5-Moral – Moralidad

Moral, moralidad

Diccionario filosófico marxista · 1946:224

Moral, moralidad

Moral significa reglas y normas de convivencia y de conducta de los
hombres; una de las formas de la conciencia social. Los idealistas
estiman que la moral es completamente independiente do las condiciones
materiales de la vida de la humanidad. El marxismo-leninismo, en su
interpretación de la moralidad y de sus exigencias no parte de las
definiciones generales y abstractas, sino de las condiciones
históricas concretas. Con el cambio de las formas del régimen social,
cambia también la moral. Así, con el triunfo del régimen burgués, la
moral del feudalismo cedió su lugar a la moral burguesa. «…Todo se
reduce al cambio de las dos formas de organización social: el sistema
de la apropiación del plustrabajo de los campesinos siervos adscritos
a la gleba creó una moral de servidumbre; el sistema del “trabajo
libre” del que trabaja “por cuenta ajena” para el poseedor del dinero,
creó en su lugar, una moral burguesa» (Lenin). El triunfo de la
revolución proletaria trae el triunfo de una nueva moral, la moral de
la sociedad comunista. La moral proletaria está subordinada a los
intereses de la lucha de clases del proletariado. Desde el punto de
vista de la moral comunista, sólo es moral lo que favorece la
destrucción del viejo mundo, de la explotación y de la miseria, lo que
consolida el nuevo régimen socialista. “La lucha por la consolidación
y culminación del comunismo es el fundamento de la moral comunista”
(Lenin).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:80-81

Moral, moralidad

Principios, normas de vida en sociedad, conducta de los hombres, una
de las formas de la conciencia social.

Los idealistas consideran que la moral es completamente independiente
de las condiciones materiales de la vida de la humanidad. El
marxismo-leninismo, en la concepción de la moral y de sus exigencias,
parte no de las definiciones sociales abstractas, sino de las
condiciones históricas concretas.

Con el cambio de las formas del régimen social, cambia también la
moral. Así, con el triunfo del régimen burgués, la moral de los
señores feudales deja lugar a la moral burguesa. “Todo se reduce al
cambio de dos formas de organización social; el sistema de la
apropiación del plus-trabajo de los siervos adscriptos a la gleba,
creó la moral servil; el sistema de trabajo libre, del trabajador por
“cuenta ajena” para el poseedor del dinero, creó, en su cambio, la
moral burguesa” (Lenin).

El triunfo de la revolución proletaria trajo el triunfo de la nueva
moral, la moral de la sociedad comunista. Nuestra moral está
subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado.
Del punto de vista de la moral comunista, es apto para la destrucción
del viejo mundo de la explotación y pobreza, y lo que consolida el
nuevo régimen socialista. “En la base de la moral comunista, radica
la lucha por la consolidación y realización del comunismo” (Lenin).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:365-366

Moral, moralidad

Reglas de la vida en sociedad y de la conducta de los hombres, que
determinan sus deberes entre sí y hacia la sociedad. La moral es una
de las formas de la conciencia social. Para los idealistas, la moral
es absolutamente independiente de las condiciones materiales de la
vida de los hombres. El marxismo-leninismo por el contrario, funda su
concepción de la moral y de sus exigencias no en definiciones
generales y abstractas, sino en condiciones históricas concretas. No
existe moral alguna al margen de la sociedad humana: semejante noción
sería un artificio. En una sociedad de clases, la moral tiene un
carácter de clase. No es una categoría abstracta, sino una categoría
histórica. A medida que las formas del orden social y la base
económica evolucionan, la moral evoluciona también. Así, después de
la victoria del orden burgués, la moral de la sociedad feudal cedió el
lugar a la moral burguesa. «El sistema de apropiación del sobre
trabajo de los siervos encadenados a la gleba, engendró una moral
feudal; el sistema de “trabajo libre”, de trabajo “por cuenta de
otro”, para el que posee el dinero, la substituyó por una moral
burguesa» (Lenin, Obras, Ed. rusa). La victoria de la revolución
proletaria ha tenido como consecuencia la victoria de una moral nueva:
la de la sociedad comunista.

La moral comunista se halla subordinada a los intereses de la lucha de
clases del proletariado. Sólo es conforme a la moral comunista cuanto
contribuye a destruir la explotación y la miseria, lo que consolida al
régimen nuevo, socialista. La victoria obtenida en el País de los
Soviets por la moral nueva, socialista, sobre la moral burguesa, es un
hecho de alcance histórico mundial. Los ideólogos burgueses se
esfuerzan por hacer pasar por “eternos” e “inmutables” los principios
de una “moral” mercantil, capitalista, que corresponde, según ellos, a
la naturaleza misma del hombre. La abolición de la propiedad privada
de los medios de producción y la victoria de la propiedad socialista
en la U.R.S.S., la instauración de nuevas formas de trabajo, de nuevas
relaciones entre los hombres, todo ello contribuye a formar las nuevas
cualidades morales del soviético. En oposición al individualismo
pequeño-burgués, que coloca por encima de todo los intereses egoístas,
personales, el régimen soviético enseña al hombre a captar la
importancia primordial de los intereses sociales, la necesidad de
acordar los intereses privados con los de la sociedad. El soviético
adopta una actitud nueva hacia la propiedad social y el trabajo. El
principio socialista: “El que no trabaja no come” y las formas
socialistas de trabajo originan una moral nueva, emancipada del
parasitismo burgués. El régimen soviético educa al ciudadano, al
patriota soviético, al combatiente por el comunismo, para la felicidad
de la humanidad. El patriotismo soviético (ver), que es una de las
manifestaciones más notables de la moral nueva, comunista, de la nueva
psicología del hombre en el país del socialismo, es un poderoso
estímulo que permite a los soviéticos realizar prodigios. Al depurar
la conciencia del hombre de las supervivencias de la moral
capitalista, el régimen socialista soviético forma y desarrolla la
actitud comunista hacia el trabajo, hacia la propiedad colectiva,
forma y desarrolla la devoción a la patria socialista, el espíritu
innovador, la perseverancia, la voluntad, etc.

El régimen soviético libera a la moral de uno de los rasgos más
repugnantes que el capitalismo inculca al hombre: el odio nacional
hacia los otros pueblos, hacia los hombres de otras razas y
nacionalidades. La conciencia de los soviéticos está compenetrada de
internacionalismo proletario (ver), de respeto hacia los demás
pueblos. Ese rasgo de la conciencia y de la moral socialistas, se
manifestó de manera brillante durante la gran guerra patria cuando los
soviéticos cumplieron su misión emancipadora ayudando a los pueblos
europeos a liberarse del yugo fascista. Ese rasgo aparece hoy
igualmente, en la hora en que el pueblo soviético se halla encabezando
el frente común de los pueblos del mundo en la lucha por la paz. Los
rasgos de la nueva moral comunista se manifiestan igualmente en la
vida cotidiana de los soviéticos, en la familia, en su actitud hacia
la mujer. Para realizar prácticamente la igualdad de la mujer, el
Poder Soviético hizo realidad lo que fue incapaz de cumplir la
sociedad burguesa.

El Partido Comunista enseña que la nueva moral no se desarrolla sino
en la lucha de lo nuevo contra lo viejo, en la lucha contra los
vestigios de la antigua moral burguesa. Se encuentran todavía en la
U.R.S.S. supervivencias de la mentalidad y de la moral engendradas
por la propiedad privada, así como portadores de esas supervivencias.
El Partido enseña a luchar sin piedad contra las supervivencias de lo
viejo, que frenan el desarrollo de la sociedad soviética. El Partido
exige de sus miembros que sean ciudadanos avanzados, que den el
ejemplo en el cumplimiento de los deberes que impone la moral
comunista. El Partido exige que sus miembros sean activos
combatientes para la realización de las decisiones del Partido, que
sirvan de ejemplo en el trabajo, que salvaguarden y consoliden la
propiedad colectiva, socialista, base sagrada e inviolable del régimen
soviético: que refuercen continuamente sus lazos con las masas,
trabajen para elevar su conciencia, asimilen los principios del
marxismo-leninismo, respeten la disciplina del Partido y del Estado,
desarrollen la crítica proveniente de abajo y la autocrítica, sean
leales y honestos respecto al Partido, etc. (Ver igualmente Educación
comunista de los trabajadores; Supervivencias del capitalismo en la
conciencia de los hombres).

Diccionario filosófico · 1965:324-325

Moral

(del latín “mores”: costumbres). Forma de la conciencia social, en
que se reflejan y se fijan las cualidades éticas de la realidad social
(bien, bondad, justicia, etc.). La moral constituye un conjunto de
reglas, de normas de convivencia y de conducta humana que determinan
las obligaciones de los hombres, sus relaciones entre sí y con la
sociedad. El carácter de la moral está determinado por el régimen
económico y social; en sus normas se expresan los intereses de una
clase, de una capa social del pueblo. Como quiera que en la sociedad
de clases, los intereses de éstas son contradictorios existen en
aquélla morales distintas. Si una clase se vuelve reaccionaria, su
moral pierde su justificación y se hace en extremo egoísta, deja de
corresponder al curso de la historia. En cambio, si traduce las
necesidades del desarrollo social, su moral es progresiva. La moral
se presenta no sólo como sistema de normas de conducta, sino, además,
como peculiaridad característica del perfil espiritual de las
personas, de la ideología y de la psicología de una clase, de una capa
social, del pueblo. La conducta objetivamente buena y justa, es
moral; la mala, injusta, es inmoral. Sin embargo, las personas pueden
caer en error tomando por bueno lo malo y viceversa. Por esto la
moral incluye en sí una valoración. La actitud estimativa se revela
no sólo en los juicios (ideología), sino, además, en las reacciones
emocionales y volitivas, en los afectos (costumbres). Las relaciones
entre los individuos expresadas en juicios de valor éticos sobre la
conducta, el género de vida, son relaciones morales. La moral
apareció al formarse la sociedad humana, o sea, antes de que surgieran
el Estado y el derecho, y ha recorrido un largo camino histórico en su
desarrollo, cambiando su carácter al cambiar el modo de producción y
el régimen social. En las formaciones de clase, la lucha entre las
clases antagónicas también encuentra su expresión en la esfera de la
moral. Tenemos, pues, que las normas y relaciones morales no son algo
dado de una vez para siempre, como piensan los metafísicos, ni son un
engendro puro de la razón, del espíritu, como afirman los idealistas y
teólogos. La religión defiende la moral de los explotadores. El
espíritu de propiedad privada impregna la moral burguesa. En los
principios y costumbres burgueses se hacen patentes el egoísmo, el
individualismo, la actitud hostil hacia los hombres. La conducta de
la burguesía imperialista, su género de vida, es inmoral, choca con
los intereses generales de la humanidad, con el curso de la historia.
La moral imperialista ha encontrado su manifestación más consecuente y
reaccionaria en el fascismo. Con el aniquilamiento del régimen
capitalista, la moral burguesa es sustituida por la moral socialista,
que tiene sus fuentes en la moral proletaria, –creada ya bajo el viejo
régimen–, y en los principios morales progresivos acumulados por los
trabajadores en la lucha contra el yugo y la injusticia social. Con
la victoria del socialismo, la moral pasa a ser de todo el pueblo; en
el período de transición al comunismo, la moral y los principios
morales adquieren primordial importancia, las relaciones entre los
individuos y entre el hombre y la sociedad, se rigen cada vez más por
principios morales, mientras que va reduciéndose gradualmente el papel
de la regulación administrativa. Los principios básicos de la moral
del hombre de la sociedad socialista y comunista, se hallan formulados
en el programa del P.C.U.S. en el Código moral del constructor del
comunismo.

Diccionario de filosofía · 1984:298-299

Moral

(lat. mores: costumbres): forma de la conciencia social, instituto
social que desempeña la función de regulación de la conducta de los
hombres en todas las esferas de la vida social, sin excepción. La
moral se diferencia de otras formas de regulación de la actividad de
masas (Derecho, orden administrativo-productivo, decretos estatales,
tradiciones populares, etc.) por el modo de fundamentación y
realización de sus exigencias. En la moral, la necesidad social, las
demandas y los intereses de la sociedad o de las clases se expresan en
forma de prescripciones y valoraciones formadas de manera espontánea,
reconocidas por todos y respaldadas por la fuerza del ejemplo de
masas, usos y costumbres y de la opinión pública. Por eso, las
exigencias de la moral toman la forma de deber impersonal, de orden
igualmente dirigida a todos, pero que no ha sido dictada por nadie.
Estas exigencias tienen un carácter relativamente estable. Se
distinguen de la simple costumbre o la tradición, que se mantienen por
la fuerza del orden arraigado, porque reciben una argumentación
teórica en forma de nociones de cómo tiene que vivir y proceder el
hombre. La moral se diferencia del Derecho por el hecho de que, en
primer lugar, el cumplimiento por cada uno de los requisitos morales
se controla por todos, y el prestigio moral de uno u otro individuo no
está vinculado con cualesquiera atribuciones oficiales y, en segundo
lugar, el cumplimiento de las exigencias de la moral es sancionado tan
sólo por las formas de influencia espiritual (valoración social,
aprobación y condena de los actos realizados). Esto condiciona un
papel relativamente mayor de la conciencia en la moral que en otras
formas de control social, y esta conciencia puede expresarse tanto en
forma nacional de conceptos y juicios como en forma emocional de
sentimientos, motivos e inclinaciones. Además de la conciencia
social, en la moral desempeña un papel no menor la conciencia
individual. Apoyándose en las nociones morales elaboradas por la
sociedad y asimilándolas en el proceso de educación, el individuo
mismo puede regular en medida considerable su conducta y juzgar sobre
el significado moral de todo lo que ocurre a su alrededor. Gracias a
ello, el individuo no es en la moral sólo objeto de control social,
sino también su sujeto consciente, es decir, personalidad moral.
Siendo una formación social compleja, la moral incluye: la actividad
moral desde el punto de vista de su contenido y motivación (procederes
aceptados en una u otra sociedad, modelos de conducta de numerosas
personas, costumbres); las relaciones morales reguladoras de esta
actividad, que se manifiestan en diversas formas del deber, de
exigencias que se presentan al hombre (Norma moral, Deber,
Responsabilidad, Conciencia); la conciencia moral que refleja dichas
relaciones en forma de las representaciones correspondientes (normas,
principios, ideales social y moral, conceptos de bien y mal, de
justicia e injusticia). Todas estas formas de la conciencia moral
están unidas en un sistema lógicamente ordenado, que permite no sólo
prescribir, sino también motivar y valorar de cierto modo las acciones
morales. En relación a las diversas esferas de la vida social, en la
moral se formulan reglas específicas (moral laboral, ética profesional
y partidista, moral existencial y familiar), que no constituyen sino
esferas relativamente independientes de la moral, que tienen una
fundamentación única. La moral es un fenómeno histórico. Al surgir
en las primeras etapas de formación de la sociedad, se desarrolla en
el curso del cambio de las relaciones sociales, comprendidas las
económicas, y del progreso de la cultura material y espiritual de la
humanidad. Además de los conceptos humanos generales, la moral
incluye las normas, principios, ideales, etc., clasistas e
históricamente pasajeros. En la sociedad dividida en clases, la moral
adquiere inevitablemente un carácter clasista, reflejando la lucha de
clases. En toda sociedad dividida en clases antagónicas, además del
sistema de la moral que justifica las relaciones sociales existentes y
afianza el interés de la clase explotadora dominante, se forma la
moral que niega la primera. Es elaborada por la clase oprimida, que
al alzarse a la lucha por la transformación de la sociedad, se despoja
del poder espiritual de la moral dominante y crea su propia moral,
base de la formación de la moral de la sociedad futura. En este
sentido la moral comunista posee un rasgo específico fundamental,
consistente en que, al surgir como moral de clase del proletariado, se
convierte luego en moral de todo el pueblo de la sociedad socialista
en su conjunto y más tarde, en moral de toda la humanidad.

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