DOSTOIEVSKI, Fiódor Mijáilovich

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:127-128

Fiódor Mijáilovich Dostoievski (1821-1881)

Escritor ruso, uno de los representantes preeminentes del realismo
crítico. Perteneciente por su posición social a la intelectualidad
ajena a la nobleza, Dostoievski tenía, en la década de 1840, ideas
afines a las de Belinski y veía con simpatía las ideas del socialismo
utópico. Por formar parte del círculo de los petrashevtsi fue
condenado a la pena de muerte, que le fue conmutada por trabajos
forzados y el subsiguiente servicio militar como soldado raso
(1849-59). En sus primeras obras, Dostoievski se manifestó como
artista humanista, defensor de los “humillados y ofendidos”. Los
rasgos determinantes de toda la obra del escritor son el amor hacia el
hombre sencillo, el odio hacia la rapacidad y el amoralismo burgueses.
La concepción que del mundo tenía Dostoievski era contradictoria. La
derrota de la revolución de 1848 en Europa y su grave drama personal
quebrantaron espiritualmente al escritor. En la teoría que desarrolló
después de 1860, mantenía (en el espíritu de los neoeslavófilos) la
idea de una predestinación religiosa especial del pueblo ruso como
salvador de la humanidad e indicador del camino que había de conducir
al establecimiento del “reino de los cielos” en la tierra. En este
período, Dostoievski critica el materialismo y el ateísmo, se
manifiesta contra los demócratas revolucionarios y contra el
socialismo (al que se imaginaba como socialismo nivelador
pequeñoburgués). Centra su atención en los problemas éticos.
Habiendo circunscrito el humanismo a la preocupación por la liberación
espiritual del individuo, Dostoievski no supo elevarse, en sus
concepciones, más allá de la idea de autoperfeccionamiento moral
individual. Un talento enorme y su sentido por la verdad artística,
le permitieron ofrecer un implacable análisis crítico de la vida rusa,
mostrar la tragedia de las capas sociales bajas en el régimen de
autocracia y de explotación capitalista (“Pobre gente” “Humillados y
ofendidos” “Los hermanos Karamázov”, &c.). En esto, como ha indicado
la crítica marxista (Gorki, Lunacharski, &c.) estriba el significado
objetivo de la obra del escritor. Constituye una burda tergiversación
de la herencia de Dostoievski el presentarlo exclusivamente como
místico religioso, personalista, existencialista, &c., cosa que han
intentado hacer los filósofos burgueses (Berdiáiev, Lossky, A.
Masein, I. Bogatiek y otros).

Diccionario de filosofía · 1984:124-125

Fiódor Mijáilovich Dostoievski (1821-1882)

Escritor realista y pensador ruso. En su primera novela –Pobres
gentes (1846)– se presenta ya como humanista, y el principal rasgo de
sus opiniones es el “dolor por el hombre” (Dobroliúbov). Una alta
apreciación a dicha novela (”primer intento en Rusia de novela
social”) la dio Belinski, bajo la influencia de cuyas ideas se
encontraba a la sazón Dostoievski. En 1847, Dostoievski ingresó en el
círculo de Petrashevski y se sumó a su ala radical, encabezada por N.
Spéshnev. En 1849 fue detenido y condenado a fusilamiento, sustituido
después por cuatro años de trabajos forzados. En Siberia
evolucionaron los criterios de Dostoievski, que llegó a la negación de
los métodos revolucionarios de lucha contra la desigualdad social, a
la idea de los destinos contrarios de Rusia y Occidente, del nexo, en
la conciencia del pueblo, entre la idea de la autocracia y la
religión, &c. Ahora bien, siguió siendo fiel a los ideales
humanitarios de la fraternidad de los pueblos, la armonía social,
basada en la perfección y la felicidad de cada individuo. Estos
puntos de vista de Dostoievski hallaron su reflejo unilateral en el
llamado “apego al suelo natal”, cercano al eslavofilismo (con rasgos
de occidentalismo), concepción que, al regresar a San Petersburgo
(1859), desarrolla conjuntamente con M. Dostoievski, N. Strájov y A.
Grigóriev. Dostoievski opone al socialismo y la revolución la
unificación pacífica de los sectores superiores de la sociedad con el
“suelo”, o sea, el pueblo ruso. Desde el punto de vista de
Dostoievski, este último gracias a que conservó el ideal cristiano de
la “conciliación con todo” y el “carácter humano general”, es capaz de
asimilar los resultados de la civilización europea, evitando la
enemistad entre los estamentos, propia de las sociedades occidentales.
Dostoievski consideraba que la realización universal de semejante
ideal era la misión histórica del pueblo ruso. Son evidentes el
conservadurismo y el utopismo de tal plan de eliminación de los
antagonismos sociales. En sus obras artísticas, Dostoievski critica
“el egoísmo, el cinismo, la esclavitud, la desunión y la venalidad” de
la civilización burguesa y sufre penosamente la “ruina ética”
(Lunacharski), que reina en la Rusia posterior a la reforma. En su
obra domina la problemática vinculada con las búsquedas morales y
espirituales del individuo (sentido de la vida, libertad y
responsabilidad, hombre y Dios, bien y mal, pasión y deber, raciocinio
y moral, &c.). Viendo en el hombre no el objeto de manipulación, sino
una personalidad que posee libre albedrío y es responsable por las
acciones que realiza, Dostoievski exige que en toda situación de la
vida cada uno se guíe por el principio ético elevado y riguroso de
“ser hombre entre los hombres y seguirlo siendo siempre”. A juicio de
Dostoievski, la libertad del individuo no es sólo fuente del bien,
sino, también, del mal. La libertad ilimitada o un motín
individualista contra las relaciones establecidas conducen al
despotismo, a la desunión de los hombres, a la destrucción moral del
individuo y hasta a su muerte. Según Dostoievski, la vía hacia la
armonización y la sociedad perfecta pasa a través de la resignación y
el sufrimiento, que ayudan al hombre a superar la crisis moral y
elegir libremente el ideal de la unión en Cristo, el ideal de la
humanidad divina (de otro modo triunfará la norma de “todo está
permitido” y la sociedad se sumirá en el caos). Dostoievski confiaba
en que su ideal religioso era viable, pero la realidad lo conducía a
otras conclusiones, engendrando en su conciencia contradicciones
insolubles. La antinomia de la mundividencia de Dostoievski se
expresa en su enfoque tanto de los problemas religiosos como de los
ético-sociales, históricos y estéticos, pero para él lo determinante
era el planteamiento humanitario. Por boca de su protagonista decía
que no quiere ni puede creer que el mal sea el estado normal de los
hombres. La obra de Dostoievski es entrañable para la humanidad
progresista por su humanismo, compasión por los “humillados y
ofendidos” y por el odio a la opresión social y espiritual de la
personalidad. Su obra, que constituye una etapa en el desarrollo del
realismo, ejerció considerable influencia sobre la literatura mundial
y sobre los criterios de muchos filósofos. Sus puntos de vista han
sido tergiversados en extremo por los ideólogos burgueses modernos
(sobre todo en el existencialismo, el personalismo y el freudismo).
Para el esclarecimiento de los puntos de vista de Dostoievski tienen
gran importancia (además de las novelas: Crimen y castigo, 1866; El
idiota, 1868; Los demonios, 1871-72; El adolescente, 1875, y Los
hermanos Karamázov, (1879-80), también sus cartas y Diario de un
escritor.

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