LAMARCK, Jean Baptiste

Jean Baptiste Lamarck (1744-1829)

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

Diccionario filosófico abreviado · 1959:273-275

Célebre naturalista y biólogo francés que formuló antes que Darwin
(ver) la teoría de la evolución de la naturaleza viva. Su vida y su
actividad tuvieron por marco la Revolución Francesa de 1789, a la que
acogió con entusiasmo. Rousseau (ver), los materialistas franceses y
los grandes naturalistas de la época (Buffon, Jussieu y otros)
ejercieron una gran influencia en su formación. Lamarck era
materialista, pero su materialismo era limitado e inconsecuente.
Admitía que la materia constituye la base del mundo, de todos los
cuerpos, de todas las cosas; pero que por ser inerte, tiene necesidad
de un impulso inicial que le comunique movimiento. Existe, afirmaba,
un orden determinado de las leyes y de las causas naturales a las
cuales la naturaleza obedece y según las cuales, se desarrolla. No
obstante, para evitar las persecuciones de la Iglesia, declaraba que
ese orden era obra del Creador. En esto se expresaba su deísmo.

Lamarck desempeñó un papel progresivo en la historia de la biología,
ciencia de las leyes generales del desarrollo de la vida sobre la
tierra. A él se debe el propio término de “biología”. Hizo obra de
innovador en el estudio de la naturaleza, y su método evolucionista,
conjuntamente con el de Darwin, aseguró a la biología una base
científica. La idea de la unidad y de la continuidad del desarrollo
de la naturaleza, la idea de la variación de las especies bajo la
influencia de sus condiciones de vida, del medio exterior, constituyen
el fundamento del método de Lamarck.

Al publicar su obra esencial, Filosofía zoológica (1809), Lamarck
produjo el efecto de un rayo, pues atacó las ideas metafísicas que
reinaban entonces sin discusión en la consideración de la naturaleza
viva. Lamarck se sirvió de toda una serie de hechos puestos en
evidencia por la clasificación y la sistematización de los vegetales y
de los animales, por el estudio de las especies fósiles y de las
variaciones de los animales domésticos y de las plantas de cultivo,
para refutar resueltamente la teoría reaccionaria de la inmutabilidad
de las especies. Criticó igualmente la teoría reaccionaria e
idealista de los cataclismos de Cuvier. La naturaleza no ha conocido
jamás, afirmaba Lamarck, tales cataclismos; ella ha seguido, en todo y
por todo, sin dar saltos, una evolución lenta y progresiva. Lamarck
trató de dilucidar las causas de los cambios que se producen en los
organismos vivos, y afirmaba que las circunstancias exteriores eran la
causa directa de los cambios experimentados por los organismos. Si
bien los vegetales responden directamente a la influencia del medio
exterior con las modificaciones correspondientes, esas influencias se
ejercen indirectamente sobre los animales provistos de un sistema
nervioso superior y de una organización más compleja, por medio de
cambios en los hábitos y en las costumbres y por la aparición de
necesidades nuevas. Estas necesidades nuevas obligan a los animales a
ejercitar más ciertos órganos, y contrariamente, a cesar en la
utilización de otros. El ejercicio y la falta de uso provocan
modificaciones en el organismo entero y sus funciones.

La teoría de Lamarck provocó la crítica, cargada de odio, de los
reaccionarios. Se le reprochó durante mucho tiempo el ser un espíritu
quimérico y de caprichosa imaginación. Los weismanistas-morganistas
atacaron posteriormente sus tesis materialistas relativas a la acción
ejercida sobre los organismos por el medio exterior y su teoría de la
herencia de los caracteres adquiridos. Todos los sabios progresivos
intervinieron en favor de Lamarck: Darwin, Timiriazev (ver), Mechnikov
(ver) y otros. Los biólogos reaccionarios se empeñaron en falsificar
el fondo materialista de la teoría lamarckiana, como por ejemplo, el
grupo de los psico-lamarckianos (Cope, Pauli, Francé y otros) que
desarrollaban puntos de vista idealistas sobre el papel predominante
de la psiquis en la evolución, sobre la “tendencia” de los organismos
hacia el “perfeccionamiento”, &c. La doctrina michurinista (ver)
defiende los principios materialistas progresivos intuitivamente
expresados por Lamarck en su genial hipótesis. Esa doctrina ha
estudiado profundamente y ha perfeccionado la teoría de la influencia
transformadora ejercida por las condiciones de vida sobre la
naturaleza de los organismos, ha descubierto la ley fundamental de la
biología y afirmado la posibilidad y la inevitabilidad de la herencia
de los caracteres adquiridos, ley que Lamarck había únicamente
presumido bajo su forma más general.

En lo relativo a la teoría lamarckiana del desarrollo, ésta es
puramente evolucionista: Lamarck sólo consideraba el desarrollo bajo
la forma de un movimiento progresivo y continuo, sin saltos ni
revoluciones. La teoría lamarckiana del desarrollo está igualmente
impregnada de elementos mecanicistas. Lamarck no supo elevarse a la
comprensión dialéctica de la evolución. Sólo la doctrina michurinista
supo, consciente y consecuentemente, aplicar el materialismo
dialéctico al estudio de las leyes objetivas de la naturaleza viva.

Diccionario filosófico · 1965:262

Jean Baptiste de Lamarck (1744-1829)

Naturalista francés. En su Filosofía zoológica (1809) se expone por
primera vez una teoría acabada del desarrollo evolutivo del reino
animal. Generalizando los resultados de la ciencia natural de su
tiempo, Lamarck formuló la tesis de que el cambio del medio exterior
lleva a la aparición de nuevas propiedades, que se transmiten por
herencia, en el organismo: Con esto, se manifestaba contra la teoría
metafísica de la estabilidad de las especies y también contra la
teoría de los cataclismos de Cuvier. Según Lamarck, lo vivo surge de
lo inanimado gracia a ciertos “fluidos” materiales, con la
particularidad de que al principio se constituyen las formas más
sencillas de las cuales se van desarrollando luego; gradualmente, las
más complejas. No obstante, Lamarck consideraba que la materia de por
sí no posee movimiento, y que el desarrollo tanto de lo vivo como de
lo inanimado se efectúa en consonancia con “un fin interno divino”.
El aspecto teleológico de la teoría de Lamarck fue recogido por los
neolamarckianos, quienes defendieron la tesis de que la psique
desempeña el papel principal en el proceso evolutivo. Darwin en su
teoría de la evolución utilizó la idea de Lamarck sobre el influjo del
medió exterior y de la herencia en la evolución.

No figura en el Diccionario de filosofía · 1984

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