5-Ley de la unidad y lucha de los contrarios

Ley de la unidad y lucha de los contrarios

Diccionario filosófico marxista · 1946:307-309

Unidad y lucha de contrarios

La ley de la unidad y lucha de contrarios es la médula y esencia de la
dialéctica materialista. Por oposición a la metafísica, la dialéctica
parte del criterio de que las cosas y los fenómenos de la Naturaleza
llevan implícitas contradicciones internas, que son la fuente del
proceso de desarrollo. Mientras examinamos las cosas en forma
estática, cada una aisladamente, no tropezamos con las contradicciones
que llevan en sí. Pero apenas comenzamos a examinarlas en su conexión
mutua, en su movimiento, desarrollo y mutación, entramos en el reino
de las contradicciones. En la Naturaleza siempre hay algo que nace y
se desarrolla, y algo que muere y caduca. La lucha entre lo viejo y
lo nuevo, entre lo que muere y lo que nace, entre lo caduco y lo que
se desarrolla, constituye la ley del proceso de evolución. Lenin
llamaba a esta ley la médula de la dialéctica, puesto que descubre la
fuente del automovimiento y del desarrollo de la materia, y puesto que
estudiando los aspectos contradictorios de los objetos, las tendencias
de desarrollo de esas contradicciones, conocemos los fenómenos en su
nacimiento, evolución y muerte. La unidad de los aspectos
contrapuestos no es una unidad inmóvil, sino sujeta a una lucha
interna. Lenin señaló, que la unidad de los contrarios es una unidad
condicional, temporal, relativa, y la lucha entre ellos, absoluta,
como absoluto es el desarrollo, el movimiento. La unidad de los
contrarios es al mismo tiempo su conexión interna, su penetración y su
exclusión recíprocas, la negación mutua, la lucha. Los contrarios se
excluyen y se penetran mutuamente en un solo y mismo tiempo. “Ambos
polos de cualquier contraposición –lo positivo y lo negativo– son tan
inseparables uno del otro como contrapuestos, y… no obstante todo
su carácter contrapuesto, se penetran mutuamente” (Engels). El
proletariado y la burguesía son generados por el modo capitalista de
producción, en cuyos marcos están a tal extremo relacionados entre sí
que sin alguna de estas clases no es posible el modo capitalista de
producción; pero a la vez se excluyen uno al otro, llevan una lucha
intransigente. En el dominio de los fenómenos físicos, el ejemplo más
nítido de la unidad de las tendencias contrapuestas es la atracción y
la repulsión, indisolublemente relacionadas. El átomo, a la luz de la
física contemporánea, es la unidad de partículas de carga positiva y
negativa. Con su penetración recíproca determinan las propiedades
físicas y químicas del átomo. La vida es también un proceso
contradictorio. La extinción y la renovación constantes de las
células es una condición de la vida del organismo. La vida es una
contradicción que se crea y se resuelve incesantemente. Un enorme
valor científico y práctico tiene la extensión de la ley de la unidad
y lucha de contrarios al estudio de la vida social. La vida social
dentro de la Sociedad de clases está llena de contradicciones y de
lucha; las aspiraciones de unos miembros de la Sociedad marchan en
dirección opuesta a las de otros. El marxismo ha demostrado, por
primera vez científicamente, que la fuente de las tendencias
contradictorias y de la lucha antagónica dentro de la Sociedad
dividida en clases radica en la diferencia de situación y de
condiciones de la vida de las distintas clases. El marxismo demostró
que la lucha de las clases es la fuerza motriz de la historia en todas
las Sociedades antagónicas. El marxismo-leninismo enseña que las
contradicciones sólo pueden ser resueltas mediante la lucha y no por
el apaciguamiento de los contrarios. “La contradicción puede ser
superada sólo mediante la lucha por éstos u otros principios”
(Stalin). Los contrarios, existiendo temporalmente como unidad, en
cierto grado de su desarrollo se transforman en extremos, cuando su
coexistencia ya no es posible por más tiempo. El proceso de la
división de la unidad en dos partes que mutuamente se excluyen, al
desarrollarse y profundizarse, alcanza su punto más alto, llegando
entonces el momento de la destrucción de lo viejo y el nacimiento de
lo nuevo. Así, por ejemplo, la lucha entre el proletariado y la
burguesía, constituyendo la contradicción interna inalienable de la
Sociedad capitalista, culmina con la destrucción de la burguesía y el
triunfo del proletariado. El capitalismo deja de existir y en su
lugar adviene un nuevo régimen social, el socialismo. De la ley de la
unidad y lucha de contrarios se sacan deducciones muy importantes para
la política y la táctica del Partido del proletariado. Si lo decisivo
en la superación de las contradicciones es la lucha entre los
contrarios, está claro, por consiguiente, que el factor subjetivo,
esto es, la conciencia, la organización y la voluntad de los hombres
tiene una gran importancia para alcanzar dicha superación. Quiere
decir, que no hay que temer las contradicciones que surgen en nuestro
camino, sino que hay que superarlas mediante la lucha. Si el proceso
de desarrollo se efectúa como una lucha de las contradicciones y en su
superación, “quiere decir que lo que hay que hacer, no es disimular
las contradicciones del régimen capitalista, sino ponerlas al desnudo
y desplegarlas en toda su extensión, no es amortiguar la lucha de
clases, sino llevarla a término consecuentemente. Esto quiere decir
que en política, para no equivocarse, hay que mantener una política
proletaria, de clase, intransigente” (Stalin). Con la destrucción de
las clases explotadoras y parasitarias en la U.R.S.S., desaparecieron
también las contradicciones antagónicas. La Sociedad soviética se
compone de dos clases amigas, de obreros y campesinos, y sus
contradicciones económicas y políticas se van borrando, van
desapareciendo. Las contradicciones del proceso de desarrollo tienen
lugar también bajo el socialismo, pero tienen una diferencia de
principio con las contradicciones antagónicas, su carácter es otro
completamente distinto y otros son los métodos para su solución. Si
en las anteriores formaciones económico- sociales, las contradicciones
son resueltas mediante la lucha sangrienta, la lucha a muerte, puesto
que existen clases interesadas en la conservación de lo viejo, bajo el
socialismo y el comunismo las contradicciones son superadas sin dolor
por la actividad consciente de la Sociedad, puesto que todos los
hombres de trabajo de la Sociedad socialista están interesados en
marchar hacia adelante. (Ver también: Antagonismo, contradicciones
antagónicas).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:106-107

Unidad y lucha de contrarios

Esencia y núcleo de la dialéctica materialista. En oposición a la
metafísica, la dialéctica parte de que las contradicciones internas
son propias a los objetos y fenómenos de la naturaleza. En la
naturaleza todo se mueve, cambia. La fuente de ese movimiento son las
contradicciones internas. Cada cosa representa en sí una unidad de
contrarios.

Todo tiene su pasado y su futuro, lo que caduca y lo que se
desarrolla, su lado negativo y su lado positivo. Por ello, el proceso
de desarrollo de lo inferior a lo superior discurre en un orden de
descubrimiento de contradicciones propias a los objetos y fenómenos;
en un orden de lucha entre tendencias contrarias. Los contrarios se
excluyen recíprocamente y, al mismo tiempo, están relacionados uno con
otro. “Una parte de la contradicción sería un absurdo sin la otra,
cual lo sería conservar en la mano una manzana entera, habiéndose
comido, previamente, la mitad” (Engels).

El proletariado y la burguesía son engendrados por el modo capitalista
de producción, uno y otro están en relación; pero a la vez se excluyen
recíprocamente, por cuanto el proletariado está en irreconciliable
lucha con la burguesía.

De la ley de la unidad y lucha de contrarios, emanan conclusiones muy
importantes para la política y táctica del partido del proletariado.
Si el desarrollo se realiza en un orden de lucha de contradicciones y
de su superación, “quiere decir que es necesario no tapar las
contradicciones de los regímenes capitalistas, sino descubrirlas y
deshacerlas; no extinguir la lucha de clases, sino llevarla hasta el
fin. Quiere decir que, para no equivocarse en política, hay que
seguir una intransigente política proletaria de clase” (Curso de
Historia). Ver, también, Antagonismo, Contradicciones antagónicas.

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:272-273

Ley de unidad y lucha de los contrarios

Ley universal de la realidad y de su conocimiento por el pensamiento
humano; expresa la esencia, el “núcleo” de la dialéctica materialista.
Cada objeto contiene contrarios. Por contrarios, el materialismo
dialéctico entiende los momentos, “aspectos”, &c., que (1) se
encuentran en unidad indisoluble, (2) se excluyen mutuamente y esto no
sólo en relaciones distintas, sino además, en una misma relación, o
sea (3) se interpenetran mutuamente. Su unidad es relativa, su lucha
es absoluta. La lucha de los contrarios significa que la
contradicción dada en el interior de la esencia del objeto se resuelve
sin cesar y que asimismo sin cesar se reproduce, lo cual lleva a
transformar el viejo objeto en un objeto nuevo. Con esto, tal ley
permite explicar la “fuente” objetiva interna de todo movimiento sin
recurrir a fuerzas extrañas de ninguna clase, permite concebir el
movimiento como automovimiento. Esta ley pone al descubierto la
auténtica unidad concreta de la multiplicidad como identidad concreta,
y no muerta. Con esto permite reproducir la totalidad concreta y el
desarrollo del objeto “en la lógica de los conceptos”. Ello explica
que la ley de la unidad y lucha de contrarios constituya el “núcleo”
de la dialéctica. En la ley enunciada se expresa de la manera más
concentrada la oposición del pensamiento dialéctico al metafísico, el
cual concibe la “fuente” del movimiento sólo como distinta del propio
movimiento y, externa al mismo, y la unidad, como “un más allá” para
la diversidad. La metafísica induce a sustituir el movimiento y la
unidad concreta de la diversidad por la descripción de los resultados
externos del movimiento y de los aspectos del objeto sólo externamente
contrapuestos. Toda la historia de la dialéctica es la historia de la
lucha en torno a los problemas indicados, es la historia de las
tentativas emprendidas para resolverlos. El fundador de la dialéctica
de las contradicciones fue Heráclito. Los, eleatas (Zenón)
convirtieron en puramente subjetiva la contradicción reduciéndola a un
medio para refutar el movimiento y la diversidad (“dialéctica
negativa” -aporía). Platón intentó realizar una síntesis de uno y
otra. En la época del Renacimiento, Nicolás de Cusa y Bruno
desarrollaron la idea de la “coincidencia de los contrarios”. Kant
“eliminó” la antinomia sólo a costa de desvincular sujeto y objeto.
Los intentos de superar este divorcio llevaron a la idea de la
contradicción dialéctica (Fichte, Schelling, Hegel). En el análisis
del problema de la contradicción, Hegel hizo cuanto podía hacerse
dentro del terreno idealista. De la filosofía burguesa contemporánea
son características, por una parte, la tendencia a considerar
irracional la contradicción, presentándola como insoluble; por otra
parte, el intento de negar dicha categoría suplantándola por
diferenciaciones terminológicas (concepciones de cuño positivista).
El marxismo ha interpretado y formulado en un sentido materialista la
ley de la unidad y lucha de los contrarios “como ley del conocimiento
y ley del mundo objetivo” (Lenin). La concepción de esta ley desde el
punto de vista del principio de la coincidencia de la dialéctica, de
la lógica y de la teoría del conocimiento está dirigida contra el
intento de reducirla a una “suma de ejemplos”. La universalidad
objetiva de la ley de la unidad y lucha de los contrarios constituye
la base de sus funciones metodológicas en el conocimiento. Para
demostrar su universalidad, es necesario investigar estas funciones
metodológicas suyas. La ley indicada determina también la estructura
de la teoría científica, dado que pone de manifiesto la dialéctica del
desdoblamiento de lo singular. El Capital de Marx, nos ofrece un
modelo típico de dicha estructura. La solución de las contradicciones
hace progresar la investigación por la lógica del propio objeto y
sirve de procedimiento racional para elaborar nuevos conceptos. En el
conocimiento, la contradicción dialéctica no se reduce al conflicto de
tesis y antítesis, sino que consiste en el movimiento hacia su
resolución. Comprender la contradicción dialéctica significa
comprender cómo se resuelve. La resolución nada tiene de común con la
eliminación de embrolladas contradicciones lógicas formales en el
razonamiento. Sólo es posible formular de manera adecuada la
contradicción dialéctica dentro de la teoría, en el proceso
ascensional de lo abstracto a lo concreto. Por esto, una amplia
exposición de la teoría no puede constreñirse en el marco de un
“sistema no contradictorio” único. El proceso de desarrollo se
realiza a través del conflicto de oposiciones externas, relativamente
independientes. La dialéctica no ve estas oposiciones externas como
esencias distintas desde un principio, sino como el resultado del
desdoblamiento de lo singular, en última instancia, como derivadas de
las internas. La teoría marxista acerca del desarrollo social se ha
constituido aplicando esta ley, investigando las contradicciones de la
sociedad; fundamenta la tesis acerca de la lucha de las clases como
fuerza motriz del desarrollo de la sociedad de clases e infiere todas
sus conclusiones revolucionarias de dicha ley. El socialismo es el
resultado conforme a leyes del desenvolvimiento y de la resolución de
las contradicciones del capitalismo por medio de la revolución social.
Las contradicciones y las maneras de resolverlas son diversas. El
socialismo también se desarrolla mediante contradicciones, pero éstas
poseen un carácter específico (Contradicciones antagónicas y
contradicciones no antagónicas). La categoría de contradicción
dialéctica tiene asimismo gran importancia metodológica para la
ciencia natural moderna, que enfrenta cada vez con más frecuencia la
naturaleza contradictoria de las cosas. El marxismo-leninismo ha
demostrado que el comunismo convertirá la categoría de la
contradicción en una categoría propia de una manera de pensar derivada
de la total asimilación del mundo por parte del hombre, que no tendrá
ya motivos para temer las contradicciones o para obstaculizar la
resolución de las mismas.

Diccionario marxista de filosofía · 1971:311-313

Unidad y lucha de contrarios

Una de las leyes fundamentales de la dialéctica, la cual pone al
descubierto la fuente del automovimiento y desarrollo de los objetos y
fenómenos. En cuanto expresa la esencia, el núcleo de la dialéctica,
esta ley ocupa el lugar central en el sistema de sus leyes. Su
contenido reside en lo siguiente: Tanto el mundo objetivo que nos
rodea como el reflejo del mismo en la conciencia se encuentra en
movimiento y desarrollo incesantes. Las cosas y fenómenos nacen, se
desarrollan y se transforman los unos en los otros. Base de este
desarrollo la constituye la contradicción dialéctica, es decir, el
desdoblamiento de lo único (cosas, fenómenos) en contrarios que se
excluyen y se suponen recíprocamente (Contrario). Sea cual fuere el
objeto que tomemos le son inherentes aspectos y tendencias
contrapuestos (lo nuevo y lo viejo, estabilidad e inestabilidad, &c.).
Estos aspectos contrapuestos se hallan en unidad: cada uno de los
aspectos de la contradicción dialéctica no puede existir sin el otro,
supone al otro, los contrarios se penetran recíprocamente. En otras
palabras, los contrarios coexisten en un sistema determinado y forman
una unidad dentro de ese sistema. Esta interrelación entre los
contrarios (su unidad o su identidad) caracterizan a uno u otro objeto
como un cierto todo, como una estructura relativamente estable. A la
vez, esta unidad de tendencias contrapuestas es una unidad de aspectos
que luchan entre sí, que se repelen recíprocamente. La lucha de
contrarios constituye un cierto tipo de relación entre los aspectos de
la contradicción dialéctica en que los contrarios por una parte se
interpenetran y por la otra se excluyen recíprocamente. La lucha de
los contrarios es la fuente interna del movimiento y desarrollo
dialécticos. Quiere decir que no se encuentra fuera de los objetos y
fenómenos la fuente de los cambios, como piensan los metafísicos, sino
que se halla contenido en los mismos, es inseparable de su esencia.
La propia contradicción dialéctica, la interrelación entre aspectos
contrapuestos, no permanece inmutable. Al igual que las cosas mismas,
las contradicciones contenidas en ellas aparecen, se desarrollan y
desaparecen (se resuelven). La contradicción pasa por tres etapas: 1)
unidad inmediata de las tendencias contrapuestas en el seno de uno u
otro objeto; 2) diferencia, cuando los aspectos de la contradicción se
separan, adquieren cierta independencia; 3) polarización de cada uno
de los aspectos, cuando ambos se oponen recíprocamente y se afirman en
definitiva como contrarios, y 4) agudización extrema de las tendencias
contrapuestas, de la lucha entre las mismas y solución de la
contradicción. La unidad establece el peldaño inicial del despliegue
de la contradicción y la lucha de los contrarios exhibe la etapa
superior en su desarrollo, su forma más evolucionada y a la vez su
esencia. La metafísica se queda en las formas más iniciales de la
contradicción. La dialéctica la pone de manifiesto en la totalidad de
sus formas, subrayando en especial la importancia de la lucha entre
los contrarios. “La unidad (coincidencia, identidad, igualdad de
acción) de los contrarios es condicional, temporaria, transitoria,
relativa. La lucha de contrarios mutuamente excluyente es absoluta,
como son absolutos el desarrollo y el movimiento” (Lenin). El
desarrollo de la contradicción dialéctica es no sólo el proceso de su
ahondamiento, de su agudización; es también el proceso de la solución
de la contradicción. En esta etapa los contrarios se transforman el
uno en el otro, uno de los aspectos contrapuestos vence al otro (por
ejemplo, lo nuevo pasa a ocupar el sitio de lo viejo). La solución de
la contradicción desarrollada conduce al cambio cualitativo del mismo
objeto y a la aparición de una nueva contradicción. La ley de la
unidad y lucha de contrarios es una ley universal: actúa tanto en la
naturaleza inorgánica como en el mundo orgánico, tanto en la sociedad
como en el pensamiento. Así, la física moderna considera toda
partícula elemental como la unidad de sus propiedades corpusculares y
ondulatorias; la biología pone al descubierto la unidad contradictoria
de los procesos de asimilación y desasimilación, inherentes a los
organismos vivos. Esta ley se manifiesta asimismo en la sociedad, en
la que existen contradicciones tales como los antagonismos entre las
clases, &c. El desarrollo del conocimiento humano se subordina
también a esta ley. La ciencia constituye de suyo, al decir de
Engels, un “drama de ideas”, pues constantemente surgen en ella
concepciones teóricas contradictorias y contrapuestas (por ejemplo,
las teorías corpuscular y ondulatoria de la luz en física). La forma
de actuar, de manifestarse esta ley de la dialéctica es específica,
peculiar en cada una de las esferas de la realidad. La ley de la
unidad y lucha de los contrarios tiene inmensa importancia para
comprender y transformar prácticamente la realidad; permite penetrar
en la esencia de los fenómenos, encontrar vías para solucionar las
contradicciones en la vida social.

Diccionario de filosofía · 1984:435-436

Ley de la unidad y la lucha de los contrarios

Ley universal de la realidad y de su conocimiento por el pensamiento
humano, que expresa la esencia, el “núcleo” de la dialéctica
materialista. Cada objeto encierra los contrarios. Por estos
últimos, el materialismo dialéctico entiende los elementos,
“aspectos”, &c., que (1) se hallan en unidad indisoluble, (2) se
excluyen mutuamente, y no sólo en relaciones distintas, sino incluso
en una sola, es decir, (3) se penetran mutuamente. No hay contrarios
sin su unidad, no hay unidad sin contrarios. La unidad de los
contrarios es relativa, pasajera, mientras que la lucha entre ellos es
absoluta. Esta ley explica la “fuente” interna objetiva de todo
movimiento, sin recurrir a ninguna fuerza ajena, lo que permite
comprender el movimiento como automovimiento. El pensamiento
dialéctico no disocia el todo, dividiendo de modo abstracto los puntos
extremos, sino que, por el contrario, asimila el todo como lo
orgánico, como sistema en el que los contrarios se penetran
mutuamente, condicionando todo el proceso de desarrollo. Esta ley
expresa del modo más concentrado la contraposición del pensamiento
dialéctico al metafísico intelectivo, que interpreta la “fuente”
del movimiento como diferente del movimiento mismo y exterior a él, y
la unidad como lo existente al margen de la diversidad. La metafísica
suplanta el movimiento y la unidad concreta de la diversidad con la
descripción exterior del movimiento y de los aspectos del objeto
confrontados solo exteriormente. Toda la historia de la dialéctica es
la historia de la lucha en torno a estos problemas y de los intentos
de resolverlos. El progenitor de la dialéctica de las contradicciones
es Heráclito. Los eleatas (Zenón) convirtieron la contradicción en
puramente subjetiva y la redujeron al medio de refutación del
movimiento y de la diversidad (“dialéctica negativa”: aporía). En la
época del Renacimiento desarrollaban la idea de la “coincidencia de
los contrarios” Nicolás de Cusa y Bruno. Kant “suprimía” las
antinomias tan sólo mediante la separación dualista entre el sujeto y
el objeto. Las tentativas de suprimir esta separación llevaron a la
idea de la contradicción dialéctica (Fichte, Schelling, Hegel). En la
elaboración de esta idea es excepcional el mérito de Hegel, que en la
investigación del problema de la contradicción hizo lo máximo que se
podía hacer desde las posiciones del idealismo. La filosofía burguesa
moderna se caracteriza, de un lado, por la tendencia hacia la
irracionalización de la contradicción como supuestamente insoluble
(“dialéctica trágica”) y, del otro, por el intento de negar esta
categoría, suplantándola con distinciones terminológicas
(positivismo). El marxismo interpretó y elaboró con espíritu
materialista la Ley de la unidad y la lucha de los contrarios como ley
del conocimiento y ley del mundo objetivo (Lenin). El enfoque de esta
ley desde el punto de vista del principio de la coincidencia de la
dialéctica, la lógica y la teoría del conocimiento, está dirigido
contra su reducción a una suma de ejemplos, a que se le comprenda como
ley universal del ser y el pensamiento. La universalidad objetiva de
dicha ley es la base de sus funciones metodológicas en el
conocimiento. La superación de las contradicciones hace avanzar la
investigación según la lógica del objeto mismo y constituye un modo
racional de formular nuevos conceptos y sintetizarlos. La
contradicción dialéctica en el conocimiento no se reduce a la colisión
entre tesis y antítesis, sino que consiste en avanzar hacia su
solución. Comprender la contradicción dialéctica significa comprender
cómo se despliega y resuelve. El proceso de desarrollo transcurre a
través del choque de los contrarios tanto interiores como exteriores.
La dialéctica enfoca los contrarios exteriores no como esencias
eternas distintas, sino como resultado del desdoblamiento de lo único
y, en definitiva, como derivados de los contrarios interiores. La
doctrina marxista del desarrollo social se basa en el empleo de dicha
ley, en la investigación de las contradicciones de la sociedad,
fundamenta la tesis sobre la lucha de clases como fuerza propulsora
del desarrollo de la sociedad dividida en clases y deduce de ello sus
conclusiones revolucionarias. El socialismo es el resultado lógico
del despliegue de las contradicciones del capitalismo y la solución de
las mismas mediante la revolución social. Las contradicciones y las
formas de su superación son múltiples. El socialismo también se
desarrolla por medio de contradicciones, pero éstas son específicas
(Contradicciones antagónicas y no antagónicas). La categoría de
contradicción dialéctica tiene gran importancia metodológica también
para las ciencias naturales modernas, que tropiezan cada día más con
la naturaleza contradictoria de los objetos. El marxismo-leninismo
convirtió la categoría de contradicción en patrimonio del modo de
pensar, que se desprende de la asimilación íntegra del mundo por el
hombre, que no tiene por qué temer a las contradicciones o entorpecer
su superación. La importancia ideológica y educativa de esta ley se
expresa también en que ella enseña que ningún peldaño del desarrollo
ni ningún adelanto de la historia puede ser tomado como definitivo,
orientando de esta manera a la creatividad infinita.

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