3-Personalismo

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

Diccionario filosófico abreviado · 1959:404-405

Personalismo

Corriente idealista reaccionaria, en boga en la filosofía burguesa
contemporánea. Su rasgo distintivo reside en que la “personalidad” es
considerada como su dato primario, como principio espiritual inicial
del ser. El personalismo resucita la doctrina del idealista alemán del
siglo XVII, Leibniz (ver) sobre las “mónadas” espirituales como
fundamento de cuanto existe. El personalismo considera a la naturaleza
como un conjunto de espíritus, de “personalidades”, y opone esta
concepción idealista a la doctrina materialista científica según la
cual, la naturaleza es un conjunto de cosas materiales. Falsificando
groseramente las conclusiones de la ciencia, el personalismo afirma
que el motor de todos los fenómenos de la naturaleza (físicos,
biológicos) sería un principio espiritual inherente a cada uno de
ellos. A la concepción científica de las leyes objetivas, el
personalismo opone la teología según la cual, la evolución se efectúa
de acuerdo a los fines inherentes a los fenómenos naturales, y no
sobre la base del condicionamiento causal. El personalismo es una
filosofía abiertamente religiosa. Por encima de las innumerables
“personalidades” que componen el mundo, se erige la “personalidad
suprema”, Dios. El personalismo profesa el teísmo, según el cual, Dios
sería una personalidad dotada de razón y de voluntad, que habría
creado el mundo. Esta variedad de la filosofía idealista, no admite
siquiera las formas más moderadas de la religión tales como el
panteísmo (ver) el deísmo (ver). Los personalistas combaten al
materialismo inculcando en los trabajadores de los países capitalistas
el veneno de supersticiones arcaicas.

Fundado por el filósofo norteamericano Bowne (1847-1910), el
personalismo está representado en los Estados Unidos por Flewelling y
Brightman. En Gran Bretaña, su partidario más conocido es Carr; en
Alemania, el psicólogo Stern; en Francia, Emmanuel Mounier, el místico
Berdiaev, emigrado ruso. Las concepciones sociales y políticas de los
personalistas norteamericanos muestran con evidencia que su doctrina
defiende abiertamente al régimen capitalista. En efecto, enseñan que
es preciso cambiar no el mundo, sino la “personalidad”, el alma, es
decir, no tocar el régimen capitalista, la explotación, y tender todos
los esfuerzos hacia el “perfeccionamiento espiritual”, el
“renacimiento moral”. Esta teoría se opone a la transformación
revolucionaria de las relaciones sociales que deriva de la concepción
materialista de la historia. La última fórmula del personalismo: es
preciso luchar no por un mundo nuevo, sino por un “alma nueva”,
muestra claramente que el filo de esta filosofía está dirigido contra
los intereses de las masas trabajadoras, contra su verdadera
liberación social y política. Los personalistas franceses, discípulos
de Mounier (grupo Esprit) ocupan una posición política diferente a la
de los personalistas norteamericanos. Son intelectuales
pequeño-burgueses de tendencias radicales, pero vacilantes e
inestables, cautivos de sus prejuicios idealistas e individualistas.

Diccionario filosófico · 1965:360

Personalismo

(del latín “persona”.) Corriente idealista religiosa que se difundió
en la filosofía burguesa norteamericana de fines del siglo XIX y
principios del XX, y que se ha difundido también en la filosofía
francesa contemporánea. El término fue utilizado por primera vez por
Bronson Alcott (EE.UU., 1863) y Charles Renouvier (Francia, 1901). Los
rasgos distintivos del personalismo son: 1) reconocimiento de la
“persona” como realidad primaria y valor espiritual supremo, con la
particularidad de que la “persona” se entiende como primer elemento
espiritual del ser; 2) estrecha conexión con el teísmo. A la
concepción científica y materialista del mundo, el personalismo
contrapone otra según la cual la naturaleza es un conjunto de
espíritus “personas” (Pluralismo). Sobre la multiplicidad de
“personas” que se encuentran en distintos grados de desarrollo y
constituyen el mundo, reina una “persona suprema”, Dios. El fundador
del personalismo en los EE.UU. fue Borden Parker Bowne (1847-1910). En
los Estados Unidos se adhirieron también al personalismo G. H. Howison
(1834-1910), Mary Whiton Calkins (1863-1930), Albert Cornelius Knudson
(1873-1954). Sus principales representantes en la filosofía
norteamericana actual son: Ralph T. Flewelling (nacido en 1871),
discípulo de Bowne y líder de la escuela de California, y Edgar
Sheffield Brightman (1884-1953), líder de la escuela de Boston. Todos
ellos relacionan estrechamente el personalismo con la teología
protestante. En Inglaterra, el representante más conocido del
personalismo fue Herbert Wildon Carr (1857-1931); en Alemania, el
psicólogo William Stern (1871-1938). En las teorías de estos últimos,
sin embargo, no se da la conexión directa –característica de los
personalistas norteamericanos– con la teología. Según el personalismo,
el objetivo social más importante no estriba en cambiar el mundo, sino
en transformar la “persona”, es decir, en contribuir al
“autoperfeccionamiento espiritual de la misma”. Ocupa una posición
especial el grupo de personalistas franceses, cuya figura rectora ha
sido Emmanuel Mounier (1905-50). Este grupo de la intelectualidad
pequeñoburguesa, unido en torno a la revista Esprit (fundada en 1932),
representa a los círculos católicos izquierdistas que participaron en
el movimiento francés de la Resistencia y que ahora se manifiestan en
defensa de la paz y de la democracia burguesa, contra la política
agresiva de la gran burguesía francesa.

Diccionario de filosofía · 1984:334-335

Personalismo

(latin persona.) Corriente idealista que parte de la monadología de
Leibniz y que se divulgó en la filosofía burguesa de fines del siglo
19 y comienzos del 20. El rasgo distintivo del personalismo consiste
en que reconoce la “personalidad” como realidad primaria y máximo
valor espiritual, entendiendo por ella el elemento primario espiritual
del ser. El personalismo opone a la comprensión del mundo científica
materialista la concepción de que la naturaleza es el conjunto de
espíritus-”personalidades” (Pluralismo). La “personalidad suprema” es
el Dios todopoderoso (teísmo). El fundador del personalismo en
EE.UU. fue B. Bowne (1847-1910). Los principales representantes del
personalismo en la filosofía norteamericana fueron R. Flewelling
(1871-1960), líder de la escuela californiana, y E. Brightman
(1884-1953), líder de la escuela bostoniana. Todos ellos vinculan
estrechamente el personalismo con la teología protestante. En
Inglaterra, el más notable representante del personalismo fue H. Kerr
(1857-1931), y en Alemania, el psicólogo W. Stern (1871-1938). Sin
embargo, en sus doctrinas no existe un nexo directo con la teología,
típico de los personalistas norteamericanos. Según el personalismo, la
principal tarea social no consiste en cambiar el mundo, sino en
transformar la “personalidad”, es decir, contribuir a su
“autoperfeccionamiento espiritual”. Ocupa una posición peculiar un
grupo de personalistas franceses, organizado por E. Mounier
(1905-1950) y J. Lacroix (n. 1900). Este grupo de intelectuales
pequeñoburgueses, unidos en torno a la revista Esprit (fundada en
1932), representa a los sectores católicos de izquierda que
participaron en la Resistencia y actualmente se pronuncian en defensa
de la paz y de la democracia burguesa.

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