CAREY, Henry Charles

CAREY, HENRY CHARLES (1793-1879):

DEP-BZM

economista norteamericano fiel defensor de los intereses de la
burguesía.

Fue uno de los creadores de la “teoría de la armonía de intereses”,
que encubre las contradicciones antagónicas de la sociedad
capitalista.

Carey negaba la contradicción entre propietarios y arrendatarios de la
tierra. No reconocía la renta absoluta ni la renta diferencial,
reducía el arrendamiento al interés por el capital invertido en la
tierra. En su programa práctico, Carey abogaba por un apoyo máximo
del Estado al proteccionismo y por otras medidas que facilitaban el
enriquecimiento de los capitalistas norteamericanos. Insistía por
ejemplo en que se aumentara la emisión de papel moneda, afirmando que
ello no provoca la inflación, la desvalorización de dicha moneda.
Carey enlazaba su “teoría de la armonía de intereses” con el
panegírico de las especiales “ventajas’’ del capitalismo
norteamericano. Ya Marx y Engels pusieron al descubierto la
inconsistencia de todas las “teorías’’ de Carey. También las criticó
N. G. Chernishevski.

Carey intentaba fundamentar la “armonía de intereses” de obreros y
capitalistas afirmando que en la sociedad capitalista se abona al
obrero todo el producto de su trabajo y que con el incremento de la
productividad del trabajo se eleva el salario del obrero. Sostenía
además que los capitalistas, como productores de capital (entendía por
capital los medios de producción), reciben por su trabajo invertido en
dicha producción un determinado pago bajo el aspecto de interés (Carey
reducía la ganancia al interés). Debido al crecimiento de la
productividad del trabajo, las inversiones de trabajo en la producción
de medios de producción se reducen y, por consiguiente, se reduce el
interés que el capitalista percibe. De este modo resulta, según
Carey, que con el aumento de la productividad del trabajo, aumentan
los ingresos de los obrero y disminuyen los ingresos de los
capitalistas. Esta “teoría” desfigura en su esencia la situación real
de las cosas. En primer lugar, el interés, como toda la plusvalía, es
el fruto de la explotación del trabajo de los obreros. En segundo
lugar, el crecimiento de la productividad del trabajo, en el régimen
capitalista, va acompañado de un crecimiento del paro forzoso, lo cual
implica un descenso del salario real de los obreros.

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