Jachatur Abovián (1805-1848)
No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946
Diccionario filosófico abreviado · 1959:7-8
Gran escritor armenio, demócrata y pedagogo, fundador de la nueva
literatura y de la nueva lengua literaria armenias. La cultura
democrática rusa y sus representantes tales como Griboiedov, Belinski
y otros, habían ejercido sobre él una influencia favorable.
Pertenece a la pluma de Abovián la novela “Las plagas de Armenia”
(escrita en 1840, aparecida en 1850) y otras obras donde describe el
heroísmo del pueblo armenio en lucha por su liberación nacional contra
los conquistadores persas y turcos. Abovián preconizaba el derecho
del hombre a la libertad, en particular, a la libertad nacional. Al
concebir la libertad como una consecuencia de la igualdad natural de
los hombres, rechaza la moral cristiana de no resistencia al mal y
sostiene la idea de la acción popular.
En sus escritos, denuncia la crueldad de los explotadores feudales, de
los popes y monjes y de los ricos, y muestra el despertar del espíritu
de protesta de los campesinos siervos. Sin embargo, el débil
desarrollo de la lucha de clases en Armenia durante la década del
treinta del siglo XIX, no permitió a Abovián llegar al democratismo
revolucionario y exigir el derribamiento del régimen de servidumbre
por medio de la revolución.
Sus ideas filosóficas denotan una tendencia materialista. Si bien no
se atreve todavía a denunciar las mentiras religiosas e idealistas
según las cuales el mundo habría sido creado por Dios o por el
“espíritu universal”, no deja por ello de prestar gran atención a las
hipótesis científicas sobre los orígenes del sistema solar, del mundo
animal y vegetal. A través de toda su obra, se esfuerza por
concentrar la atención de los hombres en las cosas de “aquí abajo”, y
habla con mal disimulada ironía del “mundo del más allá”. El espíritu
para Abovián, no es más que la propiedad de ciertos cuerpos. “El
árbol es, existe, pero no tiene conciencia de ello; el animal tiene
conciencia de ello, pero confusamente; el hombre es, existe, tiene
plena conciencia de su existencia porque piensa”. El alma del hombre
no es más que la propiedad de su cuerpo; nace y desaparece con él, lo
que hace inútiles las charlas sobre el “mundo del más allá”. La
inmortalidad del hombre es su obra. Abovián comprende que sus ideas
tienen una orientación antirreligiosa y antiidealista, pero no logra
desprender de ello conclusiones ateas, lo que muestra el carácter
contradictorio de sus puntos de vista filosóficos. Las tendencias
materialistas de su filosofía aparecen con un relieve particular en su
manera de resolver el problema del conocimiento. Los objetos del
mundo real constituyen la fuente del conocimiento. “Debemos comenzar
por distinguir los objetos por medio de los sentidos, para concebir en
seguida su orden por medio del pensamiento”. “Verifica por medio del
experimento antes de encerrarte en tu habitación”, solía decir.
El arte es para él el reflejo de la vida, y exige que la literatura
armenia abandone los temas religiosos y extraiga su inspiración de la
vida del pueblo, que exalte su sabiduría, su heroísmo, su valor y su
nobleza de alma. La misión suprema del arte es la de servir al
pueblo.
Una de las ideas centrales en la obra de Abovian es la de la amistad
indestructible entre el pueblo armenio y el pueblo ruso.
No figura en el Diccionario filosófico · 1965
No figura en el Diccionario marxista de filosofía · 1971
No figura en el Diccionario de filosofía · 1984