3-Abstracto y lo concreto, Lo

Lo abstracto y lo concreto

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:2-3

Lo abstracto y lo concreto

Lo abstracto (del latín “abstractio”; aislamiento) es una faceta, una
parte de un todo, lo unilateral, lo no desarrollado; lo concreto (del
latín “concrescere”, crecer por aglomeración) es lo compuesto, lo
complejo, lo multifacético. En la historia de la filosofía, hasta
Hegel, lo concreto se entendía sobre todo como multiplicidad
sensorialmente dada de cosas y fenómenos singulares; lo abstracto,
como característica de los productos exclusivos del pensar
(Abstracción). Hegel fue el primero en introducir en la filosofía las
categorías de abstracto y concreto en el sentido específico en que ha
sido empleado, desarrollándolo, en la filosofía marxista: lo concreto
es sinónimo de interconexión dialéctica, de integridad que se
descompone en partes; lo abstracto no es un contrario de lo concreto,
sino una etapa en el movimiento de lo concreto mismo, es lo concreto
sin revelarse, sin desplegarse, sin desarrollarse (Hegel compara la
relación entre lo abstracto y lo concreto, por ejemplo, con la
relación entre la yema y el fruto, entre la bellota y la encina). No
obstante, lo concreto, según Hegel, es característico únicamente del
“espíritu”, del pensamiento, de la “idea absoluta”. En cambio, la
naturaleza y las relaciones sociales de las personas han aparecido
como su “ser-otro” no verdadero, como manifestación abstracta, de
facetas singulares, de momentos de la vida del espíritu universal.
Desde el punto de vista de la filosofía marxista, el portador de lo
concreto, su sujeto, es la realidad material, el mundo de las cosas y
de los fenómenos finitos, sensorialmente dados. Lo concreto de un
objeto es la interconexión objetiva de sus partes, determinable por la
relación esencial, sujeta a ley, que figura en su base; en cambio, lo
concreto del conocimiento es el reflejo de dicha interconexión real en
el sistema de conceptos que reproducen estructural y genéticamente el
contenido objetivo del objeto. Lo abstracto en la realidad misma es
expresión de insuficiencia, de falta de desenvolvimiento, de carencia
de desarrollo, de limitación de cualquiera de sus fragmentos al
tomarse tal fragmento por sí mismo, al margen de sus nexos o de su
historia ulterior. Así, pues, el conocimiento abstracto se contrapone
al concreto como conocimiento unilateral que fija tal o cual faceta
del objeto al margen de todo nexo con las otras facetas, al margen de
su estar condicionado por el carácter específico del todo. Tenemos,
por consiguiente, que si la mera reproducción de la multiplicidad
sensorial no puede ni debe ser el objetivo del conocimiento teórico,
en no menor medida queda excluido que pueda servir de tal objetivo la
disociación de ciertos nexos “absolutos”. Pues, no bien tales nexos
se aislan, pierden lo que tienen de concreto y de verdadero. El
conocimiento teórico realmente científico consiste en un movimiento
del pensar que parte de la multiplicidad sensorial de lo concreto y
llega a la reproducción del objeto en toda su esencialidad y
complejidad. El procedimiento que permite reproducir teóricamente en
la conciencia la integridad del objeto estriba en la ascensión de lo
abstracto a lo concreto, lo cual constituye la forma universal en que
se desenvuelve el conocimiento científico, el reflejo sistemático del
objeto en conceptos. La ascensión de lo abstracto a lo concreto, como
procedimiento para trabar los conceptos en un sistema íntegro que
refleje la disociación objetiva del objeto investigado y la unidad de
sus partes, presupone el movimiento inicial de lo concreto (de lo dado
en la contemplación) a lo abstracto. En este último camino se forman
los conceptos que reflejan los aspectos y propiedades singulares del
objeto, aspectos y propiedades que sólo pueden ser comprendidos en
tanto son considerados como momentos de un todo, determinables por el
contenido específico del mismo. De ahí que sea necesario distinguir
lo concreto como objeto que se estudia, como punto de partida de la
investigación (lo concreto sensible) y lo concreto como culminación,
como resultado de la investigación, como concepto científico del
objeto (lo concreto conceptual).

Diccionario marxista de filosofía · 1971:10-11

Abstracto y concreto

(del latín abstractio, aislamiento; concretio, condensación.) Son dos
categorías dialécticamente vinculadas entre sí. Lo abstracto es un
estado no desarrollado del objeto, un estado en que todavía no se han
puesto de relieve por completo todas sus propiedades, todas sus
particularidades; en tanto, lo concreto es el objeto en su integridad
orgánica, en toda la multilateralidad de sus aspectos y conexiones.
Son relativas las diferencias entre lo abstracto y lo concreto. Si un
objeto concreto íntegro es examinado como parte de un sistema más
general, tal objeto puede resultar abstracto. Por ejemplo, en cuanto
substancia biológica, el hombre es una estructura compleja a la que
son inherentes una gran diversidad de funciones, un conjunto de
complejos procesos biológicos. Mas si se le examina desde el punto de
vista de las relaciones sociales a las que se halla integrado, su
naturaleza biológica se verá ya como aspecto abstracto, idéntica en
mucho a la de los demás hombres. Lo abstracto y lo concreto ayudan de
modo importante a caracterizar el conocimiento teórico acerca de los
objetos. Por abstracto se entiende el conocimiento no completo,
unilateral. Este conocimiento refleja distintos aspectos, rasgos y
facetas de los objetos concretos, separados de otros de sus aspectos y
propiedades. Tal cosa posibilita examinar las propiedades de los
objetos en forma pura, al margen de cualesquiera influencias
secundarias o casuales. En este caso, sin embargo, los objetos quedan
desarticulados, pierden su integridad, la conexión interna de sus
partes. En tanto, el conocimiento sólo es verdadero cuando es
concreto, cuando considera los objetos y fenómenos de la realidad “en
su vida viva”, en la total unidad de sus aspectos. Este análisis
concreto no puede ser logrado de golpe: es resultado del movimiento
del pensar desde las determinaciones unilaterales, abstractas, del
objeto, hasta las determinaciones cada vez más complejas y
dialécticamente contradictorias. Este proceso de movimiento del
pensamiento es denominado ascensión de lo abstracto a lo concreto.
Fue Hegel quien lo describió por primera vez en sus rasgos generales;
sin embargo, lo hizo de manera idealista al representárselo como un
proceso en el que el pensamiento hace surgir, engendra los objetos
concretos mismos. Estos en realidad existen como todo concreto antes
de que emerja cualquier conocimiento; mas son reproducidos,
reconstruidos mentalmente en el pensamiento en el proceso de ascensión
de lo abstracto a lo concreto. “Lo concreto es concreto porque es la
síntesis de muchas determinaciones; es por consiguiente, la unidad de
lo diverso. Es por eso que en el pensamiento actúa como proceso de
síntesis, como resultado y no como punto de partida; aunque de hecho
constituye el punto de partida real y por eso mismo también el punto
de partida de la contemplación y la representación” (Marx). La
reproducción del objeto en el pensamiento como un todo vivo no es la
simple suma, la enumeración de las abstracciones que reflejan los
diferentes aspectos del objeto. En este proceso es superada su
unilateralidad, su aislamiento y se ubican con una lógica tal que
refleja el nexo objetivo existente entre los aspectos del propio
objeto y el proceso de su desarrollo. Marx fue quien por primera vez,
al analizar la sociedad capitalista, aplicó el método científico de
ascensión de lo abstracto a lo concreto. Comenzó este análisis desde
la relación abstracta más simple, característica del modo capitalista
de producción: el intercambio de mercancías y el valor de éstas.
Partiendo de esta “célula económica” elemental pasó a examinar nexos
económicos más complejos reflejados en categorías tales como el
dinero, el capital, la plusvalía, la ganancia, el precio de
producción, la renta, y otras; y así, paso a paso, estudió todo el
sistema del capitalismo, mostró “toda la formación social capitalista
como algo vivo” (Lenin). De este modo fue presentado el capitalismo
como un todo en desarrollo: en el proceso de su nacimiento, evolución
y desaparición inevitable. Durante la reproducción del objeto
mediante el método de ascensión de lo abstracto a lo concreto se
aplican distintos procedimientos del pensar: diversas formas de
abstracción (Abstracción), el análisis y la síntesis, lo histórico y
lo lógico, y otros. Sin embargo, el conocimiento no se queda en los
marcos del solo pensamiento: debe utilizar el material de la
observación empírica, remitirse frecuentemente a los hechos reales, a
la práctica, sin lo cual no puede obtenerse el cuadro acertado del
objeto como todo concreto.

Diccionario de filosofía · 1984:6

Lo abstracto y lo concreto

Categorías filosóficas. Abstracto (lat. abstractio): aspecto, parte
de un conjunto, lo unilateral, simple, no desarrollado; concreto (lat.
concretus): lo multilateral, complejo, desarrollado, íntegro. Antes
de Hegel, en la historia de la filosofía lo concreto se entendía
principalmente como diversidad sensorialmente dada de cosas y
fenómenos singulares, y lo abstracto como característica exclusiva de
los productos del pensamiento (Abstracción). Hegel fue el primero en
introducir en la filosofía las categorías de lo abstracto y lo
concreto en el sentido específico que adoptó su desarrollo ulterior en
la filosofía marxista: lo concreto es sinónimo de la interconexión
dialéctica, de una integridad desmembrada; lo abstracto no es el
contrario metafísico de lo concreto, sino una etapa en el movimiento
de éste, lo concreto no revelado, no desplegado, no desarrollado
(Hegel compara la relación entre lo abstracto y lo concreto, por
ejemplo, con la relación entre el brote y la fruta, entre la bellota y
el roble). Ahora bien, lo concreto, según Hegel, no es sino
caracterización del “espíritu”, del pensamiento, de la “idea
absoluta”. En cambio, la naturaleza y las relaciones sociales de los
hombres constituyen el “otro ser”, el descubrimiento más o menos
abstracto de distintos aspectos y momentos en la vida del espíritu
universal. Para la filosofía marxista, el portador, el sujeto de lo
concreto es la realidad material, el mundo de cosas y fenómenos
finitos, dados por los sentidos. Lo concreto en una cosa es la
interconexión objetiva de sus aspectos, que se determina por la
relación esencial y lógica que están en su base, mientras que lo
concreto en el conocimiento es el reflejo de esta interconexión real
en un sistema de conceptos que reproducen el contenido objetivo de la
cosa. En la realidad misma, lo abstracto es expresión del carácter
incompleto, no desplegado, no desarrollado y limitado de todo
fragmento de esa realidad, pues este último se toma por sí mismo,
separado de las conexiones que lo mediatizan o de su historia
ulterior. Respectivamente, el conocimiento abstracto se opone al
conocimiento concreto, constituyendo algo unilateral, que fija uno u
otro aspecto del objeto fuera de su conexión con otros aspectos, al
margen de su condicionamiento por el carácter específico del todo. El
conocimiento teórico científico consiste en aquel movimiento del
pensamiento que parte de la diversidad sensorial de lo concreto y
logra la reproducción del objeto en sus relaciones multilaterales. El
modo de reproducción teórica del objeto como un todo en la conciencia
lo constituye el ascenso de lo abstracto a lo concreto, que es la
forma universal de despliegue del conocimiento científico y de reflejo
sistemático del objeto en los conceptos. Siendo el modo de enlace de
los conceptos en un sistema íntegro que refleja el desmembramiento
objetivo del objeto investigado y la unidad de todos sus aspectos, el
ascenso de lo abstracto a lo concreto presupone el movimiento inicial
de lo concreto (dado en la contemplación) a lo abstracto, en el curso
del cual se forman los conceptos que reflejan los distintos aspectos y
propiedades del objeto, que pueden ser comprendidos tan sólo cuando se
consideran como elementos del todo determinados por el contenido
específico de este último. Por eso se debe diferenciar lo concreto
como objeto de estudio, como punto de partida de la investigación (lo
concreto sensorial), y lo concreto como culminación, resultado de la
investigación, como noción científica del objeto (lo concreto mental).

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