Ley general de la acumulación capitalista

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LEY GENERAL DE LA ACUMULACIÓN CAPITALISTA

Ley económica de la sociedad capitalista; según esta ley, cuanto
mayores sean la riqueza social, el capital en funciones, el volumen y
la intensidad de su incremento, y también, por tanto, la magnitud
absoluta del proletariado y la capacidad productiva de su trabajo,
tanto mayores serán la superpoblación relativa (ver) y el grado de
explotación de la clase obrera.

La acumulación de riquezas en un polo de la sociedad burguesa lleva a
que en el otro polo se acumulen la desocupación y la miseria, lo que
se manifiesta en la depauperación relativa y a veces, en la
depauperación absoluta del proletariado (ver). Estas consecuencias
del proceso de acumulación del capital son un resultado inevitable del
incremento de la productividad del trabajo en el régimen capitalista,
dado que al aumentar dicha productividad, una masa relativamente menor
de trabajo vivo acciona una cantidad cada vez mayor de medios de
producción, en los que se halla plasmado el trabajo pasado,
materializado. Ello se manifiesta, a su vez, en el constante aumento
de la composición orgánica del capital (ver) a medida que el
capitalismo va desarrollándose.

Como el rendimiento del trabajo y la composición orgánica del capital
crecen más rápidamente que la masa de población ocupada en la
producción, la producción capitalista, aunque eleva la demanda de
fuerza de trabajo en cifras absolutas la necesita cada vez en menor
cantidad en un sentido relativo, con lo que aumenta la desocupación.
Así, por ejemplo, en 50 años (desde 1869 hasta 1919) el valor del
capital invertido en la industria de los Estados Unidos aumentó en 23
veces, la producción se elevó en 13 veces, mientras que la cantidad de
obreros ocupados se incrementó únicamente en 4 veces.

Con su trabajo, el proletariado acrecienta el capital, y cuanto más
elevado es el grado de explotación, tanto mayor es el número de
obreros que son expulsados de las empresas. En la actualidad, el
proceso de la concentración capitalista se intensifica en proporciones
nunca vistas, aumentan las ganancias y las superganancias de los
monopolios. Valiéndose de nuevas formas, sobre todo haciendo más
intenso el trabajo, el capital monopolista ha aumentado en enormes
proporciones la explotación de la clase obrera.

Bajo el capitalismo, la automatización y “racionalización” de la
producción acarrea nuevas calamidades a los trabajadores. Como es
lógico, la ley general de la acumulación capitalista hace que se
agraven las contradicciones de clase de la sociedad burguesa y que se
agudice la lucha de clases del proletariado. De ello tenemos una
prueba en el incremento de las huelgas económicas y políticas en los
países capitalistas.

La clase obrera, luchando tenazmente en pro de sus intereses básicos,
pugna por satisfacer varias de sus reivindicaciones vitales. No
obstante, en muchos países capitalistas, sobre todo en los débilmente
desarrollados, el nivel de vida de los trabajadores como antes, sigue
siendo bajo.

La acción de la ley general de la acumulación capitalista pone de
manifiesto las limitaciones inherentes al modo capitalista de
producción, así como la necesidad de que este régimen sea sustituido
por otro más progresivo: el comunista.

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