5-Vitalismo

Vitalismo

Diccionario filosófico marxista · 1946:316-317

Vitalismo

El vitalismo es una tendencia idealista en biología, que afirma la
presencia de una “fuerza vital” (vis vitalis) especial en el organismo
vivo. Los vitalistas afirman que los fenómenos vitales están
separados por un abismo infranqueable de la Naturaleza orgánica,
puesto que son el efecto de fuerzas inmateriales (sobrenaturales)
convenientemente dirigidas, que someten a todos los procesos
físico-químicos de los seres vivos. El vitalismo en su forma inicial
ya se manifiesta en las creencias del hombre primitivo acerca de la
animación general de la Naturaleza (Ver Animismo). La idea idealista
de Platón acerca de las “causas finales” y la de Aristóteles acerca de
la causa actuante conforme a un fin propio (entelequia) fueron la base
de todo el ulterior desarrollo del vitalismo, defensor de una fuerza
inmaterial en el organismo que adoptaba diversas denominaciones:
principio vital, impulso vital, causalidad teleológica, plan principal
de estructuración, psicoplasma, animación de la materia, entelequia,
etc. Las afirmaciones de los vitalistas sobre la diferencia de
principio entre las sustancias que sólo forman parte de los seres
vivos (orgánicos) y los inorgánicos, recibieron por primera vez un
golpe irreparable con los trabajos del químico alemán F. Woehler
(1828), que por vía experimental realizó la primera síntesis de la
sustancia orgánica de origen animal (urea). Desde entonces la química
orgánica sintetizó más de 100 mil sustancias orgánicas distintas,
entre ellas grasas, hidratos de carbono, una serie de hormonas y
vitaminas, algunos pigmentos sanguíneos y formas más simples de
albúminas. Los adelantos de la química hacia mediados del siglo XIX,
así como el desarrollo del darwinismo y de la biología, en general,
refutaron todos los “argumentos” del vitalismo. Sin embargo, en
relación con los albores de la época imperialista a fines del siglo
XIX aparece un nuevo intento de resucitar el idealismo en la biología
bajo el título de “neovitalismo”, cuyos representantes en el Occidente
son Driesch, Uexküll. En la U.R.S.S., la teoría neovitalista fue
desarrollada por A. G. Gurvich. Engels y Lenin hicieron la crítica
del vitalismo desde la posición del materialismo dialéctico. También
Ernesto Haeckel, K. A. Timiriazev y una serie de otros grandes
naturalistas que ocupan posiciones de defensa de la ciencia contra el
idealismo hicieron una severa crítica materialista del neovitalismo.
En los últimos 10-15 años se observa en Occidente una nueva ola de
vitalismo, tratando además sus defensores de situarse, aunque sólo de
palabra, por encima del materialismo y el idealismo, inventando nuevos
nombres para el vitalismo (“biológica”, “wholismo”, etc.). La tarea
del materialismo dialéctico es la crítica de la esencia reaccionaria
del vitalismo moderno.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:524-525

Vitalismo

Orientación idealista en biología, que explica los procesos vitales
por la presencia, en el organismo vivo, de una fuerza vital particular
(vis vitalis). Los vitalistas afirman que la naturaleza orgánica se
halla separada de la naturaleza inerte por un abismo infranqueable,
porque ella resultaría de fuerzas ultramateriales, orientadas hacia un
fin, a las cuales se subordinarían todos los procesos físico-químicos
en los cuerpos vivos. Bajo su aspecto más primitivo, el vitalismo
existe ya en el hombre prehistórico, en su interpretación animista del
universo. Las “causas finales”, concepción idealista de Platón (Ver),
y la “entelequia” de Aristóteles (Ver), causa eficiente que tiende a
un fin, sirvieron de base a todo el desarrollo ulterior de esta
tendencia. El vitalismo ha tratado siempre de afirmarse en los
dominios de los problemas biológicos no resueltos aún. Es así como en
el siglo XVIII, los vitalistas (Stahl y otros) quisieron probar que
sin “fuerza vital”, la síntesis de substancias orgánicas que entran en
la composición de un cuerpo vivo no podía ser realizada. El
descubrimiento del químico alemán F. Woehler (1824), el primero en
efectuar la síntesis de una substancia orgánica, la urea, partiendo de
substancias inorgánicas, asestó un golpe terrible al vitalismo. Los
trabajos de los químicos rusos (Butlerov y otros) que perfeccionaron
los métodos de síntesis de numerosas substancias orgánicas fundándose
en su teoría de la estructura de los compuestos orgánicos,
desempeñaron un papel todavía mayor en la lucha contra el vitalismo.
Desde entonces, la química orgánica ha efectuado la síntesis de
centenares de millares de substancias orgánicas de las más diversas:
grasas, hidratos de carbono, hormonas, vitaminas, etc. Los vitalistas
se esforzaban por justificar su pseudoteoría por el hecho de que un
presunto principio de finalidad orgánica se manifestaría en la
naturaleza viva y sería la causa de la estructura armoniosa y de la
adaptación de los organismos a las condiciones de su existencia. La
religión se apresuró a apoderarse de esas ideas fantásticas de los
vitalistas y ofrecerlas como “pruebas” de la existencia en la
naturaleza de una “clarividencia divina”. Darwin (Ver) asestó un
golpe al vitalismo y a la religión, al demostrar que la adaptación
armoniosa de los organismos a su medio no resulta ni de la
“clarividencia divina” ni de una “fuerza vital” orientada hacia un
fin, sino de una larga evolución histórica bajo la influencia de la
selección natural. Darwin, como lo subrayaron Marx y Engels, dio así
una explicación materialista del problema de la adaptación de los
organismos y expulsó de la naturaleza a la teología. Las concepciones
fantásticas de los vitalistas, según las cuales los organismos vivos
no estarían sometidos a la ley de la conservación y de la
transformación de la energía, fueron completamente refutadas por K.
Timiriazev (Ver) quien, con sus brillantes trabajos sobre la
fotosíntesis, demostró que esta ley se aplica igualmente a los
procesos vitales de los organismos.

Nuestra época ha visto aparecer una nueva tentativa de resucitar el
idealismo en biología, el “neovitalismo”, representado por Driesch,
Uexküll y otros. La biología anticientífica de Mendel, Weismann y
Morgan, es una de las variedades del vitalismo. (Ver
Weismanismo-morganismo). Se observa de nuevo actualmente en
Occidente, un nuevo empuje del vitalismo, con promotores que pretenden
elevarse por encima del materialismo y del idealismo, inventando
nuevas designaciones para el vitalismo (“lógica vital”, Filosofía de
la “integridad”, Ver, y otras). El vitalismo moderno cree poder
defender sus posiciones reaccionarias idealistas por medio de la
“solución” que da al problema de la unidad y de la integridad del
organismo. Los vitalistas pretenden haber hallado una fuerza vital
particular, de naturaleza mística que ellos llaman “entelequia”,
“dominante”, “campo biológico”, etc. La doctrina de Pavlov (Ver) que
muestra el papel determinante del sistema nervioso central en la
regulación de la actividad vital de los seres altamente organizados,
ofrece la solución materialista del problema del organismo considerado
como un todo y, con ello, expulsa a los vitalistas de su último
refugio. A Engels y a Lenin se debe la crítica materialista
dialéctica del vitalismo. E. Haeckel, K. Timiriazev, I. Mechnikov
(Ver) y otros biólogos célebres han hecho una crítica materialista
severa del neovitalismo y han defendido la ciencia contra el
idealismo.

Diccionario filosófico · 1965:483

Vitalismo

(del latín vitalis, con vida). Teoría biológica idealista; explica
todos los procesos de la actividad vital por factores especiales
inmateriales, insertos, según dicha doctrina, en los organismos vivos
(entelequia, “creadora de fuerza”, “impulso hacia la forma”, etc.).
Las raíces del vitalismo nacen de la doctrina platónica del alma
(ésta, según Platón, infunde espíritu al mundo animal y vegetal) y de
la teoría aristotélica de la entelequia. Como concepción, el
vitalismo se estructuró en los siglos XVII-XVIII. Son representantes
del vitalismo Georg Stahl, Jakob Uexküll, Hans Driesch; en la
actualidad, lo son Ludwig von Bertalanffy, Aloys Wenzl, etc.
Remitiéndose a la peculiaridad cualitativa de la naturaleza viva, el
vitalismo desvincula de las leyes materiales físicoquímicas y
bioquímicas los procesos de la actividad vital. La contraposición
desmesurada de la naturaleza viva a la inerte lleva a esta corriente a
negar la posibilidad de que lo vivo surja de lo inerte. Así planteado
el problema, no queda más remedio que admitir ya sea el origen divino
de la vida ya sea su existencia eterna. El vitalismo parasita en los
problemas de biología poco investigados. Los objetos principales de
las tergiversaciones vitalistas son el problema de la esencia de la
vida, el de la integridad, el de la adecuación a fines de la
estructura y las funciones, el de la embriogenia, el de la
regeneración, el de la inflamación del organismo, etc. Así, por
ejemplo, el proceso del desarrollo embrional, desde el punto de vista
vitalista es una tendencia del germen a alcanzar un fin
preestablecido. La historia del desarrollo de la ciencia es la
historia de la refutación del vitalismo. Los trabajos de Engels,
Timiriázev, Méchnikov, Pávlov y otros contienen una profunda crítica
de esa teoría anticientífica.

Diccionario marxista de filosofía · 1971:319

Vitalismo

(del latín vitalis, vital.) Teoría idealista acerca de la esencia de
la vida. El vitalismo explica la especificidad de los organismos
vivos por la presencia en ellos de una desconocida fuerza vital
inmaterial, estableciendo de hecho una barrera infranqueable entre lo
vivo y lo no vivo. El vitalismo aparece históricamente como una
reacción al mecanicismo, el cual reducía la esencia de la vida a
procesos físico-químicos. Los vitalistas afirman que en los cuerpos
vivos existe algo que no resiste el análisis físico-químico y que no
puede ser explicado con base en el principio de la causalidad. Uno de
los representantes más destacados del vitalismo, el biólogo alemán
Driesch, trató, por ejemplo, de explicar la integridad de los
organismos vivos, la direccionalidad de los procesos fisiológicos que
se operan en ellos, por la acción de una fuerza inmaterial que los
regula: la entelequia. En realidad la vida no se reduce a las formas
inferiores del movimiento de la materia; lo vivo tiene sus leyes
específicas, mas su causa no se halla en un principio espiritual, sino
en el modo peculiar de organización de la materia, el cual aparece
como resultado de la evolución de ésta. Los avances de las ciencias
naturales refutan el vitalismo, mas éste continúa existiendo en formas
renovadas, aprovechándose de los problemas no resueltos en la
biología.

Diccionario de filosofía · 1984:445

Vitalismo

(latín: vitalis). Doctrina idealista en biología, que explica todos
los procesos de la actividad vital por la acción de factores
inmateriales específicos supuestamente contenidos en los organismos
vivos. Las fuentes del vitalismo se remontan a la doctrina de Platón
sobre el alma, que pretendidamente anima a la fauna y la flora, y a la
doctrina de Aristóteles. Como concepción, el vitalismo se formó en
los siglos 17-18. Sus representantes son G. Stahl, J. Uexküll, H.
Driesch otros. Alegando la peculiaridad cualitativa de la naturaleza
viva y absolutizándola, el vitalismo separa los procesos de la
actividad vital de las regularidades materiales físicoquímicas y
biológicas. Una oposición excesiva de la naturaleza orgánica a la
inorgánica conduce al vitalismo a la negación de la posibilidad del
surgimiento de lo vivo de lo inerte. Tal planteamiento de la cuestión
obliga a reconocer o bien el origen divino de la vida o bien su
existencia eterna. El vitalismo especula con los problemas poco
estudiados de la biología. Los principales objetos de las
tergiversaciones vitalistas son los problemas del origen y la esencia
de la vida, la integridad, la racionalidad de la estructura y las
funciones, la embriogénesis, la regeneración, etc. Por ejemplo, el
proceso de desarrollo embrional es, desde el punto de vista del
vitalismo, la aspiración del embrión a realizar un fin planteado de
antemano. La historia del desarrollo de la ciencia es la historia de
la refutación del vitalismo y del afianzamiento de la concepción
materialista de la vida.

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