Positivismo lógico
No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946
Diccionario filosófico abreviado · 1959:417
Positivismo lógico (empirismo lógico)
Una de las corrientes de moda en la filosofía reaccionaria, variedad
del idealismo subjetivo. Esta escuela idealista, llamada el “Círculo
de Viena” (Schlick, Carnap, Frank y otros), nacida en Austria a
comienzos del siglo XX, es prolongación directa del “machismo”. Los
últimos representantes del círculo de Viena viven actualmente en
Estados Unidos. En Gran Bretaña, el positivismo lógico está
representado actualmente por Russell, Popper, Ayer, Wisdom.
En lo referente a la cuestión fundamental de la filosofía (ver), los
lógico-positivistas prosiguen la línea de Hume (ver) y de Mach
(ver). Niegan la realidad objetiva independiente de la experiencia
sensible. Para reforzar las posiciones del idealismo subjetivo en su
lucha tradicional contra el materialismo, recurren a la logística
(ver). El positivismo lógico tiene por principales funciones: 1) la
falsificación y la deformación idealista del sentido y del contenido
teórico de las conclusiones de las ciencias de la naturaleza; 2) la
limitación empírica del conocimiento científico; así, el positivismo
lógico hace el juego de la religión y justifica sus tesis en nombre de
un conocimiento no científico, místico; el positivismo lógico excluye
igualmente a la ética y a la estética de la jurisdicción de la
ciencia; 3) la mutilación de la lógica de su papel en el conocimiento
científico y de sus relaciones con la realidad. Para el positivismo
lógico, la misión fundamental de la filosofía consiste en el análisis
de las nociones y de los juicios científicos. A fuerza de sofismas,
los lógico-positivistas se esfuerzan por excluir todo contenido
objetivo de las nociones y juicios científicos. Incapaces de refutar
los principios materialistas, rehúsan examinar los problemas
esenciales de la ciencia filosófica, bajo pretexto de que no son más
que “pseudoproblemas”. Las leyes y las formas de la lógica son
asimiladas por ellos a las reglas arbitrarias, convencionales de un
juego de cartas. La crítica leninista del empiriocriticismo (ver)
constituye un arma acerada en la lucha del materialismo científico
contra el positivismo lógico.
Diccionario filosófico · 1965:370-371
Positivismo lógico
Variedad del neopositivismo. Surgió en los años veinte del presente
siglo en el Círculo de Viena (Carnap, Otto Neurath y otros), que
mantenía estrecho contacto con la Sociedad berlinesa de filosofía
empírica (Reichenbach, Hempel y otros). A fines de la década indicada
y a comienzos de la siguiente, se difunde en gran escala por los
círculos científicos de la intelectualidad burguesa y aparece como
base ideológica de la “filosofía de la ciencia” neopositivista. Desde
fines de la década de 1930, el centro principal del positivismo lógico
se encuentra en los Estados Unidos. En esta etapa, el positivismo
lógico, en el que se producen sensibles cambios en varios aspectos
particulares respecto al periodo del Círculo de Viena, se conoce con
el nombre de empirismo lógico. El positivismo lógico aparece como
heredero del machismo y, en general, de la tradición idealista
subjetiva positivista que arranca de Berkeley y Hume. Sin embargo, los
positivistas lógicos renuncian a la posición psicológica y biológica
en el problema del conocimiento, posición característica del viejo
positivismo y que se ha desacreditado; intentan combinar el empirismo
idealista subjetivo con el método del análisis lógico del saber. Según
el positivismo lógico, la auténtica filosofía científica sólo es
posible como análisis lógico de la ciencia, análisis que ha de tender,
por una parte, a eliminar la “metafísica” (es decir, la filosofía), y
por otra, a investigar la estructura lógica del conocimiento
científico con el fin de descubrir el contenido “dado directamente” o
empíricamente comprobado de los conceptos y aseveraciones
científicas. El fin último de semejantes investigaciones se cifraba en
la reorganización del saber científico en una “ciencia única”, que
debía proporcionar la descripción de lo “dado directamente” y en la
que debían borrarse las diferencias entre las ciencias particulares
–física, biología, psicología, sociología, etc.– tanto por el tipo del
contenido de los conceptos como por el procedimiento de su
formación. Además, la lógica y la matemática se examinan en calidad de
“ciencia formal”, no como conocimiento del mundo, sino como colección
de asertos “analíticos” que formulan las reglas –establecidas
convencionalmente– sobre las transformaciones formales. A comienzos de
la década de 1930, el positivismo lógico intenta liberarse de algunas
de las más odiosas consecuencias del principio de lo “directamente
dado”. Acepta las concepciones del fisicalismo, mas no por ello se
elimina el carácter subjetivista de su filosofía. La renuncia obligada
al sensualismo idealista subjetivo consecuente, conduce a los
positivistas lógicos a concepciones convencionalistas tan carentes de
base como dicho sensualismo (teoría de la coherencia de
Neurath-Carnap). La esencia idealista subjetiva del positivismo lógico
predetermina la ilegitimidad de sus pretensiones al papel de
“filosofía de la ciencia”. Por otra parte, en la esfera de las
investigaciones propiamente lógicas, algunos representantes del
positivismo lógico han obtenido valiosos resultados (Carnap,
Reichenbach y otros).
Diccionario de filosofía · 1984:343-344
Positivismo lógico
- Variedad del neopositivismo. Surgió en los años 20 del siglo 20 en
el Círculo de Viena (Carnap, O. Neurath y otros). A fines de los años
20 y comienzos de los 30 se difunde ampliamente en los sectores
científicos de la intelectualidad burguesa y constituye la base
ideológica de la “filosofía de la ciencia” neopositivista. Desde fines
de los años 30, el principal centro del positivismo lógico lo
constituye EE.UU. En esta etapa, el positivismo lógico, cuya posición
en una serie de cuestiones particulares cambió considerablemente en
comparación con el período del Círculo de Viena, se conoce bajo el
nombre de empirismo lógico. El positivismo lógico es heredero del
empiriocriticismo y, en general, de la tradición subjetivo-idealista
positivista que se remonta a Berkeley y Hume. Según el positivismo
lógico, una filosofía auténticamente científica sólo es posible como
análisis lógico del lenguaje de la ciencia. Este análisis debe
orientarse, por una parte, a la supresión de la “metafísica” (es
decir, de la filosofía tradicional) y, por la otra, al estudio de la
estructura lógica del saber científico con el objeto de aclarar el
contenido empíricamente verificable de los conceptos y afirmaciones
científicas. El objetivo final de esa investigación es la
reorganización del saber científico en un sistema de la “ciencia
única”, que describiría “lo dado inmediatamente” y en que se borrarían
las diferencias entre las distintas ciencias: física, biología,
psicología, sociología, etc. La lógica y las matemáticas se enfocan en
este caso como “ciencia formal”: no como conocimiento sobre el mundo,
sino como surtido de afirmaciones “analíticas” que formulan las reglas
establecidas por acuerdo de las transformaciones formales. Al comienzo
de los años 30 el positivismo lógico trata de librarse de algunos de
los efectos más indeseables del principio de “lo dado
inmediatamente”. El positivismo lógico acepta la concepción del
fisicalismo, lo cual, empero, no ha eliminado el carácter subjetivista
de su filosofía. La esencia idealista subjetiva del positivismo lógico
predetermina la ilegitimidad de sus pretensiones de desempeñar el
papel de “filosofía de la ciencia”. Al mismo tiempo, en el dominio de
las indagaciones propiamente lógicas, algunos representantes del
positivismo lógico (Carnap, Reichenbach y otros) obtuvieron resultados
valiosos. - En ética, el positivismo lógico representa un intento de investigar
los juicios morales valiéndose de los medios de la lógica formal y de
la metodología aplicada por los neopositivistas a las ciencias
naturales y exactas. Tal intento condujo al estudio formal en extremo
de los fenómenos de la moral, a la simplificación máxima de su
naturaleza y a toda una serie de conclusiones científicamente
inconsistentes; resultaron fuera de la esfera de investigación las
cuestiones del origen y la evolución histórica de la moral y quedó sin
explicación el mecanismo de su acción. Los partidarios del positivismo
lógico en ética prescindieron del hecho de que la moral constituye una
forma específica de las relaciones sociales y de la conciencia; el
objeto de su estudio lo constituía exclusivamente el lenguaje
moral. En virtud de tal reducción del objeto de la ética, los
conceptos y juicios morales mismos recibieron una interpretación
desvirtuada. Por ejemplo, sobre la base de que el bien y el mal no se
perciben por los órganos de los sentidos y no se verifican por las
observaciones puramente empíricas y el experimento, los positivistas
llegaron a la conclusión de que estos conceptos, en general, carecen
de contenido. Por cuanto los juicios morales no se someten a la
verificación (Principio de verificación), los positivistas los
privaron de todo significado lógico, proclamándolos “carentes de
sentido” y “pseudojuicios”. Esta metodología condujo posteriormente a
una serie de conclusiones nihilistas sobre la moral (Emotivismo).