3-Método dialéctico marxista

Método dialéctico marxista

Diccionario filosófico marxista · 1946:218-219

Método dialéctico marxista

El método dialéctico marxista se caracteriza por los siguientes rasgos
fundamentales: 1) Concibe la Naturaleza como un todo articulado y
único, en el que los objetos y las fenómenos dependen unos de otros y
se condicionan mutuamente; todo se halla en una conexión y en una
acción recíproca, afirma la dialéctica; 2) Considera la Naturaleza
como algo sujeto a constante cambio y renovación, donde hay siempre
algo que nace y se desarrolla y algo que muere y caduca; todo se halla
en movimiento y en cambio, enseña la dialéctica; 3) Examina el
desarrollo de la Naturaleza como un proceso, en el que como resultado
de la acumulación de una serie de cambios cuantitativos inadvertidos y
graduales, se efectúa el paso, en forma de saltos, a cambios
radicales, a cambios cualitativos; la cantidad se trueca en calidad:
tal es uno de los principios básicas de la dialéctica. Según la
dialéctica, el proceso de evolución no es una simple repetición del
camino ya recorrido, sino un movimiento progresivo de un grado
inferior a otro superior; 4) Parte del criterio de que los objetos y
los fenómenos de la Naturaleza llevan siempre implícitas
contradicciones internas, que todo tiene su lado positivo y su lado
negativo, su lado de caducidad y su lado de desarrollo, y que la lucha
entre lo que caduca y lo que se desarrolla forma el contenido interno
del proceso de evolución, del proceso de la transformación de los
cambios cuantitativos en cualitativos; la contradicción conduce hacia
adelante, reza una de las tesis más importantes de la dialéctica.
Estos principios del método dialéctico sobre el proceso de evolución
de la Naturaleza rigen también para la evolución de la Sociedad. Cada
formación económico-social (régimen esclavista, feudalismo,
capitalismo, socialismo) representa un todo íntegro, cuyos diversos
aspectos y fenómenos (el modo de producción de los bienes materiales,
el régimen político, los procesos espirituales de la vida) están
relacionados entre sí en una unidad, se hallan en una acción
recíproca. Las ideas sociales, las instituciones políticas, al tener
sus raíces en las condiciones materiales de la vida de la Sociedad,
ejercen sobre la existencia social una acción inversa, siendo el modo
de producción de los bienes materiales la base de esta acción
recíproca. El hecho de que en la historia de la Sociedad, unas
formaciones económico-sociales hayan sido sustituidas por otras,
demuestra claramente que también en la vida social hay movimiento,
cambio, la muerte de lo viejo y el nacimiento de lo nuevo. El cambio
de una formación económico-social por otra es el tránsito, a modo de
salto, revolucionario, de un estado cualitativo de la Sociedad a otro
estado cualitativo, como resultado de la acumulación de los cambios
cuantitativos. Así, la acumulación gradual de las fuerzas del
proletariado (el aumento de su número, de su organización, de su
conciencia de clase, de sus vínculos con todos los trabajadores y
explotados) conduce, como resultado del triunfo de la revolución
socialista, a la transformación del proletariado, de clase oprimida y
explotada, como lo es bajo el capitalismo, en una clase dominante que
dirige la evolución de la Sociedad hacia el comunismo. Y cada nueva
formación histórica representa una etapa más progresista, más alta en
comparación con la formación social que la precede: el capitalismo es
un régimen social superior al feudalismo; el socialismo constituye, en
comparación con el capitalismo, una etapa inmensamente superior de la
evolución social. El contenido interno de este proceso de evolución
de una formación económico-social a otra es la lucha entre las clases
que tiene lugar en todas las formaciones clasistas, lucha que expresa
la contradicción interna existente en el propio modo de producción,
entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Así,
pues, la historia de la Sociedad y la de la Naturaleza testimonian que
en el mundo todo se realiza de manera dialéctica. La dialéctica
marxista enseña un justo modo de abordar los fenómenos de la
Naturaleza y de la Sociedad; es el único método científico de estudio
y de conocimiento del mundo que sirve de guía para la acción. Las
exigencias más importantes del método dialéctico marxista son: la
comprobación por la práctica de las verdades obtenidas, la
consideración de todos los cambios relacionados con la actividad
práctica de los hombres. De las tesis de la dialéctica marxista brota
la serie de los más importantes principios rectores de la política y
de la táctica, a los que siempre ha seguido y sigue el Partido de
Lenin y Stalin. La dialéctica marxista-leninista, enseña que para
llevar una política justa, hay que orientarse hacia los sectores de la
Sociedad que se están desarrollando y que tienen un porvenir, hay que
mirar hacia adelante y no hacia atrás, hay que ser revolucionario y no
reformista, llevar una intransigente política proletaria de clase.
Lenin y Stalin llaman a la dialéctica y al método dialéctico, el alma
del marxismo. Toda la actividad teórica de Lenin y Stalin constituye
la ulterior elaboración y concreción del método dialéctico de Marx y
Engels.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:77-79

Método dialéctico marxista

Se caracteriza por los siguientes rasgos fundamentales:

1) El método dialéctico considera la naturaleza como un todo único,
relacionado, donde los objetos y fenómenos dependen unos de otros y se
condicionan recíprocamente; todo se encuentra relacionado y en
interacción: tal es la afirmación de la dialéctica.

2) El método dialéctico considera la naturaleza en estado de perpetuo
cambio y renovación, donde siempre algo nace y se desarrolla y algo se
destruye y termina su ciclo; todo está en movimiento y mutación,
enseña la dialéctica.

3) La dialéctica considera el desarrollo de la naturaleza como un
proceso en el que, por resultado de la acumulación de imperceptibles y
graduales cambios cuantitativos, se efectúa la transición, a saltos, a
los cambios radicales, cualitativos; la cantidad pasa a ser calidad:
tal es una de las afirmaciones fundamentales del método dialéctico.
Conforme a la dialéctica, el desarrollo no es una simple repetición
del pasado, sino un movimiento ascendente de la etapa inferior a la
superior.

4) La dialéctica parte de que son inherentes a los objetos y fenómenos
de la naturaleza, contradicciones internas; que todo tiene su lado
negativo y positivo, lo que pasa y lo que se desarrolla, y que la
lucha entre esto y aquello constituye el contenido interior del
proceso de desarrollo, proceso de la transformación de los cambios
cuantitativos en cualitativos; la contradicción lleva adelante,
proclama una de las afirmaciones más importantes de la dialéctica.
Estas afirmaciones de la dialéctica sobre el desarrollo de la
naturaleza, se refieren, también, al desarrollo de la sociedad. Cada
formación económico-social (régimen esclavista, feudalismo,
capitalismo, socialismo), representa un todo único, cuyos distintos
aspectos y fenómenos (modos de producción de los bienes materiales, el
orden político, los procesos espirituales de la vida) están
relacionados unitariamente entre sí, se hallan en inter-acción. Las
ideas sociales y las instituciones políticas, teniendo sus raíces en
las condiciones materiales de la vida de la sociedad, ejercen sobre la
existencia social una influencia inversa, aunque la base de esta
interacción la constituye el modo de producción de los bienes
materiales.

El hecho de que en la historia de la sociedad, unas formaciones
económico-sociales cambiaron por otras, nos dice que también en la
vida social se realiza el movimiento, el cambio y la destrucción de lo
viejo y el nacimiento de lo nuevo. El cambio de una formación
económica-social por otra, es la transición revolucionaria, a saltos,
de un estado cualitativo a otro, como resultado de la acumulación de
cambios cuantitativos.

Así, la gradual acumulación de las fuerzas del proletariado (aumento
de su número, organización, autoconciencia de clase, intensificación
de sus relaciones con todos los trabajadores y explotados) conduce,
como resultado del triunfo de la revolución socialista, a la
transformación del proletariado de clase oprimida y explotada, cual
aparece bajo el capitalismo, en una clase dominante, que dirige el
desarrollo de la sociedad hacia el comunismo.

Por otra parte, cada nueva formación histórica representa una etapa
más progresista y superior, con relación a la precedente: el
capitalismo es un régimen más elevado que el feudalismo; el
socialismo, en comparación con el capitalismo, representa una etapa
inmensamente superior.

El contenido interno de este proceso del desarrollo de una formación
económico-social a otra, es la lucha de clases, que se origina en
todas las formaciones de clase y que expresa la contradicción interna,
en el mismo modo de producción, entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción.

De tal forma, la historia de la sociedad y la historia de la
naturaleza atestiguan de que en el mundo, todo se realiza
dialécticamente. La dialéctica marxista enseña el modo correcto de
abordar los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad; es un método
científico de estudio y conocimiento del mundo y sirve de guía para la
acción. Una de las más importantes exigencias del método dialéctico
marxista, es la verificación de todas las verdades logradas en la
práctica, la apreciación de todos los cambios relacionados con la
actividad práctica de los hombres. De las afirmaciones de la
dialéctica marxista, emana una serie de importantes principios
directivos en materia de política y táctica, que siempre ha seguido y
sigue el partido de Lenin y Stalin.

La dialéctica marxista-leninista enseña que para seguir una política
recta hay que dirigirse hacia aquellas capas de la sociedad que se
desarrollan y tienen un futuro; hay que mirar hacia adelante y no para
atrás, ser revolucionario y no reformista, seguir una irreconciliable
política proletaria de clase.

Lenin y Stalin llaman alma del marxismo a la dialéctica y al método
dialéctico. Toda la actividad teórica de Lenin y Stalin representan
la concreción y estudio ulterior del método dialéctico de Marx y
Engels.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:356-359

Método dialéctico marxista

Único método científico de conocimiento. Creado por Marx y Engels, y
desarrollado en condiciones históricas nuevas por Lenin y Stalin, es
la ciencia de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza,
de la sociedad y del pensamiento. Este método es parte integrante de
la filosofía marxista –el materialismo dialéctico e histórico– (ver
Materialismo dialéctico; Materialismo histórico) y constituye una guía
para la acción revolucionaria del partido proletario. En su artículo
“La correspondencia de Marx y de Engels”, Lenin subraya el significado
de la dialéctica materialista para la teoría del comunismo científico,
la estrategia y la táctica del partido comunista, la síntesis de los
descubrimientos científicos: “Si se trata de definir, por así decir,
el foco de toda la correspondencia, el punto central hacia el cual
converge todo el haz de ideas emitidas y estudiadas, esa palabra será
la dialéctica. La aplicación de la dialéctica materialista a la
economía política con vistas a reestructurarla de cabo a rabo, a la
historia, a las ciencias naturales, a la filosofía, a la política y a
la táctica de la clase obrera, tal es lo que más interesa a Marx y
Engels; allí aportan lo esencial y lo más nuevo; en eso consiste su
marcha genial adelante en la historia del pensamiento revolucionario”
(Lenin, Marx, Engels, Marxismo, Ed. rusa).

El método dialéctico marxista nació y se desarrolló en lucha contra el
método metafísico, método anticientífico (ver Metafísica) y contra la
dialéctica idealista de Hegel (ver). Utilizando el núcleo racional de
la dialéctica hegeliana, la teoría del desarrollo, Marx y Engels
fundaron un método dialéctico nuevo, diametralmente opuesto a la
dialéctica idealista de Hegel. La oposición entre el método
dialéctico marxista y el método de Hegel expresa la oposición entre
las concepciones del mundo proletaria y burguesa. La dialéctica de
Hegel es idealista y engañosa, puesto que afirma que no es el mundo
real el que se desarrolla, sino la “idea absoluta”. La naturaleza es
considerada como una substancia “inferior” con relación al espíritu, y
no se reconoce el desarrollo del mundo material. Aplicada a la
historia de la sociedad, la dialéctica de Hegel no reconoce el devenir
más que en el pasado, y lo niega en el presente y en el futuro. En
determinada etapa, la evolución de la sociedad se detenía; y el grado
supremo de toda la evolución, era, para la filosofía hegeliana, el
Estado reaccionario de los feudales prusianos de fines del siglo XVIII
y comienzos del siglo XIX.

En oposición a la dialéctica hegeliana, la dialéctica marxista es
materialista; la base del desarrollo es el mundo objetivo y real, la
naturaleza material, mientras que la conciencia y las ideas, sólo son
reflejos de la naturaleza. De conformidad con la propia realidad, la
dialéctica de la naturaleza extiende los principios del desarrollo a
la naturaleza. En sus obras, los clásicos del marxismo, han destacado
el carácter dialéctico de la naturaleza, basándose en las grandes
realizaciones de la ciencia. En oposición a la dialéctica hegeliana,
el método dialéctico marxista es esencialmente revolucionario y abarca
el presente y el porvenir de la sociedad humana. Rechaza como absurda
la afirmación según la cual, el desarrollo de la sociedad se detiene
en cierta etapa. Aplicando la dialéctica revolucionaria al análisis
del modo de producción capitalista, Marx demostró en El Capital (ver),
su obra maestra, que el fin del capitalismo y el pasaje de la
humanidad al comunismo son inevitables.

Los principales rasgos característicos del método dialéctico marxista
son los siguientes: 1) La naturaleza es considerada como un todo
coherente, en que los objetos y los fenómenos dependen los unos de los
otros: todo se halla vinculado y en interacción; 2) La naturaleza está
en estado de movimiento perpetuo, de cambio, de renovación, y cada
cosa nace y se desarrolla constantemente, cada cosa muere y
desaparece: todo está en movimiento, todo cambia; 3) El desarrollo de
la naturaleza es un proceso en el cual se efectúa, luego de una
acumulación gradual de pequeños cambios latentes, cuantitativos, el
pasaje por medio de saltos a cambios visibles, radicales,
cualitativos: los cambios cuantitativos se transforman en cambios
cualitativos. El desarrollo no es una simple repetición del pasado,
sino un movimiento progresivo del grado inferior al grado superior, un
movimiento cuya curva no es circular sino ascendente; 4) Las
contradicciones internas son inherentes a los objetos y a los
fenómenos, toda cosa tiene un lado positivo y un lado negativo y
comprende elementos que perecen y otros que se desarrollan. La lucha
entre lo que perece y lo que se desarrolla constituye el contenido
interno del desarrollo, de la transformación de los cambios
cuantitativos en cambios cualitativos: la lucha de los contrarios hace
avanzar.

Estos principios del método dialéctico se aplican íntegramente al
desarrollo de la sociedad. Cada formación económico-social (por
ejemplo, la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, el socialismo)
constituye un todo en el que los diferentes aspectos y fenómenos (modo
de producción de los bienes materiales, ver; régimen político, vida
espiritual) se encadenan y actúan los unos sobre los otros. Las ideas
sociales, las instituciones políticas cuyas raíces se hunden en el
régimen económico, base de la sociedad, ejercen una acción de retorno
sobre el régimen económico, fundamento de esta acción recíproca. La
sucesión de las formaciones económico-sociales en la historia de la
sociedad da fe del movimiento continuo que reina en la vida social.
En la sociedad como en la naturaleza, sólo es invencible lo que nace y
se desarrolla. La substitución de una formación económico-social por
otra, representa un salto, una transición revolucionaria de un estado
cualitativo de la sociedad a otro como consecuencia de la acumulación
de cambios cuantitativos. Así es como la acumulación gradual de las
fuerzas del proletariado (crecimiento numérico, mejor organización,
progreso de su conciencia de clase, reforzamiento de sus lazos con
todos los trabajadores y explotados) desemboca en la revolución
socialista y en la transformación del proletariado, de clase oprimida
y explotada bajo el capitalismo, en clase dominante que orienta el
desarrollo de la sociedad hacia el comunismo. Esta victoria implica
condiciones objetivas engendradas por la evolución económica bajo el
capitalismo. Toda formación histórica nueva representa un progreso,
un grado superior en relación a la formación social anterior; el
capitalismo es un régimen social superior al feudalismo, mientras que
el socialismo señala, en relación al capitalismo, un grado
infinitamente superior de la evolución social. El motor de este
proceso es la lucha de clases que se prosigue en todas las formaciones
sociales antagónicas, y que traduce la contradicción existente en el
modo de producción mismo, la contradicción entre las fuerzas
productivas (ver) y las relaciones de producción (ver). La historia
de la sociedad, como la de la naturaleza prueba que todo se desarrolla
dialécticamente en el mundo. Uno de los principios esenciales de la
dialéctica marxista, único método científico de abordar los fenómenos
de la naturaleza y de la sociedad, proclama la necesidad de verificar
por medio de la práctica las verdades adquiridas, de tener en cuenta
las nuevas condiciones históricas y los cambios debidos a la actividad
práctica de los hombres.

La dialéctica no se limita a estos rasgos principales, esenciales,
sino que halla su expresión en algunas de las otras categorías
importantes. (Ver Esencia y fenómenos; Forma y contenido;
Historicidad y lógica; Necesidad y casualidad; Posibilidad y realidad,
etc.).

La dialéctica materialista es al mismo tiempo, la teoría del
conocimiento; sólo la teoría dialéctica del desarrollo permite
comprender el conocimiento como proceso; ver cómo el conocimiento se
desarrolla histórica y lógicamente; revelar la naturaleza dialéctica
de los conceptos, etc. La dialéctica es también la lógica: doctrina
del carácter dialéctico de las leyes y de las formas del pensamiento.

Lenin llama a la dialéctica materialista “el alma del marxismo”. Al
aplicar la dialéctica al análisis de las nuevas condiciones históricas
de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, al
análisis de la edificación de la sociedad socialista, Lenin y Stalin
defendieron la dialéctica marxista contra los ataques de los
oportunistas y de los reformistas; la enriquecieron y la elevaron a un
grado nuevo, superior. Las nuevas condiciones históricas de la época
del imperialismo y de las revoluciones proletarias, así como las de la
construcción del socialismo, pusieron en primer plano los problemas de
la dialéctica. Sin la riqueza del método dialéctico, era imposible
ver claro en medio del brusco viraje operado por la historia en
nuestra época; era imposible definir netamente las tareas que
incumbían al proletariado y a su partido revolucionario en el curso de
este nuevo período; imposible elaborar acabadamente la táctica y la
estrategia de su lucha. Toda la actividad heroica del Partido
Comunista de la Unión Soviética es un modelo de aplicación creadora de
la dialéctica materialista, de la filosofía marxista en su conjunto, a
la estrategia y a la táctica de la clase obrera en su lucha por la
revolución socialista, por el socialismo.

Contrariamente a la metafísica, base metodológica de las teorías
burguesas que postulan la existencia eterna del capitalismo y de las
teorías reformistas de “la integración gradual” del socialismo en el
capitalismo, la dialéctica marxista pertrecha a los revolucionarios
proletarios, a los combatientes del comunismo, con un conocimiento
exacto de las leyes objetivas que rigen el desarrollo y la
transformación revolucionaria de la sociedad. La dialéctica marxista
enseña que para practicar una política revolucionaria justa, es
preciso orientarse hacia las capas de la sociedad que se desarrollan y
tienen porvenir, es preciso mirar adelante y no atrás, es preciso ser
revolucionario y no reformista, es preciso no disimular las
contradicciones, sino ponerlas en descubierto y superarlas, es preciso
practicar una política proletaria implacable de lucha de clases. La
dialéctica marxista establece la necesidad y la legitimidad de las
revoluciones de las clases oprimidas y enseña que sólo un salto
revolucionario, una revolución social es capaz de destruir los
fundamentos de la sociedad explotadora y asegurar la construcción de
la sociedad socialista.

Los trabajos de Lenin y de Stalin, de sus discípulos y compañeros de
armas, así como las decisiones del Partido Comunista, han revelado los
rasgos nuevos, las formas nuevas bajo las cuales se manifiestan las
leyes generales del desarrollo dialéctico después de la victoria de la
revolución proletaria en la U.R.S.S. Si Marx en El Capital analizó la
dialéctica de la sociedad capitalista, Lenin y Stalin, en sus trabajos
sobre la construcción del socialismo en la U.R.S.S., estudiaron la
dialéctica de la transición del capitalismo al socialismo, la
dialéctica del desarrollo del propio socialismo. Para construir el
comunismo, el Partido Comunista se apoya, en toda su actividad, en el
conocimiento de las leyes dialécticas objetivas del desarrollo. La
generalización teórica de la experiencia práctica del Partido es de un
alcance inapreciable para el desarrollo del método marxista.

El método dialéctico marxista reviste una importancia enorme para las
ciencias de la naturaleza. La dialéctica es el único método valedero,
el instrumento irreemplazable de la investigación científica. Los
datos más recientes de todas las ciencias de la naturaleza confirman
plenamente la justeza del método dialéctico marxista, que se convierte
en parte inseparable de círculos cada vez más amplios de sabios
progresistas, no sólo en la Unión Soviética, sino en el mundo entero.
(Ver igualmente Salto; Conexión e interacción de fenómenos;
Transformación de cambios cuantitativos en cambios cualitativos; Lucha
de contrarios; Movimiento; Nuevo y viejo).

No figura en el Diccionario filosófico · 1965

No figura en el Diccionario de filosofía · 1984

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