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Diccionario filosófico marxista · 1946:170-171
Godofredo Guillermo Leibnitz (1648-1718)
Famoso filósofo y matemático alemán, precursor del idealismo clásico
alemán. La filosofía de Leibnitz nació y se desarrolló bajo las
condiciones del desmembramiento feudal de Alemania. La debilidad de
la incipiente burguesía alemana condicionó el carácter conciliador de
su ideología, que se manifestó claramente en la filosofía de Leibnitz,
con el propósito de conciliar la religión con la ciencia. El
fundamento de la Naturaleza, según Leibnitz, son ciertas sustancias
espirituales (ideales) independientes: las mónadas (ver: Mónada). Las
mónadas que son móviles, diligentes, constituyen la base de todas las
cosas, de toda la vida, son una fuerza activa, vital, y la materia
sólo es la manifestación de esta fuerza, el “otro ser” de la esencia
espiritual de las mónadas. Las mónadas nacen como producto de la
creación de la mónada principal, universal: dios. El vínculo de las
mónadas entre sí forma la “armonía preestablecida”. Por eso, afirmó
Leibnitz, todo es perfecto en éste, el mejor de los mundos. El mundo
inorgánico representa la unión de las mónadas inferiores; el hombre es
la combinación de las mónadas superiores que poseen una clara
representación y comprensión do la realidad. De esta manera, toda la
Naturaleza es orgánica; no hay Naturaleza no viva, según Leibnitz. En
la teoría de las mónadas se entrelazan el idealismo y la metafísica
(el nacimiento sobrenatural de las mónadas) con la idea dialéctica
sobre el movimiento interno de la materia y sobre la conexión mutua de
todas las formas de manifestación de la vida (a través de las
mónadas). Lenin señaló por eso: “A través de la teología, Leibnitz
llegó al principio de la relación indisoluble (y universal, absoluta)
entre la materia y el movimiento”. Sin embargo, Leibnitz desarrolló
paralelamente los principios mecanicistas de la continuidad del
desarrollo, negaba los saltos y subordinaba las leyes del movimiento
físico a la teleología. En la teoría del conocimiento trató de
conciliar el racionalismo con el empirismo. Al conocido principio del
empirismo: “no hay nada en el intelecto que no haya estado antes en
los sentidos” agregó: “fuera del propio intelecto”, estableciendo así
la conciliación con el racionalismo. En el terreno de las matemáticas
su papel es inmenso. Independientemente de Newton, descubrió el
cálculo diferencial y el integral (el análisis de lo infinitesimal),
que son un poderoso medio de conocimiento del mundo, ya que permiten,
como lo señaló Engels, representar no sólo el estado, sino también los
procesos de la Naturaleza. Las obras principales de Leibnitz son: “El
nuevo método de los máximos y mínimos”, 1684; “Nuevo sistema de la
Naturaleza y de la comunicación de las substancias, así como de la
unión que hay entre el alma y el cuerpo”, 1695; “Teodicea”, 1710;
“Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano”, “Monadología”, 1714.
Además dejó gran número de cartas (cerca de 15 mil) en las que expone
muchas de sus ideas.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:278-279
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)
Eminente filósofo y matemático, precursor del idealismo alemán de
fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. La filosofía de
Leibniz hizo su aparición en la Alemania feudal desmembrada. La
debilidad de la burguesía alemana naciente era la causa del carácter
compromisorio de su ideología reflejada en el sistema de Leibniz.
Este quería conciliar la religión con la ciencia, explicar las
desdichas de los hombres con invocaciones a la voluntad divina. Esta
doctrina se asocia directamente con la enseñanza religiosa sobre la
omnipotencia de Dios. El universo se compone, según Leibniz, de
substancias espirituales independientes, llamadas mónadas (ver), que
son las “almas”, los elementos constitutivos de todas las cosas, de
toda la vida. Las mónadas son activas y la representación constituye
la esfera de su actividad. La materia no es sino una manifestación de
esas entidades espirituales independientes. Dios, mónada suprema,
crea la multitud infinita de mónadas cuya jerarquía engendra una
armonía preestablecida. Por eso, afirma Leibniz, el mundo así creado
es el mejor de los mundos.
El mundo inorgánico es un conjunto de mónadas inferiores; el hombre
está formado de mónadas superiores capaces de representación y
comprensión de la realidad. Así, toda la naturaleza es orgánica: no
hay naturaleza no viva. En esta doctrina se entrelazan el idealismo y
la metafísica (origen sobrenatural de las mónadas) por una parte, y la
intuición dialéctica del movimiento interno de la materia y de la
conexión de todas las formas de vida (manifestándose a través de las
mónadas) por otra parte. A este propósito, Lenin decía: “…por medio
de la teología, Leibniz se aproximó al principio del vínculo
indisoluble (universal, absoluto) de la materia y del movimiento”
(Cuadernos filosóficos, Ed. rusa). Por otra parte, Leibniz
desarrolló los principios mecanicistas de un desarrollo continuo, sin
saltos y sostuvo que las leyes del movimiento físico estaban
subordinadas a la teleología. En la teoría del conocimiento, Leibniz
se esforzaba por conciliar el racionalismo (ver) y el empirismo (ver),
sobre la base del racionalismo. A la conocida tesis del sensualismo
(ver): “no hay nada en el intelecto que no esté en las sensaciones”,
Leibniz agrega: “excepto el intelecto mismo”.
Leibniz cosecha grandes méritos en el dominio de las matemáticas.
Independientemente de Newton (ver) descubrió el cálculo diferencial e
integral (análisis de los infinitamente pequeños), medio poderoso para
conocer el mundo, que permite a las ciencias no sólo representar los
estados, sino también los procesos, el movimiento. Leibniz formuló
una de las leyes de la lógica formal, la de la razón suficiente.
Principales obras: Nuevo método para determinación de los máximos y de
los mínimos (1684), Nuevo sistema de la naturaleza y de la
comunicación de las substancias (1695), Nuevos ensayos sobre el
entendimiento humano (17001705), Teodicea (1710), Monadología (1714).
Leibniz dejó también una correspondencia importante.
Diccionario filosófico · 1965:264-265
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)
Filósofo alemán, idealista objetivo. Fue el primer presidente de la
Academia de Ciencias de Berlín; desde 1676 hasta el fin de su vida,
ocupó el cargo de bibliotecario del duque de Hannover. Leibniz unía a
conocimientos de Matemática (fue uno de los inventores del cálculo
diferencial), conocimientos de física (preconcibió la ley de la
conservación de la energía); era, además, geólogo, biólogo,
historiador. La filosofía de Leibniz ha de ser examinada como intento
de sintetizar las ideas del materialismo mecanicista (Descartes,
Hobbes) con las de la doctrina aristotélico-escolástica sobre las
formas substanciales activas. Al explicar la realidad, Leibniz
procuraba unir el principio mecánico con la teoría de las mónadas,
expuesta en su Monadologia (1714). Las mónadas, según Leibniz,
constituyen substancias espirituales indivisibles de las que se forma
todo el universo. El número de mónadas es infinito, cada una de ellas
posee percepción y apetición. Leibniz es uno de los fundadores de la
dialéctica idealista alemana. Como indicó Lenin, Leibniz “a través de
la teología llegó al principio de la conexión indisoluble… entre la
materia y el movimiento” (t. XXXVIII, pág. 377). No obstante, al
explicar el movimiento Leibniz incurría en contradicción: a juicio
suyo, las mónadas no actúan recíprocamente entre sí y, al mismo
tiempo, forman un mundo único en movimiento y desarrollo, que es
regulado por la armonía preestablecida, la cual depende de la mónada
suprema (el absoluto, Dios). El concepto de armonía preestablecida
sirvió de base a la parte más reaccionaria de la filosofía de Leibniz,
a su teodicea (Teodicea, 1710). Leibniz orientaba la teoría del
conocimiento –racionalismo idealista– contra el sensualismo y el
empirismo de Locke. A la tesis de Locke: “Nada hay en el intelecto
que no haya estado en las sensaciones”, añadió Leibniz: “excepción
hecha del intelecto mismo”. No compartía las concepciones de Locke
según las cuales la mente es una tabla en blanco (“tabula rasa”),
negaba la experiencia sensorial como fuente de la universalidad y
necesidad del saber y afirmaba que sólo el entendimiento puede ser
dicha fuente, sostenía que el alma contiene desde siempre los
principios de los diversos conceptos y proposiciones, principios que
sólo despiertan… por la acción de los objetos exteriores (Nuevos
ensayos sobre el entendimiento humano, 1704, editada en 1765). En el
fondo, Leibniz presenta una variante de la teoría de Descartes sobre
las ideas innatas, ideas, que, según Leibniz, se hallan incluidas en
el entendimiento de modo análogo a como las vetas de la piedra se
hallan en el bloque de mármol. Consideraba que el criterio de la
verdad estriba en la claridad, en la precisión y en la ausencia de
contradicciones del conocimiento. En consonancia con este criterio,
para comprobar las verdades del entendimiento, según Leibniz, bastan
los principios de la lógica aristotélica (de identidad, de
contradicción y de tercero excluido), para comprobar las “verdades de
hecho” es indispensable el principio de razón suficiente. Se
considera a Leibniz (Russell y otros) como fundador de la lógica
matemática. La concepción del mundo sostenida por Leibniz expresaba
la ideología de compromiso de la burguesía alemana respecto al
feudalismo.
Diccionario de filosofía · 1984:249-250
Gottfried Wilhelm von Leibniz (1646-1716)
Filósofo, científico y personalidad pública alemana. Hizo un gran
aporte al desarrollo de las matemáticas (uno de los creadores del
cálculo diferencial) y de la física (anticipó la ley de la
conservación de la energía); además, se ocupaba de la geología, la
biología, la historia y la lingüística; es autor de una serie de
inventos técnicos. Leibniz empezó su evolución filosófica por el
materialismo mecanicista. Pero, insatisfecho con el carácter pasivo
de la substancia en el marco de esta concepción del mundo, pasó a
ocupar más tarde las posiciones del idealismo objetivo, lo que halló
su expresión en la doctrina de las mónadas (Monadología, 1714). Según
Leibniz, la materia no puede ser substancia, porque posee extensión y,
por tanto, es divisible, mientras que la substancia debe ser
absolutamente simple. Las mónadas son substancias espirituales
indivisibles, de las que se forma todo el Universo. El número de
mónadas es infinito, cada una de ellas posee percepción y aspiración,
lo cual asegura, según Leibniz, la movilidad y el carácter activo de
la substancia. En ello se manifestó la dialéctica de su doctrina.
Pero esta dialéctica era idealista y teológica. A juicio de Leibniz,
las mónadas no interaccionan físicamente unas con otras, pero al mismo
tiempo forman un mundo único en desarrollo y movimiento, regulado por
la armonía preestablecida la cual depende de la mónada superior (lo
absoluto, Dios). El concepto de armonía preestablecida constituyó la
base de la parte más reaccionaria de la filosofía de Leibniz. Su
teoría del conocimiento –racionalismo idealista– está enfilada contra
el sensualismo y el empirismo de Locke. Leibniz no compartía la
opinión de Locke de que el intelecto es una tábula rasa, negaba la
experiencia sensorial como fuente de la universalidad y necesidad del
saber y afirmaba que tal fuente sólo puede ser la razón (Nuevos
ensayos sobre el entendimiento humano, 1704). En esencia, Leibniz
modificó la doctrina cartesiana de las ideas innatas, que, a su
juicio, están contenidas en la razón. Consideraba que el criterio de
la veracidad son la claridad y el carácter no contradictorio del
saber. En conformidad con ello, según Leibniz, para verificar las
verdades de la razón son suficientes las leyes de la lógica
aristotélica (la de la identidad, la contradicción y el tercero
excluido); para comprobar las “verdades de hecho” es necesaria la ley
de la razón suficiente. Leibniz fue el fundador de la lógica
matemática moderna. Consideraba como ideal la creación del lenguaje
(cálculo) universal, que permitiese formalizar todo el pensamiento.
En su actividad sociopolítica, Leibniz expresaba los estados de ánimo
del compromiso de la burguesía alemana con el feudalismo.