5-Necesidad y casualidad

Necesidad y casualidad

Diccionario filosófico marxista · 1946:230

Necesidad y casualidad

El materialismo dialéctico entiende por necesidad las leyes objetivas
por las que se rige la Naturaleza, es decir, un desarrollo de los
fenómenos que inevitablemente surge de otros fenómenos que los
anteceden y de todo el curso interno del desarrollo de los sucesos.
La filosofía idealista niega por completo la existencia de la
necesidad, en la Naturaleza, o la deduce de fuerzas inmateriales, de
disposiciones divinas, de las ideas. El materialismo dialéctico
afirma el carácter objetivo de la necesidad, su sujeción a leyes, sin
negar, al mismo tiempo, la existencia de la casualidad. La casualidad
también existe objetivamente, pero no se deriva necesariamente del
desarrollo, sujeto a leyes, de algún fenómeno, aunque tenga también su
causa. Así, de la semilla brota necesariamente la planta si la
semilla cae en condiciones favorables. Pero también es posible que la
planta no madure, si, por ejemplo, el granizo destruye su brote. En
relación al brote de la planta, el granizo viene e ser una casualidad
que, de no producirse, habría dejado madurar la planta. La casualidad
es aquello que puede ser y no ser. La metafísica considera la
casualidad y la necesidad como dos conceptos que se excluyen
mutuamente: para ella, los fenómenos sólo son casuales o necesarios.
Los mecanicistas niegan del todo la existencia de la casualidad. El
materialismo dialéctico afirma que la necesidad y la casualidad están
mutuamente relacionadas, que la casualidad sólo es el complemento y la
forma de manifestación de la necesidad. En el proceso de la evolución
pasan una a la otra. Así, las diferencias orgánicas inadvertidas y
casuales que se operan en los individuos de diversas especies, pueden
acentuarse al extremo de llegar a producir el cambio de la propia
especie. Los cambios casuales se convierten, entonces, en necesarios.
También en la Sociedad existen necesidad y casualidad. “…Donde en
la superficie de las cosas parece reinar la casualidad, ésta se halla
siempre gobernada por leyes internas ocultas, y de lo que se trata es
de descubrir estas leyes” (Engels). Por ejemplo, en el mercado
capitalista, los precios de las mercancías oscilan en razón de una
serie de causas casuales. Pero en medio de las oscilaciones casuales
de los precios la ley del valor del trabajo manifiesta su acción como
una necesidad. Así, pues, “lo casual representa la forma detrás de la
cual se oculta la necesidad” (Engels).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:83-84

Necesidad y casualidad

El materialismo dialéctico entiende por necesidad, la sujeción
objetiva a las leyes de la naturaleza, es decir, un desarrollo tal de
los fenómenos, que sea consecuencia inevitable de los fenómenos
precedentes, de todo el curso interior del desarrollo de los
acontecimientos. La filosofía idealista, o niega del todo la
necesidad en la naturaleza, o la deduce de fuerzas inmateriales de las
instituciones divinas, de las ideas.

El materialismo dialéctico sostiene la objetividad de la necesidad, su
carácter regular. Al mismo tiempo, el materialismo dialéctico tampoco
niega la casualidad. La casualidad existe, también objetivamente,
pero no emana, como la necesidad del desarrollo regular de los
fenómenos, a pesar de tener su causa. Así el vegetal nace,
necesariamente, de la semilla si ésta se halla en condiciones
favorables. Pero son posibles los casos en que el vegetal no madure.
El granizo, por ejemplo, puede destruir sus retoños. Con relación al
crecimiento de la planta, el granizo viene a ser una casualidad; si no
lo hubiera, la planta podría haber madurado.

La casualidad es lo que puede ser y puede no ser.

La metafísica separa la casualidad, de la necesidad: para ella, los
fenómenos son solo casuales o solo necesarios. Los mecanicistas
niegan la casualidad. El materialismo dialéctico afirma que la
necesidad y la casualidad están recíprocamente relacionadas; que la
casualidad es solo complemento y forma de manifestación de la
necesidad. En el proceso del desarrollo, la necesidad y la casualidad
pasan de una a otra. Así, las diferencias imperceptibles y casuales
de los individuos, en el interior de determinadas formas orgánicas,
pueden acentuarse hasta hacer cambiar la forma misma. Los cambios
casuales se hacen, entonces, necesarios. En la sociedad, asimismo,
existen la necesidad y la casualidad. “…Allá donde, sobre una
superficie, se origina el juego de la casualidad, esa misma casualidad
resulta subordinada a leyes interiores y ocultas. Todo consiste en
descubrir esas leyes” (Engels). Por ejemplo, en el mercado
capitalista, los precios de las mercaderías oscilan en función de una
serie de causas casuales. Pero, a través de las oscilaciones casuales
de los precios, manifiesta necesariamente su acción la ley del valor
del trabajo. De tal manera, “la casualidad representa una forma bajo
la cual se oculta la necesidad” (Engels).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:374-376

Necesidad y casualidad

Categorías filosóficas de gran importancia para la comprensión del
carácter de los procesos que se operan en el mundo objetivo. La
filosofía premarxista había planteado ya la cuestión de saber qué es
lo que reina en la naturaleza y en la sociedad: la necesidad o la
casualidad. Pero ni la filosofía idealista ni la metafísica se
hallaban en condiciones de zanjar este problema. Ciertas escuelas
filosóficas pretendían que los fenómenos de la naturaleza son
necesarios, negaban absolutamente la contingencia e identificaban la
necesidad con el fatalismo (ver). Otras proclamaban el carácter
puramente fortuito de todo lo que se produce en la naturaleza y en la
sociedad, y negaban la necesidad. Aun cuando reconocieran la
necesidad, las escuelas idealistas la hacían derivar de fuerzas
inmateriales, de la voluntad divina, de la “idea absoluta”, etc. Sólo
el materialismo dialéctico ha podido resolver científicamente este
problema.

Según el materialismo dialéctico, en la naturaleza y en la sociedad
reina la necesidad y no la casualidad. Por ejemplo, la sucesión del
día y de la noche, la rotación de la Tierra y otros planetas alrededor
del Sol, la evolución de las especies orgánicas, en una palabra, todos
los fenómenos esenciales del mundo objetivo son necesarios, es decir,
determinados por leyes objetivas de la naturaleza, de la evolución.
Pasa lo mismo en la historia de la sociedad: la sucesión de las
formaciones sociales, el cambio del carácter de la superestructura con
el cambio de la base económica, la lucha de clases y las revoluciones
en una sociedad antagónica, todo eso es necesario y no accidental.

Por necesidad, el materialismo dialéctico entiende todo lo que tiene
su causa en la esencia misma de los fenómenos y procesos, lo que
deriva de las conexiones internas de las cosas, de sus relaciones, y
no puede ser diferente en sus rasgos esenciales. El materialismo
dialéctico admite el carácter objetivo de la necesidad, es decir, la
existencia de la necesidad en la naturaleza y en la sociedad, al
margen e independientemente de la conciencia y de la voluntad humanas.

Por otra parte, el materialismo dialéctico no niega la casualidad, por
la que entiende lo que tiene su causa no en sí, sino en otra cosa, lo
que deriva no de las conexiones internas y las relaciones de los
objetos, sino de causas accesorias que pueden producirse de tal o cual
manera, lo que puede ser o no ser. Así, una semilla da nacimiento
necesariamente a una planta si se encuentra en condiciones favorables.
Pero esta planta puede no madurar, la helada puede aniquilar a los
tiernos brotes. Con relación al crecimiento de la planta, la helada
es un hecho accidental: si no hubiera atacado a la planta, ésta
hubiera podido madurar. La casualidad tiene también así, un carácter
objetivo. Negarlo, explicar la casualidad por la ignorancia de las
causas como lo hacen los mecanicistas, es cometer un grave error.

Los metafísicos consideran la casualidad y la necesidad como dos
nociones que se excluyen mutuamente. El materialismo dialéctico
sostiene que la necesidad y la contingencia se encadenan, que lo
fortuito no es más que una manifestación y un complemento de la
necesidad. Las contingencias disimulan siempre una necesidad que
determina el desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, y que la
ciencia está llamada a descubrir: “…allí donde en la superficie de
las cosas parece reinar la casualidad, ésta se halla siempre gobernada
por leyes internas ocultas, y de lo que se trata es de descubrir estas
leyes” (Engels, “Ludwig Feuerbach y el fin…”, en Marx/Engels, Obras
escogidas, t. II, p. 365, Ed. esp., Moscú, 1952). Por ejemplo, en
el mercado capitalista, los precios oscilan en función de numerosas
causas fortuitas. Pero a través de las fluctuaciones accidentales de
los precios, se manifiesta necesariamente la acción de la ley del
valor.

El conocimiento sólo es científico cuando aborda los hechos de la
naturaleza y de la sociedad desde el ángulo de su necesidad. El
conocimiento no puede fundarse sobre lo accidental. La ciencia es
enemiga de la contingencia. La ciencia busca siempre las causas
necesarias de los hechos accidentales. La negación de la necesidad
objetiva, del determinismo, cierra el camino al conocimiento
científico, conduce inevitablemente a representaciones erróneas según
las cuales, la naturaleza y la sociedad constituyen el reino del caos
y de las contingencias. Por ejemplo, la doctrina michurinista (ver)
en oposición a la teoría del weismanismo-morganismo (ver), es una
ciencia auténtica, pues ella revela la necesidad, el determinismo del
desarrollo de los organismos y permite así actuar conscientemente
sobre la naturaleza, y transformarla en beneficio del hombre. El
weismanismo-morganismo, que cede la prioridad a lo accidental, sólo
puede desarmar al hombre frente a la naturaleza. Michurin trataba de
buscadores insensatos de tesoros quiméricos a los que en agrobiología
se apoyaban en sus trabajos exclusivamente en las modificaciones
fortuitas del organismo. La doctrina michurinista es una ciencia
revolucionaria fundada no en la contingencia, sino en la aplicación
consciente de las leyes del desarrollo de la naturaleza viva.

Por regla general, la sociología burguesa apela a lo accidental cuando
quiere explicar la marcha de la historia humana. Los intereses de
clase que defiende la sociología reaccionaria, colocan a ésta en
contradicción irreductible con el conocimiento científico de la
sociedad, que exige el descubrimiento de la necesidad histórica
objetiva, el descubrimiento del determinismo objetivo en la evolución
social. El marxismo ha sido el primero en la historia del pensamiento
humano en revelar las leyes objetivas del desarrollo de la sociedad.
En la producción capitalista, basada en la competencia y en la
anarquía, y en donde lo accidental desempeña un papel considerable, la
necesidad, cual una fuerza ciega, se abre paso a través de un conjunto
de contingencias. En la sociedad socialista soviética, fundada en la
economía planificada, la necesidad objetiva histórica se desarrolla y
se realiza en la actividad adecuada de los hombres organizados por el
Partido Comunista. Aquí, la acción de las contingencias en la vida
social, se reduce al mínimo; los hombres se convierten en amos de las
leyes objetivas del desarrollo y actúan de conformidad con esas leyes.
Apoyándose firmemente en el conocimiento de la necesidad objetiva, de
las necesidades que maduran en el curso del desarrollo de la vida
material de la sociedad soviética, el Partido Comunista fija las
tareas prácticas y moviliza a las masas para su cumplimiento. (Ver
igualmente Ley; Previsión científica).

Diccionario filosófico · 1965:334

Necesidad y casualidad

Categorías filosóficas que reflejan dos tipos de conexiones objetivas
del mundo material. La necesidad se desprende de la esencia interna
de los fenómenos, designa la ley, el orden y la estructura de los
mismos. La necesidad es lo que ha de ocurrir obligatoriamente en unas
condiciones dadas. La casualidad, en cambio, no tiene su fundamento
en la esencia del fenómeno, sino en otra cosa, en la acción de otros
fenómenos sobre el fenómeno dado; es lo que puede ser y puede no ser,
lo que puede ocurrir de tal o cual modo. La concepción materialista
dialéctica de la relación entre necesidad y casualidad se contrapone a
dos concepciones, una de las cuales niega la necesidad y lo reduce
todo a casualidad, a la conjunción casual de circunstancias, mientras
que la segunda, por el contrario, intenta hacer tabla rasa de la
casualidad negándola en redondo, reduciéndola a la necesidad. La
primera concepción se ha expresado en numerosas teorías idealistas
subjetivas (por ejemplo, en el populismo ruso). A la segunda se han
atenido tanto el determinismo de Laplace como el fatalismo religioso.
Sin embargo, la teoría fatalista, al considerar inicialmente tan
necesaria cada desviación casual de la norma como las leyes
fundamentales de la naturaleza, en realidad no eleva la casualidad al
nivel de la necesidad, sino que, por el contrario, rebaja ésta al
nivel de la casualidad. Hegel fue el primero en superar, desde
posiciones idealistas, ambos extremos metafísicos, mas únicamente el
materialismo dialéctico ha proporcionado una concepción científica de
la esencia de la necesidad y la casualidad así como de su relación
recíproca. En virtud de las interconexiones universales y de los
tránsitos recíprocos de todos los fenómenos, es posible considerar
cada uno de ellos como en relación esencial o no esencial con otro
fenómeno cualquiera; por tanto, en cada fenómeno o conjunto de
fenómenos, en cada proceso cabe siempre distinguir las propiedades
esenciales (necesidad) y no esenciales (casuales). Necesidad y
casualidad son contrarios dialécticos, se hallan ligadas entre sí y no
existe una sin la otra. En virtud de la unidad material del mundo,
todo acontecimiento tiene una causa conectada en la concatenación
causal universal. La necesidad es la expresión de esa concatenación
y, en consecuencia, “la necesidad es inseparable de lo universal”, es
“lo universal en el ser”, la conexión universal absoluta. Cada
fenómeno surge en virtud de la necesidad interna, mas la aparición del
fenómeno está unida a numerosas condiciones exteriores que, en virtud
de su peculiaridad concreta y de su diversidad infinita, son fuente de
la casualidad, de rasgos y facetas casuales del fenómeno dado. Todo
fenómeno es tan inconcebible sin su necesidad interna como sin sus
premisas “casuales” externas. En consecuencia, la necesidad interna
se complementa inevitablemente con la casualidad externa. Esta tiene
su cimiento en la necesidad, es la forma de su manifestación. Tras
las casualidades siempre se oculta la necesidad, que determina el
curso del desarrollo en la naturaleza y en la sociedad humana, “allí
donde en la superficie de las cosas parece reinar la casualidad, ésta
se halla siempre gobernada por leyes internas ocultas, y de lo que se
trata es de descubrir estas leyes” (Marx y Engels, t. XXI, pág. 306;
Marx-Engels, “Obras escogidas”, Ed. esp., Moscú 1952, t. II, pág.
365). La concepción materialista dialéctica de la relación entre
necesidad y casualidad permite investigar la cadena causal, sujeta a
ley, de los fenómenos. Con ello, dicha concepción se halla en
consonancia con el cometido de la ciencia, llamada a descubrir tras
los nexos casuales de los fenómenos su carácter necesario. La
ciencia, incluido el materialismo dialéctico, es adversa a la
incognoscibilidad e incontrolabilidad por principio. La ciencia, dice
Marx, cesa donde pierde vigor la conexión necesaria. Por complejo que
sea un fenómeno dado (por ejemplo, el desarrollo de la sociedad),
cualquiera que sea el conjunto de casualidades aparentes de que
dependa, el fenómeno, en última instancia, está regido por leyes
objetivas, por la necesidad objetiva. El materialismo dialéctico
contribuye a ver no sólo la conexión entre necesidad y casualidad,
sino, además, sus tránsitos recíprocos. La teoría darviniana de la
evolución del mundo orgánico se basa en la consideración de esos
tránsitos recíprocos. Marx descubrió esta importante faceta de la
dialéctica de la necesidad y la casualidad en su teoría acerca del
desarrollo de las formas del valor. La ciencia natural moderna
enriquece con nuevos datos (regularidades estadística y dinámica,
etc.) las conclusiones materialistas dialécticas acerca de la esencia
de la necesidad, de la casualidad y de sus nexos.

Diccionario de filosofía · 1984:307-308

Necesidad y casualidad

Categorías filosóficas que expresan la relación que con la esencia del
proceso tienen sus manifestaciones. Unos u otros fenómenos, siendo
realización y desarrollo de la esencia, son necesarios, pero en su
singularidad e incomparabilidad son casuales. En otras palabras, la
necesidad es lo que debe suceder obligatoriamente en las condiciones
dadas, mientras que la casualidad, en cambio, no se basa en la esencia
del fenómeno, sino en la influencia que sobre él ejercen otros
fenómenos; es lo que puede ser, pero también puede no ser, puede
suceder así, pero puede suceder también de manera distinta. El
enfoque metafísico, intelectivo-empírico, de la interacción de los
fenómenos y de su desarrollo levanta ante el hombre una contradicción
insuperable. Por una parte, todos los fenómenos, acontecimientos,
etc., surgen bajo la acción de alguna causa y, consiguientemente, no
pueden no surgir. Por otra parte, su aparición depende de un número
incontable de condiciones diversas en las que es válida esta causa, y
la conjugación imprevisible de dichas causas hace no obligatoria,
casual, esta aparición. Siendo incapaz de resolver esta
contradicción, el pensamiento metafísico llega o bien al fatalismo,
para el cual todo acontecimiento resulta predeterminado de antemano o
bien al relativismo e indeterminismo (Determinismo e indeterminismo),
que convierten en última instancia a los acontecimientos en un caos de
casualidades. En uno y otro caso, la actividad racional del hombre
pierde el sentido. La necesidad y la casualidad en su interconexión
interior sólo pueden ser concebidas por vía de la intelección
dialéctica del proceso de desarrollo como proceso de devenir, en
formas irrepetibles, de los acontecimientos singulares sobre la base
de un modo determinado de superación de la contradicción inicial.
Todo proceso es la solución en el tiempo y en el espacio de una
contradicción ya madura. La contradicción que ha madurado debe ser
necesariamente resuelta, pero las formas de este proceso pueden ser
distintas y, en su incomparabilidad, casuales, pues en el momento dado
y en las condiciones dadas participan en él muchos acontecimientos y
fenómenos que han nacido sobre una base más amplia. Así pues, la
necesidad, es decir, el modo de solución inevitable de la
contradicción, se abre paso a través de las casualidades, y éstas
resultan complemento y forma de manifestación de la necesidad. La
misión de la actividad racional del hombre consiste en este caso en
establecer la correlación entre los diversos acontecimientos o
circunstancias únicas, casuales, y su base común y, discriminando los
modos de solución de las contradicciones, cambiar estas
circunstancias. La filosofía marxista parte de que en todo
acontecimiento pueden destacarse las propiedades esenciales
(necesarias) y no esenciales (casuales). La necesidad y la casualidad
son contrarios dialécticos que no existen el uno sin el otro. Detrás
de la casualidad siempre se oculta la necesidad, base imprescindible
de los fenómenos, que determina el curso de desarrollo en la
naturaleza y la sociedad. “…Allí donde en la superficie de las cosas
parece reinar la casualidad, ésta se halla siempre gobernada por leyes
internas ocultas, y de lo que se trata es de descubrir estas leyes”
(C. Marx, F. Engels, t. 21, p. 306). La tarea de la ciencia
consiste en desentrañar en las concatenaciones casuales de los
fenómenos su base necesaria. Por complejos que sean uno u otro
fenómeno y el conjunto de casualidades de las que depende su
desarrollo, este fenómeno se rige en fin de cuentas por leyes
objetivas, por la necesidad. El materialismo dialéctico ayuda a
comprender no sólo la concatenación, sino también las transiciones
mutuas de la necesidad y la casualidad. La ciencia moderna enriquece
las conclusiones materialistas dialécticas sobre la esencia de la
necesidad y la casualidad con datos nuevos (Teoría de las
probabilidades, Regularidades estadística y dinámica).

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