HEGEL, Jorge Guillermo Federico

Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831)

Contenido

Diccionario filosófico marxista · 1946:130-131

Gran filósofo idealista y dialéctico alemán. Según el sistema del
idealismo objetivo (o absoluto) de Hegel, el fundamento del mundo es
una cierta “Idea absoluta” objetiva que existe antes de la aparición
de la Naturaleza y del hombre. La “idea absoluta”, por su naturaleza,
es un principio activo: sin embargo, su actividad sólo puede ser
expresada en el raciocinio, en el autoconocimiento. La naturaleza
dialéctica de la idea constituye el impulso hacia su actividad, a su
autoconocimiento. La “idea absoluta” es en sí misma contradictoria,
se mueve y cambia, se niega y se transforma en su contrario. En el
proceso de su autodesarrollo dialéctico, la “idea absoluta” atraviesa
tres etapas fundamentales. La primera es la lógica, cuando la “idea
absoluta” actúa todavía en su existencia “premundial”, de
“pre-naturaleza” en el “elemento del raciocinio puro”. En esta fase,
la “idea absoluta” se manifiesta como un sistema de
conceptos-categorías lógicos, como un sistema de lógica. En la
segunda etapa, la “idea absoluta” se transforma en Naturaleza, que es
el “otro ser de la idea absoluta”. La Naturaleza según Hegel, no se
desarrolla en el tiempo, sino que sólo varía eternamente en el
espacio. El grado superior del autodesarrollo de la idea es el
“espíritu absoluto”. En esta tercera etapa, la “idea absoluta” niega
la Naturaleza y vuelve a sí misma; su desarrollo se efectúa de nuevo
en el terreno del raciocinio, pero ya del raciocinio humano. En esta
etapa incluye Hegel el grado de la conciencia individual, el de la
conciencia social y el grado máximo cuando la idea en forma de
religión, de arte y filosofía llega al final de su autoconocimiento.
Hegel estima que la filosofía es una “ciencia absoluta” y considera a
su propia filosofía como el grado definitivo del autodesarrollo de la
idea. Tal es el sistema filosófico idealista de Hegel. Lo valioso en
la filosofía idealista hegeliana es el método dialéctico que la
impregna; la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base de
contradicciones dialécticas, que en el desarrollo se efectúa el
tránsito de los cambios cuantitativos a cambios cualitativos, que la
verdad es concreta, que el proceso de desarrollo de la sociedad humana
se realiza de acuerdo a leyes y no en virtud del arbitrio del
individuo. Sin embargo, la dialéctica hegeliana no está separada de
su sistema idealista, sino íntimamente ligada con él. De aquí nació
en la filosofía hegeliana una profunda contradicción entre el método y
el sistema que la desgarraba. Mientras que su método dialéctico
afirmaba que el proceso del desarrollo del conocimiento es infinito,
su sistema idealista llevó a Hegel a declarar su filosofía como el
final de todo desarrollo y como la verdad, definitiva, acabada de una
vez para siempre. El método dialéctico afirmaba que todo se
desarrolla de manera dialéctica, y el sistema representaba la
Naturaleza como la negación de la dialéctica. Hegel fue el ideólogo
de la burguesía alemana de principios del siglo XIX, progresista por
las tareas que ante ella se habían planteado, pero pusilánime e
inconsecuente, buscando el compromiso con el feudalismo. En gran
parte debido a eso, no obstante su genial dialéctica, Hegel declaró la
monarquía feudal prusiana como la última y superior etapa del
desarrollo de la sociedad humana. La dialéctica hegeliana, a
consecuencia de su carácter idealista, está por mucho, desfigurada,
mutilada, cubierta de una corteza idealista, del “hegelianismo”. Marx
y Engels, al crear su doctrina filosófica, el materialismo dialéctico,
no tomaron la dialéctica hegeliana tal como fue creada por Hegel, sino
que la reelaboraron, poniéndola del todo “sobre los pies”.
“Caracterizando su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, con
frecuencia, a Hegel, como al filósofo que formuló los rasgos
fundamentales de la dialéctica. Pero esto no quiere decir que la
dialéctica de Marx y Engels sea idéntica a la dialéctica hegeliana.
En realidad Marx y Engels sólo tomaron de la dialéctica de Hegel su
‘médula racional’, desechando la corteza idealista hegeliana y
desarrollando la dialéctica para darle una forma científica actual.
“Mi método dialéctico –dice Marx– no sólo es fundamentalmente distinto
del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo, su reverso.
Para Hegel, el proceso del pensamiento al que él convierte bajo el
nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo (creador) de
la realidad y ésta, la simple forma externa en que toma cuerpo. Para
mí, lo ideal no es, por el contrario, más que lo material traducido y
transpuesto a la cabeza del hombre”. Las obras principales de Hegel
son: Fenomenología del Espíritu, 1807; Ciencia de la Lógica,
1812-1816; Enciclopedia de ciencias filosóficas; Lógica; Filosofía de
la Naturaleza; Filosofía del Espíritu, 1817; Líneas fundamentales de
la Filosofía del Derecho o Derecho Natural y Ciencia del Estado, 1821.
Ediciones póstumas: Lecciones sobre Historia de la Filosofía,
1833-1836; Lecciones sobre Filosofía de la Historia, 1837; Lecciones
sobre Estética”, 1836-1838.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:42-44

Gran filósofo idealista y dialéctico alemán. Conforme al sistema del
idealismo de Hegel, la causa del mundo es una cierta “idea absoluta”,
objetiva, existente hasta la aparición de la naturaleza y del hombre.
Por su naturaleza, la “idea absoluta” es un principio activo, pero su
actividad sólo puede manifestarse en el pensamiento, en el
autoconocimiento. El impulso de la idea a la actividad, el
autoconocimiento, lo da su naturaleza dialéctica. La “idea absoluta”
es, en sí, contradictoria; se mueve y cambia, se niega a sí misma y
pasa a su contrario.

En el proceso de su auto-desarrollo dialéctico, la “idea absoluta”
atraviesa por tres etapas fundamentales. La primera etapa del
desarrollo de la “idea absoluta” es la lógica, cuando la “idea
absoluta”, aún actúa en su existencia “anterior al mundo y a la
naturaleza”, como “elemento del pensamiento puro”. En este estado, la
“idea absoluta” aparece como un sistema de conceptos-categorías
lógicos, como un sistema de lógica. En la segunda etapa, la “idea
absoluta” se convierte en naturaleza, la que viene a ser como la otra
vida de la “idea absoluta”. La naturaleza, según Hegel, no se
desarrolla en el tiempo, sino que sólo varía eternamente en el
espacio. El grado superior del autodesarrollo de la idea es el
“espíritu absoluto”. En esta tercera etapa, la “idea absoluta” niega
la naturaleza y retorna a sí propia, su desarrollo originase, de
nuevo, en el dominio del pensamiento, pero ya del pensamiento humano.
A esta etapa es que Hegel atribuye el grado de la conciencia
individual, el grado de la conciencia social y el grado máximo, en que
la idea, bajo forma de religión, arte y filosofía, llega al fin de su
auto-conocimiento. Hegel declara la filosofía como el grado final del
auto-desarrollo de la idea.

Tal el sistema idealista filosófico de Hegel. Lo valioso de la
filosofía idealista hegeliana es el método dialéctico que la
compenetra: la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base
de contradicciones dialécticas; que en el desarrollo se origina la
transición de los cambios cuantitativos a los cualitativos; que la
verdad es concreta; que el proceso del desarrollo de la sociedad
humana, se realiza con sujeción a leyes, y no por la fuerza del
arbitrio “de las personalidades”. Sin embargo, la dialéctica
hegeliana no está separada de su sistema idealista, sino estrechamente
ligado a él. De ahí que en la filosofía hegeliana surge una profunda
contradicción entre el método y el sistema, que la desgarra. El
método dialéctico afirma que el proceso de desarrollo del conocimiento
es infinito; en cambio, el sistema idealista lleva a Hegel a declarar
su filosofía como el fin de todo desarrollo y como la verdad final,
acabada de una vez para siempre. El método dialéctico afirma que todo
se desarrolla dialécticamente; en cambio, el sistema idealista imagina
la naturaleza como negación de la dialéctica.

Hegel fue un ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo
XIX, progresista frente a los problemas que tenía ante sí pero
pusilámine e inconsecuente. En gran medida, por tal causa, Hegel,
dialéctico genial, se humillaba temerosamente ante la monarquía feudal
prusiana y la declaraba como etapa última y superior del desarrollo de
la sociedad humana, a pesar de toda su dialéctica. La dialéctica
hegeliana, por su vinculación con el idealismo, está muy
desnaturalizada, desfigurada, recubierta de corteza idealista, de
“hegelianismo”. Marx y Engels, al fundar su doctrina filosófica –el
materialismo dialéctico–, no podían tomar la dialéctica hegeliana tal
cual está, en Hegel mismo, sino que reelaboraron, colocándose “sobre
sus pies”. Caracterizando su método dialéctico, Marx y Engels se
remiten, de ordinario, a Hegel como el filósofo que formuló los rasgos
fundamentales de la dialéctica. Esto no significa, sin embargo, que
la dialéctica de Marx y Engels sea idéntica a la de Hegel. En
realidad, Marx y Engels tomaron de la dialéctica de Hegel sólo su
“grano racional”, desechando la corteza idealista hegeliana y
desarrollando la dialéctica hacia adelante, a fin de darle un aspecto
científico moderno. “Mi método dialéctico –dice Marx– no sólo difiere
del hegeliano en su fundamento, sino que es su directa oposición.
Para Hegel, el proceso del pensamiento –que él hasta convierte, bajo
nombre de idea, en sujeto independiente–, es un demiurgo (creador) de
lo real, lo que sólo constituye su manifestación exterior. Para mí,
por el contrario, lo ideal no es otra cosa que lo material trasladado
a la cabeza humana y en ella transformado” (Curso de historia).

Las principales obras de Hegel son: “Fenomenología del espíritu”
(1807), “Ciencia de la Lógica” (1812-1816), “Lecciones de Historia de
la Filosofía” (1833-1836), “Enciclopedia de las ciencias filosóficas”,
“Pequeña lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del
espíritu” (1817), “Filosofía del derecho” (1821), “Filosofía de la
Historia” (1837), “Estética” (1836-1838).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:225-228

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

Gran filósofo alemán que desempeñó un papel considerable en la
elaboración de la teoría dialéctica del desarrollo. Su filosofía era
idealista. De acuerdo con su idealismo “objetivo” (o absoluto),
cierta “Idea absoluta” mística preexistente al margen de la naturaleza
y del hombre, constituye el fundamento del mundo. Por su esencia, es
un principio activo, pero su actividad no puede expresarse sino en el
pensamiento, en el conocimiento de sí. La “Idea absoluta” implica
contradicciones internas; se mueve y cambia, transformándose en su
contrario. En el curso de su desarrollo dialéctico, la “Idea” pasa
por tres fases principales. La primera es la fase lógica, anterior al
mundo, donde la “Idea absoluta” opera todavía en el “elemento del
pensamiento puro”. La “Idea absoluta” se manifiesta entonces como un
sistema de conceptos y categorías lógicas, como un sistema de lógica.
Esta parte de la filosofía se halla expuesta en la Ciencia de la
lógica. En la segunda fase, la “Idea” sufre una metamorfosis,
convirtiéndose en la naturaleza, que es la “encarnación de la Idea
absoluta”. Hegel expone esta teoría en su Filosofía de la naturaleza.
La naturaleza no se desarrolla en el tiempo sino únicamente en el
espacio. En su Filosofía del Espíritu, Hegel revela la fase superior,
la tercera de la evolución de la Idea: la del “Espíritu absoluto”. La
“Idea absoluta” niega entonces la naturaleza y vuelve a ser ella
misma, y de nuevo el devenir se prosigue en el dominio del pensamiento
humano. Con esta fase Hegel relaciona la etapa de la conciencia
individual, la de la conciencia social, y por fin, la etapa suprema en
que la Idea, bajo forma de religión, de arte y de filosofía, llega al
término del conocimiento de sí. Hegel hace de la filosofía el
“conocimiento absoluto”. Considera su propia filosofía como el apogeo
del desarrollo de la “idea”. Tal es, brevemente esbozado, el sistema
filosófico idealista de Hegel. El “Absoluto”, el “Espíritu absoluto”,
o la “Idea absoluta” de Hegel no es otra cosa que una nueva definición
de Dios. Hegel desliga la conciencia humana de la naturaleza, la
personifica, la deifica y le hace engendrar, al desarrollarse, la
naturaleza, la sociedad, el hombre, &c. En realidad no hay ni puede
haber Idea con existencia independiente del hombre, del cerebro
humano. Lo que evoluciona es la naturaleza, la sociedad; y el
desarrollo de la Idea no es sino el desarrollo de la realidad
objetiva. Así todo el fundamento de la filosofía de Hegel es erróneo,
anticientífico.

Lo más precioso en la filosofía idealista de Hegel, es su método
dialéctico, el desarrollo tiene por origen la lucha de contrarios que
se efectúa por medio del tránsito de los cambios cuantitativos a los
cambios cualitativos; la verdad es concreta, &c. Lenin consideraba la
dialéctica de Hegel como una gran adquisición de la filosofía alemana.
Gracias a la dialéctica, la filosofía de Hegel, de igual modo que la
de los demás filósofos alemanes de fines del siglo XVIII y comienzos
del XIX, se convirtió en una de las fuentes teóricas del marxismo. Lo
típico en la filosofía hegeliana, es la contradicción profunda entre
su método dialéctico y su sistema metafísico. El método dialéctico
afirma que el proceso del conocimiento es infinito, mientras Hegel
proclama que su filosofía es el término de todo desarrollo, constituye
una verdad definitiva. El método dialéctico parte del punto de vista
de que todo cambia y evoluciona; mientras que el sistema metafísico
representa a la naturaleza como algo rígido, inmutable, dado de una
vez por todas. De acuerdo con la dialéctica, la sociedad no se
detiene jamás en su progreso; Hegel por su parte, haciendo abandono de
la dialéctica, preconiza un compromiso entre el feudalismo agonizante
y el capitalismo naciente, y proclama que la monarquía feudal
prusiana, con ligeras reformas constitucionales, constituye el término
supremo del desarrollo social.

La dialéctica de Hegel está vuelta hacia el pasado y no hacia el
presente y el porvenir. Hegel temía extraer las conclusiones de su
propia doctrina, según la cual la contradicción constituye el motor
del devenir. En él, la lucha de los contrarios no alcanza su
coronamiento lógico, no llega hasta la victoria de lo nuevo, de lo
progresivo, sobre lo viejo, lo caduco. Hegel neutraliza, concilia los
contrarios, ingeniándose en esfumar la lucha aguda que se desarrolla
en el seno de la sociedad dividida en clases antagónicas.

Los fundadores del materialismo dialéctico, Marx y Engels, no podían
adoptar la dialéctica de Hegel tal cual se presentaba, sino que la
modificaron desde el punto de vista materialista y la colocaron sobre
sus pies. De ella sólo utilizaron su médula racional: la teoría del
desarrollo y del cambio, del pasaje de los cambios cuantitativos a los
cambios cualitativos, &c., después de haber desechado su corteza
idealista. Marx y Engels crearon un nuevo método dialéctico
inconmovible de la filosofía materialista. Marx escribía: “Mi método
dialéctico no sólo es fundamentalmente distinto del método de Hegel,
sino que es, en todo y por todo su reverso. Para Hegel, el proceso
del pensamiento, al que convierte incluso, bajo el nombre de idea, en
sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real, y éste la simple
forma exterior en que toma cuerpo. Para mí, lo ideal no es por el
contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del
Hombre” (Marx, El capital, Lib. I).

Las concepciones sociales y políticas de Hegel señalan una reacción
aristocrática frente a la Revolución Francesa. Aunque reconocía la
necesidad de modernizar en el sentido burgués las relaciones feudales
caducas, Hegel no deseaba un cambio radical del régimen feudal en
Alemania. “Hegel”, escribía Marx, “quiere un sistema de casta
medieval, pero en el sentido moderno de un Poder Legislativo, y quiere
un Poder Legislativo moderno, pero en la envoltura de un sistema de
casta medieval. Lo que es un sincretismo de la peor especie”
(Marx/Engels, Obras, Ed. alem.). Hegel hablaba con odio y desprecio
de las masas populares a las que consideraba como una fuerza ciega.
Exaltaba a Alemania, encarnación del “espíritu del mundo nuevo”; a los
pueblos eslavos les asignaba el papel de pueblos “no históricos”;
hacía de la guerra un fenómeno eterno, necesario a la vida de la
sociedad, &c. Los fascistas alemanes explotaron estas concepciones
reaccionarias de Hegel para su propaganda en favor del racismo y de la
hegemonía de Alemania.

Los clásicos del marxismo sometieron a una crítica aguda la filosofía
idealista de Hegel. Marx y Engels utilizaron con espíritu crítico los
elementos preciosos de su método dialéctico y crearon y desarrollaron
el materialismo dialéctico e histórico, única filosofía científica.
En 1944, el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética
condenó severamente las insuficiencias y los errores del tercer tomo
de la Historia de la Filosofía en el que se diluía la diferencia
radical entre la dialéctica hegeliana y la dialéctica marxista,
diferencia que expresa la oposición entre la concepción del mundo
burguesa y la concepción del mundo proletaria. El Comité Central
condenó la manera no crítica de exponer la filosofía hegeliana en
general. Obras principales de Hegel: Fenomenología del espíritu
(1807), Ciencia de la Lógica (1812-1816), Enciclopedia de las ciencias
filosóficas (“Lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del
espíritu”) (1817), Filosofía del derecho (1821). Publicaciones
póstumas: Lecciones sobre la historia de la Filosofía (1833-1836),
Filosofía de la historia (1837), Lecciones sobre estética o filosofía
del arte (1836-1838).

Diccionario filosófico · 1965:210-211

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

Filósofo alemán, idealista objetivo, representante de la filosofía
clásica alemana. En su juventud se distingue por sus ideas radicales,
saludó la Revolución Francesa, se alzó contra el régimen feudal de la
monarquía prusiana. La reacción que siguió al Congreso de Viena hizo
sentir su influjo sobre el propio Hegel. A partir de 1818 fue
profesor de la Universidad de Berlín y el representante y hasta el
creador de la filosofía oficial de la Prusia monárquica. En la
filosofía hegeliana se reflejaron de manera peculiar el carácter
contradictorio que ofrecía el desarrollo de Alemania en vísperas de la
revolución burguesa y la naturaleza dual de la burguesía alemana, de
la que Hegel fue ideólogo. Así se explica, por una parte, que la
filosofía de Hegel presente tendencias progresivas e incluso
revolucionarias, como reflejo de los procesos revolucionarios de
Europa, y que por otra parte, se den en ella ideas conservadoras y
reaccionarias que traducen la inconsecuencia y la cobardía de la
burguesía alemana, su disposición para establecer compromisos con la
nobleza reaccionaria. Esa dualidad late en todas las obras de Hegel,
incluida su Fenomenología del espíritu (1807), denominada por Marx “la
verdadera cuna y el secreto de la filosofía hegeliana”. En dicha obra
se examina la evolución del espíritu humano desde sus primeros
destellos hasta el dominio consciente de la ciencia y del método
científico (fenomenología: doctrina sobre los fenómenos de la
conciencia en su desarrollo histórico). Engels calificó la
Fenomenología del espíritu como especie de embriología y paleontología
del espíritu humano y veía en ella el nacimiento del historicismo, tan
característico de Hegel. Analizando en dicha obra la categoría de
alienación, Hegel, aunque en forma idealista, “capta la esencia del
trabajo”, ve al hombre y su historia como “resultado de su propio
trabajo” (Marx), formula principios importantísimos de la dialéctica.
Hegel fundamenta en este lugar la tesis, básica en él, acerca de la
identidad entre el pensamiento y el ser, acerca de la idea absoluta
que se autodesarrolla como base y esencia de todo el mundo. En forma
desarrollada, el contenido del sistema del idealismo absoluto
(objetivo) (expuesto de manera resumida en la Enciclopedia de las
ciencias filosóficas, 1817), consiste en lo siguiente: En la base de
todos los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad se encuentra lo
absoluto, el principio espiritual y racional, la “idea absoluta”, la
“razón universal” o “espíritu universal”. Este principio es activo,
con la particularidad de que su actividad estriba en el pensamiento,
o, dicho con más precisión, en el autoconocimiento. En su desarrollo,
la idea absoluta pasa por tres etapas: 1) el desarrollo de la idea en
su propio seno, en el “elemento del pensamiento puro”: la Lógica, en
la cual la idea revela su contenido en el sistema de categorías
lógicas que se hallan relacionadas entre sí y pasan de una a otra; 2)
el desarrollo de la idea en forma de “ser-otro”, es decir, bajo la
forma de naturaleza: Filosofía dl la naturaleza; la naturaleza no se
desarrolla, sirve sólo como manifestación externa del autodesarrollo
de las categorías lógicas que constituyen su esencia espiritual; 3) el
desarrollo de la idea en el pensamiento y en la historia (en el
“espíritu”): Filosofía del espíritu. En esta etapa, la idea absoluta
retorna a sí misma y llega a la comprensión de su contenido en las
diversas especies de conciencia y de actividad humanas. Según Hegel,
en su propio sistema encuentra su culminación el proceso de
autodesarrollo de la idea absoluta y, con ello, su autoconocimiento.
La adquisición más valiosa de su filosofía fue la dialéctica, cuya
exposición más completa figura en La ciencia de la lógica (1812-1816).
En esta obra, formuló Hegel la ley concerniente a la transformación de
los cambios cuantitativos en cualitativos, dio una sólida base a la
doctrina de las contradicciones como principio motor de todo
desarrollo, a la ley de la “negación de la negación”, a la dialéctica
de la forma y del contenido, del todo y la parte; analizó las
categorías de realidad, necesidad y casualidad, y muchas otras;
criticó el dualismo kantiano de la “cosa en sí” y el fenómeno, &c.
Sin embargo, la dialéctica hegeliana se encontraba en inconciliable
contradicción con su filosofía idealista. El idealismo de la
filosofía de Hegel así como la limitación burguesa de éste, le
llevaron a traicionar directamente sus propias ideas dialécticas
(admisión de que el desarrollo del mundo y del conocimiento había
llegado a su cima, mistificación de la dialéctica, aplicación del
principio de desarrollo exclusivamente a los fenómenos ideales,
esquematismo y artificiosidad en el desarrollo de las categorías
lógicas), a la falta de capacidad o de deseos en lo tocante a inferir
de la dialéctica conclusiones sociales consecuentes, a conciliar con
lo existente y a justificarlo (reconocimiento de la monarquía prusiana
como cima de la evolución social), a mantener prejuicios
nacionalistas, &c. La filosofía de Hegel desempeñó un gran papel en
la formación del marxismo, que salvó de ella lo más valioso, la
dialéctica, después de reelaborarla y convertirla en una rigurosa
doctrina científica sobre el desarrollo de la naturaleza, de la
sociedad y del pensar. El marxismo tiene en muy elevada estima la
lucha del filósofo alemán contra el agnosticismo, su historicismo, su
fe en la fuerza y capacidad de la razón humana, su doctrina lógica, en
la cual Hegel supo adivinar los nexos entre el mundo real e
importantes leyes del conocimiento. Obras: Filosofía del derecho
(1821), Lecciones sobre historia de la filosofía (1833-1836),
Lecciones sobre estética (1835-1838), Lecciones sobre filosofía de la
historia (1837).

Diccionario de filosofía · 1984:202-203

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

Filósofo alemán, idealista objetivo, representante de la filosofía
clásica alemana. Desde 1801 era profesor de la Universidad de Jena, y
desde 1818, de Berlín. El joven Hegel se distinguía por un modo
radical de pensar, aplaudió la revolución francesa e impugnaba el
orden feudal de la monarquía prusiana. En general, la filosofía de
Hegel reflejó de modo original el carácter contradictorio del
desarrollo de Alemania en vísperas de la revolución burguesa y la
doble naturaleza de la burguesía alemana, cuyo ideólogo era. De ahí,
por una parte, las tendencias progresistas y hasta revolucionarias de
su filosofía como expresión de los preparativos ideológicos para la
revolución burguesa en Alemania y, por la otra, las ideas
conservadoras y reaccionarias como resultado de la inconsecuencia y la
cobardía de la burguesía alemana y su inclinación a los compromisos
con los terratenientes reaccionarios. Esta dualidad se expresó en
todas las obras de Hegel. En la Fenomenología del espíritu (1807) se
estudia la evolución de la conciencia humana desde sus primeros
gérmenes hasta la asimilación consciente de la ciencia y la
metodología científica (la fenomenología es la doctrina sobre los
fenómenos del conocimiento, tal como se desarrollan históricamente).
Al analizar la categoría enajenación, Hegel capta, aunque en forma
idealista, la esencia del trabajo, es decir, muchos aspectos
importantes de la actividad material del hombre, examinando a éste
último y su historia como resultado de su propio trabajo y, por
consiguiente, adivina algunas regularidades reales de la historia. La
tesis de partida de la filosofía de Hegel es la identidad del ser y el
pensamiento, o sea, la comprensión del mundo real como manifestación
de la idea, concepto, espíritu. Hegel consideraba esta identidad como
el proceso de evolución histórica del autoconocimiento de la Idea
Absoluta. En forma desarrollada, el contenido del sistema del
idealismo objetivo de Hegel (expuesto concisamente en la Enciclopedia
de las ciencias filosóficas, 1817) consiste en lo siguiente. Todos
los fenómenos de la naturaleza y la sociedad se asientan en lo
absoluto, en el principio espiritual y racional: “Idea Absoluta”,
“Razón Mundial” o “Espíritu Mundial”. Este principio es activo, y su
actividad se expresa en el pensamiento, mejor dicho, en el
autoconocimiento. En su desarrollo, la Idea Absoluta atraviesa tres
etapas: 1) el desarrollo de la idea en su propio seno, en el “elemento
del pensamiento puro” –Lógica–, donde la idea pone de manifiesto su
contenido en un sistema de categorías lógicas interconectadas, que se
transforman unas en otras; 2) el desarrollo de la idea en forma de
“otro ser”, es decir, en forma de naturaleza –Filosofía de la
Naturaleza–; esta última no se desarrolla, sino tan sólo constituye
una manifestación externa del autodesarrollo de las categorías lógicas
que constituyen su esencia espiritual; 3) el desarrollo de la idea en
el pensamiento y la historia (en el “Espíritu”): Filosofía del
Espíritu. En esta etapa, la Idea Absoluta retorna a sí misma y conoce
su contenido en las diversas variedades de la conciencia y actividad
humanas. El principio idealista de la identidad del pensamiento y el
ser sirve, sin embargo, para fundamentar la unidad de las leyes del
mundo exterior y el pensamiento; está enfilado contra el agnosticismo
de Kant. Una valiosísima adquisición de la filosofía de Hegel fue la
dialéctica, expuesta con particular plenitud en la Ciencia de la
lógica (1812-16). En esta obra, Hegel ofrece un análisis de las leyes
y categorías más importantes de la dialéctica, fundamenta la tesis
sobre la unidad de la dialéctica, la lógica y la teoría del
conocimiento y crea, por vez primera en la historia del pensamiento,
un amplio sistema de la lógica dialéctica. Hegel hizo un excepcional
aporte a la teoría del conocimiento; tiene gran importancia, en
particular, su profunda crítica de la contemplatividad y el dualismo
kantiano de las “cosas en sí” y de los fenómenos. Revisten gran
interés también tales obras de Hegel como Filosofía del derecho
(1821), Lecciones sobre la historia de la filosofía (1833-36),
Lecciones sobre estética (1835-38) y Lecciones sobre la filosofía de
la historia (1837). Analizando a fondo los problemas de la ciencia,
Hegel dejó una profunda huella en todas las esferas de la filosofía.
Pero su dialéctica tenía una envoltura mística. El idealismo de la
filosofía de Hegel, así como su estrechez burguesa, contradecían sus
propias ideas dialécticas: dicho idealismo consistía en el
reconocimiento del carácter acabado del desarrollo del mundo y el
conocimiento, la mistificación de la dialéctica, la extensión del
principio del desarrollo sólo a los fenómenos ideales, el esquematismo
y la artificialidad en el desarrollo de una serie de categorías
lógicas, el enclaustramiento del sistema de éstas últimas, la
incapacidad y falta de deseo de sacar conclusiones sociales
consecuentes de la dialéctica, la conciliación con lo existente y su
justificación, el reconocimiento de la monarquía prusiana como cima
del desarrollo social, los prejuicios nacionalistas, &c. La filosofía
de Hegel desempeñó un gran papel en la formación del marxismo, que
tomó lo más valioso de ella –la dialéctica–, transformándola en una
doctrina rigurosamente científica del desarrollo de la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento. El marxismo valora altamente la lucha del
filósofo alemán contra el agnosticismo; su historicismo, su fe en las
fuerzas y en la capacidad de la razón humana y su doctrina lógica, en
la que supo adivinar las conexiones del mundo real e importantes
regularidades de la actividad teórica y práctica.

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