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TÍTULOS DE CRÉDITO A LA ORDEN
Documentos extendidos en forma rigurosamente establecida en los que se
reconoce la obligación de pagar una determinada cantidad de dinero,
confieren a su propietario (tenedor) el derecho a exigir de la persona
que ha firmado tal obligación (dador) el pago de la suma indicada en
un determinado plazo.
Este tipo de documentos se generalizó ampliamente, bajo el
capitalismo, al desarrollarse el crédito mercantil en las relaciones
entre capitalistas industriales y comerciales.
Los principales títulos de crédito a la orden son el pagaré y la letra
de cambio. El pagaré es una obligación de paga que asume un deudor
respecto al acreedor. La letra de cambio constituye una orden del
acreedor (girador) al deudor (girado) para que abone una determinada
suma a un tercero (beneficiario o tomador). Cuando existe un sistema
bancario desarrollado, el título a la orden que predomina es la letra
de cambio. El tenedor puede recibir el dinero que por la letra le
corresponde sin esperar a que venza el plazo entregándola para su
descuento en un banco. En este caso, el banco paga el importe de la
letra deducidos los intereses hasta su vencimiento (a partir de la
fecha en que la letra es entregada). La letra de cambio, junto con el
billete de banco y el cheque, constituye uno de los medios de
circulación en el sistema crediticio capitalista. Con las letras
pueden pagarse cuentas a otras personas. Una letra puede transferirse
por medio de una declaración, llamada endoso, escrita en el dorso del
documento. Si no se hace salvedad alguna, todos los prestatarios
responden solidariamente de la letra, lo que elevo la capacidad
circulatoria de la misma.
En la práctica capitalista, suelen ponerse en circulación las llamadas
letras de «favor» y las denominadas de »bronce». Las primeras no
reflejan una operación comercial verdadera y los capitalistas se las
extienden unos a otros con el único fin de obtener más crédito de los
bancos. Se llaman de «bronce» las letras giradas por personas
insolventes.
En la U.R.S.S., se utilizaron las letras de cambio en las relaciones
entre las empresas del Estado y también entre las empresas durante los
primeros años de la Nueva Política Económica. La reforma introducida
en el sistema del crédito en 1930 – 1931, abolió en la U.R.S.S. la
circulación de las letras de cambio. Sólo se ha conservado, en cierta
medida, para el comercio exterior.