2-Radioactividad

Radioactividad

Diccionario filosófico marxista · 1946:258-259

Radioactividad

Los átomos (ver) de algunas sustancias (de cuerpos o elementos
simples) son capaces de desintegrarse; cuando esto ocurre, del núcleo
del átomo se desprenden algunas de sus partes constituyentes (por
ejemplo, una corriente de las llamadas partículas alfa) y, además, es
irradiada una clase determinada de rayos (los llamados rayos gamma),
semejantes a los rayos de Roentgen, aplicados, por ejemplo, en la
medicina para la radiovisión. Esta radioactividad (o actividad de
“rayos”) está acompañada de una constante separación de energía en
forma de calor y de la transformación de la sustancia radioactiva en
otras sustancias: así, el radium termina por convertirse en helio y
plomo; se efectúa una transmutación natural de los elementos que
dislocan su unidad. En su desintegración, el radium separa una enorme
cantidad de energía, considerablemente más elevada que la energía que
se obtiene en los habituales fenómenos químicos. Pero el radium se
desintegra con lentitud, y los intentos de acelerar esta
desintegración (de la misma manera como aceleramos la combustión en
los hornos) no han dado hasta ahora resultado alguno. La fuente de
energía del radium es la energía intra-atómica, relacionada con los
movimientos de la materia que se efectúan dentro de los átomos del
radium. Además del radium, existen otras sustancias radioactivas, que
forman en lo fundamental tres series radioactivas: las series del
uranio, del torio y del actinio: el radium pertenece a la serie del
uranio, puesto que se forma en la Naturaleza a consecuencia de la
desintegración de los átomos del uranio. La duración de la
descomposición intra-atómica es muy variada, desde varios miles de
millones de años (para un elemento débilmente activo) hasta una
fracción de segundo. Son conocidos ya otros elementos débilmente
activos, como, por ejemplo, el potasio, el rubidio, etc. En el fondo,
la radioactividad debe considerarse como un fenómeno general en la
Naturaleza, pero sólo en un grado muy variado. Hasta 1934, los
físicos conocían solamente la radioactividad que tiene lugar en la
Naturaleza independientemente del hombre y que se efectúa con una
determinada rapidez que no estaba sujeta a ninguna influencia por
parte de los físicos. Desde 1934 ha cambiado radicalmente la
situación: se han hallado los modos de provocar artificialmente la
radioactividad de diversos elementos; esto se logra mediante el
“bombardeo” de los átomos de los elementos con una corriente de
micropartículas, como son los núcleos de los átomos del hidrógeno
(protones y deutones) o neutrones, etc. Los elementos radioactivos
artificiales son distintos de los naturales, y su desintegración se
efectúa en forma algo distinta; por ejemplo, las micropartículas
arrojadas en la desintegración son distintas que las de la
desintegración de elementos radioactivos naturales. En un solo caso
se ha logrado obtener artificialmente un elemento radioactivo natural,
con sus habituales propiedades. Los elementos radioactivos
artificiales han hallado ya su aplicación práctica; así, el
radionatrio es utilizado en medicina para la curación (por medio de
sus rayos) del cáncer, de la úlcera, etc. La radioactividad
artificial es un caso particular de la transmutación artificial de
elementos alcanzada en la época actual por los físicos, y en la que en
una serie de casos se logra obligar a los núcleos de los átomos de la
materia a arrojar las enormes reservas de energía que contienen.

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:388-389

Radiactividad

Descomposición espontánea (producida por sí misma) de los núcleos
atómicos, relacionada con emanaciones de distinto género. Existe la
radiactividad natural y la artificial (creación de isótopos
radiactivos). Actualmente, la radiactividad se aplica en gran escala
en la ciencia (determinación de la edad de los minerales, etc.), en la
técnica (átomos marcados), en la esfera militar (bomba atómica), etc.
El descubrimiento de la radiactividad (Becquerel, 1896) destruyó la fe
en la indestructibilidad del átomo. La explicación científica,
materialista dialéctica, del descubrimiento de la radiactividad, la
dio Lenin en su libro Materialismo y empiriocriticismo, en el que
señaló que la materia es inagotable, que todos los límites en el
conocimiento de la materia son relativos.

No figura en el Diccionario de filosofía · 1984

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