ARISTÓTELES

Aristóteles (años 384-322 antes de nuestra era)

Diccionario filosófico marxista · 1946:17-18

El filósofo griego Aristóteles fue “el pensador más grande de la
antigüedad” (Marx), un genial sabio enciclopedista, creador de la
lógica. Aristóteles fue discípulo de Platón, pero refutó su teoría
idealista de las ideas, sometiéndola a una severa crítica y revelando
las raíces gnoseológicas del idealismo en general. A juicio de
Aristóteles, Platón “separó la sustancia de aquello que es su
sustancia”, transformando así lo general (los conceptos) en una
sustancia aparte y creando un mundo sobrenatural, ideal, junto al
mundo perceptible, real. Según Platón, las ideas son los modelos de
las cosas que existen independientemente de ellas, y las cosas,
copiando de las ideas su existencia, sólo son su reflejo, sombras,
copias imperfectas. En cambio, según Aristóteles, la idea (en su
terminología: la “forma”) es indisoluble de la cosa. Aristóteles
oscila entre el idealismo y el materialismo. Cada objeto, cada cosa
individual, según Aristóteles, se compone de dos principios: la
materia y la forma (así, la estatua se hace de bronce, al que se da
una cierta forma). El fundamento del Universo es un substrato
(“sustancia”) completamente indefinido, pasivo; una “primera
materia”. Sin embargo, en esta estado, la materia sólo existe en la
abstracción; en la realidad se define (y está eternamente definida)
por la actividad de las formas que en sí mismas son inmateriales. La
materia es una posibilidad, una capacidad de las cosas, la forma es su
realidad. La posibilidad se convierte en una realidad gracias al
movimiento: la forma es materializada, la materia se reviste de
forma. Aunque Aristóteles vincula la forma con la materia, a su
juicio, existe, sin embargo, una forma pura, es decir, la “forma de
las formas” destituida de la materia. Es la razón, “el pensamiento que
piensa por sí mismo” –dios. Dios desempeña el papel del “motor
inmóvil” del mundo que es único y eterno. El Universo, según
Aristóteles, tiene la forma de un globo cuyo centro es la Tierra, y en
lo alto se mueven las “esferas” a las que están adheridos los
astros. En la teoría del conocimiento (así como en una serie de
problemas de la filosofía de la naturaleza, de las matemáticas),
Aristóteles se acerca enteramente al materialismo, defendiendo, a
diferencia de Platón, el origen sensible de los conocimientos. La
doctrina aristotélica imperaba en la Edad Media, pero “el
obscurantismo clerical mató en Aristóteles lo vivo y eternizó lo
muerto” (Lenin). Las obras más importantes de Aristóteles son:
Metafísica, Física, Sobre el alma, Ética, Categorías, Primeras
Analíticas y Segundas Analíticas.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:26-28

Aristóteles 384-322 a.n.e. Filósofo de la Grecia antigua, “el más
grande pensador de la antigüedad”, según lo define Marx en El
Capital. Discípulo de Platón, Aristóteles repudió la teoría idealista
de las “Ideas” profesada por su maestro, sometiéndola a una crítica
rigurosa donde se manifiesta ya la comprensión de las raíces
gnoseológicas del idealismo en general. Según Aristóteles, Platón
separa la esencia de la cosa de la cual es esencia, transformando de
ese modo lo general (el concepto) en una entidad; al lado del mundo
sensible, real, crea un mundo aparte, un mundo ideal, suprasensible. A
juicio de Platón, las ideas, prototipos de las cosas, existen
independientemente de estas últimas; las cosas obtienen su existencia
de las ideas, no siendo así más que reflejos, sombras, copias
imperfectas. Aristóteles muestra que no es admitiendo esencias
suprasensibles, inmutables, como se puede explicar las causas de la
aparición y de los cambios de las cosas sensibles: “Decir que las
ideas son modelos y que todo el resto participa de ellas, es hablar
para no decir nada y usar metáforas poéticas”. Hay ya elementos
materialistas en la filosofía de Aristóteles. “La crítica que
Aristóteles hace de las «Ideas» de Platón, es una crítica del
idealismo como idealismo en general…” (Lenin, Cuadernos filosóficos,
Ed. rusa). En oposición a Platón, Aristóteles afirma que la esencia
está encerrada en las propias cosas y que lo general no existe
paralelamente a lo singular y separadamente de él. De otro modo,
observa Aristóteles, “tendría que existir no sabemos qué cielo además
del cielo sensible, y lo mismo sucedería con el sol, la luna y todos
los demás cuerpos celestes. Pero, ¿cómo dar fe a afirmaciones
semejantes?”. Lenin indica que Aristóteles no dudaba de la realidad
del mundo exterior, pero se confundía en la dialéctica de lo universal
y de lo singular, del concepto y de la sensación, de la esencia y del
fenómeno. Según Aristóteles, la idea (la forma, como dice) y el
objeto, son inseparables.

Aristóteles vacila entre el idealismo y el materialismo y termina por
inclinarse al idealismo. Cada objeto, cada cosa se compone según él,
de dos principios: la materia y la forma (así, la estatua es hecha de
bronce al que se ha dado forma). El mundo reposa sobre un substrato
pasivo e indeterminado: “la materia primera”. Sin embargo, tal materia
no existe más que en la abstracción; en realidad, se halla determinada
(y lo es por toda la eternidad) por la actividad de las formas, que
son por sí mismas inmateriales. La materia es la posibilidad, la
capacidad del objeto; la forma ideal es la realidad del objeto. La
posibilidad se convierte en realidad gracias al movimiento: la forma
se vuelve material, la materia reviste una forma. Aunque Aristóteles
liga las formas a la materia, no deja de existir por ello, a su
juicio, una forma pura, vale decir, desprovista de materia y forma de
todas las formas. Es el pensamiento, la razón que “piensa por sí
misma”, es Dios. Éste desempeña el papel de motor inmóvil del mundo
que es uno y eterno. El universo tiene, a juicio de Aristóteles, forma
esférica con la Tierra en el centro, alrededor de la cual se mueven
“esferas” con los astros adheridos a ellas.

En su teoría del conocimiento (así como en una serie de problemas de
la filosofía y de las matemáticas), Aristóteles se acerca al
materialismo defendiendo, a diferencia de Platón, el origen sensorial
del conocer. Aunque Aristóteles vacila entre la dialéctica y la
metafísica, su filosofía denota elementos de la concepción dialéctica
de la realidad. Engels afirma que Aristóteles “había llegado ya a
estudiar las formas más esenciales del pensar dialéctico”
(Anti-Dühring, p. 33, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo,
1948). Criticando a los eleatas por su negación del movimiento,
Aristóteles los trata de “gente inmóvil” y “antinatural”. Estima que
el desconocimiento del movimiento entraña ineluctablemente el
desconocimiento de la naturaleza. Los elementos dialécticos de su
filosofía se manifiestan con esplendor cuando aborda el problema de
las relaciones de posibilidad y realidad, de forma y contenido.

Aristóteles es, en la filosofía antigua, el creador de la lógica. Se
esfuerza no en separar pensamiento y existencia, sino en vincular las
formas de aquél a ésta, en explicar las categorías lógicas conforme a
la realidad objetiva. “En Aristóteles”, observa Lenin, “vemos la
lógica objetiva confundirse constantemente con la lógica subjetiva,
pero de modo que la lógica objetiva sobresale en todas partes”
(Cuadernos filosóficos, Ed. rusa). Por sus concepciones políticas y
sociales, Aristóteles es el ideólogo de los esclavistas. Consideraba
como naturales la esclavitud de unos y el predominio de
otros. Principales obras: “Metafísica”, “Física”, “Del alma”, “Ética”,
“Política”, “Categorías”, “Analíticas I y II”.

Diccionario filosófico · 1965:23-24

Filósofo griego de conocimientos enciclopédicos, fundador de la lógica
como ciencia y de varias ramas concretas del saber. Marx le llamaba
“el pensador más grande de la Antigüedad”. Nació en Estagira (Tracia);
estudió en Atenas, en la escuela de Platón. Criticó la teoría
platónica de las formas incorpóreas (“ideas”), mas no llegó a superar
por completo el idealismo platónico y osciló “entre el idealismo y el
materialismo” (V. I. Lenin, t. XXXVIII, pág. 281). Fundó en Atenas
(335) su propia escuela (Liceo). En la filosofía, Aristóteles
distinguía: 1) una parte teórica, relativa al ser, sus elementos,
causas y principios, 2) una parte práctica: sobre la actividad del
hombre, y 3) una parte poética: acerca de la creación. El objeto de la
ciencia es lo general, a lo que se llega por la razón. Pero lo general
existe sólo en lo singular, sensorialmente perceptible, y puede
conocerse sólo a través de lo singular: es condición de todo
conocimiento general, la generalización inductiva, que no puede
realizarse sin la percepción por los sentidos. Aristóteles admitía
cuatro causas: 1) la materia o posibilidad pasiva de un proceso de
formación, 2) la forma (esencia, el ser del ente), la actualización de
aquello que en la materia está dado sólo como posibilidad, 3) el
principio del movimiento y 4) el fin. En Aristóteles, la naturaleza
entera es concebida bajo el aspecto de consecutivas transformaciones
de la “materia” a la “forma” y viceversa. Sin embargo, veía en la
materia tan sólo un principio pasivo, asignaba la actividad a la forma
y redujo a ésta el principio del movimiento y el fin. La fuente última
de todo movimiento, según Aristóteles, es Dios: “motor primero e
inmóvil”. Ello no obstante, la doctrina idealista objetiva de
Aristóteles sobre la “forma”, en muchos sentidos es “más objetiva y
más distante, más general, que el idealismo de Platón y, por tanto, en
filosofía natural, con más frecuencia = materialismo” (V. I. Lenin,
t. XXXVIII, pág. 278); “Aristóteles llega al umbral del materialismo”
(ibíd., pág. 282). La lógica formal aristotélica se halla
estrechamente ligada a la teoría del ser, a la del conocimiento y a la
de la verdad, dado que en las formas lógicas Aristóteles veía, al
mismo tiempo, las formas del ser. En la teoría del conocimiento,
distinguía el conocimiento fidedigno (Apodíctico) y el probable,
comprendido en la esfera de la “opinión” (Dialéctica). En Aristóteles,
sin embargo, estas dos clases de conocimiento se hallan relacionadas
entre sí a través del lenguaje. Según él, la experiencia no constituye
la última instancia para comprobar una “opinión”, y las premisas
superiores de la ciencia se ven directamente en calidad de verdaderas
por el intelecto y no a través de los sentidos. Ahora bien, los altos
axiomas del saber intelectivamente aprehensibles no son innatos a
nuestra mente y presuponen una actividad: acumulación de datos,
orientación del pensamiento hacia los hechos reunidos, &c. El último
fin de la ciencia, según Aristóteles, radica en la definición del
objeto, y ésta se halla condicionada por el hecho de unir la deducción
con la inducción. Como quiera que, en su opinión, no existe un
concepto que pueda ser predicado de todos los otros conceptos, y, por
ende, los distintos conceptos no pueden ser generalizados en un género
único, Aristóteles señala la existencia de categorías, o sea, de
géneros superiores a los que se reducen los demás géneros de lo que
realmente existe. En cosmología, Aristóteles rechazó la doctrina de
los pitagóricos y elaboró un sistema geocéntrico, admitido sin
reservas hasta los tiempos de Copérnico, creador del sistema
heliocéntrico. En ética, consideraba como la más elevada de todas las
actividades la actividad contemplativa de la razón. En ello se
reflejaba la separación –típica de la Grecia esclavista– entre el
trabajo físico de los esclavos y el ocio intelectual, privilegio de
los hombres libres. El ideal moral aristotélico es Dios o el filósofo
perfectísimo, “el pensamiento que se piensa a sí mismo”. En la teoría
relativa a la sociedad, Aristóteles procuró demostrar que las
relaciones propias del régimen esclavista se hallaban enraizadas en la
naturaleza misma. Entendía que las formas más elevadas de poder
estatal eran aquellas en que queda excluida la posibilidad de utilizar
el poder con fines egoístas y éste sirve a toda la sociedad. Las
vacilaciones de Aristóteles en filosofía, determinaron el doble
carácter de su influencia ulterior: las tendencias materialistas de su
doctrina desempeñaron un importante papel en el desarrollo de las
ideas progresivas en la filosofía de la sociedad feudal: los elementos
idealistas fueron hiperbolizados por los clérigos medievales, que
convirtieron la doctrina aristotélica en una “escolástica muerta”,
desechando “toda búsqueda, toda vacilación, todo método en el
planteamiento de los problemas” (V. I. Lenin, t. XXXVIII,
pág. 366). Lenin, al estudiar la “Metafísica” (la obra fundamental de
Aristóteles) estimó en mucho, en la doctrina expuesta sus “gérmenes
vivos y el peso de la dialéctica”, su fe ingenua “en la fuerza de la
razón, en la fuerza, potencia y veracidad objetiva del conocimiento”
(ibíd.).

Diccionario marxista de filosofía · 1971:324

Pensador de la Grecia antigua cuyas obras abarcan casi todas las
esferas del saber de su tiempo; en filosofía vacilaba entre el
materialismo y el idealismo. Obras fundamentales: Organon, Del alma,
Metafísica, Política.

Diccionario de filosofía · 1984:24-25

Filósofo antiguo griego, enciclopedista, fundador de la ciencia de la
lógica y de una serie de ramas del conocimiento especial. Marx lo
llamó el pensador más grande de la Antigüedad. Nació en Estagira
(Tracia) y estudió en Atenas, en la escuela de Platón. Sometió a
crítica la teoría platónica de las formas incorpóreas (“ideas”), pero
no pudo superar completamente el idealismo platónico, oscilando entre
el idealismo y el materialismo. En 335 fundó en Atenas su propia
escuela (Liceo). En filosofía, Aristóteles distinguía: 1) la parte
teórica: doctrina del ser, sus partes, causas y principios; 2) la
parte práctica: sobre la actividad humana y 3) la parte poética: sobre
la creatividad. Reconocía cuatro causas: 1) la materia, o la
posibilidad pasiva del devenir; 2) la forma (esencia del ser),
realidad de lo que está dado en la materia sólo como posibilidad; 3)
el comienzo del movimiento y 4) la finalidad. Concibe toda la
naturaleza como transiciones consecuentes de la “materia” a la “forma”
y viceversa. Ahora bien, Aristóteles no veía en la materia sino un
principio pasivo, atribuyendo toda la actividad a la forma, a la que
reducía el comienzo del movimiento y la finalidad. Según Aristóteles,
la fuente final de todo movimiento es Dios (“primer motor
inmóvil”). No obstante, la doctrina idealista objetiva de Aristóteles
sobre la “forma” es en muchos aspectos más objetiva que el idealismo
de Platón y llega muy de cerca al materialismo. La lógica formal de
Aristóteles está estrechamente vinculada con la doctrina del ser, con
la teoría de la verdad, pues Aristóteles veía en las formas lógicas
las formas del ser. En la doctrina del conocimiento, diferenciaba el
conocimiento verídico (apodíctico) del probable, relativo a la esfera
de la “opinión” (dialéctica). Sin embargo, estos dos tipos de
conocimiento están estrechamente interconectados a través del
idioma. Según Aristóteles, la experiencia no es la última instancia en
la comprobación de la “opinión”, y las premisas superiores de la
ciencia se advierten directamente como auténticas por el intelecto, y
no por los sentidos. Sin embargo, los axiomas superiores del saber,
concebidos especulativamente, no están dados a nuestro intelecto desde
el nacimiento y presuponen la actividad: recogida de hechos,
orientación del pensamiento a los hechos, &c. Según Aristóteles, el
fin último de la ciencia consiste en determinar el objeto, y la
condición para ello es la unión de la deducción y la inducción. En
cosmología, Aristóteles rechazó la doctrina de los pitagóricos y
elaboró un sistema geocéntrico que conservó su dominio sobre las
mentes hasta la aparición del heliocentrismo, cuyo autor fue
Copérnico. En ética, Aristóteles reconocía la actividad contemplativa
de la razón como actividad superior. En ello se dejó sentir la
separación –característica para la Grecia esclavista– entre el trabajo
manual de los esclavos y el ocio mental, que era privilegio de los
libres. El modelo moral para Aristóteles es Dios, o el filósofo más
perfecto, “el pensamiento que se piensa a sí mismo”. En la doctrina de
la sociedad, Aristóteles trató de demostrar que las relaciones del
esclavismo estaban arraigadas en la naturaleza misma. Consideraba que
las formas supremas del poder del Estado eran aquellas que excluían la
posibilidad de la utilización egoísta del poder y lo ponían al
servicio de toda la sociedad. Las vacilaciones de Aristóteles en
filosofía determinaron la dualidad de su influencia ulterior: las
tendencias materialistas de su doctrina desempeñaron un importante
papel en el desarrollo de las ideas progresistas en la filosofía de la
sociedad feudal, mientras que los elementos idealistas fueron
hiperbolizados por los eclesiásticos medievales que convirtieron la
doctrina de Aristóteles en “escolástica muerta”. Lenin, que estudió la
“Metafísica” (trabajo fundamental de Aristóteles), valoró altamente en
su doctrina “los gérmenes vivos y las demandas de la dialéctica” y la
fe ingenua “en el poder de la razón, en la fuerza, el poderío y la
veracidad objetiva del conocimiento”.

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