3-Utopía, utopismo y antiutopía

Diccionario filosófico marxista · 1946:311

Utopía, utopismo

(Del griego: “u” no; “topos”: lugar; que no se encuentra en ninguna
parte; irrealizable). La palabra “œutopía” empezó a emplearse después
de la aparición del famoso libro de Tomás Moro (Ver), “Utopía”, en el
que se describe un Estado ideal y la vida social racionalmente
organizada de los hombres en la inexistente e imaginaria isla de
“Utopía”. Desde entonces, la palabra “utopía” sirve para señalar una
teoría fantástica sobre el régimen estatal ideal, sobre la sociedad
ideal, una teoría carente de toda base real.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:517

Utopía

(del griego, ού τόπος: lugar que no existe en ninguna parte). Término
difundido después de la aparición del célebre libro de Thomas Moro
(Ver), “Utopía”, que describe la sociedad ideal de una isla
imaginaria. Se designan así las doctrinas sociales quiméricas.

No figura en el Diccionario filosófico · 1965, pero sí Socialismo
utópico (ver)

No figura en el Diccionario marxista de filosofía · 1971

Diccionario de filosofía · 1984:437

Utopía y antiutopía

(gr. u: no y topos: lugar; literalmente; lugar que no existe). La
utopía es una sociedad imaginaria como plasmación del ideal social
construido arbitrariamente. En virtud de que este ideal es
irrealizable en la práctica, el concepto de utopía adquiere un
carácter metafórico, pasando a ser sinónimo de todo proyecto (social,
técnico, &c.) no fundamentado científicamente. Las representaciones
utópicas acompañan toda la historia del pensamiento social, a partir
de las ideas del “siglo de oro” del poeta antiguo griego Hesíodo
(siglos 8-7 a.n.e.). Podemos advertir rasgos del utopismo en obras de
Platón (“El Estado”) y Agustín. El concepto de utopía fue introducido
por Moro. La utopía, por una parte, refleja algunas peculiaridades
del régimen social que la engendra. Así, la utopía de Platón
representaba, como dijera Marx, “la idealización ateniense del régimen
egipcio de castas” t. 23, p. 379). Al mismo tiempo, las utopías
contienen la crítica directa o indirecta de la sociedad existente y se
denota el afán de enmendar sus defectos mediante la realización de
ideales socio-políticos distintos. Hasta mediados del siglo 19 se
desarrolló en el cauce de la utopía el ideal social socialista
(Socialismo utópico). Después de la victoria de la revolución
socialista en Rusia (y más tarde, en una serie de países) y de los
éxitos reales alcanzados en la construcción de la nueva sociedad, así
como en virtud de la crisis general del capitalismo, la ideología y la
cultura burguesas revisaron el concepto de utopía. Aparecieron las
llamadas antiutopías en forma de novelas prevenciones (“1984” y “Bravo
mundo nuevo” [NEP15N: «Un mundo feliz»] de G. Orwell y de A. Huxley),
parábolas satíricas y literatura de ciencia ficción (novelas de
I. Asimov, R. Bradbury y otros). Las antiutopías suelen expresar la
crisis de la esperanza histórica, proclaman insensata la lucha
revolucionaria y subrayan que el mal social es ineliminable; no
enfocan la ciencia y la técnica como fuerza que contribuye a la
solución de los problemas globales y a la creación de un régimen
social justo, sino como medio de esclavización del hombre, medio
hostil a la cultura. Así pues, en el marco de la conciencia burguesa,
la idea de la utopía llega a su autonegación lógica, aunque en dicha
conciencia, además de las antiutopías pesimistas, existen también las
pseudo-optimistas utopías tecnocráticas. Al mismo tiempo, adoptando
la forma de novela de ciencia ficción, la utopía puede desempeñar
hasta cierto grado la función de pronóstico de las relaciones
sociales.

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