Revolución científico-técnica
No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946
No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959
No figura en el Diccionario filosófico · 1965
Diccionario de filosofía · 1984:375-376
Revolución científico-técnica
Cambio cardinal, cualitativo, que se produce en el sistema moderno de
la ciencia y la técnica, que abarca todos los aspectos de las
relaciones tecnológicas y se caracteriza, ante todo, por el hecho de
que la técnica entra en una etapa nueva de su desarrollo, en la etapa
de la automatización. La producción mecanizada, que obliga al obrero
a participar directamente en el proceso tecnológico y a desempeñar
funciones técnicas, de máquina, empieza a ceder lugar a la producción
automatizada, en la que el objeto de trabajo es elaborado
completamente por el sistema técnico mismo que funciona sin
participación directa del obrero. En las formas desarrolladas de
automatización, al sistema de líneas automáticas se adjuntan aparatos
cibernéticos que cumplen funciones de cómputo, de control y de mando.
La técnica cibernética se introduce no sólo en la producción de bienes
materiales, sino también en la actividad administrativa, en la esfera
de los servicios, en la ciencia y la instrucción. En el curso de la
revolución científico-técnica cambian también los métodos tecnológicos
de producción. Las tecnologías mecánicas de tratamiento del objeto de
trabajo, que dominaban en la producción de bienes materiales, son
desplazadas por métodos más eficientes que hacen cambiar no sólo la
forma del objeto, sino también la estructura molecular y atómica de la
substancia, la cual se transforma en una substancia nueva con
propiedades preestablecidas. Tales son la tecnología química de
producción de materiales sintéticos, los métodos de producción de
energía atómica, la utilización de lasers y de las tecnologías de
temperaturas altas y bajas, y los métodos bioquímicos y biofísicos de
influencia que se emplean en la agricultura, la industria ligera y la
medicina. De conformidad con el cambio de la tecnología cambian
también los materiales y materias primas, se emplean cada vez más
sustancias artificiales y crece en flecha el consumo de energía
eléctrica en la producción. Todos estos procesos, que determinan los
cambios cardinales de las fuerzas productivas de la sociedad, se
realizan sobre la base de los adelantos de la ciencia moderna, de su
ensambladura con la técnica y la producción de bienes materiales. En
el presente, sobre todo en el contexto del socialismo, este proceso es
múltiple, porque la ciencia se convierte en una fuerza productiva
directa y no se materializa sólo en la técnica, sino también en los
productores mismos de bienes materiales, elevando su nivel
técnico-cultural y desarrollando su intelecto y sus capacidades
creadoras. En las condiciones del despliegue de la revolución
científico-técnica, no influyen ya sobre la producción sólo algunas
ciencias “de vanguardia”, sino un frente cada vez más amplio de
investigaciones, al que se incorporan no sólo las ciencias naturales,
sino también las sociales: la economía y la organización de la
producción, la organización científica del trabajo, la formulación de
los principios de la dirección científica de la sociedad, las
investigaciones sociológicas concretas, la psicología social, la
estética de la producción y la confección de pronósticos del progreso
social y científico-técnico. La esencia social de la revolución
científico-técnica consiste en que cambian el lugar y el papel del
hombre en la producción. La implantación de la automatización, lejos
de disminuir en principio este papel, por el contrario, lo aumenta
verticalmente, pues, liberándose de la ejecución de las funciones
mecánicas, técnicas, el hombre obtiene la posibilidad de dedicarse a
un trabajo más substancial, al trabajo creador. A consecuencia de la
redistribución de funciones entre el hombre y la técnica surge la
necesidad de cambiar el contenido del trabajo, la estructura
profesional del personal y el nivel técnico-cultural de los
trabajadores. Bajo la influencia del crecimiento de la productividad
del trabajo se reduce la proporción relativa de los ocupados en la
producción de bienes materiales y se desarrolla respectivamente la
esfera que no los produce, sobre todo la actividad científica, la
instrucción y los servicios médicos. En las condiciones del
capitalismo estas exigencias de la revolución científico-técnica se
deforman por las relaciones sociales antagónicas. Así, los cambios en
la estructura profesional del personal conducen a que los
representantes de las profesiones tradicionales se priven de trabajo.
El empleo de las tecnologías nuevas viene acompañado de una mayor
intensificación del trabajo. La esfera no productiva crece, ante
todo, gracias a la ampliación de la esfera de los servicios,
publicidad, aparato burocrático-administrativo y policial, etc. Solo
en las condiciones del socialismo, la revolución científico-técnica
adquiere la orientación del desarrollo que se corresponde con los
intereses del hombre y la sociedad. En la sociedad socialista, el
progreso de la ciencia y la técnica, que conjuga orgánicamente las
realizaciones de la revolución científico-técnica con las ventajas del
sistema de economía socialista, es el principal camino y medio de
creación de la base material y técnica del comunismo. El feliz
despliegue de la revolución científico-técnica en el socialismo
contribuye al cumplimiento de importantes tareas sociopolíticas y a su
victoria en la emulación económica con el capitalismo.