabajo y el capital, entre los diversos
estados imperialistas, entre los estados imperialistas y los países
coloniales y dependientes. La extrema agudización de las
contradicciones de la sociedad capitalista en la época del
imperialismo no significa el estancamiento absoluto del capitalismo.
Lenin decía: “sería un error pensar que… la tendencia a la
putrefacción excluye el rápido crecimiento del capitalismo; no,
algunas ramas de la industria, algunas capas de la burguesía, algunos
países presentan en la época del imperialismo con mayor o menor fuerza
a veces una y otras veces otra de estas tendencias”.

El desarrollo del capitalismo en la época del imperialismo es
extremadamente desigual y se realiza a saltos. Cambia la correlación
de las fuerzas económicas y militares de los estados imperialistas.

La desigualdad del desarrollo conduce con el tiempo a una violenta
ruptura del equilibrio dentro del sistema mundial del capitalismo, a
la agudización de las contradicciones y al debilitamiento mutuo de los
países enemigos. Por eso, enseña el leninismo, en la época del
imperialismo es posible la victoria del socialismo al principio en
algunos países o en un país por separado, y es imposible la victoria
simultánea del socialismo en todos los países. Guiándose por esta
doctrina, la clase obrera de Rusia en unión con todos los trabajadores
y encabezada por el Partido Comunista, realizó la revolución
socialista y lleva a cabo la construcción de la sociedad comunista.

Desde la victoria de la Revolución de Octubre, el mundo se dividió en
dos sistemas, el sistema del socialismo y el sistema del capitalismo.
El rasgo principal de la época post-bélica lo constituye la salida del
socialismo de los marcos de un solo país y su transformación en
sistema mundial. Como resultado de la victoria de la revolución
democrático-popular, emprendieron el camino del desarrollo socialista
la República Popular China y una serie de otros países de Europa y
Asia; la población de los países del campo socialista supera los 950
millones de personas. El movimiento comunista y democrático en los
países capitalistas se hizo más activo y se transformó en una fuerza
poderosa. El auge de la lucha nacional liberadora en los países
coloniales y dependientes condujo a la proclamación de la
independencia de la India, Indonesia, el Pakistán, Birmania, Siria,
Túnez, Sudán, Marruecos y una serie de otros estados. A la orden del
día está el problema de la liquidación total del sistema del
colonialismo.

La consolidación de la nueva sociedad socialista y la muerte del
capitalismo monopolista llenan todo un período, a lo largo del cual
coexisten obligatoria y simultáneamente países con diversos sistemas
sociales. Toda la política de los estados que adoptaron el camino
socialista de desarrollo se basa en el principio leninista de la
coexistencia y la emulación pacífica de los dos sistemas sociales.

Diccionario filosófico · 1965:236

Imperialismo

Estadio superior y último del capitalismo; se inició a fines del siglo
XIX y comienzos del XX. La teoría del imperialismo fue expuesta por
Lenin de manera sistemática y circunstanciada en su trabajo El
imperialismo, fase superior del capitalismo (1916). Después de
analizar la economía de los países capitalistas modernos y luego de
poner de relieve lo que constituye la esencia económica del
imperialismo, Lenin señaló cinco rasgos principales característicos de
dicho estadio del capitalismo: 1) la concentración de la producción y
del capital en la época del imperialismo llega a un nivel tan elevado
de desarrollo que conduce a la creación de los monopolios, los cuales
desempeñan un papel decisivo en la vida económica de los estados
capitalistas; 2) el capital monopolista bancario se funde con el
capital monopolista industrial y sobre esta base se forma el capital
financiero, la oligarquía financiera; 3) la exportación del capital, a
diferencia de la exportación de mercancías, adquiere un significado
particularmente importante; 4) el proceso de monopolización llega
hasta la formación de poderosos monopolios internacionales, entre los
cuales se efectúa el reparto económico del mundo; 5) ha terminado la
división territorial del mundo entre el puñado de potencias
capitalistas más importantes. Al pasar a su estadio monopolista, el
capitalismo se transforma en un capitalismo parasitario, en
descomposición. Lenin caracteriza el período del imperialismo como
vísperas de la revolución socialista. La Revolución Socialista de
Octubre, que rompe la cadena del imperialismo en uno de sus eslabones
más importantes, señala el principio de la quiebra del imperialismo.
El proceso de descomposición del capitalismo ha alcanzado singular
fuerza en nuestros días. Los nuevos fenómenos que se dan en los
países capitalistas confirman plenamente el análisis leninista. El
sistema imperialista mundial se encuentra desgarrado por agudísimas
contradicciones, las crisis económicas se hacen cada vez más profundas
y devastadoras, el paro forzoso no sólo aumenta, sino que adquiere un
carácter crónico. Es un claro exponente de la descomposición y el
parasitismo del régimen capitalista, el dominio del militarismo. El
militarismo devora los recursos naturales y humanos, esquilma y
arruina a los pueblos, prepara nuevas guerras desoladoras. El
imperialismo es el más grande opresor de las naciones. En el estadio
actual, el capitalismo monopolista se ha convertido en capitalismo
monopolista de Estado, aunando la fuerza de los monopolios y la fuerza
del Estado con el fin de intensificar la explotación de las masas, el
enriquecimiento de los monopolios, el fortalecimiento del régimen
capitalista. La formación del sistema mundial del socialismo ha hecho
más honda la crisis del imperialismo, ha acelerado los procesos que
conducen al fin del mismo. Con creciente potencia, se desarrollan las
revoluciones de liberación nacional, antiimperialistas. Se desploma
el sistema colonial en todo el mundo. Aumentan las contradicciones
entre el trabajo y el capital. La política y la ideología del
capitalismo sufren una profunda crisis. La política anticomunista que
lleva a cabo la burguesía imperialista acelera la quiebra del
imperialismo. En el nuevo programa del P.C.U.S. se analiza
detalladamente al imperialismo moderno. “El imperialismo –se dice en
el Programa– ha entrado en el período de su ocaso y de su ruina. Un
irreversible proceso de descomposición corroe al capitalismo desde sus
cimientos hasta su cúspide: su régimen económico y estatal, su
política y su ideología. El imperialismo ha perdido definitivamente
el poder sobre la mayor parte de la humanidad. El contenido
principal, la dirección principal y las particularidades del
desarrollo histórico de la humanidad, los determinan el sistema
socialista mundial y las fuerzas que luchan contra el imperialismo por
la reorganización socialista de la sociedad”.

Diccionario de filosofía · 1984:226

Imperialismo

(lat. imperium: poder, dominación.) Capitalismo monopolista, fase
superior y última de desarrollo del capitalismo y antesala de la
revolución socialista. La teoría científica del imperialismo la
formuló Lenin, el cual estableció que en la divisoria de los siglos 19
y 20 el modo de producción capitalista adquirió una serie de
importantes peculiaridades nuevas: en la esfera del desarrollo de las
fuerzas productivas, el logro de un alto nivel de concentración de la
producción, que lleva a la formación de los monopolios capitalistas;
en la esfera de las relaciones de producción, el establecimiento del
dominio de dichos monopolios. Según Lenin, las “relaciones de
dominación y de violencia ligada a dicha dominación” (t. 27, p.
323), implantadas por los monopolios en las relaciones económicas del
capitalismo, provocaron en su superestructura política el viraje de la
democracia burguesa a la reacción (hasta a la instauración de los
regímenes fascistas). Todo ello permitió a Lenin llegar a la
conclusión de que el capitalismo había entrado en la fase específica,
imperialista, de desarrollo: “El imperialismo es el capitalismo en la
fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los
monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia
la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los
trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra
entre los países capitalistas más importantes” (t. 27, p. 387). La
monopolización de la economía predetermina el lugar histórico del
imperialismo como fase superior y última de su desarrollo, como
capitalismo en descomposición, parasitario y agonizante. La
monopolización condiciona la especificidad de la acción de todas las
leyes económicas del capitalismo en esta fase, comprendida la ley del
desarrollo económico y político desigual de los países capitalistas.
La desigualdad aumenta en flecha, adquiriendo el carácter de
desarrollo mediante saltos y crisis, lo cual, en las condiciones de la
terminación del reparto del mundo entre las potencias imperialistas,
engendra las guerras mundiales. La política exterior de los países
imperialistas es agresiva, de rapiña, y refleja el afán de los
monopolios de establecer su dominación mundial. Dentro del país, tal
política se acompaña del reforzamiento de la militarización de la
economía. La monopolización conduce a la socialización cada vez mayor
de la producción y, con ello, a la agravación creciente de los
antagonismos de clase, creando las premisas objetivas para el triunfo
del socialismo. La Gran Revolución Socialista de Octubre puso
comienzo a la crisis general del capitalismo, proceso histórico de
sustitución del modo de producción capitalista por el socialista. La
formación del sistema socialista mundial y el desmoronamiento del
sistema político del colonialismo significan la profundización de
dicha crisis. En el contexto de la lucha contra el socialismo, las
esferas dominantes de los países capitalistas temen como nunca que la
lucha de clase se convierta en movimiento revolucionario de masas.
Para fortalecer sus posiciones, aumentar la eficacia y el ritmo de
desarrollo de la producción e intensificar la explotación de los
trabajadores, los monopolios utilizan ampliamente los adelantos de la
revolución científico-técnica, así como el capitalismo monopolista de
Estado, el cual, empero, no es capaz de resolver la contradicción
fundamental del capitalismo, sino que constituye una forma específica
de su movimiento y agudización, atestiguando de esta manera que el
imperialismo carece de perspectiva histórica.

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