1-Interpretación idealista de la historia

Interpretación idealista de la historia

Diccionario filosófico marxista · 1946:160-161

Interpretación idealista de la historia

Por oposición a la interpretación materialista de la historia (ver:
Materialismo Histórico), la interpretación idealista ve en las ideas,
en las teorías, en la conciencia de los hombres, etc., la fuera
fundamental del desarrollo social. Hasta Marx, la interpretación
idealista de la historia era la que imperaba indisputablemente. Los
materialistas anteriores a Marx, en su interpretación de los fenómenos
sociales, se colocaban también en posiciones idealistas, limitándose
sólo a interpretar de manera materialista los fenómenos de la
Naturaleza, sin saber llevar su materialismo, al conocimiento de los
fenómenos sociales. Así, los materialistas franceses del siglo XVIII
partían del principio correcto de que el medio social es el que
determina las opiniones y conceptos de los hombres; pero ante la
necesidad de explicar las transformaciones que se operan en el propio
medio social, caían en el idealismo, afirmando que para dichas
transformaciones basta con la ilustración, con la divulgación de la
ciencia, con el cambio de los conceptos del hombre (“Las opiniones
gobiernan el mundo”). Colocaron la marcha de la historia en
dependencia de la voluntad, del estado de ánimo y de los deseos de las
“personalidades ilustres”, de los reyes, conquistadores, caudillos
militares, etc. Por eso, consideraban la historia como el resultado
del concurso de casualidades felices o desgraciadas y no como un
proceso sujeto a leyes. También Feuerbach, materialista alemán del
siglo XIX, era idealista en cuanto a la interpretación de los
fenómenos históricos, afirmando que los periodos de la humanidad se
distinguen entre sí sólo por el cambio que se opera en las religiones.
La interpretación idealista de la historia se divide en dos corrientes
fundamentales. Algunos idealistas, Hegel entre ellos, explican el
desarrollo social por la actividad de la “idea absoluta”, de la “razón
universal”, de la conciencia supra-personal, etc. Mas el mérito de
Hegel radica en haber intentado interpretar la historia de la sociedad
como un proceso sujeto a leyes. A su juicio, los impulsos y las
aspiraciones de los que hacen la historia no constituyen, ni mucho
menos, las últimas causas de los sucesos históricos; detrás de tales
impulsos hay otras fuerzas motrices más profundas; pero Hegel las
buscaba fuera de la historia, en el desarrollo de la “idea absoluta”.
La “idea absoluta” mística, he aquí, a juicio de Hegel, el principio
creador que dirige la vida de los pueblos y de los Estados e impulsa a
la sociedad hacia adelante. Otros representantes de la interpretación
idealista de la historia –por ejemplo, los hegelianos de izquierda
(hermanos Bauer y otros), en Alemania; los populistas, en Rusia–,
explican el desarrollo social por la actividad del sujeto, de la
personalidad individual atribuyéndole el papel creador exclusivo en la
historia. Los populistas, como es sabido, consideraban que sólo los
“héroes”, las “personalidades que piensan críticamente” hacen la
historia, oponiéndolos a la masa, al pueblo, a quienes llamaban
despectivamente la “multitud”. Los populistas apoyaban su actuación
práctica, no sobre la base de las exigencias del desarrollo de la vida
material de la sociedad, sino sobre la base de planes “ideales” y
universales, desligados de la vida. Marx fue el primero que demostró
que el desarrollo de la producción material es el fundamento del
desarrollo social. Por eso, la política del partido
marxista-leninista, como política científica, toma como punto de
partida las condiciones y necesidades concretas de la vida material de
la sociedad y la lucha de clases.

No figura [→ Concepción idealista de la historia] en el Diccionario
filosófico abreviado · 1959

No figura [→ Concepción idealista de la historia] en el Diccionario
filosófico · 1965

No figura [→ Concepción idealista de la historia] en el Diccionario de
filosofía · 1984

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