4-Espontaneidad y conciencia

Espontaneidad y conciencia

Diccionario filosófico marxista · 1946:101

Espontaneidad y conciencia

A fines de la década del 90 del siglo pasado y a principios del
actual, entre los marxistas revolucionarios, por un lado, y el ala
oportunista de la socialdemocracia, los “economistas”, tuvo lugar una
lucha en torno al problema del valor de la espontaneidad y del
elemento consciente en el movimiento obrero. Los marxistas
revolucionarios, con Lenin a la cabeza, consideraban que el objetivo
fundamental de los marxistas consiste en organizar un partido de la
clase obrera centralizado e independiente; partido pertrechado con una
teoría revolucionaria. Consideraban que sin un partido semejante no
es posible fusionar el socialismo con el movimiento obrero, dotar al
movimiento de una orientación socialista. Los marxistas sostenían que
la clase obrera, en virtud de su situación económica y política, no
puede por sí misma elaborar una ideología socialista. Lenin demostró
que la doctrina del socialismo surgió sobre la base del movimiento
obrero, de las teorías filosóficas, históricas y económicas que fueron
creadas por los representantes cultos de las clases pudientes, los
intelectuales. La clase obrera, por sí misma, ateniéndose
exclusivamente a sus propias fuerzas, está en condiciones de elaborar
solamente una conciencia tradeunionista (sindicalista), es decir, una
conciencia que no alcanza a comprender los intereses básicos de clase
del proletariado. La conciencia socialista es aportada a la clase
obrera desde fuera, por los intelectuales revolucionarios. En cambio,
los “economistas”, agentes de la burguesía en el movimiento obrero, se
prosternaban servilmente ante la espontaneidad del movimiento obrero,
desconocían el papel de la teoría de avanzada, el papel del elemento
consciente, considerando que, ya que los obreros marchan
espontáneamente, automáticamente, hacia el socialismo, la
socialdemocracia no debe tener injerencia en el movimiento obrero, ni
inculcarle conciencia revolucionaria. Al negar el papel del elemento
consciente en el movimiento obrero y la necesidad de la lucha política
del proletariado contra el zarismo y el capitalismo, los “economistas”
convertían el movimiento obrero en un apéndice de la burguesía liberal
y sometían a los obreros a la ideología de la burguesía. Lenin
caracterizó su posición como el programa “del oportunismo ilimitado
que pasivamente se adapta a la espontaneidad”. “La teoría de la
espontaneidad, escribe Stalin, es la teoría del menosprecio del papel
del elemento consciente en el movimiento; la ideología del
‘seguidismo’ es la base lógica de todo oportunismo”. Lenin, por
primera vez en la historia del pensamiento marxista, puso al desnudo
hasta sus raíces las fuentes ideológicas del oportunismo- Elevó a
enorme altura la significación de la teoría revolucionaria, del
elemento consciente, del Partido como fuerza revolucionarizadora y
dirigente del movimiento obrero; fundamentó brillantemente las tesis
básicas del marxismo que establece que el partido marxista es la
fusión del movimiento obrero con el socialismo. Demostró que sin una
teoría revolucionaria tampoco puede haber un movimiento
revolucionario, que el papel de combatiente de vanguardia lo puede
desempeñar sólo un partido guiado por una teoría revolucionaria.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:168-169

Espontaneidad y conciencia

En los últimos años del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, se había
entablado en Rusia una lucha entre los marxistas revolucionarios por
una parte, y el ala oportunista de la socialdemocracia (“economistas”)
por la otra, sobre la cuestión de la espontaneidad y la conciencia en
el movimiento obrero. Los marxistas revolucionarios con Lenin a la
cabeza, estimaban que la tarea principal de los marxistas era la de
organizar un partido de la clase obrera, centralizado e independiente,
pertrechado de una teoría revolucionaria. Sin un partido de ese
género, no se podía concebir la realización de la fusión del
socialismo y del movimiento obrero, la obra de imprimir al movimiento
una dirección socialista. Lenin demostró que la doctrina socialista
nació, sobre la base del movimiento obrero, de las teorías
filosóficas, históricas y económicas elaboradas por hombres instruidos
surgidos de las clases poseedoras, por los intelectuales. La clase
obrera no está en condiciones de elaborar por sí misma, por sus
propias fuerzas, la conciencia socialista, vale decir, una conciencia
que se eleve a la comprensión de los vitales intereses de clase del
proletariado. La clase obrera sólo puede elaborar una conciencia
sindicalista. Para elaborar la conciencia socialista, es preciso
poseer conocimientos científicos. Ahora bien, mientras la clase
obrera sigue siendo una clase oprimida, carece de tiempo y de medios
para elaborar esa conciencia socialista. Esta es elaborada entonces
por los intelectuales revolucionarios. Pero no adquiere toda su
significación, no se convierte en una fuerza sino cuando se extiende
en la clase obrera, cuando el proletariado, después de haber adquirido
conciencia de su situación, se dirige a grandes pasos hacia la lucha
revolucionaria consciente por la revolución socialista. El partido
del proletariado es el que desempeña el papel principal en la
transformación de la lucha espontánea en lucha consciente. Por medio
de su actividad, el partido del proletariado aporta a la clase obrera
la conciencia socialista e imprime a la lucha espontánea de los
proletarios un carácter consciente.

Los “economistas”, agentes de la burguesía en el movimiento obrero, se
inclinaban ante la espontaneidad del movimiento obrero y despreciaban
el papel de una teoría de vanguardia, el papel del elemento
consciente. Según ellos, puesto que los obreros se dirigen
espontáneamente hacia el socialismo, la socialdemocracia no debe
intervenir en el movimiento obrero para introducir en él la conciencia
revolucionaria. Al negar el papel del elemento consciente en el
movimiento obrero, y la necesidad para el proletariado, de sostener
una lucha política contra el zarismo y el capitalismo, los
“economistas” trataban de hacer de la clase obrera un apéndice
político de la burguesía liberal, de someter a los obreros a la
ideología de la burguesía, de desarmar ideológicamente al proletariado
en su lucha contra el capital. Lenin caracterizaba sus posiciones
como una “…tendencia del oportunismo ilimitado, que se adapta en
forma pasiva a la espontaneidad” (Lenin, “¿Qué hacer?” en Obras
Escogidas, t. I, p. 224, Ed. esp., Moscú, 1948). La teoría según
la cual es preciso someterse a la espontaneidad era difundida bajo una
u otra forma en todos los partidos de la II Internacional. En la
historia del pensamiento marxista, Lenin fue el primero en poner al
desnudo los orígenes ideológicos del oportunismo. Y llevó a un grado
elevado la importancia de la teoría revolucionaria, de la conciencia
de las masas, el papel del partido como fuerza dirigente del
movimiento obrero. Lenin justificó el principio marxista fundamental
según el cual, el partido marxista es la fusión del movimiento obrero
con el socialismo. Demostró que sin teoría revolucionaria no hay
movimiento revolucionario, que sólo un partido guiado por una teoría
de vanguardia puede cumplir el papel de combatiente de vanguardia. La
solución que dio Lenin al problema de la fusión del movimiento obrero
y del socialismo, desarrolla y profundiza las ideas de Marx y Engels
al respecto.

Diccionario filosófico · 1965:151-152

Espontaneidad y conciencia

Categorías del materialismo histórico que caracterizan la relación
entre la ley histórica objetiva y la actividad del hombre dirigida
hacia un determinado fin. Por espontaneidad se entiende el decurso
del desarrollo social cuando el hombre no tiene conciencia de las
leyes objetivas de ese desarrollo, no se encuentran bajo su control,
cuando actúan a menudo, con la fuerza destructiva de los elementos de
la naturaleza y la actuación consciente de las personas no conduce al
logro de los fines propuestos, sino a resultados, incluso, totalmente
inesperados. Se habla de conciencia en la actividad histórica cuando
las personas actúan apoyándose en leyes del desarrollo social
conocidas y lo orientan de manera sistemática hacia la consecución de
fines determinados. Todas las formaciones sociales presocialistas se
han desarrollado, en lo fundamental, espontáneamente. El paso del
poder a la clase obrera encabezada por el Partido Comunista, el cambio
de la propiedad privada sobre los medios de producción por la
propiedad social, abren en la historia un nuevo período, el período de
la creación histórica consciente. Sin embargo, la diferencia entre la
actividad histórica de las personas bajo el socialismo y en las
anteriores formaciones, no es absoluta. También antes, el hombre, en
una u otra medida, actuaba apoyándose en las leyes objetivas de la
historia, entrando poco a poco en conocimiento de algunas
manifestaciones de la necesidad histórica. Por otra parte, también en
el régimen socialista subsisten elementos de espontaneidad por no
haberse investigado aún ciertas cuestiones de la ciencia social, por
no saber aplicar plenamente las leyes objetivas, y también en virtud
de cierto retraso de la conciencia social respecto al ser social. En
el materialismo histórico, el problema concerniente a la espontaneidad
y a la conciencia se examina en íntima conexión con la táctica del
movimiento obrero y comunista. Es de importante trascendencia
política como cuestión que afecta a la dirección de las masas por el
partido y es objeto de enconada lucha con el reformismo y el
revisionismo.

Diccionario de filosofía · 1984:145

Espontaneidad y grado de conciencia

Categorías del materialismo histórico, que caracterizan la relación
entre la regularidad histórica objetiva y la actividad concreta de los
hombres orientada hacia un fin. Por espontaneidad se entiende la
marcha del desarrollo social cuando sus leyes económicas y sociales no
se concientizan por los hombres, no se hallan bajo su control y a
menudo actúan con la fuerza destructora de los elementos de la
naturaleza, mientras que las acciones conscientes de los individuos no
conducen a la realización de los fines planteados, sino, por el
contrario, llevan a resultados absolutamente inesperados para ellos.
El grado de conciencia en la actividad histórica significa que los
hombres actúan apoyándose en el conocimiento de las leyes del
desarrollo social y lo orientan planificadamente hacia la realización
de sus fines. Todas las formaciones socio-económicas presocialistas
se desarrollaron preferentemente de manera espontánea. El paso del
poder a la clase obrera, con el partido comunista a la cabeza, y la
sustitución de la propiedad privada sobre los medios de producción por
la propiedad social inauguran un nuevo período histórico, el de la
creación histórica consciente. Pero la diferencia entre la actividad
histórica de los hombres en el contexto del socialismo y en las
formaciones presocialistas no es absoluta. También antes la actividad
de los hombres se apoyaba, en una u otra medida, en las leyes
objetivas de la historia, conociendo gradualmente algunas
manifestaciones de la necesidad histórica. Esto se dejaba sentir
sobre todo en los momentos cruciales del desarrollo social, bajo la
presión de las tareas que iban madurando objetivamente (por ejemplo,
en las revoluciones burguesas). Un rasgo característico del avance de
la clase obrera y de su partido consiste en que ellos, apoyándose en
las leyes de la historia, descubiertas por el marxismo, prevén la
orientación fundamental del desarrollo y, actuando de manera
perseverante en conformidad con dichas leyes, procuran hacer realidad
los fines que tienen planteados. En el socialismo aumenta el papel
del factor consciente. Sin embargo, existen aún elementos de
espontaneidad debido a la insuficiente elaboración de unos u otros
problemas de la ciencia social y el no aprovechamiento pleno de las
leyes objetivas, así como en virtud de que la conciencia social se
rezaga un tanto del ser social. El problema de la espontaneidad y el
grado de conciencia no sólo tiene significación teórica, sino también
gran importancia política práctica para que el partido comunista pueda
guiar a las masas. El marxismo-leninismo sostiene una lucha, de un
lado, contra el oportunismo y el revisionismo, que se caracterizan por
la inclinación ciega ante la espontaneidad y la minimización el papel
de la actividad organizadora consciente del partido de la clase
obrera, y del otro, contra el voluntarismo y el subjetivismo, que
prescinden de las leyes objetivas y del nivel de conciencia de las
masas confiando tan sólo en la fuerza de las decisiones y acciones
volitivas.

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