2-Saber

Saber

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:409

Saber

Producto de la actividad social de trabajo y de la acción cogitativa
del hombre; constituye la reproducción ideal, en forma de lenguaje, de
las conexiones sujetas a ley, objetivas, del mundo objetivo
prácticamente transformado. La esencia del saber no puede
comprenderse sin poner de manifiesto el carácter social de la práctica
humana. En el saber se concentra y cristaliza la fuerza social del
hombre. En la historia de la filosofía, este hecho sirvió de base
real a las representaciones de los sistemas idealistas objetivos
acerca de la significación autosuficiente y determinante de los
productos ideales de la actividad social del hombre (Platón, Hegel).
En la gnoseología del materialismo premarxista, el saber se concebía,
por el contrario, como el resultado de los esfuerzos cognoscitivos
individuales, de la experiencia individual. Semejante punto de vista,
relacionado con la defensa del principio sensualista, no podía, sin
embargo, explicar la circunstancia de que el hombre entra en
conocimiento de las cosas poseyendo un sistema de conceptos y
categorías ya “preparado”, elaborado por la sociedad. La función
inmediata del saber estriba en traducir las representaciones dispersas
a una forma de universalidad, en mantener en ellas lo que puede ser
transmitido a otros en calidad de base estable de las acciones
prácticas. Desde este punto de vista, el saber se contrapone a la
opinión: representaciones corrientes que fijan las propiedades
empíricas, variables, de las cosas.

Diccionario de filosofía · 1984:381

Saber

Producto de la actividad social material y espiritual del hombre;
expresión ideal, en forma de signos, de las propiedades y
concatenaciones objetivas del mundo natural y humano. El saber puede
ser precientífico (cotidiano) y científico, y este último se divide en
empírico y teórico. Además, en la sociedad existen los tipos
mitológicos, artísticos, religiosos y otros del saber. La esencia del
saber no puede ser comprendida sin esclarecer el condicionamiento
socio-histórico de la actividad humana. En el saber cristaliza, se
acumula continuamente y se objetiviza la fuerza social del hombre.
Este hecho ha servido (y sirve) de base para las nociones idealistas
objetivas sobre el carácter primario e independiente de la actividad
espiritual. Los materialistas premarxistas oponían a la mistificación
idealista del saber su comprensión como resultado de los esfuerzos
cognoscitivos individuales, de la experiencia individual. Sin
embargo, semejante punto de vista no pudo explicar la circunstancia
sustancial de que en el contexto de las relaciones sociales reales el
hombre aborda el conocimiento poseyendo un aparato conceptual y
categorial “preparado” (elaborado en el sentido socio-histórico). En
el saber, las representaciones aisladas cobran forma teóricamente
sistematizada y valedera para todos y se mantiene lo que puede ser
conservado, transmitido y sucesivamente desarrollado como puntal
estable de la actividad humana posterior.

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