6-Verdad objetiva

Verdad objetiva

Diccionario filosófico marxista · 1946:314

Verdad objetiva

El marxismo considera verdad objetiva el contenido de nuestras
representaciones que refleja correctamente la Naturaleza, el mundo
objetivo. Por ejemplo, la afirmación de las ciencias naturales de que
la tierra existió antes que el género humano es una verdad objetiva.
Los idealistas, que niegan el mundo objetivo, existente fuera e
independientemente de la conciencia, no reconocen la verdad objetiva.
Por oposición al idealismo, el materialismo dialéctico afirma que
nuestros conocimientos comprobados por la práctica son veraces y
tienen el valor de verdades objetivas.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:109

Verdad objetiva

Por verdad objetiva, considera el marxismo tal contenido de nuestras
representaciones que refleja exactamente la naturaleza, el universo
objetivo.

Por ejemplo, la afirmación de las ciencias naturales de que la tierra
existía antes del género humano, es una verdad objetiva.

Los idealistas, que niegan que el mundo objetivo existiese fuera e
independientemente de la conciencia, no reconocen la verdad objetiva.

En contrapeso al idealismo, el materialismo dialéctico afirma que
nuestro conocimiento, verificado por la práctica, es verdadero y
adquiere la significación de las verdades objetivas.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:521-522

Verdad objetiva

Reflejo fiel del mundo objetivo, de la realidad objetiva en la
conciencia humana, en la ciencia. Así, por ejemplo, nos hallamos ante
verdades objetivas cuando las ciencias de la naturaleza muestran que
la Tierra es anterior al hombre, que el mundo es material, que el
hombre piensa con su cerebro, etc. Los idealistas, que niegan el
mundo objetivo y su existencia fuera e independientemente de la
conciencia, no admiten la verdad objetiva, sino que la verdad es para
ellos algo subjetivo, arbitrario. El problema de la verdad objetiva
es una de las cuestiones a cuyo alrededor se enfrentan dos campos, dos
partidos en filosofía, el materialismo y el idealismo. Al negar la
verdad objetiva, los idealistas luchan contra la ciencia y defienden
el fideísmo y la religión. Como sus predecesores, los idealistas
subjetivos contemporáneos pretenden que las sensaciones, las
representaciones, los conceptos no son más que signos, símbolos,
instrumentos inventados por el hombre por razones de “comodidad”, pero
que no reflejan las cosas, los fenómenos objetivos. Así, el
“machista” Bogdanov (ver) proclamaba que la verdad objetiva no sólo no
existía sino que no podía existir; la verdad sólo sería, según él,
“una forma ideológica, organizadora de la experiencia humana”, fórmula
que en resumen, erige en verdades objetivas prejuicios tan estúpidos
como la creencia en silvanos, duendes, etc., dado que esta creencia
puede ser considerada como una “forma ideológica de la experiencia”.
En su Materialismo y empiriocriticismo (ver), Lenin desenmascara todo
lo engañoso y reaccionario existente en la teoría “machista” de la
verdad, teoría incompatible con las ciencias de la naturaleza. “La
negación de la verdad objetiva por Bogdanov es agnosticismo y
subjetivismo… La afirmación de las ciencias naturales de que la
tierra existía antes que la humanidad es una verdad objetiva. Y esta
afirmación de las ciencias naturales es incompatible con la filosofía
de los machistas y con su doctrina acerca de la verdad: si la verdad
es una forma organizadora de la experiencia humana, no puede ser
verídica la afirmación de la existencia de la tierra fuera de toda
experiencia humana” (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, pp. 129
y 130, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). Los idealistas
burgueses contemporáneos –pragmatistas, lógico-positivistas, etc.– han
colocado la negación de la verdad objetiva en la base de su filosofía
reaccionaria. (Ver Positivismo lógico; Pragmatismo.) Al negar la
verdad objetiva, tratan de “acomodar” los datos recientes de la
ciencia de manera de hacer creer que nada existe al margen de las
sensaciones y de las representaciones humanas; que el mundo exterior
no es más que un “complejo de sensaciones”. El idealismo “físico”
(ver) reposa enteramente sobre este “acomodamiento” idealista de los
datos de la ciencia. El materialismo dialéctico, que ha denunciado
esos procedimientos idealistas, ha elaborado una teoría científica de
la verdad objetiva que responde por la afirmativa a la siguiente
pregunta: “¿Existe una verdad objetiva, es decir, puede haber en las
representaciones mentales del hombre un contenido que no dependa del
sujeto, que no dependa ni del hombre ni de la humanidad?” (Ibid., p.
128).

La ciencia y la práctica muestran que toda verdad científica que
refleja fielmente la realidad y que es verificada por la práctica, es
una verdad objetiva. Así, el materialismo filosófico marxista parte
del principio de que la materia y el movimiento son inseparables, que
no hay materia sin movimiento. Los datos de la física moderna sobre
el átomo (ver), sobre la energía nuclear, confirman enteramente esta
tesis del materialismo. La aplicación práctica de las leyes de la
desagregación del átomo y la utilización de la energía atómica
suministran un criterio supremo de esta afirmación. Se infiere de ahí
que el principio de la inseparabilidad de la materia y del movimiento
es una verdad objetiva, pues refleja el mundo objetivo,
independientemente del sujeto.

La teoría marxista del socialismo es, también, una verdad objetiva.
Ella expresa las leyes objetivas del desarrollo histórico de la
Humanidad y toda la experiencia práctica del desarrollo social la
confirma. La victoria del socialismo en la U.R.S.S., la construcción
del socialismo en las democracias populares, la lucha de todos los
pueblos por la paz, la democracia y el socialismo, todos esos hechos
son verdades objetivas. Por ello, el materialismo dialéctico afirma
que nuestros conocimientos de las leyes de la naturaleza, si son
verificados por la práctica, son conocimientos ciertos, verdades
objetivas.

Diccionario filosófico · 1965:480-481

Verdad objetiva

Es aquel contenido de los conocimientos humanos que no depende de la
voluntad ni de los deseos del sujeto. La verdad no se construye según
la voluntad o el deseo de los hombres, sino que se determina por el
contenido del objeto reflejado, y ello condiciona su objetividad. La
teoría sobre la verdad objetiva se orienta contra toda clase de
concepciones subjetivas idealistas de la verdad, según las cuales ésta
es construida por el hombre, es resultado de un acuerdo entre los
hombres. Semejante concepción de la verdad es anticientífica y
reaccionaria, pues permite estimar como verdades toda clase de
supersticiones, creencias religiosas, etc., en cuanto son compartidas
por una mayoría de individuos. La filosofía burguesa contemporánea se
manifiesta contra el carácter objetivo de la verdad, cosa que lleva a
subjetivizar el saber científico y, con ello, a quebrantar y
desacreditar la ciencia. Así, el pragmatismo considera verdadera una
proposición si aceptarla significa asegurarse el éxito en la vida: el
neopositivismo declara que las verdades matemáticas y lógicas son
convenciones (Convencionalismo), etc.

Diccionario marxista de filosofía · 1971:316-317

Verdad objetiva

Conocimiento cuyo contenido “no depende del sujeto, no depende ni del
hombre ni de la humanidad” (Lenin). El problema concerniente a la
veracidad de nuestros conocimientos es uno de los más importantes de
la teoría del conocimiento. El hombre, al conocer el mundo, las
propiedades de las cosas, comprende su esencia. Quiere decir que las
cosas y sus propiedades son reproducidas en su conciencia tal cual
ellas son en la realidad, tal cual existen objetivamente,
independientemente del hombre. Merced a esto precisamente el
contenido objetivo de nuestros conocimientos acerca del mundo
contenido en ellas es verdadero. Siendo objetiva por su contenido
toda verdad es al mismo tiempo subjetiva por la forma, ya que no
pertenece al mundo exterior sino que aparece en la cabeza del hombre,
es resultado de la acción de éste como sujeto de conocimiento. Si las
representaciones, conceptos e ideas fuesen subjetivas por el
contenido, es decir, si la realidad se representara en ellas en forma
deformada, tergiversada, tales representaciones, etc., serían falsas
(errores). El problema de la veracidad de nuestros conocimientos es
resuelto de modo distinto por el materialismo y el idealismo. La
negación de la verdad objetiva es típica en uno u otro grado a toda la
filosofía idealista. Sean cuales fueren las diferencias entre los
filósofos idealistas en la comprensión de la verdad, todos ellos
coinciden en afirmar que la verdad se halla determinada por las
peculiaridades de la conciencia (humana o divina) en presentarla como
su propiedad interna. Al reconocer, como lo hace todo el
materialismo, la objetividad de la verdad, la filosofía marxista no la
identifica sin embargo con la inmovilidad, con la inmutabilidad de
nuestros conocimientos, como hacían los materialistas metafísicos. La
verdad objetiva se desarrolla constantemente. El hombre penetra cada
vez con mayor profundidad en el objeto de conocimiento, sus
conocimientos acerca del mundo adquieren más y más exactitud, más y
más objetividad (Verdad absoluta y verdad relativa). El materialismo
dialéctico concibe la verdad objetiva como algo concreto, como algo
que depende de condiciones de lugar y tiempo determinados. (Carácter
concreto de la verdad). Al incluir la práctica en la teoría del
conocimiento, la filosofía marxista estuvo en posibilidad de resolver
con acierto asimismo el problema relativo a los métodos para comprobar
la veracidad objetiva de nuestros conocimientos, el criterio de la
verdad).

Diccionario de filosofía · 1984:442

Verdad objetiva

Contenido de los conocimientos humanos que no depende de la voluntad y
los deseos del sujeto. La verdad no se construye por voluntad y deseo
de los hombres, sino que se determina por el contenido del objeto
reflejado, lo cual determina precisamente su carácter objetivo. La
doctrina de la verdad objetiva está enfilada contra todo género de
concepciones de la verdad de corte idealista subjetivo, según las
cuales la verdad es construida arbitrariamente por el sujeto y
constituye el resultado de acuerdos entre los hombres. Tal
comprensión de la verdad es anticientífica, ya que permite considerar
como verdades todas las supersticiones, creencias religiosas, etc.,
siempre que se comparten por muchos individuos. La filosofía burguesa
moderna, por lo común, impugna el carácter objetivo de la verdad, lo
cual conduce a la subjetivización del saber científico y, con ello, al
torpedeo y la desacreditación de la ciencia. Así, el pragmatismo
califica de auténtica una u otra tesis, si su acepción asegura el
éxito en la vida; el neopositivismo declara convencionales
(Convencionalismo) las verdades matemáticas y lógicas, etc.

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