HERZEN, Alexandr Ivánovich

DEP-BZM

HERZEN, ALEXANDR IVÁNOVICH (1812-1870):

Eminente demócrata revolucionario ruso, ideólogo de la revolución
campesina, publicista, insigne filósofo materialista, economista.

Se manifestó contra la autocracia y el régimen de servidumbre, después
de crear una variante peculiar del socialismo utópico, el “socialismo
campesino”, basado en la idea de que la sociedad rusa debía progresar
a través de la revolución campesina. Dado que, entonces, casi no
existía en Rusia proletariado, Herzen estaba convencido de que gracias
a la comunidad campesina seria posible pasar directamente del régimen
de servidumbre al régimen socialista evitando el capitalismo. Herzen
idealizaba al campesino ruso, no supo comprender el papel histórico
del proletariado como luchador más firme y como dirigente de los
trabajadores en los combates contra el capitalismo, como creador de la
sociedad socialista. La idea de Herzen sobre el socialismo basado en
la comunidad rural nada tiene de común con el socialismo científico.

Herzen fue uno de los primeros críticos rusos del capitalismo y de la
economía política burguesa, a la que consideraba como arma para
defender al capitalismo y para privar de tierra a los campesinos.
Criticó con singular dureza la corriente vulgar de la economía
política burguesa defendida por Say y Malthus, puso de manifiesto la
inconsistencia científica de los trabajos de dichos autores, sus
contradicciones, sus graves errores y tergiversaciones.

Al mismo tiempo, procuraba mostrar el semblante rapaz y antipopular de
la burguesía. Aunque Herzen sostenía las ideas del socialismo utópico
y en sus concepciones se reflejaba la lucha de los campesinos contra
los terratenientes, ha pasado a la historia como un demócrata
revolucionario que luchó activamente contra la autocracia y la
servidumbre, como uno de los que animaron y pusieron en pie a las
masas populares para llevar o cabo la revolución en Rusia.

Diccionario filosófico marxista · 1946:132-133

Alejandro Ivanovich Herzen (1812-1870)

Gran revolucionario y demócrata ruso. Por sus concepciones
filosóficas, Herzen es un materialista, partidario de la dialéctica de
Hegel. Herzen, “en la Rusia feudal, en la década del 40 del siglo
XIX, supo elevarse a una altura tan grande, que se colocó al nivel de
los más profundos pensadores de su tiempo” (Lenin). Estudió
profundamente la filosofía de Hegel, llegando a la conclusión de que
la dialéctica de Hegel es “el álgebra de la revolución, que emancipa
extraordinariamente al hombre y no deja piedra sobre piedra del mundo
cristiano, del mundo de las tradiciones que habían sobrevivido”. La
Esencia del Cristianismo (ver), el famoso libro del filósofo
materialista alemán Feuerbach, ejerció una enorme influencia sobre el
desarrollo filosófico de Herzen hacia el materialismo. En 1844-1845
escribió Herzen su obra filosófica fundamental Cartas sobre el estudio
de la Naturaleza (ver), en la que hace una profunda crítica de la
filosofía idealista y se manífiesta contra el materialismo vulgar, que
“en cuanto a conciencia, a método, está incomparablemente más bajo que
el idealismo”. Herzen exige la unión del materialismo con la
“especulación”, con el “método”, para que “la razón salga al camino,
apoyándose en la experiencia mano a mano con la Naturaleza, para que
la Naturaleza le conduzca como a su pupilo hasta tanto esté en
condiciones de llevarla al total alumbramiento en el pensamiento”.
Después de la derrota de la insurrección del proletariado parisino en
junio de 1848, Herzen, que vivía por aquel entonces en París,
atraviesa una crisis espiritual. Hondamente conmovido por el fracaso
de la sublevación, por el heroísmo ilimitado de los obreros parisinos,
por la bestialidad de la burguesía, cuya venganza “sobrepasa toda
imaginación”, Herzen maldice a la burguesía; comprende que sin una
nueva revolución, “sin el exterminio de lo existente” no hay salida
posible, pero no ve la fuerza capaz de encabezar la lucha, no advierte
el camino que conduzca a la victoria. La crisis espiritual fue debida
a que no supo elevarse hasta la comprensión de las leyes del
desarrollo de la sociedad, porque habiendo llegado de lleno, como
escribía Lenin, a las puertas del materialismo dialéctico, “se detuvo
ante el materialismo histórico”. Herzen era socialista, pero su
“socialismo” no tenía un fundamento científico. La bancarrota
espiritual de Herzen después de 1848 “era la bancarrota de las
ilusiones burguesas” en el socialismo. El drama espiritual de Herzen
fue fruto y reflejo de una época histórico-universal, en que el
espíritu revolucionario de la democracia burguesa se extinguía ya (en
Europa), mientras que el espíritu revolucionario del proletariado
socialista aún no estaba maduro” (Lenin). La Estrella Polar
(1855-1869), La Campana (1857-1867), publicadas por Herzen e
introducidas clandestinamente a Rusia, incitaban a la lucha contra la
autocracia, llamaban a la destrucción del régimen de servidumbre,
educaban en el espíritu revolucionario a la joven generación. Herzen
tenía vacilaciones, desviaciones del democratismo hacia el
liberalismo, pero el demócrata mantuvo en él la supremacía; y aunque
durante toda su vida Herzen no supo desembarazarse de las ilusiones
democrático-burguesas, sin embargo, poco antes de su muerte “no volvió
los ojos hacia el liberalismo, sino hacia la Internacional, hacia la
Internacional que dirigía Marx, ¡la Internacional que había empezado a
‘formar los regimientos’ del proletariado, a unificar el ‘mundo
trabajador’, que ‘abandonaba el mundo de los que gozan sin trabajar’!”
(Lenin). Las obras principales de Herzen son: Cartas sobre el estudio
de la Naturaleza, 1844-1845; Cartas desde Francia e Italia, 1847-1850;
Lo pasado y los pensamientos, 1852-1867.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:230-233

Alejandro Ivánovich Herzen (1812-1870)

Eminente demócrata revolucionario ruso y filósofo materialista,
brillante periodista y literato. Las concepciones políticas, sociales
y filosóficas de Herzen, formadas a medida que el movimiento
revolucionario ruso iba en ascenso, reflejaban los cambios que
maduraban en la estructura social y económica del país. El
pensamiento ruso de vanguardia, revolucionario y materialista, ejerció
una influencia considerable sobre él. El artículo de Lenin “En
memoria de Herzen” ofrece la clave de una comprensión acertada,
marxista de las ideas de Herzen, de su papel en el movimiento de
liberación y de las etapas principales de su actividad.

Herzen pertenecía a la generación de los revolucionarios surgidos de
la nobleza durante la primera mitad del siglo XIX. La sublevación de
los decembristas provocó el despertar de Herzen, observa Lenin.
Herzen fue enemigo implacable del régimen de servidumbre feudal y de
sus sostenedores, y veía el sentido de su vida en la lucha por la
abolición de ese régimen y por esa liberación del pueblo ruso del yugo
de la aristocracia. Fue perseguido y obligado a partir al extranjero
en 1847; pero aun allí consagró toda su actividad a la lucha por su
país.

La doctrina filosófica de Herzen continúa y desarrolla las ideas de
los pensadores rusos de vanguardia: Lomonósov (ver), Radishchev (ver),
los decembristas (ver), así como las mejores tradiciones del
materialismo de Europa Occidental. Herzen es un representante notable
del materialismo. “En la Rusia feudal de los años del 40 del siglo
XIX, supo elevarse a una altura tal, que se colocó al nivel de los más
grandes pensadores de su tiempo” (Lenin, “En memoria de Herzen”, en
Obras escogidas, t. I, p. 812, Ed. esp., Moscú, 1948). Herzen supo
discernir los elementos positivos de la dialéctica de Hegel, la que
trató de modificar de acuerdo con las tareas revolucionarias y
democráticas de la época. Consideraba la dialéctica como el “álgebra
de la revolución”. La dialéctica, escribía Herzen, “destruye por
completo el mundo cristiano, el mundo de las tradiciones caducas”. En
su gran obra filosófica Cartas sobre el estudio de la naturaleza,
Herzen hace una crítica profunda de la filosofía idealista y del
materialismo metafísico, que, según él “es, desde el punto de vista de
la conciencia, del método, muy inferior” al idealismo dialéctico.
Herzen exigía que se asociara el materialismo y la idea de desarrollo,
las ciencias naturales y la filosofía, la teoría y la práctica. “La
filosofía sin ciencias naturales, es tan imposible como las ciencias
naturales sin filosofía”, escribía. Pone al desnudo el carácter
imperfecto del idealismo filosófico de Hegel (ver) y de otros
idealistas. En vano, dice, pretenderá el pensamiento la prioridad con
relación a la naturaleza. La naturaleza no surgió del pensamiento.
Al contrario, el pensamiento surgió del desarrollo de la naturaleza.
Herzen proclama el triunfo de la filosofía materialista, que reconoce
la objetividad de las leyes del pensamiento como “leyes conscientes de
la existencia”.

Herzen somete a una viva crítica el materialismo simplista,
“unilateral”, que “aplicaba todo su celo a la destrucción de cuanto es
inmaterial, negaba lo universal, consideraba el pensamiento como una
secreción del cerebro, y la experiencia como la única fuente de los
conocimientos; que no veía la verdad sino en hechos particulares,
palpables y visibles”. Al descubrir con lucidez el carácter limitado
del materialismo vulgar (ver), Herzen exige que se asocie la
experiencia y el pensamiento, lo que según él, debía producir un
desarrollo extraordinario de la ciencia y de la filosofía. “La
experiencia cesará de temer al pensamiento; el pensamiento a su vez,
no retrocederá más ante la inmovilidad del mundo de los hechos, frente
al cual, hasta entonces, se sentía ajeno; sólo así será dominada la
realidad exterior cuya razón no pueden dar ni la metafísica abstracta
ni las ciencias particulares”. Sólo la filosofía, “enriquecida por la
experiencia, será la fragua terrible ante cuyo fuego nada resistirá”.
En sus Cartas sobre el estudio de la naturaleza, Herzen expone la
historia de la filosofía, a partir de la filosofía griega y sus
diversas corrientes. Su concepción de la historia de la filosofía
representa un gran paso adelante en el estudio de esa ciencia.
Muestra hasta qué punto el idealismo y el materialismo se oponen, la
lucha que sostienen entre sí; y ofrece una serie de apreciaciones
magistrales sobre las diferentes teorías y concepciones. Sin embargo,
por no ser un materialista histórico, no pudo comprender las leyes del
desarrollo de la filosofía y, algunas veces, se engaña en sus
apreciaciones, particularmente con relación al materialismo francés.
Lenin apreciaba en alto grado las Cartas sobre el estudio de la
naturaleza, y escribía a propósito de la primera de esas cartas,
“Empirismo e idealismo”, que ella “…nos muestra a un pensador, que,
incluso ahora, está a cien codos por encima de un sin fin de
naturalistas empíricos contemporáneos y de una infinidad de filósofos
idealistas y semiidealistas del presente. Herzen llegó hasta el
materialismo dialéctico y se detuvo ante el materialismo histórico”
(Ibid. p. 812).

La derrota de la revolución de 1848 provocó una crisis moral en
Herzen. Testigo directo del alzamiento de los obreros parisinos y de
su derrota, Herzen flagela a la burguesía; y comprende que sin una
nueva revolución, sin la abolición del régimen existente, el camino
del radiante porvenir permanecerá cerrado. Pero no ve la fuerza capaz
de ponerse a la cabeza de la lucha, no ve el camino que conduce a la
victoria. Sus concepciones acerca de la historia siguen siendo
idealistas, a despecho de los pensamientos profundos emitidos por él
sobre las leyes del desarrollo histórico: el papel de las masas en la
historia, las clases, etc. No comprendió que la fuerza destinada a
aplastar el poder de la burguesía, es el proletariado. Era
socialista, pero su “socialismo” carecía de base científica y
pertenecía, como decía Lenin, a las formas del socialismo burgués y
pequeño-burgués que no sobrevivieron a los acontecimientos de julio de 1848.
La bancarrota de sus ilusiones después de 1848 “…era la
bancarrota de las ilusiones burguesas en el socialismo. El drama
moral de Herzen fue fruto y reflejo de una época histórico-universal,
en que el revolucionarismo de la democracia burguesa moría ya (en
Europa), mientras que el revolucionarismo del proletariado socialista
aún no estaba maduro” (Ibid., p. 812). Más tarde, Herzen se
convirtió en ideólogo del socialismo utópico campesino. Pensaba que
después de la abolición de la servidumbre, Rusia, sin detenerse en la
etapa capitalista utilizaría la comunidad campesina para pasar al
socialismo. Su teoría del socialismo “campesino” y su democratismo
revolucionario se hallan estrechamente vinculados. “Herzen”, escribía
Lenin, “veía el ‘socialismo’ en la liberación de los campesinos
dándoles la tierra, en la propiedad comunal de la tierra y en la idea
campesina del ‘derecho a la tierra’”. (Ibid., p. 813). La idea del
“derecho a la tierra” y del reparto igualitario de la tierra traducía
las aspiraciones revolucionarias a la igualdad alimentadas por los
campesinos en lucha por la abolición del poder de los grandes
terratenientes y por su expropiación. Pero ese socialismo, a juicio
de Lenin, no contenía ni un “grano de socialismo” y no era más que una
“fraseología plácida”, un “dulce sueño”.

El escepticismo de Herzen después de la derrota de la revolución de
1848, sin embargo, constituyó en él una especie de transición que le
hizo abandonar las ilusiones del democratismo burgués “por encima de
las clases”, para volverse hacia una lucha de clases del proletariado,
lucha severa, implacable. En 1869, Herzen rompe con el anarquista
Bakunin (ver), pero “…no volvió los ojos hacia el liberalismo, sino
hacia la Internacional, hacia aquella Internacional que dirigía Marx,
hacia aquella Internacional que había empezado a ‘formar los
regimientos’ del proletariado, a unificar el ‘mundo obrero’…”
(Ibid., p. 813). Ciertamente aun en esa época, la debilidad de
Herzen era sensible: creía que el socialismo debía manifestarse “con
una propaganda igualmente dirigida al obrero y al patrono, al labrador
y al pequeño-burgués”. A este respecto, existe una gran diferencia
entre Herzen y Chernishevki (ver). Este comprendía que no por medio
de la propaganda, sino solamente por medio de la revolución violenta
se podía cambiar el régimen social. Hasta 1861, Herzen, vaciló
apartándose a veces del democratismo hacia el liberalismo, pero su
democratismo acababa siempre por imponerse. “No fue culpa de Herzen,
sino su desgracia, el que no pudiera ver al pueblo revolucionario en
la propia Rusia en la década del 40. Cuando lo vio en la del 60 se
puso sin temor al lado de la democracia revolucionaria contra el
liberalismo. Luchó por la victoria del pueblo sobre el zarismo, y no
por una componenda entre la burguesía liberal y el zar de los
terratenientes. Herzen levantó la enseña de la revolución” (Ibid.,
pp. 816 y 817). El gran mérito de Herzen consiste en haber fundado
la prensa rusa en el extranjero. “Kolokol” (La Campana) y La Estrella
Polar, editados durante la década del 50 al 60, contribuyeron a formar
a la joven generación de Rusia en el espíritu de una lucha implacable
contra la servidumbre y la autocracia.

Herzen era un gran patriota; amaba profundamente al pueblo trabajador
y odiaba a sus opresores. Luchó contra el cosmopolitismo y se alzó
contra la opresión nacional de los pueblos por el zarismo, defendiendo
la libertad del pueblo polaco que se había sublevado contra la
autocracia. Criticaba implacablemente el orden burgués europeo y
demostraba que el capitalismo corre inevitablemente a su perdición.

Herzen es autor de una serie de obras literarias brillantes tales como
“¿De quién es la culpa?”, “El doctor Krupov”, “La piadosa ladrona”,
“Recuerdos y pensamientos”, y otras, donde lucha contra la servidumbre
y la autocracia. Sus obras se hallan impregnadas de humanismo, de
elevados principios éticos; Herzen exige del arte que sea realista y
popular, y combate el arte sin ideas. Sus concepciones sobre el arte
se formaron bajo la influencia de la crítica y de la estética
democrático-revolucionarias de Belinski (ver), del realismo de
Pushkin, Gogol, Lermontov. Las principales obras de Herzen son: El
dilettantismo en las ciencias (1843), Cartas sobre el estudio de la
naturaleza (1845-1846), Cartas de Francia y de Italia (1847-1851),
Desde la otra orilla (1847-1850), Recuerdos y pensamientos
(1852-1867), A un viejo camarada (1870).

Diccionario filosófico · 1965:215

Alexandr Ivánovich Herzen (1812-1870)

Demócrata revolucionario ruso, pensador materialista, escritor;
fundador del populismo. Hijo del aristócrata moscovita I. A.
Iákovlev. Terminó sus estudios en la Universidad de Moscú (1833).
Fue deportado dos veces por las autoridades zaristas (1835-40 y
1841-42). Emigrado desde 1847. Testigo de la revolución de 1848-49
en Francia y en Italia. Desde 1852, vivió sobre todo en Inglaterra,
donde fundó la Tipografía Rusa Libre (1853). Editó el periódico ruso,
no sometido a censura, “Kolokol” (La Campana) (1857-67). Murió en
París. Obras filosóficas principales: El diletantismo en la ciencia
(1842-43), Cartas sobre el estudio de la naturaleza (1845-46), Desde
la otra orilla (1847-50), A un viejo camarada (1869). El camino
ideológico de Herzen es complejo y contradictorio; sin embargo, a
través de todas sus búsquedas teóricas se percibe un anhelo capital:
crear una teoría científica nueva, “realista” partiendo de los
resultados superiores obtenidos por el pensamiento filosófico-social,
teoría que constituyera el fundamento de la revolución social futura.
Herzen analizó con espíritu crítico las ideas del socialismo utópico
francés (lo conoció por primera vez en 1832), de la historiografía
romántica de la época de la Restauración y de la filosofía clásica
alemana de siglo XIX; y a comienzos de la década de 1840 las elaboró
en una concepción atea y materialista original del mundo, de la cual
constituía una parte importante el intento de interpretar con un
criterio materialista la dialéctica de Hegel, a la que más tarde
denominó “álgebra de la revolución”. Herzen “llegó al umbral del
materialismo dialéctico” (Lenin). El tema principal de las
investigaciones filosóficas de Herzen era la demostración de la unidad
del ser y el pensar, de la práctica y le teoría, de la sociedad y el
individuo. Pugnaba por hallar y formular un método de conocimiento
adecuado a la realidad y que constituyera una unidad de experiencia y
raciocinio, de “empirismo” y “especulación”. En el campo de la
filosofía de la historia, se ocupó sobre todo del problema relativo a
la ley social, concebida por él, en última instancia, como una
combinación del decurso espontáneo de la historia (de la vida
inconsciente de los pueblos) y de la actividad consciente de los
individuos (del desarrollo de la ciencia). En el terreno social, la
consigna de unidad entre teoría y práctica lleva a Herzen a la lucha
por la ilustración revolucionaria de las masas populares,
preparándolas para la revolución socialista. Esta múltiple y compleja
problemática, aunque interiormente concatenada, aflora de manera
distinta en las diferentes etapas del desarrollo ideológico de Herzen.
En su concepción filosófico-social introdujo serias rectificaciones la
revolución de 1848-49, cuya derrota dio origen al drama espiritual de
Herzen. Al no ver en la realidad de la Europa Occidental una
coincidencia entre el decurso de la historia y el desarrollo del
pensamiento humano, pensamiento que había formulado y elaborado el
ideal socialista, Herzen se siente invadido por el pesimismo y el
escepticismo en lo tocante a las posibles perspectivas de la
revolución social en Occidente. En su intento de superar tal
pesimismo, ideó Herzen la teoría del socialismo campesino, “ruso”:
veía en la comuna campesina el germen real del futuro socialista.
Veía el proceso ulterior de la historia rusa como la liberación de los
campesinos del yugo feudal y absolutista, a la vez que procuraba
armonizar el tipo de vida colectivista y patriarcal del campesinado
con las teorías socialistas. Sobre este particular, Herzen no sólo
propugnaba la solución radical del problema campesino en Rusia, sino
que además planteaba el problema relativo a la posibilidad de eludir
la fase capitalista de desarrollo. No obstante, los acontecimientos
que se produjeron a mediados de la década de 1880 lo convencieron cada
vez más de que también Rusia se contagiaba, de la “viruela burguesa”.
Herzen sólo empieza a superar realmente su drama espiritual al fin de
su vida, cuando, después de romper con el anarquista Bakunin, comienza
a ver en el movimiento obrero, que de nuevo se alza en la Europa
Occidental dirigido por la I Internacional, la garantía de que el
socialismo se trocará en realidad. La historiografía burguesa
tergiversa el sentido de las ideas filosóficas y sociales de Herzen,
transformándole en un buscador de Dios (S. Bulgákov, V. Zenkovski,
V. Pirozhkova, etc.), en un enemigo de la revolución y del socialismo
(P. Struve, G. Kon, I. Berlin, etc.).

Diccionario de filosofía · 1984:206-207

Alexandr Ivánovich Herzen (1812-1870)

Revolucionario demócrata ruso, escritor, pensador materialista,
fundador del populismo. Organizó en Inglaterra la Imprenta Libre, que
editaba las revistas “Poliárnaya zvezdá” (La Estrella Polar)
(1855-62), “Kólokol” (La Campana) (1857-67), etc. El camino
ideológico de Herzen es complejo, pero a través de sus búsquedas
teóricas llenas de contradicciones se abre paso el principal afán:
partiendo de las realizaciones máximas del pensamiento
socio-filosófico, crear una nueva teoría científica “realista”, que
constituya la fundamentación ideológica de la futura revolución
social. Las ideas del socialismo utópico francés (Herzen las conoció
por vez primera en 1832), de la historiografía romántica de la época
de la Restauración y de la filosofía clásica alemana del siglo 19
fueron asimiladas y reelaboradas con espíritu crítico por Herzen hacia
comienzos de los años 40, en una original concepción del mundo atea y
materialista, cuyo aspecto más importante era el intento de
interpretar en el sentido materialista la dialéctica de Hegel. Más
tarde la calificó de “álgebra de la revolución”. Herzen “se acercó de
lleno al materialismo dialéctico” (Lenin). El principal tema de las
búsquedas, filosóficas de Herzen consiste en demostrar la unidad del
ser y el pensamiento, de la práctica y la teoría y de la sociedad y el
individuo. Herzen procuraba hallar y formular el método de
conocimiento adecuado a la realidad. En el campo de la filosofía de
la historia, Herzen dispensaba gran atención al problema de la ley
social, que consideraba en última instancia como conjugación de la
marcha espontánea de la historia (vida inconsciente de los pueblos) y
la actividad consciente de los individuos (desarrollo de la ciencia).
En la esfera sociopolítica, la consigna de la unidad de la teoría y la
práctica conduce a Herzen a la lucha por la educación revolucionaria
de las masas populares que las preparase para la revolución
socialista. Esta problemática muy compleja, pero interiormente
interconectada, tiene aspectos distintos en las diferentes etapas de
la evolución ideológica de Herzen. Introdujo correcciones
considerables en sus concepciones socio-filosóficas la revolución de
1848-49, que abarcó a varios países euroccidentales y cuya derrota
constituyó la base del drama espiritual de Herzen. Al no ver en la
realidad euroccidental la coincidencia de la marcha de la historia y
del desarrollo del pensamiento humano que promovió y seguía elaborando
el ideal socialista, Herzen cae en el pesimismo y escepticismo
respecto a las perspectivas posibles de la revolución social en
Occidente. Un intento de superar este pesimismo fue la teoría de
Herzen sobre el socialismo campesino, “ruso”: en la comunidad
campesina, Herzen vio un germen real, a su parecer, del futuro
socialista. El curso posterior de la historia rusa era concebido por
Herzen como la liberación de los campesinos de todas las trabas
autocrático-feudales y la conjugación de la vida patriarcal
colectivista del campesinado con la teoría socialista. En esta línea,
Herzen, además de exigir una solución radical del problema campesino
en Rusia, planteaba también la cuestión de la posibilidad de soslayar
la fase capitalista de desarrollo. Sin embargo, los acontecimientos
de mediados de los años 60 convencían a Herzen cada vez más de que
Rusia se iba contagiando también de la “viruela burguesa”. La
auténtica superación del drama espiritual de Herzen sólo se esboza al
final de su vida, cuando, al romper con el anarquista Bakunin, empieza
a advertir la garantía de la realización del socialismo en el
movimiento obrero que volvía a levantarse en Europa Occidental bajo la
dirección de la I Internacional. La historiografía burguesa desvirtúa
el sentido de la evolución socio-filosófica de Herzen, convirtiéndolo
o bien en buscador religioso (Bulgákov, V. Zenkovski, V. Pirozhkova
y otros), o bien en adversario de la revolución y el socialismo
(Struve, G. Kon, I. Berlin y otros). Principales obras filosóficas:
El diletantismo en la ciencia (1842-43), Cartas sobre el estudio de la
naturaleza (1845-46), Desde la otra orilla (1847-50), “Robert Owen”
(1860, formó parte, como capítulo, de la obra El pasado y los
pensamientos), Cartas al adversario (1864), Al viejo camarada (1869).

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