5-Materialismo histórico o interpretación materialista de la historia

Materialismo histórico o interpretación materialista de la historia

Diccionario filosófico marxista · 1946:205-207

Materialismo histórico o interpretación materialista de la historia

El materialismo histórico es la doctrina del marxismo-leninismo sobre
las leyes que rigen la evolución de la Sociedad humana. El
materialismo histórico es la aplicación consecuente de los principios
del materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos sociales.
Antes de Marx imperaba en la ciencia la interpretación idealista de la
historia. La creación de la teoría del materialismo histórico está
vinculada al descubrimiento más grande hecho por Marx en cuanto a la
interpretación de la historia y de los sucesos históricos. “Así como
Darwin descubrió la ley de la evolución del mundo orgánico, Marx
descubrió la ley de la evolución de la historia humana; el hecho tan
sencillo, pero oculto hasta entonces bajo la maleza ideológica, de que
el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y
vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.;
que por tanto la producción de los medios materiales inmediatos de
vida y, por consiguiente, la correspondiente fase de la evolución
económica de un pueblo o de una época son la base sobre la que se han
desarrollado las instituciones estatales, las concepciones jurídicas,
el arte y también las ideas religiosas de los hombres, con arreglo a
la que por tanto deben explicarse y no al revés, como hasta entonces
se había venido haciendo” (Engels). El materialismo histórico ve en
el desarrollo de los modos de producción de los bienes materiales
necesarios para la existencia de los hombres, la fuerza principal que
determina toda su vida social, condicionando también la transición de
un régimen social a otro. Sin producir bienes materiales no puede
existir ninguna Sociedad. El hombre, con la ayuda de los instrumentos
de trabajo, de la técnica, en el proceso de producción influye sobre
la Naturaleza, obteniendo lo necesario para subsistir. El progreso de
la Sociedad depende del perfeccionamiento del proceso de evolución de
la producción material. La historia de la Sociedad humana comienza
desde el momento en que el hombre se eleva hasta el empleo de
implementos, convirtiéndose en “un animal que produce instrumentos”.
El aumento del dominio que el hombre ejerce sobre la Naturaleza halla
su expresión en la evolución de las fuerzas productivas de la
Sociedad. Y con la evolución de éstas, cambia también el otro aspecto
necesario de la producción material: las relaciones de los hombres en
el proceso de la producción, las relaciones de producción; cambia el
régimen económico-social. El cambio de las formaciones
económico-sociales (ver) en la historia (el régimen de comunismo
primitivo, el régimen esclavista, el feudal, el burgués, el
socialista) es, ante todo, la substitución de unas relaciones de
producción por otras más progresistas. Este cambio es siempre la
consecuencia, necesaria y sujeta a leyes, de la evolución de las
fuerzas productivas de la Sociedad. El afianzamiento de las nuevas
relaciones de producción suele tener lugar con el derrocamiento
revolucionario de las viejas relaciones de producción. Los méritos
más grandes de la teoría del materialismo histórico de Marx radican,
por consiguiente, en haber puesto ante todo, su atención en las
condiciones objetivas de la producción material, en las leyes
económicas que rigen la vida de la Sociedad y que son el fundamento de
toda la actividad histórica de los hombres. Gracias a la teoría de
Marx, “el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre
la historia y sobre la política dejaron el puesto a una teoría
científica asombrosamente compleja y armónica, que revela cómo de un
sistema de vida social, al crecer las fuerzas productivas, se
desarrolla otro más alto, cómo de la servidumbre de la gleba, por
ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin). Descubrir en la producción
material el verdadero fundamento de toda la vida y de la evolución de
la Sociedad, permitió comprender por vez primera el gran papel creador
que las masas populares y trabajadoras desempeñan en la historia. La
historia de la evolución social fue comprendida por primera vez como
“la historia de los propios productores de bienes materiales, la
historia de las masas trabajadoras, que son el factor fundamental del
proceso de producción y las que llevan a cabo la producción de los
bienes materiales necesarios para la existencia de la sociedad. Esto
quiere decir que la ciencia histórica, si pretende ser una verdadera
ciencia, no debe seguir reduciendo la historia del desarrollo social a
los actos de los reyes y de los caudillos militares, a los actos de
los “conquistadores” y “avasalladores” de Estados, sino que debe
ocuparse, ante todo, de la historia de los productores de los bienes
materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la historia
de los pueblos” (Stalin). En dependencia del modo de producción
existente, de la existencia material de la Sociedad, se estructura
también un determinado carácter histórico de todo el régimen social,
de las instituciones políticas, la manera de pensar de los hombres,
sus concepciones, ideas y teorías. La existencia social determina la
conciencia social. No es posible comprender correctamente la esencia
de las instituciones políticas, de las ideas y teorías, si se pierde
de vista la base material de su origen: la estructura económica de la
vida de la Sociedad. No se puede comprender por qué en una época
determinada nacen unas instituciones e ideas, y otras en distinta
época, si se toman como punto de partida las propias instituciones e
ideas y no el modo de producción. Por ejemplo, las formas del Estado
explotador (el Estado esclavista, feudal y capitalista) siempre
dependieron de la división de la sociedad en clases: esclavistas y
esclavos, feudales y siervos, burgueses y proletarios. También las
formas de la conciencia social (las concepciones políticas, la
filosofía, la ciencia, la religión, etc.), dependen siempre, en última
instancia, de las relaciones de producción imperantes entre los
hombres, formas que cambian radicalmente al cambiar el modo de
producción, al cambiar el régimen económico. Al explicar el origen y
la dependencia de las instituciones políticas, ideas y teorías
respecto del modo de producción, la teoría del materialismo histórico
no niega, ni mucho menos, la importancia de las primeras en la vida de
la Sociedad. Al contrario, el materialismo histórico subraya su
enorme papel social. Y con ello, difiere de raíz del materialismo
económico) (ver). Una vez surgidas, las instituciones e ideas
políticas y sociales se convierten en una fuerza que influye sobre las
propias condiciones que las habían engendrado. Actúan como fuerzas
reaccionarias al servicio de los sectores y clases atrasados de la
Sociedad, frenan el desarrollo social; o bien, sirviendo a las clases
avanzadas y revolucionarias, impulsan ese desarrollo. El materialismo
y el historicismo consecuentes están íntima e indisolublemente unidos
en la teoría del materialismo histórico. Por eso, precisamente, con
el descubrimiento de la teoría del materialismo histórico, la ciencia
social se ha convertido por vez primera en la auténtica ciencia sobre
las leyes que rigen la evolución de la Sociedad humana.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:71-73

Materialismo histórico, o concepción materialista de la historia

Doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes del desarrollo de la
sociedad humana. El materialismo histórico es una consecuente
extensión de las afirmaciones del materialismo dialéctico al estudio
de los fenómenos sociales. Hasta Marx, en la ciencia dominaba una
concepción idealista de la historia. La formación de la teoría del
materialismo histórico está relacionada con el gran descubrimiento
hecho por Marx en la interpretación de la historia y de los
acontecimientos históricos.

“A semejanza de cómo Darwin descubrió la ley del desarrollo del mundo
orgánico, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana,
aquel simple hecho, oculto hasta los últimos tiempos por las
acumulaciones ideológicas, de que los hombres deben comer, beber,
tener vivienda y vestirse, antes de estar en condiciones de ocuparse
de política, ciencia, arte, religión, etc.; de que, por consiguiente,
la producción de los medios materiales inmediatos de la existencia y,
con eso mismo, cada etapa dada del desarrollo económico de un pueblo o
de una época, forman la base sobre la cual se desarrollan las
instituciones estatales, los conceptos jurídicos, el arte y hasta las
representaciones religiosas de determinados hombres, por medio de cuya
base debe ser todo ello explicado, y no al revés, cual se hacía hasta
el presente” (Engels).

El materialismo histórico ve en el desarrollo de la producción de los
bienes materiales necesarios para la existencia del hombre, la fuerza
principal que determina toda la vida social de los hombres y
condiciona la transición de un régimen social a otro. Ninguna
sociedad puede existir sin producir bienes materiales. Con la ayuda
de los instrumentos de trabajo, de la técnica, el hombre, en el
proceso de la producción, actúa sobre la naturaleza y obtiene los
objetos necesarios para la vida. De la perfección y desarrollo de la
producción material, depende el progreso de la sociedad. Desde el
tiempo en que el hombre se elevó hasta el uso de los instrumentos y se
convirtió en “animal que hace instrumentos”, comienza la historia de
la sociedad humana.

En el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, encuentra
su expresión el aumento del dominio del hombre sobre la naturaleza.
Con el desarrollo de las fuerzas productivas cambia, también, la
segunda parte necesaria de la producción material: las relaciones en
que entran los hombres en la producción, las relaciones de producción;
así mismo cambia el régimen económico social. El cambio de las
formaciones económico-sociales en la historia –el régimen comunista
primitivo, el esclavista, el burgués, el socialista– es, ante todo, el
cambio de unas relaciones de producción por otras, más progresistas.
Este cambio es siempre un efecto necesario sujeto a leyes, del
desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. El
afianzamiento de las nuevas relaciones de producción y de los
regímenes económicos que, necesariamente aparecen con el desarrollo de
las fuerzas productivas, se origina ordinariamente, por vía de un
derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción.

El extraordinario mérito de la teoría del materialismo histórico de
Marx, consiste, por consiguiente, en que esta teoría, ante todo, fijó
su atención sobre las condiciones objetivas de la producción material,
las leyes económicas de la vida de la sociedad, que son la base de
toda la actividad histórica de los hombres. Gracias a la teoría de
Marx, “el caos y la arbitrariedad imperantes hasta entonces, en los
conceptos sobre la historia y la política, fueron sustituidos por una
teoría asombrosamente sólida, armónica y científica que demuestra cómo
de un sistema de vida social, a consecuencia del aumento de las
fuerzas productivas, se desarrolla otro, más elevado: de la
servidumbre de la gleba, por ejemplo, surge el capitalismo” (Lenin).

El descubrimiento, en la producción material, de la verdadera base de
toda la vida y desarrollo de la sociedad, permitió comprender en la
historia por vez primera el gran papel creador de las masas populares,
de los trabajadores. La historia del desarrollo social se entendió,
por primera vez como “historia de los propios productores de bienes
materiales; historia de las masas trabajadoras, que son las fuerzas
fundamentales del proceso de la producción y realizan la producción de
los bienes materiales, necesarios para la existencia de la sociedad.
Eso quiere decir, que la ciencia histórica, si pretende ser una
verdadera ciencia, no puede seguir reduciendo más la historia del
desarrollo social, a los actos de los reyes y de los jefes militares,
a los actos de los conquistadores y avasalladores de Estados, sino que
debe ocuparse, ante todo, de la historia de los productores de los
bienes materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la
historia de los pueblos” (Curso de historia).

Dependiendo del modo de producción existente, de la vida material de
la sociedad, se forma un determinado carácter histórico de todo
régimen social, de las instituciones políticas, de la forma del
pensamiento de los hombres, sus conceptos, ideas y teorías. La
existencia social determina la conciencia social. No se puede
comprender justamente la esencia de las instituciones políticas, de
las ideas y de las teorías, si se olvida la base material de su
origen: el ordenamiento económico de la vida de la sociedad.

No se puede comprender por qué en una época nacen unas instituciones e
ideas y, en otra, otras, si se parte de ellas mismas y no de los modos
de producción. Las formas, por ejemplo, del estado explotador
(esclavista, feudal, capitalista), han dependido, siempre, de la
división de la sociedad en clases: amos y esclavos, señores y siervos,
burguesía y proletariado. Las formas de la conciencia social (los
conceptos políticos, la ciencia, la religión, etc.), también dependen
siempre, en definitiva, de las relaciones de producción dominante
entre los hombres, y cambian, de modo radical, con las
transformaciones en el modo de producción y en los regímenes
económicos.

Explicando el origen y la dependencia de las instituciones políticas,
ideas y teorías, del modo de producción, la teoría del materialismo
histórico de ninguna manera niega su importancia en la vida de la
sociedad. Con esto, el materialismo histórico difiere, de raíz del
materialismo económico (ver). Una vez surgidas, las instituciones e
ideas políticas y sociales se convierten, ellas mismas, en una fuerza
que actúa sobre las condiciones que las han engendrado. Ellas, o
detienen el desarrollo social, como fuerzas reaccionarias que sirven a
las capas y clases atrasadas de la sociedad, o impulsan ese desarrollo
adelante, sirviendo a las clases revolucionarias avanzadas. El
materialismo y el historicismo consecuentes están unidos, estrecha e
indisolublemente, en la teoría del materialismo histórico.
Precisamente por eso, con el descubrimiento de la teoría del
materialismo histórico, la ciencia social, por vez primera, se
convirtió en una auténtica ciencia de las leyes del desarrollo de la
sociedad humana.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:337-339

Materialismo histórico o concepción materialista de la historia

Extensión de los principios del materialismo dialéctico al estudio de
la vida social; aplicación de esos principios a los fenómenos
sociales; ciencia de las leyes generales de la evolución social.

Antes de Marx, dominaba en la ciencia la concepción idealista de la
historia. La teoría del materialismo histórico es el fruto del gran
descubrimiento que hizo Marx en la interpretación de la historia.
“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza
orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana:
el hecho tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica,
de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un
techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte,
religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida
inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase
económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a
partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las
concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas
religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto,
explicarse; y no al revés, como hasta entonces se había venido
haciendo” (Engels, “Discurso ante la tumba de Marx”, en Marx/Engels,
Obras escogidas, t. II, p. 155, Ed. esp., Moscú, 1952).

El desarrollo de los modos de producción de los bienes materiales
(ver), necesarios a la existencia del hombre, tal es la fuerza
esencial que determina toda la vida social y condiciona el pasaje de
un régimen social a otro. Ninguna sociedad puede existir sin producir
bienes materiales. Con ayuda de los instrumentos de trabajo, el
hombre obra sobre la naturaleza y se procura lo que le hace falta. De
la evolución de la producción material depende el progreso de la
sociedad. La historia de la sociedad comienza a partir del instante
en que el hombre llegó a fabricar y utilizar instrumentos de
producción. Cuanto mayor es el nivel de las fuerzas productivas
(ver), mayor es el dominio del hombre sobre la naturaleza.
Conjuntamente con el progreso de las fuerzas productivas, cambia el
segundo aspecto de la producción material: las relaciones de
producción (ver), y se transforma el régimen económico y social. Las
nuevas relaciones de producción que surgen sobre la base de las
fuerzas productivas y que les corresponden plenamente, constituyen la
condición principal y decisiva que determina el auge continuo e
impetuoso de las fuerzas productivas. La sucesión de formaciones
económicas y sociales en la historia (la comuna primitiva, la
esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, el socialismo) significa la
substitución de relaciones de producción dadas por relaciones de
producción más progresivas. Esta sucesión es siempre la consecuencia
necesaria de la ley del desarrollo de las fuerzas productivas de la
sociedad. El establecimiento de nuevas relaciones de producción se
efectúa generalmente por medio del derrocamiento revolucionario de las
viejas relaciones.

El mérito de Marx y de Engels, por consiguiente, consiste en haber
fijado la atención, ante todo, en las leyes económicas de la vida
social, en las condiciones objetivas de la producción material, base
de toda la actividad histórica de los hombres. Con el materialismo
histórico, “…el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones
sobre la historia y sobre la política, cedieron su puesto a una teoría
científica asombrosamente completa y armónica, que revela cómo de una
forma de vida social se desarrolla, al crecer las fuerzas productivas,
otra más alta, cómo de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace
el capitalismo” (Lenin, “Tres fuentes…”, en Obras escogidas, t. I, p.
67, Ed. esp., Moscú, 1948).

El materialismo histórico terminó de una vez por todas con las teorías
idealistas para las cuales la historia de la sociedad era el resultado
de la actividad desordenada y arbitraria de los individuos, la
resultante de las voluntades y de los deseos de los hombres. La
evolución de la sociedad, como la de la naturaleza, no está
determinada por deseos subjetivos, sino por leyes objetivas que no
dependen ni de la voluntad ni de la conciencia de los hombres. Éstos
pueden descubrir las leyes objetivas, estudiarlas, conocerlas,
tenerlas en cuenta en sus actos, utilizarlas en su interés, limitar la
acción de algunas y dar libre curso a otras, pero no pueden
modificarlas o abolirlas. Y menos aun, crear nuevas. El inmenso
significado del materialismo histórico, reside en que ha descubierto y
explicado las leyes del desarrollo social y que ha pertrechado así al
proletariado y a su partido con el conocimiento de las vías que
conducen a la transformación revolucionaria de la sociedad. Como lo
señala Lenin, la concepción materialista de la historia ha reducido
las acciones de los individuos a las acciones de las clases, cuya
lucha determina el desarrollo de la sociedad.

La producción material es, pues, el fundamento de la vida y del
devenir de la sociedad. Este descubrimiento revela el gran papel
creador de las masas trabajadoras en la historia, y así quedó
demostrado que la historia del desarrollo social es la historia de los
productores inmediatos, de las masas trabajadoras, fuerzas esenciales
en la producción de bienes materiales, indispensable a la existencia
de la sociedad.

El modo de producción, la vida material de la sociedad condiciona el
carácter de un régimen social, de las instituciones políticas, la
mentalidad de los hombres, sus opiniones, sus ideas, sus teorías. La
existencia social determina la conciencia social. Imposible
comprender la esencia de las instituciones políticas, de las ideas, de
las teorías, si se olvida su origen material: el régimen económico de
la sociedad. Imposible comprender por qué en tal época aparecen tales
instituciones políticas e ideas, por qué en otra época aparecen otras,
si se parte de las propias instituciones políticas e ideas, y no de la
base económica (Ver Base y superestructura). La conciencia social
–opiniones políticas, concepciones del derecho y del arte, filosofía,
religión y otras formas de ideología– está en función de las
relaciones de producción dominantes, y cambia radicalmente con la
transformación de la base, del régimen económico. Aunque mostrando
que las instituciones políticas, las ideas, las teorías, extraen su
origen y dependen de la base, la teoría del materialismo histórico no
niega en absoluto la importancia considerable de aquéllas en la vida
social. En oposición al materialismo económico que reduce a nada el
papel de las ideas, el materialismo histórico subraya su papel
inmenso. Una vez surgidas, las instituciones sociales y políticas así
como las ideas, se convierten ellas mismas en una fuerza que actúa
sobre las condiciones que las han engendrado. O bien frenan el
desarrollo social desempeñando el papel de fuerzas reaccionarias que
sirven a las capas y clases retardatarias de la sociedad, o bien
contribuyen al progreso sirviendo a las clases avanzadas,
revolucionarias.

Gracias al materialismo histórico, la ciencia de la sociedad se ha
convertido en una ciencia exacta comparable a la biología. El
materialismo histórico tiene una gran importancia para la actividad
práctica del partido comunista. Para no equivocarse en política, el
partido del proletariado debe fundar su acción no en principios
abstractos, los “principios de la razón humana”, sino en las
condiciones concretas de la vida material, en las necesidades reales
de la sociedad.

En el prólogo de su obra Contribución a la crítica de la Economía
Política, Marx formuló la esencia del materialismo histórico: “…en la
producción de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción,
que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus formas
productivas. El conjunto de estas relaciones de producción forma la
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la
vida material condiciona el proceso de la vida social, política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social lo que
determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de
desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan
con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es sino la
expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de
las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de
las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas
suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la
base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la
inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas
revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales
ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden
apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las
formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en
una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren
conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo
modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí,
no podemos juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su
conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta
conciencia por las contradicciones de la vida material, por el
conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las
relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes
de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro
de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción
antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan
madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la
humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede
alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos
objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están
gestando, las condiciones materiales para su realización” (Marx, Op.
cit., en Marx/Engels, Obras escogidas, t. I, p. 332, Ed. esp.,
Moscú, 1951).

La teoría del materialismo histórico, creada por Marx y Engels, fue
desarrollada y enriquecida por Lenin y Stalin, gracias al análisis de
las nuevas condiciones históricas en la época del imperialismo y de
las revoluciones proletarias, en la época de la edificación del
socialismo.

Diccionario filosófico · 1965:302-304

Materialismo histórico

Parte componente de la filosofía marxista-leninista; ciencia que
investiga las leyes generales del desarrollo de la sociedad humana y
las formas de su realización en la actividad histórica de los hombres.
El materialismo histórico es la sociología científica, proporciona la
base teórica y metodológica de las investigaciones sociológicas
concretas y de todas las ciencias sociales. Los filósofos
premarxistas, sin excepción, incluidos los materialistas, eran
idealistas en la concepción de la vida social, pues no pasaban de
observar el hecho de que, a diferencia de lo que sucede en la
naturaleza, donde actúan fuerzas ciegas, en la sociedad actúa el
hombre, ser consciente que se rige en su hacer por estímulos ideales.
Acerca de este particular indicaba Lenin que la idea misma del
materialismo en sociología había sido una idea genial (véase t. I,
pág. 121). La creación del materialismo histórico significó un
cambio radical en el desarrollo del pensamiento social. Permitió, por
una parte, aplicar consecuentemente la concepción materialista al
mundo en su conjunto, no sólo a la naturaleza, sino, también, a la
sociedad. Por otra parte permitió descubrir la base de la vida social
y las leyes que determinan su desarrollo lo mismo que, por
consiguiente, el desarrollo de todas las demás facetas de la vida
social, determinadas por la base material indicada. Subrayaba Lenin
(t. 1, pág. 120) que Marx había elaborado su idea fundamental sobre
el proceso histórico-natural del desarrollo de la sociedad destacando
de las distintas esferas de la vida social la económica; de todas las
relaciones sociales, las relaciones de producción como fundamentales y
determinantes de todas las demás relaciones. Después de tomar como
punto de partida el hecho fundamental de toda sociedad humana: el modo
de obtener los medios de vida, el marxismo puso en conexión con él
aquellas relaciones en las que los hombres entran en el proceso de
producción de su vida, y en el sistema de estas relaciones de
producción vio el fundamento –la base real de cada sociedad
determinada– el que se reviste de superestructuras político-jurídicas
y de diversas corrientes del pensamiento social. Cada sistema de
relaciones de producción, surgido en un determinado estadio del
desarrollo de las fuerzas productivas, está subordinado a las leyes
que rigen la aparición, el funcionamiento y el paso a la forma
superior, tanto a leyes que son generales para todas las formaciones,
como a las que son especiales, propias sólo de una formación dada.
Las acciones humanas en los límites de cada formación económico-social
–infinitamente diversas, individualizadas, no susceptibles, al
parecer, de cálculo ni sistematización alguna– fueron generalizadas y
reducidas a las acciones de las grandes masas, a las acciones de las
clases sociales en la sociedad dividida en clases; masas y clases que,
con sus actos, realizan las necesidades que han madurado del
desarrollo social. El descubrimiento del materialismo histórico acabó
con dos insuficiencias capitales de todas las teorías sociológicas
premarxistas, las cuales, en primer lugar, eran idealistas, dado que
se limitaban al estudio de los motivos ideológicos de la actividad
humana sin investigar a qué se debían tales motivos, qué causas
materiales los engendraban; en segundo lugar, tomaban en consideración
únicamente el papel de las personalidades históricas descollantes sin
abarcar la acción de las masas populares, auténticas creadoras de la
historia. El materialismo histórico ha descubierto el carácter
materialmente condicionado del proceso histórico-social, y en
contraposición a las teorías del materialismo vulgar –que niegan el
papel de las ideas, de las instituciones y organizaciones políticas y
de otras clases–, subraya su activa influencia inversa sobre la base
material que las ha engendrado. El materialismo histórico constituye
el fundamento histórico-científico del marxismo, que arma a los
partidos marxistas-leninistas, a la clase obrera y a los trabajadores
todos con el conocimiento de las leyes objetivas del desarrollo de la
sociedad, les permite comprender la importancia del factor subjetivo
–la conciencia y organización de las masas, sin lo cual es imposible
la realización de las leyes de la historia. Los rasgos fundamentales
del materialismo histórico fueron expuestos por primera vez por Marx y
Engels en su trabajo La ideología alemana. Se da una formulación
genial de la esencia de esa parte del marxismo en el prefacio de la
Contribución a la crítica de la economía política (1859). Pero el
materialismo histórico se convirtió en “sinónimo de ciencia social”
sólo cuando El Capital vio la luz (véase Lenin, t. 1. pág. 125). A
medida que la historia avanza y se va acumulando nueva experiencia del
desarrollo histórico, también se desarrolla y enriquece,
necesariamente, el materialismo histórico, así como el marxismo en su
conjunto. Lenin dio un magnífico ejemplo de este desarrollo en la
época del imperialismo, de las revoluciones proletarias. En la época
actual, época del tránsito del capitalismo al socialismo, cuando en la
U.R.S.S. se ha planteado ya prácticamente el problema de la
edificación de la sociedad comunista en todo el frente, la
generalización de la nueva experiencia del movimiento comunista
mundial y, en particular, de la experiencia de la lucha por el
comunismo en la U.R.S.S., se da en el nuevo Programa del Partido,
adoptado en el XXII Congreso del P.C.U.S. En el programa se encuentra
desarrollada la teoría de la formación económico-social, después de
haber formulado la caracterización concreta de la formación comunista,
las leyes a que obedecen su formación y desarrollo; también se
profundiza la teoría sobre el Estado, sobre el Partido y muchas otras
cuestiones. El Programa del P.C.U.S. proporciona al pueblo soviético
el plan claramente delineado de la edificación de la sociedad
comunista, plan que comprende una triple tarea: crear la base material
y técnica del comunismo, formar relaciones sociales comunistas y
educar al hombre de la sociedad comunista.

Diccionario de filosofía · 1984:278-279

Materialismo histórico

Parte integrante de la filosofía marxista-leninista y ciencia
filosófica sobre la sociedad, que resuelve de modo materialista el
problema fundamental de la filosofía aplicado a la historia y que
investiga sobre esta base las leyes sociológicas generales del
desarrollo histórico y las formas de su realización en la actividad de
los hombres. El materialismo histórico constituye la base teórica y
metodológica de la sociología y demás ciencias sociales. Todos los
filósofos premarxistas, comprendidos los materialistas, eran
idealistas en la intelección de la vida social, pues se limitaban a
constatar el hecho de que, a diferencia de la naturaleza, donde actúan
fuerzas ciegas, en la sociedad actúan los hombres, seres conscientes,
que se guían en su proceder por motivos ideales. El surgimiento del
materialismo histórico constituyó una revolución radical en el
desarrollo del pensamiento social. Por una parte, permitió enfocar de
modo consecuentemente materialista el mundo en su conjunto, no sólo la
naturaleza, sino también la sociedad, y por la otra, descubrir la base
material de la vida social y las leyes que determinan su desarrollo.
Marx formuló su idea principal sobre el proceso histórico-natural del
desarrollo de la sociedad, destacando la esfera económica de las
diversas esferas de la vida social, y de todas las relaciones
sociales, las relaciones de producción, como principales y
determinantes entre las demás relaciones. Tomando como punto de
partida el hecho principal para toda sociedad humana –la obtención de
los medios de vida–, el marxismo vinculó con este hecho las relaciones
que los individuos contraen en el proceso de inducción de su vida, y
advirtió en el sistema de estas relaciones de producción la base real
de cada sociedad determinada, la cual se reviste de superestructuras
jurídico-políticas y diversas formas del pensamiento social. Cada
sistema de relaciones de producción, que surge en determinado grado de
desarrollo de las fuerzas productivas, se subordina tanto a las leyes
del surgimiento, funcionamiento y tránsito a una forma superior,
comunes a todas las formaciones sociales, como a las específicas,
inherentes sólo a una de ellas. Las acciones de los individuos en el
marco de cada formación socio-económica –infinitamente diversas,
individualizadas y, al parecer, no sujetas a registro alguno ni a
sistematización– fueron sintetizadas y reducidas a las acciones de las
grandes masas; en la sociedad dividida en clases, a las acciones de
las clases que realizan en ellas las necesidades maduras del
desarrollo social. El descubrimiento del materialismo histórico
eliminó los dos defectos principales de todas las teorías sociológicas
premarxistas, que, en primer lugar, eran idealistas, pues se limitaban
al examen de los motivos ideológicos de la actividad humana y no
investigaban las causas materiales que los engendraban y, en segundo
lugar, estudiaban en lo fundamental tan sólo el papel de las
personalidades destacadas en la historia, sin prestar atención a las
acciones de las masas populares, verdaderos artífices de la historia.
Al poner de relieve el condicionamiento material del proceso
socio-histórico, el materialismo histórico, en contraposición a las
teorías materialistas vulgares, que niegan el papel de las ideas, las
instituciones y organizaciones políticas y otras, subraya la
influencia inversa y activa de éstas sobre la base que las ha
engendrado y revela el inmenso papel del factor subjetivo: las
acciones de los hombres, clases y partidos y el grado de conciencia y
de organización de las masas. El materialismo histórico repugna tanto
el fatalismo como el voluntarismo. Los hombres mismos hacen su
historia, pero no la pueden hacer a su libre albedrío, pues cada nueva
generación actúa en determinadas condiciones objetivas, creadas antes
de su aparición. Estas condiciones y las leyes que actúan sobre su
base brindan las diversas posibilidades para la actividad de los
hombres. La realización de estas posibilidades y, por tanto, el curso
real de la historia depende de los hombres, de su actividad e
iniciativa y del grado de organización y cohesión de las fuerzas
progresistas. Marx y Engels expusieron por vez primera los rasgos
fundamentales del materialismo histórico en la obra La Ideología
Alemana. A la par que se acumulan nuevas experiencias del desarrollo
histórico, se desarrolla y enriquece necesariamente el materialismo
histórico, al igual que el marxismo en su conjunto. Lenin ofreció un
magnífico ejemplo de tal desarrollo. El materialismo histórico está
estrechamente ligado a las tareas de la lucha revolucionaria de clase
del proletariado, a las necesidades de la edificación del socialismo y
del comunismo y al desarrollo de las ciencias. En las condiciones
actuales, el materialismo histórico se enriquece gracias a los
esfuerzos colectivos del PCUS, de los partidos comunistas y obreros de
otros países y de los científicos marxistas del mundo entero.

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