4-Apariencia

Apariencia

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Diccionario filosófico marxista · 1946:16

La apariencia es la manifestación directamente asequible a la
percepción sensorial de la esencia de los objetos en sus rasgos no
fundamentales, superficiales o inestables. Por oposición al concepto
corriente en la filosofía burguesa, que separa la apariencia de la
esencia, negando el carácter objetivo de la primera, Lenin define la
apariencia como uno de los aspectos de la esencia, uno de sus
momentos, y recalca su carácter objetivo. Lenin señala, además, la
diferencia que hay entre ambas, ya que no es posible identificar la
esencia interna de las cosas, la ley que rige su movimiento, con su
manera de manifestarse. Pero esta diferencia tiene sus límites, no es
absoluta, puesto que la esencia de las cosas se manifiesta a través de
la apariencia: “La esencia aparece tal como es”. “La apariencia (lo
que aparenta) es el reflejo de la esencia” (Lenin). Lenin apreció
extraordinariamente la crítica hegeliana del escepticismo humanista y
del idealismo kantiano, que negaban todo valor objetivo y atribuíanle
un carácter ilusorio a la apariencia, a lo que es “dado directamente”,
y consideraban imposible conocer la esencia a través de sus aspectos
externos, visibles. Citando como ejemplo el movimiento de un río, en
el que la espuma constituye lo externo, lo aparente, y la corriente
profunda, la esencia de este movimiento, Lenin dilucida la diferencia
que existe entre la apariencia y la esencia: “Lo no esencial, lo
aparente, lo superficial, desaparece a menudo, no se mantiene tan
‘sólidamente’, no está tan ‘fuertemente asentado’ como la ‘esencia’.
Por ejemplo: el movimiento de un río; la espuma arriba y la corriente
profunda abajo. ¡Pero también la espuma es la expresión de la
esencia!”. Lenin critica al mismo tiempo a los filósofos que
identifican la apariencia con la esencia, sin saber distinguir entre
lo superficial y lo esencial de las cosas.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:25-26

Manifestación de la esencia de los objetos, de los fenómenos a través
de sus caracteres directamente perceptibles por los sentidos. El
materialismo dialéctico enseña que el conocimiento debe ir de la
apariencia a la esencia, debe desprender lo esencial de lo aparente.
Contrariamente a la filosofía reaccionaria, que separa la apariencia
de la esencia y niega la objetividad de la apariencia, Lenin define
ésta como una manifestación de la esencia, como uno de sus aspectos.
Importa distinguir entre la esencia y la apariencia: no se debe
identificar lo que se nos aparece en los fenómenos con su esencia
íntima, las leyes de su movimiento. La ciencia extrae su valor del
hecho de que más allá de lo exterior, de lo visible, descubre la
esencia, las leyes de las cosas, inaccesibles a la observación simple.
Sin embargo, esta distinción tiene sus límites, no es absoluta, puesto
que la esencia de una cosa se manifiesta a través de sus apariencias.
“La apariencia es la esencia en una de sus determinaciones, en uno de
sus aspectos, en uno de sus elementos. La esencia aparece en esto o
en aquello… La apariencia es un reflejo de la esencia misma” (Lenin,
Cuadernos filosóficos, Ed. rusa). Lenin somete a una crítica
rigurosa el escepticismo de Hume y el idealismo de Kant para quienes
los “datos inmediatos” no tienen ninguna realidad objetiva, por ser
considerada la apariencia como ilusoria por ellos. Los idealistas
separan la apariencia de la esencia, lo exterior de lo interior, para
sostener su tesis anticientífica sobre la imposibilidad de conocer las
cosas objetivas, sobre la incapacidad fundamental del hombre para
penetrar la esencia de las cosas. Lenin explica la distinción entre
apariencia y esencia así como su conexión, por medio del ejemplo
siguiente: “…lo secundario, lo aparente, lo superficial, desaparece a
menudo, no se mantiene tan fuertemente, no está tan sólidamente
anclado como la esencia. Por ejemplo: el movimiento de un río; la
espuma arriba y las corrientes profundas abajo. ¡Pero también la
espuma es una manifestación de la esencia!” (Ibíd.). El marxismo se
alza contra las tentativas de transformar la apariencia en ilusión y
también contra la identificación de la apariencia y la esencia. (Ver
igualmente, Esencia y fenómeno).

Diccionario filosófico · 1965:20-21

Manifestación externa, dada directamente a los sentidos, de la esencia
de las cosas o, con más exactitud, de alguna parte de la esencia. En
este sentido, la apariencia es equivalente al fenómeno. En ella se
encuentra un momento subjetivo: el fenómeno expresa de manera no
adecuada, desfigurada, la esencia del sujeto (un objeto parcialmente
sumergido en el agua parece quebrado, el Sol parece que gira en torno
a la Tierra, &c.). No obstante, sería erróneo reducir la apariencia
únicamente a tal momento subjetivo, pues de uno u otro modo va unida a
la esencia objetiva, de la que es una manifestación. Ese propio
elemento subjetivo que da origen a una representación equivocada de la
esencia del fenómeno está condicionado a menudo por factores
objetivos. Al conocimiento corresponde reducir la apariencia a su
esencia y explicar cómo ésta se manifiesta en la primera (Esencia y
fenómeno).

No figura en el Diccionario marxista de filosofía · 1971

Diccionario de filosofía · 1984:22

Manifestación externa, directamente dada a los sentidos, de la esencia
de las cosas, mejor dicho, de un aspecto de la esencia. En la
apariencia existe un elemento subjetivo, la cosa parece distinta
(ruptura visible de los objetos parcialmente sumergidos en el agua,
movimiento visible del Sol en torno a la Tierra, &c.). Sin embargo,
la apariencia está ligada de una u otra manera a la esencia objetiva y
constituye su manifestación. El propio momento, que engendra una
representación errónea sobre la esencia del fenómeno, está
condicionado por factores objetivos. La tarea del conocimiento
consiste en reducir la apariencia a la esencia y en explicar cómo se
manifiesta esta última en las formas exteriores, en los fenómenos
(Esencia y fenómeno).

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