Exportación de capitales

DEP-BZM

EXPORTACIÓN DE CAPITALES:

Forma, típica del capitalismo monopolista, de invertir capitales en el
extranjero con el fin de obtener ganancias máximas.

El capital se exportaba ya durante el capitalismo premonopolista, mas
entonces desempeñaba un papel secundario respecto a la exportación de
mercancías (ver).

La exportación de capitales constituye uno de los caracteres
fundamentales del imperialismo (ver). La necesidad de exportar
capital surge en los países capitalistas más desarrollados debido a
que la oligarquía financiera (ver), después de concentrar en sus manos
enormes recursos materiales y monetarios, encuentra limitadas las
posibilidades de inversión en el interior del país de modo que las
inversiones garanticen altas ganancias monopolistas; así se forma un
relativo “sobrante” de capital que se desplaza hacia los lugares donde
la cuota de ganancia es superior a la del país dado.

Al mismo tiempo, la economía capitalista mundial del imperialismo hace
posible invertir capitales de manera que produzcan altos beneficios,
pues los países atrasados han sido ya incorporados a la circulación
mundial de mercancías, cuentan con vías de comunicación hasta cierto
punto accesibles y disponen de fuerza de trabajo libre para la
explotación capitalista.

La exportación de capitales se lleva a cabo ya sea bajo la forma de
empresas (el capital exportado se coloca en alguna empresa) o en forma
de préstamos (el capital exportado se presta a un determinado
interés). En ambos casos, el exportador de capital explota a los
trabajadores del país en que dicho capital se invierte, directamente
en el primer caso, y en el segundo, a través de quienes obtienen los
préstamos, es decir, a través de los explotadores locales. Actúan
como exportadores de capital los propios monopolios o el aparato
estatal —por ellos controlado— de los países imperialistas. En los
últimos años, se registra una tendencia a aumentar sensiblemente el
peso especifico de la exportación estatal de capitales, cosa que se
explica por los esfuerzos colosales del movimiento de liberación
nacional, que amenaza no sólo con reducir las ganancias del capital
privado que se exporta sino, frecuentemente, con su pérdida absoluta.

La forma estatal de la exportación de capitales resulta beneficiosa
para los monopolios porque garantiza la indemnización de los
beneficios “no obtenidos” mediante el saqueo impositivo de los
trabajadores pertenecientes al propio país. Después de la segunda
guerra mundial, la exportación de capitales de los Estados Unidos
superó a la de todos los demás estados capitalistas tomados en
conjunto. En los últimos años, se ha elevado considerablemente la
exportación de capitales de la República Federal Alemana.

La obtención de ganancias máximas sobre el capital exportado a países
atrasados en su desarrollo económico, está indisolublemente vinculada
al dominio económico y político de la oligarquía financiera en los
países coloniales y dependientes, a la detención del incremento de la
industria nacional en los países poco desarrollados, al mantenimiento
de bajos precios monopolistas (ver precio de monopolio) para las
mercancías que dichos países venden y a la explotación, en ellos, de
mano de obra barata. Por cada dólar invertido en países poco
desarrollados, desde 1946 hasta 1959, los Estados Unidos —exportador
fundamental de capitales— obtuvieron 2,5 dólares de ganancia.

La exportación de capitales acentúa la contradicción del imperialismo,
dado que al intensificar la explotación de los países poco
desarrollados, provoca inevitablemente en ellos, al mismo tiempo; un
crecimiento de la producción industrial, la formación del proletariado
industrial y de la burguesía nacional, fortalece el movimiento de
liberación nacional. Los éxitos de este movimiento socavan cada día
más las posiciones del imperialismo en los países poco desarrollados,
hecho que también influye en gran manera sobre las direcciones que
toma la exportación de capitales. Así, en los últimos años, los
Estados Unidos han aumentado en alto grado la exportación de capitales
a los países de Europa Occidental, donde el trabajo de los obreros se
paga mas que en los países poco desarrollados pero bastante menos que
en los Estados Unidos, lo cual hace lucrativa dicha explotación. El
aumento de la exportación de capitales de los Estados Unidos a Europa
Occidental acentúa en gran manera la lucha competitiva en el campo
imperialista, agudiza más aun las contradicciones interimperialistas.
No pocas veces los países que conquistan su independencia estatal
nacionalizan el capital monopolista extranjero.

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