2-Parte y todo

Parte y todo

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:352-353

Parte y todo

Categorías filosóficas que reflejan la relación y la conexión entre
distintos objetos, sus aspectos y elementos. Esta conexión posee el
carácter de un todo y los objetos, respecto a ella, aparecen como
partes suyas. Aristóteles distingue por primera vez el todo de una
mera suma cuantitativa de partes. En la filosofía premarxista se
presentaron dos soluciones contrapuestas al problema de la totalidad:
una aditivo-metafísica, según la cual “el todo es la suma de las
partes, nada hay en el todo que no esté en las partes”; en la otra,
místico-idealista, se considera que “el todo es más que la suma de las
partes; es la esencia espiritual incognoscible”. En la filosofía
clásica alemana (Schelling, Hegel), se establece una diferenciación
entre el todo inorgánico y el todo orgánico, que se autodesarrolla;
mas éste se vincula tan sólo al desarrollo del espíritu, y no a la
materia. En el siglo XIX, son muchas las escuelas idealistas
(neovitalismo, holismo, gestaltpsychologie, estructuralismo,
universalismo, intuitivismo y otras), que utilizan en gran escala las
especulaciones en torno al problema de la totalidad. La relación
objetiva real “parte-todo” encuentra su expresión en los dos tipos más
generales: el inorgánico y el orgánico. El todo inorgánico constituye
la forma de unión de los objetos en cuyo seno los elementos que la
componen se encuentran en una interconexión estrecha y estable. Las
propiedades del todo inorgánico no pueden reducirse a la suma mecánica
de las propiedades de sus partes. Ejemplos de tales formaciones
íntegras: los átomos, las moléculas, los cristales, etc. En cambio, el
todo orgánico (organismo vivo, sociedad, etc.) constituye tal forma de
conexión de objetos que, con ella, la unión dada como un todo realiza
su facultad de autodesarrollo, pasando por sucesivos estadios de
progresiva complejidad. Los componentes del todo orgánico no sólo
están relacionados por coordinación, sino, además, por subordinación,
pues unos elementos surgen de otros en el transcurso de la
diferenciación del todo. Fuera del todo, los componentes no sólo
pierden varias de sus propiedades (como sucede en el todo inorgánico),
sino que ni siquiera pueden existir. El tomar en cuenta la interacción
dialéctica entre la parte y el todo es de gran importancia en el
proceso del conocer. En los casos en que los fenómenos son complejos,
resulta singularmente necesario tener en cuenta; 1) que es erróneo
reducir el todo a la parte, ya que ello puede conducir a la pérdida de
la comprensión del todo como determinación cualitativa subordinada a
leyes específicas; 2) que es necesario considerar el todo en su
íntegra complejidad, en la relativa independencia de los aspectos,
elementos y partes de que consta, pues estos últimos pueden tener
peculiaridades concretas no coincidentes de manera directa con el
todo; 3) que el examen de los aspectos y partes como tales ha de tener
como premisa el conocimiento (aunque sea preliminar, hipotético) de la
naturaleza del todo, y viceversa, el estudio del todo ha de apoyarse
en el conocimiento de las propiedades de sus partes componentes, de
sus elementos.

Diccionario de filosofía · 1984:327

Parte y todo

Categorías filosóficas que expresan la relación entre el conjunto de
objetos (o elementos de un objeto) y el nexo que los une y conduce a
la aparición en el conjunto de nuevas propiedades y regularidades no
inherentes a los objetos aislados. A través de este nexo se manifiesta
el todo, respecto al cual los objetos por separado constituyen las
partes. Las categorías de la parte y el todo caracterizan también el
avance general del conocimiento, que de ordinario comienza por una
representación general sobre el todo, luego pasa al análisis, a la
desintegración del todo en partes y culmina con la reproducción del
objeto en el pensamiento en forma del todo concreto. El problema de la
parte y el todo fue planteado en la antigüedad (Platón, y, sobre todo,
Aristóteles) y desde aquel entonces se estudia por todas las
corrientes filosóficas de importancia. Las corrientes materialistas,
orientadas a la ciencia, estaban ligadas, por lo común, con la
comprensión mecanicista del todo copiada de la mecánica (y más tarde,
de la física clásica). En cambio, las concepciones idealistas hacían
hincapié en la irreductibilidad del todo a la suma de las partes; en
calidad de auténticamente íntegras sólo se estudiaban los productos de
la actividad espiritual, mientras que las formaciones materiales se
interpretaban como agregados mecánicos, muertos. Esta fue, en
particular, la base de la contraposición del saber filosófico y el
saber científico. La filosofía clásica alemana (Schelling, Hegel)
distingue entre el todo inorgánico (mecánico) y el orgánico (en
autodesarrollo), pero este último sólo se liga al desarrollo del
espíritu, y no de la materia. En los siglos 19-20, las especulaciones
sobre el problema de la relación entre la parte y el todo se utilizan
ampliamente por muchas escuelas idealistas (neovitalismo, holismo,
intuitivismo, etc.). Reinterpretando con espíritu crítico las
tradiciones de la filosofía clásica alemana, Marx formuló los
principios del estudio del todo orgánico: método de ascenso de lo
abstracto a lo concreto, comprensión dialéctica del análisis, y
síntesis, etc. Marx fundó también la metodología de la investigación
científica de la sociedad como un todo. Al mismo tiempo, el
materialismo dialéctico sintetiza los datos de las concepciones y
disciplinas teóricas basadas en un enfoque integral de los objetos. El
nuevo enfoque permitió explicar racionalmente la dialéctica de la
parte y el todo. Se mostró no sólo teóricamente, sino también por vía
experimental que en el caso de los objetos complejos, el todo es
irreductible a la suma de las partes. El todo se caracteriza por
nuevas cualidades y propiedades no inherentes a las distintas partes
(elementos), pero que surgen en virtud de su interacción en un sistema
determinado de concatenaciones. Esta peculiaridad de cualquier
formación íntegra, que puede llamarse propiedad de la integratividad,
es un importantísimo rasgo general de todas estas formaciones, que
permite comprender también los demás rasgos específicos del todo. Se
refieren a ellos: el surgimiento de lo nuevo en el proceso de
desarrollo; la aparición de nuevos tipos de integridad; el nacimiento
de nuevos niveles estructurales y su interdependencia jerárquica; la
división de los sistemas íntegros en orgánicos e inorgánicos, basada
en que las propiedades de las partes de un sistema inorgánico (átomo,
molécula, etc.), aunque reflejan la naturaleza del todo, se determinan,
no obstante, por la naturaleza interna de las partes, mientras que las
propiedades de las partes de un sistema orgánico (sistemas orgánicos y
mecánicos), por ejemplo, de los objetos biológicos y sociales, se
determinan enteramente por las propiedades del todo. Los componentes
de un todo orgánico, siendo productos del desarrollo de éste, no
pueden ser disociados del mismo como partes externamente aisladas sin
que pierdan su nueva naturaleza. El conocimiento contemporáneo
resuelve también la famosa paradoja cognoscitiva: ¿cómo podemos
conocer el todo antes de las partes, si esto supone conocer las partes
antes del todo? La solución de esta paradoja tiene como base la unidad
dialécticamente comprendida entre el análisis y la síntesis. El
conocimiento del todo y de las partes es un proceso simultáneo: al
discriminar las partes, las analizamos como elementos del todo dado,
mientras que gracias a la síntesis, el todo aparece como
dialécticamente desintegrado y compuesto por las partes.

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