DEMÓCRITO

Diccionario filosófico marxista · 1946:72

Demócrito

(Vivió aproximadamente entre los años 480-370 antes de nuestra era).
Fue el más grande filósofo materialista de la Grecia antigua. Lenin
le considera como el expositor más claro del materialismo de la
antigüedad, oponiendo su línea filosófica a la línea idealista de
Platón. Demócrito (discípulo de Leucipo) es uno de los fundadores de
la teoría atomista. Según Demócrito, existen dos primeros principios
en las cosas: los átomos y el vacío. Los átomos, para él, las
partículas indivisibles de la materia, son inmutables, eternos y se
hallan en constante movimiento en las direcciones más variadas.
Difieren entre sí sólo por su forma, volumen, posición y orden de
distribución. Las otras propiedades, como sonido, color, sabor, etc.,
no son inherentes a los átomos. Estas propiedades existen, según
expresión de Demócrito, no “por naturaleza”, sino “condicionalmente”.
Esta concepción contiene ya gérmenes de la teoría mecanicista de las
cualidades primarias y secundarlas de las cosas (ver). De la unión de
los átomos se forman los cuerpos; de la descomposición de los átomos
proviene la extinción de los cuerpos. El alma se compone también de
átomos, esto es, de átomos de fuego, esféricos y de mayor movilidad.
La multitud infinita de los átomos se mueve eternamente en el vacío
infinito, y al trasladarse en diversas direcciones, chocan a veces los
unos con los otros, formando torbellinos de átomos, de los cuales
surge una multitud infinita de mundos “que nacen y mueren”, no por
intervención divina, sino por vía natural, de acuerdo a la ley de la
necesidad. Demócrito es partidario del determinismo (ver) que llega
hasta el fatalismo (ver). Rechaza la casualidad, reconociéndola como
una invención de los hombres quo no saben explicar la conexión causal
de los fenómenos. Demócrito defiende su teoría del conocimiento
suponiendo que de los cuerpos emanan, se separan capas finas
(“ídolos-imágenes”) de las cosas, que llegan hasta los órganos de los
sentidos. Todo el material para el conocimiento lo suministran los
órganos de los sentidos, pero éstos, por sí mismos, generalmente
interpretan de modo incorrecto, sólo dan conocimientos “oscuros” de
las cosas. Sobre estos conocimientos se eleva otro más fino, más
“lúcido”, el conocimiento mediante el raciocinio, que en su análisis
llega a la revelación de los átomos y del vacío. Por sus puntos de
vista políticos, Demócrito fue el representante de la democracia
antigua, adversario de la aristocracia esclavista. Los continuadores
del materialismo de Demócrito fueron el filósofo griego Epicuro (siglo
III antes de nuestra era) y el filósofo romano Lucrecio (siglo I antes
de nuestra era).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:121-122

Demócrito

(aproximadamente 460-370 a.n.e.) Gran filósofo materialista de la
antigüedad griega, y primera inteligencia enciclopédica entre los
filósofos griegos. Lenin estima que Demócrito es el representante más
brillante del materialismo en la antigüedad, y opone la línea
filosófica de Demócrito a la de Platón (ver). Discípulo de Leucipo,
Demócrito es uno de los fundadores de la teoría atómica. Sus ideas
audaces y revolucionarias sobre la esencia de la naturaleza,
anticiparon en varios siglos el desarrollo de la ciencia. El atomismo
de Demócrito sin embargo, se veía limitado por el nivel de los
conocimientos, que estaban entonces en una etapa precientífica.

Según Demócrito, existen dos elementos primarios: los átomos y el
vacío. Los átomos, vale decir, las partículas materiales,
individuales e invariables, eternas y perpetuamente en movimiento, no
difieren sino por su forma, su tamaño, su posición y su orden. Las
demás propiedades tales como el sonido, el color, el gusto, etc., no
son propias de los átomos, tienen un carácter convencional y no
“existen en la naturaleza de las cosas mismas”. Hay aquí en germen la
falsa teoría de las cualidades primarias y secundarias de las cosas
(ver). Los cuerpos son combinaciones de átomos; la separación de los
átomos provoca su destrucción. El alma se compone de átomos
ardientes, livianos y esféricos. Los innumerables átomos se mueven
eternamente en el vacío infinito, y al desplazarse en diversas
direcciones, se entrechocan a veces y forman torbellinos que engendran
una pluralidad de mundos. Esos mundos “que nacen y mueren” no son la
obra de Dios, sino que surgen y desaparecen natural y necesariamente.
Partidario de un determinismo cercano al fatalismo, Demócrito niega la
casualidad, que atribuye a la imaginación de los hombres incapaces de
explicar las relaciones de causalidad entre los fenómenos.

Su teoría del conocimiento presupone que las cosas despiden
substancias muy finas (“ídolos”, imágenes) que actúan sobre los
órganos de los sentidos. Aunque todos los elementos del saber sean
provistos por las sensaciones, éstas no proporcionan más que un
conocimiento “confuso” por encima del cual se eleva un conocimiento
“claro”, más sutil, que proviene de la razón y descubre los átomos y
el vacío. Demócrito fue un representante de la democracia antigua,
adversario de la aristocracia esclavista. Epicuro (ver) y más tarde
Lucrecio (ver) continuaron el materialismo de Demócrito.

Diccionario filosófico · 1965:111

Demócrito de Abdera (aprox. 460-370 a.n.e.)

Filósofo materialista de la antigua Grecia, discípulo de Leucipo,
primera mente enciclopédica entre los griegos (Marx). Lenin
consideraba a Demócrito como el defensor más brillante del
materialismo en la Antigüedad clásica. Demócrito es uno de los
fundadores del atomismo. Admitía dos elementos primarios: los átomos
y el vacío. Consideraba que los primeros, es decir, las partes
indivisibles de la materia, eran invariables, eternos, se hallaban en
movimiento constante y se diferenciaban entre sí únicamente por su
forma, magnitud, situación y orden. Tales propiedades como sonido,
color, sabor, etc., no son propias de los átomos, sino que existen
sólo eventualmente, “no por la naturaleza de las cosas mismas”. En
esta concepción, figuran ya los gérmenes de la teoría acerca de las
cualidades primarias y secundarias de las cosas. Los cuerpos están
formados por la union de átomos; la desintegración de los átomos
conduce al aniquilamiento de los cuerpos. Una multiplicidad infinita
de átomos se mueve eternamente en el vacío infinito; se desplazan en
direcciones diversas sin chocar nunca entre sí y forman torbellinos.
Así se da la multiplicidad infinita de mundos “que nacen y mueren”,
que no son creados por Dios, sino que surgen y se destruyen por vía
natural, necesariamente. Identificando la causalidad con la
necesidad, Demócrito negaba la casualidad, y la consideraba como
resultado del no saber. En teoría del conocimiento, parte de la
conjetura de que de los cuerpos fluyen –se desprenden, se separan–
finas envolturas (“ídolos”, imágenes) de las cosas, que actúan sobre
los órganos de los sentidos. La percepción sensorial constituye la
fuente básica del conocimiento, pero proporciona sólo un saber
“confuso” de los objetos; sobre este saber se eleva otro, “luminoso”
más sutil, el saber por el intelecto, que conduce al conocimiento de
la esencia del mundo: de los átomos y del vacío. Con esto, Demócrito
planteó el problema de la correlación existente entre los sentidos y
la razón en el conocimiento. Políticamente, Demócrito fue un
representante de la democracia antigua, adversario de la aristocracia
esclavista. Hicieron suyo –y continuaron–, el materialismo de
Demócrito, Epicuro y Lucrecio Caro.

Diccionario de filosofía · 1984:108-109

Demócrito de Abdera (ca. 460-370 a. n. e.)

Filósofo materialista antiguo griego, discípulo de Leucipo, primer
intelecto enciclopédico entre los griegos (Marx). Lenin consideraba a
Demócrito como portavoz más brillante del materialismo en la
Antigüedad. Es uno de los fundadores del atomismo. Reconocía dos
principios primarios: los átomos y el vacío. Los átomos, es decir,
las partículas indivisibles de la materia, son inmutables y eternos,
se encuentran en constante movimiento y se diferencian unos de otros
tan sólo por la forma, magnitud, situación y orden. Otras
propiedades, tales como el sonido, color, gusto, etc., no son
inherentes a los átomos y sólo existen convencionalmente, “no por la
naturaleza de las cosas mismas”. En esta noción existen ya gérmenes
de la doctrina de las calidades primarias y secundarias de las cosas.
De la combinación de los átomos se forman los cuerpos; su disociación
conduce a la destrucción de los cuerpos. Una multitud incontable de
átomos se mueve eternamente en el vacío infinito, pero divisible,
“atomizado”; desplazándose en distintas direcciones, a veces chocan
unos con otros y forman torbellinos de átomos. Así “nacen y mueren”
incontables mundos, que no están creados por Dios, sino que surgen y
se destruyen por vía natural, por necesidad. Identificando la
causalidad con la necesidad, Demócrito negaba la casualidad,
considerándola como resultado de la ignorancia. En la teoría del
conocimiento, parte de la suposición de que de los cuerpos se
desprenden delgadas envolturas (”ídolos”: imágenes) de las cosas, que
influyen sobre los órganos de los sentidos. La percepción sensorial
es la fuente principal del conocimiento, pero sólo proporciona un
conocimiento “obscuro” sobre los objetos; por encima de este
conocimiento se encuentra otro conocimiento “claro”, más fino,
conocimiento mediante la razón, el cual conduce al descubrimiento de
la esencia del mundo: los átomos y el vacío. De este modo Demócrito
plantea el problema de la correlación entre los sentidos y la razón en
el conocimiento. Por su credo político, Demócrito fue representante
de la democracia antigua y adversario de la aristocracia esclavista.
El materialismo de Demócrito lo siguieron desarrollando Epicuro y
Lucrecio Caro.

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