2-Principio de complementariedad

Principio de complementariedad

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:374-375

Principio metodológico expuesto por Bohr al tratar de la
interpretación de la mecánica cuántica. Puede formularse como sigue:
para la reproducción de la integridad de un fenómeno es necesario
aplicar en el conocimiento clases de conceptos “complementarias” y que
se excluyan recíprocamente. En los trabajos de varios partidarios de
la denominada “escuela de Copenhague” –Jordan, Frank y otros, que
mantienen posiciones de un positivismo extremo– se ha utilizado el
principio de complementariedad para defender puntos de vista
idealistas y metafísicos sobre el espacio, el tiempo y la causalidad.
Confieren valor absoluto al creciente papel de los instrumentos en el
micromundo, papel al que conciben como “perturbación incontrolable”, y
ven el espacio y el tiempo, por una parte, y la causalidad por otra,
como características “complementarias”, recíprocamente excluyentes, de
los microprocesos. La necesidad de aplicar conceptos
“complementarios” se hace derivar no de la naturaleza objetiva de los
microobjetos, sino de las particularidades del proceso cognoscitivo,
se relaciona con la arbitrariedad del observador. En su forma
positivista, ese principio ha sido objeto de análisis crítico por
parte de científicos soviéticos y de fuera de la U.R.S.S., entre ellos
Vavilov, Dmitri Blojintsev, Vladimir Fok, De Broglie, Langevin, L.
Janossy, &c.

Diccionario de filosofía · 1984:73

(o modo complementario de descripción.) Principio metodológico
promovido por Bohr en relación a la interpretación de la mecánica
cuántica. En forma generalizada, dicho principio puede formularse del
siguiente modo: para reproducir la integridad del fenómeno en una
determinada etapa “intermedia” de su conocimiento, es necesario
emplear clases “complementarias” mutuamente excluyentes y mutuamente
limitadoras de los conceptos que pueden usarse por separado, en
dependencia de las condiciones específicas (experimentales y otras),
pero que sólo tomadas en conjunto agotan toda la información sujeta a
definición. Mediante el principio de complementariedad, Bohr esperaba
resolver una de las paradojas de la mecánica cuántica, que mostró la
insuficiencia de los viejos conceptos clásicos y, a la vez, no podía
pasarse sin ellos en las primeras etapas. El principio de
complementariedad permitió poner de manifiesto la necesidad de tomar
en consideración la doble naturaleza ondulatorio corpuscular de los
microfenómenos. Con ayuda del principio de complementariedad se
estableció la equivalencia de dos clases de conceptos que describen
las situaciones contradictorias. Así pues, en la concepción
metodológica de Bohr hallaron reflejo elementos del pensamiento
dialéctico. En las obras de varios adeptos de la llamada escuela de
Copenhague –P. Jordan, Frank y otro–, que compartían las concepciones
positivistas extremas, el principio de complementariedad se usó para
defender los puntos de vista idealistas y metafísicos. La necesidad
de emplear las nociones “complementarias” no se deducía de la
naturaleza objetiva de los microobjetos, sino de las particularidades
del proceso cognoscitivo, y se vinculaba con el arbitrio del
observador. En la filosofía marxista en los últimos años se intenta
interpretar el principio de complementariedad desde el punto de vista
del materialismo dialéctico.

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