5-Religión

Religión

Diccionario filosófico marxista · 1946:262-264

Religión

“La religión es una de las formas de opresión espiritual que gravita
por doquier sobre las masas populares, abrumadas por el trabajo
incesante para provecho de otros, la pobreza y la privación” (Lenin).
La religión es el reflejo deformado, fantástico, que proyectan en la
cabeza de los hombres esos poderes naturales y sociales que gobiernan
su vida diaria. La fe religiosa es un fenómeno transitorio,
condicionado por el nivel del desarrollo social, en último término,
por el nivel de desarrollo de la producción material. En el
transcurso de un período muy largo de la historia de la humanidad, los
hombres no tenían ninguna noción religiosa. La aparición de las
creencias religiosas en la sociedad primitiva se hizo posible sólo con
el desarrollo del pensamiento y del lenguaje articulado. La causa que
condicionó la aparición de la religión, fue la impotencia del hombre
primitivo frente a los fenómenos de la Naturaleza, terribles e
incomprensibles para él, impotencia que engendró en la mente del
salvaje la creencia de que en los objetos circundantes había una
especial fuerza sobrenatural, capaz de favorecer la vida, o, al
contrario, acarrear toda clase de calamidades. Así, pues, dotando a
los objetos de la Naturaleza de una fuerza sobrenatural, el salvaje
intentó ejercer alguna influencia sobre ellos mediante exorcismos,
ceremonias y ritos mágicos. Los elementos de la magia forman parte de
todas las religiones contemporáneas. Las raíces de las creencias
religiosas contemporáneas son eminentemente clasistas. La impotencia
de las clases explotadas en su lucha contra los explotadores origina
inevitablemente la creencia en los milagros y en una vida mejor de
ultratumba. “Las raíces de la religión moderna están profundamente
ancladas en la opresión social de las masas trabajadoras y en su
aparente impotencia frente a las fuerzas ciegas del capitalismo, que
cada día y cada hora causa al pueblo trabajador sufrimientos y
torturas mil veces más horribles que los causados por acontecimientos
excepcionales tales como la guerra, los terremotos, etc.” (Lenin). En
los cuentos embrutecedores, oscurantistas, de clericales y sectarios,
el hombre, aplastado por la explotación y la ignorancia, busca la
protección contra todos los tormentos que le causa el régimen social
hostil. En los exorcismos del cura, del hechicero, en las crucecitas
e iconos, en los talismanes, trata la conciencia religiosa de hallar
un medio de prevención contra la enfermedad, el incendio, la mala
cosecha, el granizo, la langosta y otras calamidades naturales. La
religión ha servido siempre de instrumento de opresión contra los
trabajadores. Al predicar la sumisión, la mansedumbre y el desdén por
los bienes terrenales, en nombre de la obtención de una recompensa en
el “otro mundo”, la religión ayuda a consolidar el dominio de la
burguesía. Sugiriendo la existencia de dios, de diablos, de un mundo
de ultratumba, etc., la religión aleja al hombre del conocimiento de
las verdaderas leyes de la Naturaleza y de la Sociedad. “Toda
religión es algo opuesto a la ciencia” (Stalin). El socialismo
destruye las raíces materiales que nutren las creencias religiosas.
Junto con la desaparición del régimen social basado en la explotación,
en el hambre y en la miseria de las masas, desaparece también la
necesidad de crear imágenes fantásticas sobre un mundo del “más allá”.
Pero la superación de la religión no es un acto espontáneo y no se
efectúa al día siguiente de la revolución. La conciencia, en su
desarrollo, se queda rezagada frente al desarrollo de las condiciones
materiales de la vida de los hombres. Por eso, en la conciencia de
los hombres, durante algún tiempo después de la destrucción del
capitalismo, quedan aún supervivencias del pasado capitalista. Una de
las supervivencias más visibles del capitalismo en la conciencia de
una parte de los trabajadores de la U.R.S.S. es la religión. Las
organizaciones religiosas que existen en la U.R.S.S., tratan
veladamente de dar vida a estas supervivencias y de utilizarlas para
fines hostiles al socialismo. En la U.R.S.S. existe una auténtica
libertad de conciencia. Cada ciudadano puede ser o no creyente; esto
es un asunto de su conciencia. Pero el Partido Comunista, como
destacamento de vanguardia de los trabajadores, no puede ser neutral
en cuanto a la religión. El Partido, por toda su actuación, ayuda a
los trabajadores a emanciparse de las supervivencias religiosas y a
asimilarse la concepción marxista-leninista del mundo.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:92-93

Religión

“Una de las formas de opresión espiritual, que pende en todas partes y
por doquier sobre las masas populares, aplastadas por el eterno
trabajo para otros, la necesidad y el aislamiento” (Lenin).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:441-442

Religión

Reflejo anormal, fantástico, en la cabeza de los hombres, de las
fuerzas de la naturaleza y sociales que los dominan, “… una de las
variedades de la opresión espiritual que pesa siempre y en todas
partes, sobre las masas populares, abrumadas por un trabajo perpetuo
para los otros, por la miseria y por su estado de aislamiento” (Lenin,
Obras, Ed. rusa). Los rasgos esenciales de toda religión son la fe
en fuerzas sobrenaturales a las que se atribuye la dirección del
mundo, y el culto de esas fuerzas. La religión y la filosofía
idealista tienen rasgos comunes y los mismos orígenes gnoseológicos:
ambas separan de la naturaleza los conceptos y las ideas, ambas
personifican y espiritualizan las fuerzas de la naturaleza. El
idealismo filosófico es una forma y un medio de defensa de la
religión. Lejos de ser eternas, las creencias religiosas así como el
culto y las instituciones (la Iglesia y otras) que les corresponden,
nacen y subsisten en condiciones históricas determinadas. Durante un
período muy prolongado, los hombres no poseían ninguna religión. La
aparición de las creencias religiosas en la sociedad primitiva se hizo
posible con el desarrollo del pensamiento y del lenguaje articulado.
La religión reflejaba la impotencia del hombre primitivo ante los
fenómenos de la naturaleza, temibles e incomprensibles para él. Esta
impotencia engendraba en la cabeza del hombre primitivo ideas sobre la
existencia, en el mundo circundante, de seres particulares,
sobrenaturales, capaces de ayudar a los hombres o de castigarlos con
calamidades. Después de haber personificado los objetos de la
naturaleza y de haberlos dotado de una fuerza sobrenatural, el salvaje
intentó obrar sobre ellos por medio de magia, encantamientos y ritos.
En todas las religiones modernas hay elementos de magia. En la
sociedad de clases, las creencias religiosas tienen en su esencia,
orígenes de clase. La impotencia de los hombres ante los procesos
espontáneos del desarrollo de la sociedad donde reina la explotación,
engendra inevitablemente la creencia en los milagros, en una vida
mejor en el más allá. “La opresión social de las masas trabajadoras,
su aparente impotencia total ante las fuerzas ciegas del capitalismo,
que causa cada día y a cada hora, mil veces más sufrimientos horribles
y crueles tormentos a los trabajadores de filas que los
acontecimientos excepcionales tales como guerras, temblores de tierra,
etc.: he ahí donde hay que buscar hoy las raíces más profundas de la
religión” (Lenin, Marx, Engels, marxismo, Ed. rusa). Frente a las
calamidades y a los tormentos que les aporta un régimen social de
explotación, los hombres buscan la salvación en las fábulas absurdas
sobre Dios, el paraíso, el reino de los cielos, que difunden el clero
y las sectas religiosas.

Siendo uno de los elementos de la superestructura, la religión
desempeña un papel activo en la consolidación de la base económica
correspondiente, del régimen fundado en la esclavización y la
explotación del hombre por el hombre: La religión ha desempeñado
siempre un papel reaccionario: ella consagra la impotencia de los
hombres frente a la naturaleza y sirve de instrumento para oprimir a
los trabajadores. Al predicar la sumisión y la resignación, la
renuncia a la lucha por la transformación del mundo, por el
socialismo, en nombre de una recompensa después de la muerte, “en el
otro mundo”, la religión contribuye al reforzamiento de la dominación
de la burguesía. “La religión es el opio del pueblo”, dice Marx.
Tratando de convencer a los hombres de que todo lo que pasa en la
naturaleza y en la sociedad es la voluntad de los dioses, desechando
las leyes objetivas que rigen los fenómenos, negando la posibilidad de
conocer el mundo, la religión impide a los hombres penetrar las leyes
de la naturaleza y de la sociedad y utilizarlas en sus propios
intereses. La religión ha sido y continúa siendo enemiga del
progreso.

El socialismo destruye las causas materiales que mantienen las
creencias religiosas. Con la desaparición del régimen social basado
en la explotación del hombre por el hombre, desaparecen las
condiciones que engendran la religión. Pero no se puede eliminar de
buenas a primeras los prejuicios religiosos en la conciencia, cuya
evolución se retrasa con respecto a la de las condiciones materiales
de la vida. Por eso, los prejuicios religiosos persisten, como
vestigios del pasado, en la conciencia de los individuos atrasados,
aun después de la liquidación del capitalismo. Se les puede vencer y
se les vence efectivamente poco a poco, por medio de la educación
comunista, por medio de la participación activa de las grandes masas
en la edificación de la sociedad comunista. En la U.R.S.S. y en las
democracias populares se ha puesto en práctica una auténtica libertad
de conciencia. Desde el año 1918, en la Unión Soviética la Iglesia ha
sido separada del Estado, y la escuela de la Iglesia. El que cada
ciudadano pueda ser creyente o no, es asunto de su conciencia. Pero
el Partido Comunista, destacamento de vanguardia de los trabajadores
que lucha por liberarlos de toda opresión, no puede mostrarse neutral
respecto a la religión, pues la religión es una forma de opresión
espiritual. Por medio de toda su actividad, el Partido Comunista
ayuda a los trabajadores a emanciparse de las supersticiones, a
adquirir una concepción científica del mundo. La propaganda de la
doctrina marxista-leninista, las actividades culturales, la difusión
amplia de conocimientos políticos y científicos, contribuyen en grado
elevadísimo a vencer los prejuicios religiosos. En sus artículos
“Socialismo y religión”, “De la actitud del partido obrero ante la
religión”, etc., Lenin proyecta una viva luz sobre la cuestión de la
religión y sobre la actitud del partido proletario a su respecto.

Diccionario filosófico · 1965:400

Religión

Reflejo fantástico, en la cabeza humana, de las fuerzas exteriores que
dominan sobre los sentidos en la vida cotidiana del individuo; reflejo
en el cual las fuerzas terrenas adquieren formas no terrenas. Desde
el punto de vista teológico (al que el idealismo filosófico intenta
proporcionar una base argumental) la religión se halla vinculada a un
perdurable sentimiento interior del hombre, sentimiento que expresa el
nexo de este último con cierto principio espiritual. La religión es
una forma específica de la conciencia social; se distingue, por
constituir una unidad de ideología, de sentimientos y de culto (actos
rituales o mágicos). El rasgo fundamental y decisivo de la religión
es la creencia en lo sobrenatural. El marxismo considera la religión
como un fenómeno socialmente condicionado y, por ende, históricamente
transitorio. En el transcurso de un largo período de la historia
humana, los hombres no conocían ninguna religión. Está surgió en un
determinado estadio de desarrollo del régimen de la comunidad
primitiva como reflejo de la impotencia del hombre ante las fuerzas
amenazadoras e incomprendidas de la naturaleza. En la sociedad de
clases, las raíces de la religión se hallan relacionadas, sobre todo,
con el desamparo de las personas ante los procesos espontáneos del
desarrollo de la sociedad, con la explotación y la miseria de las
masas. Aquí, según palabras de Lenin, la religión es “una de las
variedades de la opresión espiritual que pesa siempre y en todas
partes, sobre las masas populares, abrumadas por un permanente trabajo
para otros, por la miseria y por su estado de aislamiento” (t. X,
pág. 65). Con la victoria de la Revolución Socialista, la religión
va perdiendo gradualmente su influencia sobre la conciencia social.
La difusión de la concepción científica, comunista, del mundo entre
las amplias masas del pueblo lleva a que la religión vaya quedando
cada vez más reducida a la nada. La religión sólo puede desaparecer
definitivamente, quedando eliminada de la vida de las personas, en la
sociedad comunista desarrollada. Sin embargo, su desaparición no
constituye un proceso automático, presupone una labor tenaz para
educar a las masas en un sentido ateo, una amplia propaganda de los
conocimientos científicos y de la concepción marxista del mundo. En
los artículos de V. I. Lenin “Socialismo y religión”, “De la actitud
del partido obrero ante la religión” y otros se elucida a fondo el
problema relativo a la esencia de la religión, a la posición del
partido comunista frente a la misma.

Diccionario de filosofía · 1984:371

Religión

(latín religio.) Forma específica de la conciencia social, cuyo rasgo
distintivo es el reflejo fantástico en la conciencia de los
individuos, de las fuerzas externas que dominan sobre ellos, reflejo
en el cual las fuerzas terrenales adoptan la forma de extraterrenales.
La doctrina marxista-leninista considera la religión como forma
históricamente pasajera de conciencia social y esclarece los factores
principales que determinan su existencia en las distintas etapas del
desarrollo de la sociedad. El surgimiento de la religión en la
comunidad primitiva se debió a la impotencia del individuo ante las
fuerzas de la naturaleza, lo cual estaba condicionado por el bajo
nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. En la sociedad
dividida en clases antagónicas, las principales causas de la
existencia de la religión son la opresión de clase, las relaciones
sociales injustas, la miseria de las masas privadas de derechos, lo
cual provoca en ellas sentimientos de desesperación e
irremediabilidad, que obligan a cifrar todas las esperanzas en las
fuerzas sobrenaturales. Al brindar a los hombres orientaciones falsas
en la vida y trasladar la solución de los problemas candentes del ser
humano al mundo de más allá, la religión consolida y perpetúa así la
dependencia del hombre de las fuerzas exteriores, lo condena a la
pasividad y aherroja sus posibilidades creadoras. En la sociedad
dividida en clases antagónicas, la religión distrae a los trabajadores
de la lucha activa por la transformación del mundo e impide el
establecimiento de su autoconciencia de clase. Marx llamó la religión
“el opio del pueblo”. El análisis científico de la religión parte de
que ésta constituye un fenómeno social complejo, un sistema de
representaciones, sentimientos y ritos religiosos específicos, y en la
sociedad dividida en clases, de instituciones religiosas también, que
agrupan a los servidores profesionales del culto. Los elementos
mencionados del complejo religioso dependen de las relaciones sociales
y cambian al cambiar estas últimas. Ello se manifiesta claramente en
nuestra época en el proceso de modernización de la religión bajo la
influencia del progreso social y científico-técnico, que condicionan
la crisis de la conciencia religiosa. Sin embargo, la esencia de la
religión no cambia y su extinción, predeterminada por toda la marcha
del desarrollo social, es inevitable. El marxismo-leninismo demuestra
convincentemente que las raíces sociales de la religión son socavadas
por las transformaciones económicas y sociales en el proceso de la
construcción socialista y desaparecerán definitivamente en la sociedad
comunista desarrollada.

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