Ley de la elevación incesante de la productividad del trabajo

DEP-BZM

LEY DE LA ELEVACIÓN INCESANTE DE LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO:

ley económica del socialismo y del comunismo; expresa la necesidad y
la posibilidad objetivas de reducir constantemente el tiempo de
trabajo socialmente necesario para elaborar la unidad de producción.

El aumento de la productividad del trabajo es una ley económica
objetiva común a todas las formaciones económico-sociales.

Sin embargo, dicha ley actúa de manera distinta en las diversas
formaciones. Bajo el capitalismo, donde impera la propiedad privada
sobre los medios de producción y donde el objetivo de esta última
estriba en la apropiación de plusvalía, la ley relativa al incremento
de la productividad del trabajo no posee un valor incondicional: este
incremento se da lentamente, queda interrumpido durante las crisis
económicas; la acción de la ley citada implica para los trabajadores
un aumento de su explotación, y para los capitalistas elevadas
ganancias.

Bajo el socialismo, la elevación incesante de la productividad del
trabajo, los superiores ritmos de su incremento respecto al
capitalismo y el logro, sobre esta base, de un alto nivel de
productividad del trabajo social, constituyen lo más importante y
esencial para la victoria del nuevo régimen, para la edificación del
comunismo. El dominio de la propiedad social sobre los medios de
producción cree nuevos estímulos para el incesante crecimiento de la
productividad del trabajo social. Bajo el socialismo, los
trabajadores laboran para sí, para su sociedad, y ello hace que se
sientan directamente interesados en el aumento de la productividad del
trabajo. El desarrollo planificado de la economía libra a la economía
socialista de las crisis, de la desocupación, del despilfarro de las
fuerzas productivas y hace posible que constantemente se economice
trabajo social.

El aumento incesante de la productividad del trabajo se halla asimismo
en relación directa con el principio socialista de la distribución
según el trabajo. El importe del salario de cada trabajador depende
directa e inmediatamente del rendimiento de su trabajo. La elevación
constante de la productividad del trabajo tiene una importancia
decisiva para la victoria del socialismo en la emulación económica con
el capitalismo, para crear la base material y técnica del comunismo y
para la plena victoria del mismo; es el factor decisivo para
incrementar el volumen del producto social global y la renta nacional.

La sociedad soviética obtiene todos los años, a cuenta de la elevación
del rendimiento del trabajo, las tres cuartas partes del incremento de
su renta nacional. El factor decisivo para aumentar la productividad
del trabajo es el progreso del equipamiento técnico del trabajo
gracias a la mecanización compleja y la automatización de los procesos
de producción. Para elevar el rendimiento del trabajo, es de
importancia enorme electrificar todo el país y aplicar en gran escala
la industria química en la economía nacional. Constituyen, asimismo,
importantes condiciones para que la productividad del trabajo se eleve
ininterrumpidamente: el avivar el interés material personal de los
trabajadores por los resultados de la producción, el utilizar mejor
los medios de producción y la mano de obra, el perfeccionar
sistemáticamente la preparación profesional y el nivel cultural y
técnico de los trabajadores, el estimular su iniciativa creadora con
vistas al perfeccionamiento de la producción, el difundir las formas
comunistas de trabajo, el perfeccionar las formas de dirección de la
economía.

La U.R.S.S. ha superado sensiblemente a los países capitalistas por
los ritmos de elevación de la productividad del trabajo. Por el nivel
de dicha productividad ha superado a los países capitalistas más
importantes de Europa y ha reducido en gran medida la distancia que la
separaba del nivel de la productividad del trabajo en los Estados
Unidos. El gran programa de la edificación comunista en la U.R.S.S.
prevé un nuevo salto en el aumento de la productividad del trabajo: en
la industria, se elevará de 4 a 4,5 veces en 1980; en la agricultura,
de 5 a 6 veces. Semejante aumento de la productividad del trabajo
asegura elevados y firmes ritmos de crecimiento de la producción
social y constituye la base para crear en un próximo futuro la
abundancia de bienes materiales.

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