5-Libertad y necesidad

Libertad y necesidad

Diccionario filosófico marxista · 1946:177-178

Libertad y necesidad

Los metafísicos contraponen habitualmente la libertad y la necesidad
como conceptos que se excluyen mutuamente, afirmando algunos que la
voluntad es absolutamente libre, es decir, que no está condicionada
por nada. Otros creen que no hay libre albedrío, que sólo existe la
necesidad absoluta. Libre albedrío o necesidad, así plantean los
metafísicos. El punto de vista de los que consideran que la voluntad
humana es absolutamente libre e independiente de toda causa, significa
la negación completa de las leyes objetivas de la Naturaleza y de la
Sociedad. Tal punto de vista sobre la libertad no es científico, y en
política, conduce al aventurerismo, al voluntarismo (ver). Por
ejemplo, los populistas rusos se situaron completamente en las
posiciones del voluntarismo; según su opinión, el destino de la
historia depende únicamente de la voluntad de las personalidades
ilustres. Pero si la voluntad de cada uno no es condicionada por nada
y de nada depende, no es posible en general ningún libre albedrío. El
marxismo-leninismo niega este planteamiento anticientífico del
problema y lo resuelve de una manera materialista y dialéctica. Desde
el punto de vista del materialismo filosófico marxista, la libertad
consiste no en una independencia imaginaria respecto de las leyes de
la Naturaleza, sino en el conocimiento de dichas leyes, en la
posibilidad de utilizarlas para la actividad práctica. “Mientras no
conocemos la ley de la Naturaleza, ésta, al existir y actuar al margen
de nuestro conocimiento, nos convierte en esclavos de la ‘ciega
necesidad’. Una vez conocida esta ley que actúa (como miles de veces
lo había repetido Marx) independientemente de nuestra voluntad y de
nuestra conciencia, nos hacemos los amos de la Naturaleza” (Lenin).
La necesidad, las leyes de la Naturaleza son lo primario, y la
voluntad y la conciencia del hombre son lo secundario. Mientras el
hombre no conoce la necesidad, se halla esclavo de ella; pero cuando
el hombre adquiere conocimiento de la necesidad, aprende a dominarla.
Así la libertad sólo es posible sobre la base de tener conciencia de
la necesidad. El libre albedrío no es más que la capacidad de adoptar
las decisiones con conocimiento de causa. Es una necesidad de la que
se tiene conciencia. La libertad es un producto del desarrollo
histórico de la sociedad. Al comienzo de su historia, el hombre era
un esclavo de la Naturaleza. Más adelante se fue emancipando
paulatinamente de esa esclavitud. Pero en una época muy temprana, a
la esclavitud natural del hombre se asoció la esclavitud social. Con
el desarrollo de la propiedad privada y el nacimiento de la sociedad
de clases, los hombres se convirtieron en esclavos de sus propias
relaciones sociales. La opresión de clase alcanza su grado supremo en
la sociedad capitalista. La revolución socialista emancipa a los
hombres de esta opresión. Las relaciones sociales dejan de gobernar
sobre los hombres, dejan de ser ya una fuerza extraña para ellos.
“Los hombres, al convertirse finalmente en dueños de su propia
existencia social, se convierten por ello en dueños de la Naturaleza,
en dueños de sí mismos, se hacen libres” (Engels).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:55-56

Libertad y necesidad

Los metafísicos contraponen, de ordinario, la libertad y la necesidad.
Unos de ellos afirman que la voluntad es absolutamente libre, es
decir, no está condicionada por nada. Otros sostienen que no existe
el libre albedrío; que existe tan sólo la necesidad absoluta. O la
libertad de la voluntad, o la necesidad, afirman los metafísicos.

El marxismo-leninismo niega este planteamiento anticientífico del
problema y lo resuelve dialécticamente. Del punto de vista del
materialismo filosófico-marxista, la libertad consiste no en una
imaginaria independencia de las leyes de la naturaleza, sino en el
conocimiento de esas leyes, en la posibilidad de aprovecharlas en la
actividad práctica. “…Hasta que nosotros no conozcamos una ley de la
naturaleza, esa ley, existiendo y actuando al margen, fuera de nuestro
conocimiento, nos hace esclavos de la ciega necesidad. Cuando hayamos
conocido esa ley, actuando –como mil veces repetía Marx–
independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia,
nosotros seremos ya los amos de la naturaleza” (Lenin).

La libertad de la voluntad no es otra cosa que la actitud de aceptar
una solución con conocimiento de causa. “La libertad consiste, de
consiguiente, en el dominio de nosotros mismos y de la naturaleza
exterior; en el dominio basado en el conocimiento de las necesidades
de la naturaleza” (Engels). En consecuencia, la libertad es la
necesidad consciente. Sin comprender la necesidad, no puede haber
verdadera libertad. Los hombres, que por fin se hicieron dueños de su
propia existencia social, se hacen, por su consecuencia, dueños de la
naturaleza, dueños de sí mismos: libres (Engels).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:292-293

Libertad y necesidad

Categorías filosóficas que ponen de relieve la correlación entre las
leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad por una parte, y la
actividad humana por otra. Los metafísicos oponen la libertad a la
necesidad como dos nociones que se excluyen recíprocamente. Unos
pretenden que la voluntad de los hombres es absolutamente libre, vale
decir, que nada la condiciona. Otros rechazan el libre albedrío, y
para ellos sólo existe la necesidad absoluta. O libre albedrío o
necesidad: he ahí el punto de vista de los metafísicos. Los que
consideran la voluntad humana como absolutamente libre e independiente
de toda causa, niegan la existencia de las leyes objetivas de la
naturaleza y la sociedad. Semejante concepción de la libertad es
anticientífica y conduce al voluntarismo (ver). Por ejemplo, los
populistas rusos estimaban que el curso de la historia dependía
únicamente de la voluntad de personalidades eminentes; que el
desarrollo de la sociedad humana se guiaba exclusivamente por los
deseos y la voluntad del hombre. La teoría que no reconoce más que la
necesidad absoluta y que niega completamente la libertad de la acción
humana es también contraria a la ciencia. Es lo que se llama el
fatalismo (ver): la actividad del hombre se reduce a nada y no es sino
una consecuencia de leyes que no dependen de él.

El marxismo-leninismo rechaza tanto una como la otra de estas dos
concepciones de la libertad y de la necesidad, considerándolas como
erróneas y nocivas. El materialismo dialéctico y el materialismo
histórico enfocan la libertad y la necesidad en su correlación. La
libertad no consiste en una independencia imaginaria respecto a las
leyes de la naturaleza, sino que consiste en el conocimiento de esas
leyes para poder servirse de ellas en la actividad práctica: “…en
tanto que ignoramos una ley natural, esa ley, existiendo y obrando al
margen y fuera de nuestro conocimiento, hace de nosotros los esclavos
de la ‘ciega necesidad’. Tan pronto como conocemos esa ley, que
acciona (como repitió Marx miles de veces) independientemente de
nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nos hacemos dueños de la
naturaleza”. (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 207,
Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). La necesidad, el
determinismo en la naturaleza es un dato primario, en tanto que la
voluntad y la conciencia del hombre son datos secundarios. Mientras
que el hombre no tiene conocimiento de la necesidad, actúa ciegamente,
inconscientemente. Desde el momento en que la conoce, la domina y se
sirve de ella para el bien de la sociedad. Así, la actividad libre no
es posible si no se funda en el conocimiento de la necesidad. La
libertad es la necesidad conocida.

Según la concepción marxista, la libertad es el producto del
desarrollo histórico de la sociedad. En los albores de su historia,
el hombre era esclavo de la naturaleza. Luego, al penetrar las leyes
objetivas de la naturaleza y al transformar la naturaleza, se emancipa
poco a poco de esa esclavitud. Pero muy pronto, a la esclavitud
natural, viene a agregarse la esclavitud social. A medida que se
desarrollaba la propiedad privada y que se formaba la sociedad
clasista, los hombres se convertían en esclavos de sus propias
relaciones sociales. La opresión de clases alcanza su apogeo en la
sociedad capitalista. La revolución socialista emancipa al hombre de
toda opresión social. Las relaciones sociales cesan de dominar a los
hombres y de ser una fuerza hostil y extraña. La tesis marxista según
la cual los hombres se convierten en amos de sus relaciones sociales
no significa que bajo el socialismo desaparezcan las leyes objetivas;
ello significa que los hombres comienzan a conocer esas leyes y a
saber aplicarlas en la edificación de una vida nueva, que los hombres
se emancipan de toda opresión social gracias a la abolición del
régimen capitalista que los transformaba en esclavos de sus propias
relaciones sociales y los subordinaba al juego de fuerzas ciegas.

La sociedad soviética provee un ejemplo de esta actividad humana
libre. La lucha de los soviéticos por el comunismo bajo la dirección
del Partido Comunista, constituye un ejemplo de actividad consciente
de los hombres que se han hecho dueños de las leyes de desarrollo
social. El Partido Comunista, como vanguardia de los trabajadores, y
su papel dirigente, constituyen una perfecta encarnación de la
actividad libre de las masas populares, fundada en el conocimiento de
las leyes del desarrollo social. El Partido orienta el progreso de la
sociedad soviética en plena conformidad con las tareas y las
necesidades históricas apremiantes; moviliza y organiza a los
trabajadores para el cumplimiento de esas tareas, y se convierte en el
alma y el cerebro de toda la obra de transformación revolucionaria del
pueblo soviético. El marxismo-leninismo pone en claro las leyes
objetivas del desarrollo de la naturaleza y la sociedad y permite así
actuar a las masas no a ciegas, espontáneamente, sino con conocimiento
de causa. De ese modo también, es un factor importante en el
desarrollo bajo el régimen socialista, el crecimiento de la conciencia
de las masas populares dirigidas por el Partido Comunista. Ahí reside
la fuerza que acelera los procesos históricamente necesarios de la
marcha de la sociedad soviética hacia el comunismo.

Diccionario filosófico · 1965:274-275

Libertad y necesidad

Categorías filosóficas que expresan la relación entre la actividad del
hombre y las leyes objetivas de la naturaleza y de la sociedad. Los
idealistas consideran la libertad y la necesidad como conceptos que se
excluyen mutuamente y entienden la libertad como autodeterminación del
espíritu, como libre albedrío, como posibilidad de proceder según
expresión de la voluntad no determinada por las condiciones
exteriores. Afirman que la idea de determinismo con que se establece
el carácter necesario de las acciones humanas, releva por completo al
hombre de toda responsabilidad y hace imposible valorar moralmente sus
acciones. Desde su punto de vista, tan sólo la libertad no sujeta a
limitación ni a condición alguna se presenta como única base de la
responsabilidad del hombre y, por consiguiente, de la ética. En la
explicación de la libertad, admiten un subjetivismo extremo, por
ejemplo, los partidarios del existencialismo (Sartre, Jaspers y
otros). Sostienen una posición diametralmente opuesta y también
errónea, los partidarios del determinismo mecanicista. Estos niegan
el libre albedrío basándose en que los actos y la conducta del hombre
siempre se hallan predeterminados por circunstancias exteriores, que
no dependen de él. Semejante concepción netamente antidialéctica
atribuye un valor absoluto a la necesidad objetiva y conduce al
fatalismo. La explicación científica de la libertad y de la necesidad
se fundamenta en el reconocimiento de su interconexión dialéctica. La
primera tentativa de elucidar dicha interconexión pertenece a Spinoza,
quien definió la libertad como necesidad de la que se ha tomado
conciencia Hegel, desde posiciones idealistas, expuso una concepción
desarrollada de la unidad dialéctica de libertad y necesidad. La
solución auténticamente científica, materialista dialéctica, del
problema de la libertad y de la necesidad, se basa en el
reconocimiento de la necesidad objetiva como lo primario, en el
sentido gnoseológico, y de la voluntad y conciencia del hombre como lo
secundario, lo derivado. La necesidad existe en la naturaleza y en la
sociedad en forma de leyes objetivas. Las leyes no conocidas se
manifiestan como necesidad “ciega”. Al comienzo de su historia, el
hombre, incapaz de penetrar en los secretos de la naturaleza, era
esclavo de la necesidad no conocida, no era libre. Cuanto más
profundamente iba conociendo el hombre las leyes objetivas, tanto más
consciente y libre se hacía su actividad. Por otra parte, la
limitación de la libertad humana está condicionada por la dependencia
en que los hombres se encuentran no sólo respecto a la naturaleza,
sino, además, respecto a las fuerzas sociales que imperan sobre ellos.
En la sociedad dividida en clases antagónicas, las relaciones sociales
contraponen a los hombres hostilmente y los dominan. La revolución
socialista suprime el antagonismo de clases y libera a los hombres de
la opresión social. Con la socialización de los medios de producción,
la anarquía de la producción social propia del capitalismo se
sustituye por otra organización, planificada, consciente, y las
condiciones de vida hasta entonces dominantes, bajo el aspecto de
fuerzas espontáneas, extrañas, respecto a los individuos, quedan
sujetas al control del hombre. Se produce un salto del reino de la
necesidad al reino de la libertad (Engels). La experiencia histórica
de la construcción del socialismo atestigua que la sociedad socialista
proporciona al hombre la posibilidad de utilizar conscientemente las
leyes objetivas en su actividad práctica, de orientar de manera
racional y planificada el desarrollo de la sociedad; le permite crear
todas las premisas materiales y espirituales necesarias para el
desarrollo multilateral de la sociedad toda y de cada individuo en
particular, es decir, para la realización de la libertad auténtica.

Diccionario de filosofía · 1984:255

Libertad y necesidad

Categorías filosóficas que expresan relación entre la actividad de los
hombres y las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad. La
mayoría de los idealistas enfocan la libertad y la necesidad como
conceptos mutuamente excluyentes y entienden por libertad el libre
albedrío, posibilidad de proceder de acuerdo con la voluntad no
determinada por las condiciones exteriores. Suponen que la idea del
determinismo, que establece la necesidad de los actos humanos, suprime
por completo la responsabilidad del hombre e imposibilita la
valoración moral de sus actos. Tan sólo una libertad incondicional y
no restringida por nada constituye, desde su punto de vista, la única
base de la responsabilidad humana y, por tanto, de la ética. Los
adeptos del existencialismo (Sartre, Jaspers y otros) explican la
libertad desde el punto de vista del subjetivismo extremo. Los
partidarios del determinismo mecanicista tienen al respecto una
opinión diametralmente opuesta, pero también errónea. Niegan el libre
albedrío so pretexto de que las acciones y conducta del hombre están
determinadas en todos los casos por las circunstancias externas, que
no dependen de él. Esta concepción metafísica significa la
absolutización de la necesidad objetiva y conduce al fatalismo. La
explicación científica de la libertad y la necesidad se basa en el
reconocimiento de su interconexión orgánica. El primero en tratar de
fundamentar este punto de vista fue Spinoza, quien definía la libertad
como la necesidad hecha conciencia. Hegel formuló, desde posiciones
idealistas, una amplia concepción de la unidad dialéctica entre la
libertad y la necesidad. La solución científica, materialista
dialéctica, del problema de la libertad y la necesidad parte del
reconocimiento de que la necesidad objetiva es lo primario, y la
voluntad y conciencia del hombre, lo secundario, derivado. La
necesidad existe en forma de leyes objetivas de la naturaleza y la
sociedad. Las leyes no conocidas se manifiestan como necesidad
“ciega”. Al comienzo de su historia, el hombre, siendo incapaz de
penetrar en los enigmas de la naturaleza, era esclavo de la necesidad
no conocida, no era libre. Cuanto más a fondo concebía el hombre las
leyes objetivas, tanto más consciente y libre era su actividad. La
libertad humana no se restringe sólo por la naturaleza, sino también
por el hecho de que el hombre depende de las fuerzas sociales que
dominan sobre él en determinadas condiciones históricas. En la
sociedad dividida en clases antagónicas, las relaciones sociales se
oponen a los hombres como hostiles y dominan sobre ellos. La
revolución socialista suprime el antagonismo entre las clases y libera
a los hombres de la opresión social. Al ser socializados los medios
de producción, la anarquía de la producción es sustituida por su
organización consciente y planificada. En el curso de la edificación
del socialismo y el comunismo, las condiciones de vida de los hombres,
que anteriormente dominaban sobre ellos como fuerzas espontáneas y
ajenas, se someten a su control. Se produce un salto del reino de la
necesidad al reino de la libertad (Engels). Todo ello permite a los
hombres utilizar conscientemente las leyes objetivas en su actividad
práctica, dirigir de modo racional y planificado el desarrollo de la
sociedad y crear todas las premisas materiales y espirituales
necesarias para el desenvolvimiento integral de la sociedad y de cada
uno de sus miembros, es decir, para la realización de la libertad
auténtica como ideal de la sociedad comunista.

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